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Todo x 1.99 y algo más

Birabent en España
Un nuevo azar

Subterfuge Records, un sello español, acaba de editar Azar, el primer disco de Antonio Birabent en la península Ibérica. A diferencia de su predecesor/homónimo argentino, añadieron dos canciones: una versión de “I am waiting for the man” de Velvet Underground y un remix de “Madrid” hecho por Big Toxic, technomaster español por excelencia (ha compuesto música para los espectáculos de La Fura dels Baus y ha remezclado, entre otros, a Nine in Nails). Birabent y Big Toxic ya la interpretaron juntos en el escenario de la emblemática sala El Sol de Madrid. Además, el diseño y las fotografías son distintas y el señor Birabent ha prescindido del “Antonio”. Parece que la prensa especializada está encantada (“Birabent da lecciones de nueva sensibilidad, del manejo de todos los artificios musicales contemporáneos para hacer canciones emocionantes...” han dicho). Felicitado.


El proyecto solista del líder de Prodigy
Liam DJ

Siguiendo la reciente modalidad ya instaurada por Moby, Chemical Brothers, Fatboy Slim, Nicolette, Jon Carter, Dimitri From Paris y un largo etc, Liam Howlett (líder y mentor absoluto del sonido de Prodigy) acaba de editar su álbum Prodigy present: The dirtchamber sessions volume one, desempeñándose exclusivamente como disc jockey, una actividad nada nueva para él, pero que nunca antes había llevado al disco. Utilizando material de su variada y frondosa colección, Liam nos descubre pistas que han influenciado directamente al sonido de su grupo (como “Give the drummer some” de Ultramagnetic Mcs, de donde tomó la inspiración para “Smack my bitch up”) y no guarda ningún rencor hacia los Beastie Boys (con quienes Prodigy tuvo un problema durante el último festival de Reading), incluyendo varios de sus temas. Se trata de un arduo y esmerado trabajo artesanal, donde Liam toma fragmentos de temas: la parte vocal en el caso de los Charlatans, la canción casi entera (“New York” de los Sex Pistols) o solo una pequeña muestra rítmica o instrumental (la apertura con “The Big Beat” de Billy Squier que, pese a todo, no figura en los frondosos créditos), a las que somete a diferentes tratamientos (equalizado, loopeado, sampleado, cambio de tempo, agregado de efectos), superponiéndolas y mezclándolas, hasta conseguir (en varias ocasiones) algo parecido a un tema diferente. No tan arriesgado como el Endtroducing de Dj Shadow, pero tampoco limitándose a pegar un disco tras otro (como en el caso de Nicolette), Liam elabora una obra que tiene un, quizás inconsciente, punto de contacto con la música concreta y el serialismo (disciplinas pertenecientes a la llamada “música culta”), consiguiendo un resultado de claras intenciones estéticas y conceptuales, no demasiado apto para las pistas de baile (los temas cambian demasiado bruscamente, en una sucesión vertiginosa que no permite instalarse en ningún sitio y los ritmos a veces no son estereotipadamente “dance”). El tecnomaster de Essex condensa 50 temas en 51 minutos (agrupados en 8 segmentos), en una ecléctica mezcla que abarca brit pop (Charlatans), militantes del break beat (Fatboy Slim, Chemical Brothers, Propellerheads, Bomb the Bass, los propios Prodigy), pioneros del rap (Digital Underground, Public Enemy, LL Cool J, Grandmaster Flash), punk (Sex Pistols), sacerdotes de la alternatividad (Jane’s Addiction, Primal Scream), adelantados de la electrónica 90’s (KLF, Meat Beat Manifesto, Coldcut, Renegade Soundwave), jazzeros de mente abierta (el seminal “Rock it” de Herbie Hancock) , neoprogresivos 70’s ultra underground (Babe Ruth), tímidos niños indie (Belle and Sebastian), oscuros peones del noise rock (Medicine) y neo soul lujoso (Barry White). Toda una lección de apertura mental que deberían tener en cuenta muchos defensores de la electrónica. No debemos confundir The Dirtchamber con un álbum de Prodigy, pero proporcionará a sus seguidores varias pistas para entender los más profundos cimientos de su sonido: no todo es pararse los pelos y gritar ¡firestarter!, ¡firestarter!

M.M.


Poesía uruguaya
EL CUARTETO DE ELLOS

“Palomo”
Estaba una noche aburrido/ ni siquiera pasaban el partido/ mi mujer ya se había dormido/ por suerte, porque ya me tiene podrido/ y yo, que siempre fui un palomo/ de tanto laburar me duele el lomo/ la guita me da solo pa’lo que como/ ese día todo me importó un pomo.
Y fui hasta lo de mi hermana/ que me dijo: ‘probá marihuana’/ y yo nunca había probado nada/ ni siquiera había fumado un Nevada/ empecé a toser y a hacer arcadas/ y mi hermana que está medio salada/ me dijo “palomo, no servís pa’nada”/ y se acabó mi porro de una pitada/ porque siempre fui un Palomo. Y fui a lo de una vecina/ que me dijo “probá cocaína”/ y ella llamó a sus dos niñas/ y enseguida armaron cuatro líneas/ cuando mi nariz estaba cerca/ estornudé y voló al diablo la merca/ y ella me dijo “palomo me das pena/ ahora con qué entretengo a las nenas”/ porque siempre fui un Palomo.
Y fui a lo del tío Mongo/ que me dijo “probá té de hongos/ pero hacelo vos solo/ están en el armario del fondo”/ y yo me tiré en el suelo/ a esperar a los cucumelos/ y el tío me dijo “Palomo no embromes/ hiciste el té con los champiñones”/ porque siempre fui un Palomo.
Por eso yo le pido señor oficial/ sólo fue curiosidad/ no lo vuelvo a hacer más/ sólo a usted le voy a comprar/ porque siempre fui un Palomo.

Roberto Musso

Desde hace unos quince años, los uruguayos de El Cuarteto de Nos vienen entregando depravadas joyas rockeras para el beneplácito -y las carcajadas- de sus fans, al lado de las cuales éxitos arribistas como Los Sultanes (“Decile que lo quiero”) son apenas un poroto. Con la excusa de la edición de un nuevo álbum (¡¡¡Esta!!!, BMG Uruguay) el grupo cruzará el charco para tocar a fin de mes en el Ciclo Molotov. Esta letra es apenas una muestra de lo que se podrá ver en el Centro Cultural Ricardo Rojas. No será la última.