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Cardiología:
estudian el origen infeccioso de los infartos
Bacterias
del corazón
Por Joaquín
Mayordomo
El País de Madrid
Un
treinta por ciento de las personas que sufren ataques cardiacos no presenta
factores de riesgo conocidos; es decir, no son hipertensos ni fumadores.
Tampoco tienen el colesterol alto, su peso no es excesivo y hacen ejercicio
con regularidad. Sin embargo, existe otro factor, la inflamación
del sistema coronario, común a todos ellos, que podría considerarse
como la causa del infarto. La pregunta es: ¿qué produce
la infección que provoca esta inflamación? Una docena de
equipos médicos trabajan para confirmar la hipótesis de
que una bacteria es la causa de muchos de los infartos.
¿Qué virus o agente bacteriológico está detrás
de esas patologías cardíacas agudas, que no presentaban
síntomas previos y que suscitan problemas coronarios en miles de
enfermos? La pregunta ha movilizado a los científicos, porque de
su respuesta depende la posibilidad de un viraje en el tratamiento de
estas dolencias y la prevención de un importante porcentaje de
infartos.
Una amplia batería de fármacos
Sean agudos o estables, estos pacientes disponen hoy de una amplia batería
de fármacos. La mayoría de ellos son vasodilatadores y antiinflamatorios
que permiten afrontar la patología coronaria con cierta eficacia,
consiguiéndose en la mayoría de los casos una alta calidad
de vida. Pero si se descubriese que la causa de ese 30 por ciento de cardiopatías
inexplicables es una bacteria, el tratamiento podría hacerse con
antibióticos. Sería, casi, como una revolución. Éste
es el gran reto que hoy se plantean los científicos que investigan
sobre la patología isquémica. Para encontrar una respuesta,
no menos de una docena de equipos del Reino Unido, Alemania, Estados Unidos,
Italia y España llevan más de 15 años trabajando
en ello. Una respuesta que, aseguran los investigadores más optimistas,
tardará en llegar por lo menos dos años.
Un argentino trata de hallar la causa
El cardiólogo argentino Juan Carlos Kaski dirige en el Georges
Hospital de Londres uno de los equipos más prestigiosos entre los
que tratan de hallar la causa de la inflamación cardiovascular.
Kaski estableció un protocolo a finales de los años ochenta
que de alguna manera, probaba la intervención de la bacteria Chlamydia
pneumoniae (Cp) en la inflamación de los tejidos coronarios.
Él fue quien lanzó la teoría. Aunque no por ello
dejó de hacerse la pregunta: ¿es una bacteria inocente
que está por casualidad en los tejidos coronarios o, por el contrario,
llega a ellos de forma activa para desencadenar y acelerar el proceso
inflamatorio?.
La presencia de esta bacteria era mayor en las personas afectadas por
angina de pecho o infarto, por ejemplo, que en aquellas otras que no sufrían
la enfermedad; incluso en las que no estaban enfermas, pero que tenían
más anticuerpos de los normales contra la Chlamydia,
Kasky descubrió que también tenían más posibilidades
de enfermar. El cardiólogoargentino ha probado esta actividad bacteriológica
estudiando a pequeños grupos de afectados; en algunos tejidos enfermos
ha comprobado que la contaminación por Chlamydia es
hasta de un 70 por ciento, y que cuando las placas se rompen coinciden
con un estado activo de la bacteria. Ensayos hechos en laboratorio por
otros equipos confirman los datos de Kasky.
Otros estudios
Estudios más amplios realizados con conejos hipercolesterolémicos
en Nueva Zelanda prueban además, que la bacteria permanece en las
células y produce sustancias inflamatorias que dañan las
arterias, llegando a generar placas que provocan el infarto. Pero si a
estos conejos se les trata con antibióticos, el grosor de los vasos
sanguíneos disminuye rápidamente.
¿Es ésta la evidencia que buscamos?, se pregunta
Kasky. Aún no, porque también han aparecido otros
ensayos en los que los resultados no son tan claros. Creo
que estamos en el camino correcto, señala. Pero aún
han de pasar por lo menos dos años, cuando se conozcan los resultados
de los tres macroestudios epidemiológicos que tenemos en marcha,
para poder afirmar o desmentir que la patología cardiovascular
puede tratarse con antibióticos, concluye.
El descubridor está de acuerdo
También el que fuera premio Príncipe de Asturias 1990 Salvador
Moncada, descubridor del óxido nítrico (ON), de gran importancia
para el tratamiento de las enfermedades coronarias, comparte las precauciones
de Kaski. Pero, si se demostrara esta probabilidad, comenta,
los médicos, incluidos los cardiólogos, se llevarían
una gran sorpresa, porque hasta ahora nadie podía imaginarse que
los problemas cardiovasculares podrían ser tratados con antibióticos.
De la misma opinión es Xavier García-Moll, del servicio
de cardiología de un hospital de Barcelona. García-Moll
cree asimismo, que hay que ser prudentes y esperar, aunque cada
día tengamos más evidencias de que la Chlamydia
es causante de la inflamación arterial y del consiguiente síndrome
agudo. Lo importante de este esfuerzo de más de veinte años
que llevamos investigando para encontrarle una explicación a los
infartos inexplicables, asegura Kasky, es que cada vez conocemos
un poco más de lo que rodea a la patología coronaria.
Y una dificultad añadida, recuerda Kasky, es que no se sabe qué
ocurre en las placas que se forman en el sistema coronario. Conocer
esto, de momento, no es accesible a nuestros elementos diagnósticos.
No sabemos por qué, de golpe, se sueltan las placas, forman el
coágulo y provocan el infarto. La enfermedad coronaria, concluye,
es básicamente un fenómeno inflamatorio, pero la rotura
de las placas sigue siendo un misterio.
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