Lencería
de guerra
Los
encajes, los corsés, los portaligas, las medias siliconadas,
toda la artillería de ropa interior con reminiscencias porno
ha abandonado su escondite en casas especializadas y es incorporada
por las marcas más caras y prestigiosas. Hoy está bien
visto jugar por un rato a ser una chica mala.
Por Victoria Lescano
Las
nuevas apuestas de las marcas de ropa interior dejan claro que las medias
con portaligas ya no son exclusivas para emular las tardes prostibularias
de Catherine Deneuve en Belle de Jour ni los conjuntos de animal print
exclusivos de acosadoras sexuales de jóvenes a lo Anne Bancroft
en El Graduado.
El diseñador Giorgio Saint Angelo, un italiano que creció
en la Argentina, cuando en los setenta ingresó en la firma Dupont,
intentó trasladar los maillots con tiritas que las brasileñas
tomaron prestado de los bosquimanos en el mercado americano sin mayores
resultados. Al tiempo que corsés y corpiños balconette
en rojo carmín adornan vidrieras de lencerías locales
con tal candor como si se tratara de inocentes pañuelos de mano,
la tienda americana Victorias Secret incluyó modelitos
de cola less en microtul de nylon en oposición a las trusas gigantes
de uso habitual en las americanas, Gap los copió para su colección
de básicos y en la Argentina hasta la firma local Sol y Oro,
con tradición por bombachitas naif consideradas un éxito
de ventas en lencerías de todo el país, incluye ahora
modelos mínimos, cercanos a la estética de chicas vestidas
para matar.
Otros indicadores del furor de la lencería erótica como
parte del establishment de la moda son las camisetas en microtul de
nylon, en versión de estampados animal o simplemente blancas
o negras, y los soutiens modeladores y reductores, que en lugar del
inexpresivo cotín de otros tiempos ahora ostentan combinaciones
de encajes en degradé y transparencias con cristal Swarovski.
Buena parte de las prendas más seductoras de este siglo se deben
al ingenio de Frederick Mellinger, un ex ignoto empleado de un estudio
de cine que se inspiró en las batas de marabú y chinelitas
haciendo juego que usaban las femmes fatales del celuloide. Su famosa
tienda Frederik of Hollywood funciona como museo de la lencería
y exhibe desde los corsés con puntilla con que Mae West subvirtió
los códigos de moralidad de los cincuenta, bodies y bragas con
agujeros en puntos estratégicos una constante en los diseños
de nuestra bizarra Encaje de medianoche a las medias con red usadas
por Madonna y los corpiños favoritos de Cher.
Su astucia comercial le permitió cautivar fetichistas de sitios
tan remotos como Japón, Alemania y Sudamérica gracias
al catálogo con el slogan El estilo Hollywood es el que
él adora y sumar 68 tiendas en el territorio de Estados
Unidos. Con una apuesta estética más elegante, la firma
La Perla, creada en 1950 por Ada Masotti, es la mayor generadora de
tendencias en el universo de la corsetería. En Internet promociona
campañas encubiertas en tratados sobre el deseo acompañadas
de ensayos fotográficos plagados de erotismo.
Rojo
shocking
Hoy los rojos son un clásico y dejaron de ser indicadores
de un estereotipo de mujer, nosotros lo incluimos en todas las familias
de productos, tanto en puntillas como en el algodón y es el tercer
color en importancia en nuestra paleta después del blanco y el
negro, aparece aun en pinceladas en los elásticos de las líneas
más jóvenes. Al mismo tiempo cada vez hay más exaltación
de las curvas y después de años de guiarme por una figura
más andrógina tuve que agrandar las tasas de los corpiños
para resaltar el busto, cuenta Rosita Drescher, factotum de Caro
Cuore.
Uno de sus grandes éxitos de ventas es la colección cristal,
tejidos transparentes en tonos azulados, bordó y grises, que
en el momento de su lanzamiento estuvieron a punto de provocarle una
sublevación de representantes y vendedoras que en muchos casos
se negaban a mostrarlos porque parecía ropa para putas.
El corsé blanco es una de las prendas más compradas
para seducir sin perder elegancia, muchas de sus usuarias son mujeres
de cincuenta años y se los compran sin ninguna culpa, agrega
Drescher, quien cree que la nueva incorporación de modelos cola
less en el mercado americano no responde a criterios de seducción
sino simplemente a que ellas buscan una prenda que no les marque
y no conocen la tanga.
En el último desfile celebrado por la marca en un salón
del Hyatt se pudieron ver los primeros ejemplares de ropa interior sin
costuras; una combinación de hilados Tactel con diseños
minimalistas y corpiños bandeau que francamente sólo
sientan bien a las modelos acompañados de pantalones y
abrigos de nylon.
La cola argentina
Vanity
Fair, la firma americana de ropa interior cuya licencia aquí
está en manos del Grupo Conindar, decidió que al desembarcar
en la Argentina debía cambiar el estilo romántico con
camisones de Laura Ingalls y floripondios de moral victoriana, reemplazando
las bombachas xxl por tangas y microbikinis más vinculadas con
la compulsión por mostrar los glúteos de las mujeres criollas.
También apostaron a reemplazar la puesta en escena de los locales
que en la sucursal de la Quinta Avenida simulan la intimidad hogareña
mediante cajoneras con estampados de flores y papeles perfumados por
vidrieras más abiertas y con las prendas más sexies en
exhibición porque con los nuevos hábitos de consumo
la gente sólo va a pasear al shopping y se decide a entrar a
un local si ve algo que le atrae demasiado como para justificar la compra.
La diseñadora Viviana Lange, responsable de modificar el estilo
y las nuevas colecciones de la firma, se refiere a las relaciones entre
la moda y la segunda piel: Siempre la ropa interior depende de
lo externo, en los últimos años la moda de los pantalones
de tiro bajo nos obligó a las marcas a modificar el diseño
de bombachas que si uno mira hacia atrás en el calendario de
la moda nunca antes habían sido tan derechas. Hoy uno de nuestros
modelos más vendidos son las panties sin costura que desarrollamos
en talleres que antes se dedicaban a la confección de medias.
De la misma manera para acompañar el uso de la transparencias,
se impuso llevar algo de puntilla debajo. Ahora cada vez más
se usa que el bretel sea del mismo color de la remera y o, intencionalmente,
en tonoscontrastantes. Atentos a este último recurso otra
de las novedades del diseño de ropa interior son las tiritas
de corpiño que se pueden cambiar de acuerdo con el color del
vestido que acompañan.
Lange ve en la avanzada de la artillería sexy una consecuencia
de la evolución textil: Muchas mujeres se inclinaban por
el algodón sólo por sus cualidades de absorción
y la nobleza para evitar irritaciones de la piel, pero esos beneficios
ahora se logran con los nuevos materiales sintéticos, que permiten
recurrir tanto a líneas muy simples sin costuras como a otras
más sofisticadas, sin sacrificar comodidad.
Como
el fetiche más arriesgado de la colección destaca un corset
con puntilla francesa y tul español, junto con panties cola less
en estampado animal, que para ella van a parar a los cajoncitos del
mismo perfil de consumidoras. Otras novedades en su bunker de Conindar,
donde antaño funcionó la compañía RCA Victor,
son conjuntos en tonos turquesas, fucsias y amarillos y un modelo de
corpiño multifuncional, con la capacidad de que sus breteles
se adaptan a cinco fórmulas de uso de acuerdo con el modelo de
vestido.
La vuelta al fetiche
Después de tanto minimalismo y furor de básicos
se respira una vuelta al fetichismo y una mirada sobre la moda acompañada
de más humor. Yo siempre traslado esas consignas como referentes
estéticos a todas las producciones, cuenta Andrés
Pastor, responsable de la búsqueda de artillería para
seducir que adorna las producciones de los fotógrafos Gabriel
Rocca y Andy Cherniavsky. Así como en tiempos de sesiones sadomasoquistas
ingenuas las modelos inventaban sus propios atuendos
(Bettie Page llegó a desarrollar una línea de ropa interior
para las producciones en calesitas y parques de diversiones), él
toma elementos de casas de strippers del Once como bombachas de cuero
con corazones y la leyenda facciamo lamore, panties
con efigies de Papá Noel o una botella de champaña a modo
de estampado que incluyen en sus trabajos para la revista DMode o los
calendarios temáticos para el programa Sábado bus,
donde las actrices locales mutan en mujeres pin up. También transforma
conjuntos de feria americana de raso agregándole autitos de cotillón
o alas para simulacros de colegialas, diosas de la aviación o
mujeres cupido.
Es gracioso porque muchos de los personajes que llamamos para
las producciones después nos cuentan que los llamaron directores
de cine para protagonizar personajes similares. La última fue
la actriz Victoria Onetto, que luego de hacer una producción
en un hotel alojamiento y con parafernalia sexy que transformé
con conjuntos encontrados en una feria americana un director le ofreció
hacer de actriz porno, cuenta Pastor.
Las compulsivas
Una
vez me crucé con una compradora de la tienda Saaks en una feria
de moda y al ver mis diseños me preguntó por qué
gastaba puntilla en la cola, si total las mujeres allí no se
miran. Me sorprendió muchísimo la observación porque
mis clientas siempre me plantean lo contrario, cuenta Karina Rabollini.
La oficina del segundo subsuelo de Arenales al 1100 está decorada
con muebles y estanterías de pino Oregon, muestrarios de sus
emblemáticos tules en tonos de verde, bordó y beige con
finos bordados y en un rincón un retrato de ella posando cual
Venus de Botticelli con un traje que usó para un carnaval de
Río y del que hace autocrítica argumentando que hoy
prefiero la pintura más austera.
Desde que incursionó en el diseño de ropa interior para
la firma Warners (la misma que en 1914 compró el primer modelo
de corpiño, por entonces dos pañuelos con una cinta rosa
a la joven americana Mary Jacobs por 1500 dólares), apuesta a
básicos donde se imponen los materiales barrocos: gasas, encajes,
bordados en hilos dorados constituyen su trade mark y ella cita como
referente la estética impuesta por la marca italiana La Perla.
Antes de lanzar un nuevo producto a la venta recurre a pruebas de uso
ylavado, mediante muestras que son testeadas por ella y sus empleadas
durante meses.
Para Rabollini la tendencia de la ropa interior cada vez más
sexy es una consecuencia de la evolución textil: Al incorporarse
las transparencias la ropa interior pasó a ser más visible,
se tiene más conciencia y cada vez más se compra ropa
interior en casas especializadas. Cuando empecé con colores y
me animé a diseñar una línea azul mientras que
las demás marcas no salían del repertorio del blanco y
del negro, los corredores la observaban escandalizados. Hoy esos conjuntos
azules con bordados en marfil son mi caballito de batalla. Para la última
en tonos coral con bordados me remití a los dictados en colores
de Gucci y Prada porque la etiqueta en ropa interior impone que la diferencia
cromática entre interior y exterior sea cada vez más invisible.
Como éxito de ventas entre sus consumidoras destaca: Tengo
compradoras compulsivas de batas de gasa blanca, hay mujeres que empiezan
llevando un corset y el portaligas de rigor y luego incluyen cada nueva
variación que aparece en esa línea hasta volverse coleccionistas,
y otras que compran el mismo modelo de corpiño en todos los colores
disponibles.
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