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Diálogo
con la astrofísica Jocelyn Bell
Dentro
de muy poco
entenderemos la materia oscura
Por X. Pujol
Gebelli
El País de Madrid
Jocelyn
Bell inscribió su nombre en la historia de la astrofísica
en 1967 cuando, desde la Universidad de Cambridge y junto con su maestro
Antony Hewish, dio cuenta del primer púlsar que se logró
detectar. Por el descubrimiento, Hewish y Martin Ryle recibieron el Premio
Nobel en 1974. Bell no ha separado la vista desde entonces de estos cuerpos
pulsantes. Actualmente está en la Universidad de Princeton, Estados
Unidos, pero esta astrofísica, nacida en Belfast en 1943, piensa
regresar al Reino Unido para culminar sus investigaciones sobre la segunda
de sus grandes pasiones, el estudio de sistemas binarios compuestos por
estrellas de neutrones y agujeros negros.
Se dice que el estudio de los púlsares aporta poco al
conocimiento. ¿Está de acuerdo?
Depende del interés de cada uno. Yo los encuentro fascinantes.
Su descubrimiento abrió nuevas expectativas en astronomía.
Por una parte, demostró que existían cuerpos compactos y,
como consecuencia, la existencia de los agujeros negros se hizo más
factible, más real. También permitió dar un paso
más en la validación de la teoría de la relatividad
de Einstein. Finalmente, nos están dando la oportunidad de estudiar
mejor nuestra galaxia, saber cuánta materia oscura hay y cuán
masiva es.
Un
púlsar es como un faro
¿Cómo define un púlsar?
El púlsar, o radiopúlsar, es algo así como
un faro. Se trata de un cuerpo extraordinariamente compacto que rota sobre
sí mismo emitiendo radio-ondas. Calculamos que su masa es de unos
mil cuatrillones de toneladas para un tamaño que apenas supera
los 10 kilómetros de radio. En cuanto a su origen, es el resultado
de una explosión catastrófica y final de una gran estrella
con un tamaño diez veces mayor que nuestro Sol.
¿Es ése realmente el origen?
Hay, en efecto, varias teorías pero ésta parece más
probable. En el universo hay estrellas muy grandes que, al final de su
vida, agotan el combustible que llevan en su núcleo. El núcleo
se colapsa y el resto explota. De esas explosiones, y en un margen de
tiempo muy reducido, menos de 30 segundos, se forman minerales como oro,
plata y platino. Muy probablemente el oro que encontramos en la Tierra
procede de esas explosiones.
No se observan muchas de estas grandes explosiones. ¿Por
qué?
Son más frecuentes de lo que se supone. La Nebulosa del Cangrejo
y la Supernova 1987A son las más famosas pero en una galaxia como
la Vía Láctea es muy probable que se produzca una explosión
de este tipo al menos una vez cada 100 años. Lo que pasa es que
son difíciles de observar por la presencia de polvo estelar. En
otras galaxias son mucho más visibles.
Todo
arranca con Einstein
¿Qué tiene que ver la materia oscura con un púlsar?
La historia arranca de nuevo con Einstein, en este caso con la definición
de la constante cosmológica. El universo continúa en expansióny
parece, por descubrimientos recientes, que está acelerándose,
algo que Einstein ya intuyó. Creemos que la materia oscura juega
un papel determinante en este mecanismo.
¿Y cuál es ese papel?
Sabemos que existe materia oscura por la dinámica de las
galaxias, pero es algo que aún no somos capaces de entender. La
expansión del universo depende de cuanta fuerza gravitacional existe,
y ésta depende de la cantidad de materia, oscura o no, que pueda
haber. En términos generales, la materia física conocida
representa tan sólo el 5 por ciento de la que existe en el universo.
El resto, el 95 por ciento, es esa materia oscura. El estudio de los púlsares
y de otros objetos, así como de las fuerzas gravitacionales, nos
permitirán entender pronto su naturaleza.
¿Entre esos cuerpos están las estrellas de neutrones?
Probablemente. En mi caso trabajo en un sistema binario en la Constelación
del Cisne (Cygnus X-3) en la que una estrella orbita a la otra. Una de
ellas distorsiona a la estrella compañera, de modo que le extrae
materia. En cada órbita, acelera la velocidad de la estrella compañera
y se emiten ondas gravitatorias.
¿Es posible detectarlas?
Se están construyendo equipos para detectarla y pronto estarán
disponibles. De momento trabajamos con equipamientos menos sensibles en
Italia, Alemania y Estados Unidos que deberían proporcionarnos
los primeros datos el próximo año.
¿Permitirán esos datos determinar qué estrellas
componen el sistema?
No, en todo caso, indicarán que se produce esa aceleración
en cada vuelta que una da a la otra. Sea como fuere, creemos que el sistema
está compuesto por una estrella de neutrones y un agujero negro
que acabarán fusionándose, pero no sabemos cuál es
una u otra. Ambos son cuerpos muy masivos y difíciles de distinguir,
en especial el agujero negro ya que sólo puede detectarse si está
en compañía de otra estrella.
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