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Diálogo
con científicos argentinos: Ernesto Calvo
Química
sin tubos de
ensayo
Por Leonardo
Moledo
¿Cómo
es eso de la química sin tubos de ensayo?
Bueno, fíjese que desde la Segunda Guerra mundial hacia acá
hubo un extraordinario desarrollo de la química. En cierto modo,
la química fue la vedette, como la física en la primera
parte de este siglo o la biología molecular en los sesenta, y así
lo percibió la sociedad. Produjo polímeros, fertilizantes,
(y por ende la revolución verde), medicamentos...
... armas...
También. Y la sociedad percibió al químico
como el tipo que hacía todas esas cosas en un laboratorio con retortas,
vidrios, tubos de ensayo. Era la química de laboratorio. Ahora
bien, ¿qué pasó en los últimos años?
¿Y qué pasó?
Terminó la guerra fría.
Sí, eso dicen.
Y la sociedad empezó a ver a la química como responsable
de contaminar y ensuciar el mundo.
Parece que siempre hace falta un enemigo, pero la verdad es que
un poco ensucian, ¿no?
Sí pero la química también es la única
que sabe medir la suciedad, dónde esta sucio y cómo remediarlo.
Bueno, es una suerte.
Decía que se empezó a ver a la química como
la que ensucia. Se redujo la matrícula en todo el mundo (salvo
Japón, por la industria electrónica). Sin embargo, la química
se expresa en la ingeniería de materiales, en la biología
molecular, en la biotecnología, en la microelectrónica,
que no podrían existir si los químicos no entendieran cómo
manipular las moléculas. Hubo algunos desarrollos muy importantes
y recientes que cambiaron la escala. Cuando yo estudié química
en esta Facultad no podía imaginar lo que le escuché a Peter
Atkins en 1980 en Londres...
A ver...
Sabemos que los átomos y las moléculas existen porque
los podemos ver. Ahora, en 1999 no sólo los podemos ver individualmente,
con el microscopio de túnel, sino que los podemos mover, ensamblar
y armar cuerpos moleculares como un mecano o un lego, dependiendo de cuál
es mi audiencia.
Ah, yo todavía juego con legos...
Hablo de la irrupción de la nanotecnología.
Nanotecnología
Explíqueme bien...
Objetos tecnológicos un millón de veces más
chicos que un milímetro. El mercado mundial para el año
dos mil de productos nanotecnológicos ha sido estimado en cien
mil millones de dólares.
¿Pero qué productos?
Medidores de aceleración para los coches, sensores, biosensores,
instrumentos de cirugía que puedan circular por el torrente sanguíneo
en un futuro y luego se destruyan y el gran desafío, computadoras
moleculares, cuando la tecnología del silicio quede obsoleta alrededor
del 2007 o el 2010.
Usted me habla de cosas muy chicas, pero no se ve por qué
una de esas cosas representa una ventaja tan grande...
... motores de una sola molécula y fábricas que procesen
una molécula por vez.
¿Y eso qué es? ¿Moléculas de qué?
¿Cómo es un motor de una sola molécula?
Uno puede imaginarse un medicamento, que se fabrica en un tubo,
en un balón, se fabrican gramos o kilos. Si pasáramos a
fabricar molécula por molécula, en una línea de producción
de tamaño molecular, bajaría enormemente la inversión
de capital en la fábrica, porque las fábricas serían
como chips. O sensores químicos, sensores que miden la cantidad
de moléculas con altísima especificidad. Los grandes laboratorios
ya están investigando el uso de estos chips para hacer mapeo de
medicamentos. Imagínese un chip que tenga diez mil pozos, diez
mil agujeritos de volumen tan pequeño que cada uno aloja una célula
cancerosa y un medicamento levemente diferente uno a otro, y un nanosensor
mide la diferencia de comportamiento. Y una computadora con inteligencia
artificial puede procesar esa enorme información y decidir por
química combinatoria cuáles son efectivos y cuáles
no. No hablamos de ciencia ficción, hablamos de cosas en las cuales
se está invirtiendo mucho dinero.
Ayer estaba leyendo el libro de un sociólogo de la ciencia
donde decía que todas esas cosas en realidad no existen, son simples
construcciones sociales, juegos de poder y trampas que se tienden los
laboratorios.
Pregúntele a un diabético. Esas cosas yo las veo,
las toco y la sociedad las usa.
Y las empresas patentan esos juegos de poder.
Motorola va a comercializar en dos años el Lab on the chip.
Entonces, ¿qué es química sin tubos de ensayo? La
mezcla de la química con la microelectrónica. Con una gota
de sangre del paciente, en 20 segundos se tienen todas la variables del
paciente y todos los datos que el médico necesita. Otros ejemplos
de lo mismo: nariz electrónica para catar cervezas, cafés,
oler vacas con acetonuria.... es un arreglo de sensores múltiples
que miden inespecíficamente y luego por técnicas de inteligencia
artificial se pueden distinguir dos clase de cerveza o de café,
o la homogeneidad de partidas. El Dr. Martín Negri, aquí,
en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA ha desarrollado una, y más
bien es electrónica y mecánica que un juego de poder. No
sé si huele sociólogos todavía.
Si llega a oler sociólogos de la ciencia por lo menos,
se descompone.
Inmunosensores de Chagas o de HIV con aplicaciones tan variadas
como medio ambiente, salud o alimentos, que pueden ser comercializados
por pymes, no sólo por las grandes compañías. Se
construyen con la misma tecnología serigráfica (de estampado
con tintas) que se usa para hacer camisetas.
Se imprimen.
Sí. También pueden integrarse a tecnología
del silicio, a chips del silicio, que puede tercerizarse en el exterior.
Chips de ADN para detectarenfermedades genéticas o cáncer,
ya empiezan a ser una realidad. Podemos llamar a todo esto ingeniería
molecular. Para que esto funcione y se haga realidad en la Argentina necesitamos
del trabajo interdisciplinario de químicos, ingenieros electrónicos,
biólogos.
Mientras no incorporen sociólogos, van a seguir avanzando.
Creo que hay suficientes problemas de desempleo y de encuestas de
opinión como para entretener a los sociólogos con lo que
saben hacer bien.
No, si yo no tengo nada contra los sociólogos. Mi mejor
amigo de la infancia era sociólogo.
Adaptarse a la electrónica
Para hacer estos sistemas nanotecnológicos la química
tiene que adaptarse a la electrónica e introducir el concepto de
organización que tiene la biología. Imagínese moléculas
pequeñas, que se organizan para dar nucleótidos, proteínas,
ácidos nucleicos, tejidos, órganos, organismos. De la misma
manera, átomos y moléculas que se organizan para dar materiales
con los cuales se hacen transistores, que se integran en circuitos, que
a su vez forman parte de computadoras. Esa química sin tubos de
ensayo es la que tenemos que aprender para construir dispositivos moleculares
como transistores que reconozcan glucosa y produzcan una señal
eléctrica.
No parece fácil.
Y no lo es. Hay desafíos científicos muy grandes.
Queremos poner las moléculas donde las necesitamos y no donde van
a ir espontáneamente. Es interesante, porque esto de armar moléculas
específicas, construir y jugar con átomos...
¿...?
Permite construir estructuras muy complejas. Mirkin, en Estados
Unidos, agarró una secuencia de ADN, les pegó una nanoestructura
de oro o de semiconductor, una pelotita de 5 nanómetros, y luego,
con una técnica especial, formó la doble cadena espontáneamente,
obteniendo un cuerpo molecular en tres dimensiones, donde cada pelotita
estaba exactamente espaciada de las otras en una red tridimensional.
¿Y para qué hizo eso?
Por ejemplo, para almacenar información, hacer una memoria
en una computadora molecular. Podemos hacer memorias, transistores, chips,
receptores manipulando las moléculas.
Memoria molecular, autos y bebés
¿Y cómo guarda la información una molécula?
Tiene muchas formas, cambiando alguna propiedad. Hasta ahora las
computadoras están basadas en dos estados posibles, las moléculas
pueden almacenar cientos o miles de estados vibracionales o electrónicos.
Acá hay un punto interesante... los átomos artificiales,
Es decir...
Agregados de cientos de átomos por ejemplo de carbono, y
que no se comportan como un material en volumen ni como un átomo
individual han sido la curiosidad de los físicos. Son grupos de
átomos, de muchos átomos cuyas propiedades son intermedias,
entre los átomos individuales y los materiales formados por más
de 100. 000. 000. 000. 000.000. 000. 000. 000 átomos.
Unos cuantos, por cierto...
Sirven como materiales de memoria, para almacenar estados, o sirven
para producir emisión de luz... tienen un tamaño comparable
a la longitud de onda de un electrón y permiten hacer transistores
de un sólo electrón que se espera constituyan los circuitos
electrónicos de los próximos dieza treinta años.
Se calcula que para el 2030, esto ya va a estar en estado de tener productos
que se van a ver en el mercado.
Y en el supermercado.
Literalmente. Muy próximamente en cada góndola de
supermercado habrá sensores que detecten moléculas que revelan
si se cortó la cadena de frío en algún alimento.
La computadora que tienen los autos más modernos, con carburador
electrónico, recibe señales de sensores que miden la temperatura,
la posición del pistón y la concentración de oxígeno,
y optimizan la combustión, y en esos sensores (el sensor consiste
en un semiconductor de óxidos de zirconio que cambia su resistencia
eléctrica con el contenido de oxígeno en la mezcla de aire
y nafta) hay química sin tubos de ensayos. Cuando nace un bebé,
puede monitorearse la concentración de oxígeno a través
de la piel con un sensor basado en los mismos principios.
¿Cómo es el sensor para un bebé?
Las moléculas de oxígeno toman electrones de un microlectrodo
metálico y se transforman en agua oxigenada, y la corriente que
circula mide la concentración de oxígeno y garantiza que
no haya sufrimiento fetal. De la misma manera se mide el anestésico
que recibe la madre en la sangre del bebé. Hay una tendencia en
los hospitales a tener un biochip que sea un sensor múltiple, que
con una gota de sangre permite medir sodio, calcio, potasio, pH, urea,
colesterol, glucosa, instantáneamente, en una pantalla.
Laboratorios y materiales inteligentes
Bueno, no hacen falta tubos de ensayo...¿y cómo
son los laboratorios de este tipo de química?
Más parecidos a laboratorios de física o ingeniería
electrónica, en lugar de tener alambiques de vidrio, hay líquidos
circulando por canales de uno a diez diezmilésimos de milímetro
y expuestos a máquinas moleculares dentro de cosas que van a parecerse
a computadoras en lugar de alambiques.
¿Qué hubiera dicho Lavoisier?
Justamente, esto se puede hacer por el trabajo que hicieron muchos
químicos con tubos de ensayo, que permitieron entender las propiedades
de las moléculas para poder dominarlas.... La química no
desapareció, no podría haber biología molecular sin
química..
¿Y por qué sigue siendo química?
Porque química es entender los sistemas a nivel molecular,
se usa todo lo demás, pero la impronta es comprender, manipular
y manejar moléculas, medir, predecir sus propiedades y ensamblarlas
en bloques para hacer materiales de propiedades predefinidas, materiales
inteligentes
Materiales inteligentes...
Materiales que se adaptan a los requerimientos de la ingeniería,
polímeros conductores, sistemas optoelectrónicos, sistemas
que puedan comunicarse con luz y que puedan hacer un trabajo químico
determinado.
Treinta años no es nada
Hay distintas cosas, lo que vamos a ver ya, como éstas, y
lo que vamos a ver dentro de 30 años.
¿Qué vamos a ver dentro de 30?
Motores de una sola molécula, que copian el mecanismo de
cilias de organismos unicelulares, pero son totalmente sintéticos,
y que mueven, como engranajes, moléculas de a una. Ya se hizo una
molécula que gira continuamente en un sentido, como si fuera una
rueda, al ser iluminada con luz ultravioleta, y entonces podría
transportar moleculitas más chicas, de a una, en una línea
de producción en nano escala como lo había predichoDrexler.
Son fábricas moleculares... yo estuve en Pekín en el 95
y los tipos estaban fabricando engranajes moleculares y motores moleculares...
Hablando de Pekín... ¿y en la facultad?
Autoensamblamos moléculas para hacer biosensores y las miramos
individualmente con microscopios de fuerza atómica y túnel,
pero tenemos que hacerlo con físicos que desarrollan esos microscopios
y con biólogos moleculares que conocen las propiedades de esas
biomoléculas. Y ahora estamos empezando a incorporar ingenieros
electrónicos que puedan procesar señales que generan estas
moléculas. Al fin y al cabo, el glucómetro que se desarrolló
en Cambridge y que Abbot compró en 1600 millones de dólares,
y que se usa para los diabéticos, es algo que se hizo en un laboratorio
como el nuestro de la facultad, no mucho más. Nosotros jugamos
ese juego, ese juego entre la búsqueda de conocimiento y la solución
de demandas sociales, como en el Galileo de Brecht... y lo juegan nuestros
colegas en el mundo desarrollado todo el tiempo, los mismos que publican
en Nature y Science patentan esas ideas.
El efecto 2030
Me está hablando del 2030, y esas cosas... Impresiona un
poco.
Si no reforzamos la investigación básica ahora, vamos
a ser analfabetos quizás en el 2010, o en el 2030. La gente de
Motorola, del departamento de prospectiva, y que está instalando
un laboratorio en Brasil, vino a ver qué gente tenemos. Visitó
La Plata, Bariloche y nuestra Facultad para discutir estos problemas.
O sea, hay gente que tiene visión.
Y que piensa que lo que se hace en la Argentina puede servir. Lo
que pasa es que nuestros políticos son ignorantes del valor económico
de la ciencia, que no se compra, sino que debe desarrollarse en la sociedad.
Si de repente en el 2010 dicen quiero tener ciencia no se
puede hacer de repente. Están pensando en el dos mil tres.
Tal vez el día en que la Bolsa de Buenos Aires se interese
por estas cosas, empezaremos a ver un cambio....
El futuro, aunque parezca mentira, se decide en los laboratorios.
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