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El líder de
U2 justifica su adhesión a la campaña Drop the
debt (Eliminen la deuda) y propone un nuevo Live Aid
La campaña Jubileo
2000 pide que las naciones desarrolladas condonen la deuda
externa de los países más pobres del Tercer Mundo.
Y Bono se ha hecho cargo de la organización de un megarrecital
que apoye ese pedido, el 19 de junio en Colonia cuando se reúna
el grupo de los siete países más ricos. Allí,
además de U2, tocarían R.E.M., Beastie Boys, Madonna,
los Rolling Stones y Michael Jackson, reviviendo el ¿adormecido?
espíritu salvador del rock and roll. Sobre eso opinan
tres músicos argentinos y Damon Albarn, de Blur, dice
lo suyo.
Como estrella pop tengo dos instintos. Quiero
divertirme y quiero cambiar el mundo. No estoy solo. En el año
nuevo de 1999 hay una chance para hacer las dos cosas. Las expectativas
ante una fecha vagamente ilegítima (según el calendario)
es aun así una energía que debe ser utilizada.
La dupla del milenio no es lo suficientemente grande para envolver
toda esta anticipación. Es cierto que es un nuevo orden
mundial, pero una población saciada de información
y medios puede ver el hecho de que mucha gente en este planeta
está hambrienta y enojada. Hay un circo cibernético
planeado, pero no hay pan. Se vuelve difícil disfrutar
de la fiesta cuando los rostros del hambre y la explotación
se apoyan en el vidrio de nuestros televisores, mirándonos,
mirando lejos. Bien.
En los 80 Bob Geldof reaccionó de un modo visceral
antes estas mismas imágenes, y convocó a una generación
consentida de la que estoy orgulloso de formar parte, para lograr
algo que tuvo no poco significado. Live Aid recaudó 200
millones de dólares para Africa.
La rabia es la única respuesta cuando uno se da cuenta
de que ésa es la suma que se gasta cada semana en los
países más pobres de Africa para pagar la
deuda externa. Africa les debe 227 billones a sus acreedores
occidentales: 379 por cada hombre, mujer y niño del Africa.
Podrían destinar eso sólo para sus niños.
Lo mismo ocurre en Honduras y Nicaragua: sus ciudadanos se dieron
cuenta de que cargan con 1,5 millón por día en
pago de deuda externa. Hay que considerar que por cada dólar
que Occidente les da a los países en vías de desarrollo,
ellos entregan 9 en deuda. Como Larry Elliot dijo en este diario
la semana pasada, en estos tiempos no existen cárceles
de deudores para la gente. Tenemos cárceles de deudores
para países.
Mucho después de que nuestros gobiernos y bancos han solicitado
y financiado a espantosos dictadores, mucho después de
que ellos se han ido, sus sucesores han tenido que continuar
con la carga. Entonces, Live Aid y Comic Relief son sólo
el principio. La gente no quiere migajas del banquete. No quieren
caridad: quieren sentarse a la mesa.
Ambos bandos tienen parte de culpa. Hay una mezcla de mala distribución,
malos préstamos, malos planes económicos y mala
suerte. Jubilee 200 dice borren esas deudas imposibles de pagar
en el año 2000, y que sea un proceso abierto, justo y
transparente. Pongan en su lugar una nueva disciplina de intercambio
para evitar que las deudas empiecen a crecer otra vez.
Yo estoy con Jubilee 2000.
El nuevo milenio es un momento clave. Tenemos que aprovechar
ese momento. No es un tiempo para facciones, para sectas rígidas
o cruzadas ideológicas. Jubilee 2000 no es ninguna de
esas cosas. Jubilee 2000 es de todos los partidos políticos.
Es amplio. Inclusivo e internacional. Es una emergente y fresca
convergencia de diferentes grupos, incluidos elementos conservadores,
que reconocen que las reglas de los dueños del dinero
han ido demasiado lejos.
El diario conservador Wall Street Journal describió el
mes pasado a los costos de las deudas de algunos países
del Tercer Mundo como obscenos y llamó a un
concurso de acreedores para manejar el tema. Jeffrey Sachs, el
ex arquitecto de la terapia de choque ultramonetarista
de la Rusia postsoviética argumentó que la necesidad
primordial para los países más pobres es la inmediata
cancelación de las deudas. Y el Adam Smith Institute
explicó la semana pasada que al cancelar una deuda imposible
de pagar no sólo mejoramos los estándares
de vida de los países desesperadamente pobres sino que
les damos la chance y la inversión para que se embarquen
en el camino que genera riqueza y trabajo. La cancelación
nos interesa tanto como a ellos
El año nuevo de 1999 será una circunstancia única.
Y tenemos unos cuantos actores únicos, que creo están
listos para enfrentarse a las implicaciones de sus guiones. Tony
Blair es uno de esos actores. También lo es Gordon Brown.
Los grandes gestos son los que hacen a una actuaciónbuena.
El sentido de la oportunidad lo es todo. Gerhard Schröeder
es otro protagonista. El recuerda los tiempos duros de Alemania
después de la guerra y cómo la cancelación
de la deuda mediante el Plan Marshall salvó a generaciones
de alemanes de repetir los horrores de los 20 y los 30.
Con el inicio del nuevo milenio, creo que estará listo
para su papel. Y también lo estará Bill Clinton.
En realidad puedo parecer naive, pero creo que ellos tienen la
voluntad. Pero sólo encontrarán el camino si hay
una extraordinaria reacción pública. El milenio
es un momento clave y tenemos que aprovecharlo. La gente de los
90 puede sentirse en ocasiones desafectada o no comprometida
políticamente, pero tienen conciencia. Yo estoy en el
negocio de la música, el negocio del volumen. Provocar
mucho ruido es algo que los músicos hacemos bien. Pueden
llamarlo fosforescencia. Vemos una chance ahí para una
idea que no sólo le dará significado a nuestro
milenio sino a nuestra generación.
Tuve llamados de gente como la cantante Lauryn Hill (que está
embarazada), Pavarotti, Oasis, Smashing Pumpkins, REM, Beastie
Boys, Michael Jackson y el bendito Bob Geldof. Agreguen a esta
lista al TUC, al BMA, Christian Aid y otros y empezarán
a tener esa amplia convergencia que terminó con la esclavitud
y eventualmente con el apartheid. Pero no puede mantenerse indefinidamente.
Existe sólo en este momento. Y no debemos dejarlo pasar.
Bono Desde Dublín
(The Guardian,
derechos exclusivos
de Página/12)
Tres y
uno
Andrés Giménez
(A.N.I.M.A.L.): Creo que la
idea está buena. Mientras no tengamos que pagar... Me
parece bárbaro que Bono haya abierto la boca, porque es
un tipo con poder dentro de la industria de la música.
Por ahí, nosotros podríamos hacer lo mismo, pero
nadie nos daría bola. Igualmente, veo muy difícil
que pueda concretarse, porque hay muchos intereses en juego y
no estamos hablando de poco dinero. Es una moneda grande... Creo
que no basta con que tipos grossos como Bowie o Bono hablen del
tema, porque es muy complicado, pero el intento vale. Y todos
los músicos de los países del Tercer Mundo deberíamos
apoyarlo.
Javier Calamaro: Es una gran gesta, una linda gesta utópica.
Desgraciadamente, no me parece que sea muy realista. Me parece
genial cualquier cosa que venga por ese lado, pero justo se metieron
con algo realmente imposible. Resulta lógico que salga
de dentro de la industria de la música, aunque esto lo
digo por una experiencia propia que tampoco es demasiado válida,
ya que yo no logré vender cinco mil discos de Pampa del
indio, que era para un beneficio de perfil muchísimo más
bajo. Es un gesto muy bueno, porque con la intención puede
sentarse precedente.
Juanchi Baleirón
(Los Pericos): Yo tengo una
versión chomskiana del tema, creo que por un lado está
lo que debería ser y por el otro la triste realidad. Mi
visión es pesimista. Me encanta la postura romántica
de Bono y adhiero a eso, ya que él siempre estuvo en causas
polenta y está cerca del ser humano mundial. Me parece
una quijotada, en el buen sentido: ni en pedo los bancos internacionales
van a hacer que dejemos de pagar. Es más, si ellos vinieran
y dijeran que nos perdonan la deuda, me preguntaría por
qué lo hacen, cuál es el truco.
Damon Albarn (Blur): Los músicos y los artistas no deberían
tener nada que ver con algo como esto. Su poder debería
estar en la música, en sus palabras y en sus imágenes.
Bono tiene buenas intenciones, y probablemente tenga un gran
corazón, pero la idea de miles de personas, todos unidos,
todos demostrando este gran sentimiento... El nivel de hipocresía
en esto de estar todos juntos levantando los brazos porque las
deuda del Tercer Mundo quede abolida, es profundamente occidental.
No es
el primer salvataje
Desinteresados ejemplos de solidaridad propios
de la grandeza de los artistas. O sólo actos de contricción
de estrellas que, de vez en cuando, miran para abajo y se sienten
culpables de nadar entre billetes. Dos puntos de vista para interpretar
estos megaeventos humanitarios del rock, con tres grandes antecedentes,
uno por década:
Concierto por Bangladesh: organizado por George Harrison,
a beneficio de los hambrientos de aquel país asiático.
Se realizó el 1º y 2 de agosto de 1971, en el Madison
Square Garden de Nueva York, con Bob Dylan, Ringo Starr, Leon
Russell, Ravi Shankar y el propio Harrison. El beneficio de los
recitales, una película y un disco triple, vino mal: en
el 72 se entregaron dos millones de dólares, pero
en 1981 una auditoría encontró irregularidades
y posibilitó una nuevo cheque para Unicef, esta vez por
8,8 millones.
Live Aid: En los 80, el líder de los Boomtown Rats
(y protagonista de The Wall), Bob Geldof, se sintió impactado
por un documental de la BBC sobre Etiopía. Entonces, conformó
un grupo de notables (Band Aid, con Boy George, Paul McCartney,
George Michael, Phil Collins, Sting y más) con el que
lanzó el single Do they know its Christmas?,
que vendió dos millones de copias en diez días.
Del otro lado del Atlántico se armó otro combo,
USA for Africa, que publicó We are the world,
con Bruce Springsteen, Michael Jackson, Stevie Wonder, Bob Dylan
y más, sumando cuarenta millones de dólares. Así
fue tomando forma Live Aid, dos conciertos simultáneos
que se realizaron el 13 de julio de 1985 en el Wembley Stadium
(Inglaterra) y el JFK Stadium de Filadelfia (Estados Unidos).
Fue el show benéfico más importante de la historia:
Queen, David Bowie, The Who, Elton John, Paul McCartney, Madonna,
Neil Young, Eric Clapton, Mick Jagger, Led Zeppelin (con Phil
Collins), Bob Dylan con Keith Richards y Ron Wood, entre otros,
permitieron una recaudación total que superó los
ciento veinte millones de dólares.
Tibetan Freedom Concert: recitales para juntar fondos y concientizar
a la gente sobre la causa de los tibetanos, invadidos por China
desde hace más de cuarenta años. Hasta ahora hubo
tres conciertos, siempre bajo la organización de Adam
Yauch (Beastie Boys). El primero fue el 15 y 16 de junio de 1996,
en San Francisco; el segundo el 7 de junio de 1997, en Nueva
York (hay un CD triple que documenta este show); y el último
el 13 y 14 de junio de 1998, en Washington. Por allí ha
pasado la crema del rock de los noventa: Pulp, Beck, U2, Blur,
Björk, Sean Lennon, Perry Farrel, Radiohead, R.E.M., Sonic
Youth, Pearl Jam, Foo Fighters, Noel Gallagher, The Fugees. La
recaudación total supera, en tres años, los setenta
millones de dólares. Para este año, la fundación
Milarepa planea hacer conciertos simultáneos en varios
puntos del planeta.
Claves
de la movida
La campaña Jubilee 2000, cuya cara visible es el inolvidable
Muhammad Alí, atendiendo a la tradición bíblica
que llama año del jubileo al año en
que los esclavos son puestos en libertad y las deudas son perdonadas,
propone la cancelación definitiva de la deuda internacional
de los países más pobres del Tercer Mundo (ojo,
la Argentina no está incluida en el pedido).
lEl movimiento se inició a la par de la reunión
del llamado G-8 (los ocho países desarrollados más
poderosos del mundo), en Denver, en julio de 1997. Según
estadísticas oficiales, la deuda de los países
en vías de desarrollo supera los 2 trillones de dólares.
Algunos, los más severamente endeudados, deben 250 billones
de dólares.
lEjemplos: países de la zona Sub-Sahara (Africa) gastan
más cada año en pagos de sus deudas que lo que
invierten en educación primaria y programas de salud.
En Nicaragua, los pagos exceden el total de lo derivado para
programas sociales, a pesar de que tres de cada cuatro personas
viven bajo la denominada línea de pobreza
y que uno de cada cinco niños sufre de desnutrición.
lUtopía: si se lograra la condonación total de
la deuda de estos países, se calcula que se salvaría
la vida de siete millones de niños antes del 2000. |