FERNANDO SANCHEZ
FOTOS: NORA LEZANO
Si éste fuera un pasquín sensacionalista, el título de esta nota podría ser Los John y Yoko del rock nacional se confiesan. Pero no: éste no es un tabloide amarillo y, la verdad, tampoco se trata de las intimidades de Iván Noble y Natalia Oreiro sino de Palo Pandolfo y Karina Cohen, pareja en la vida real. Cantante y corista -respectivamente- de Los Visitantes cuando se suben juntos a un escenario.
A poco de la salida de Desequilibrio y antes de enterarse de que dentro de siete meses serán padres, Palo y Karina se sentaron a charlar. Del último disco hablaron poco, aunque con entusiasmo desbordante. Como en la cola de un banco, los temas salen y la conversación deriva hacia terrenos un tanto más intrincados. De la vida en pareja y el rock indie, Palo y Karina pasan, con el mismo fervor, a trazar teorías y conceptos para nada alocados sobre el periodismo reaccionario, el socialismo y los créditos para las cooperativas de trabajo. En síntesis: ¡tiemblan Duhalde y De la Rúa! ¿Palo presidente?
Palo y Karina comparten una casa en Paso del Rey, penúltima estación del Ferrocarril Sarmiento, viejo y destartalado tren del Oeste.
¿En qué viajan al centro?
Palo: Viajamos al Centro en Lujanera, o en remis cuando paga la compañía. Y en el bondi hago mucha lectura. Lo bueno de no tener auto es la lectura.
Palo es de Flores, y juntos, los Pandolfo vivieron en Castelar, en Moreno... ¿Los Visitantes integran la camada de bandas rockeras del Oeste?
P: Nosotros somos una pareja del Oeste, pero no somos un grupo del Oeste. Somos apátridas: hay gente del Sur, gente de Devoto, de Flores, pero el grupo no tiene un arraigo barrial. Ningún barrio se identifica con nosotros. Flores, por ejemplo, no se identifica conmigo, pero yo sí con Flores. Yo amo mi barrio.
Desde su primer disco, Salud universal, Los Visitantes se la pasan mezclando rock con folklore y tango. ¿Es un grupo precursor del rock latino?
P: No creo en el rock latino, ni en ninguna música que no tenga raíces en la tierra. Creo en el tango, en el rock, en la chacarera, en el blues, en el hot jazz y en el carnavalito. ¿Pero en el hot carnavalito..? ¿Rock latino? Está bien, es como decir Si van, yo voy, pero de ahí a creer... Una vez leí que si uno necesita creer en algo significa que ese algo no existe.
Karina: Además, si uno se enrosca en esas cosas, después tenés el problema de verte obligado a permanecer en eso. Y no está bueno, porque mañana podés tener ganas de hacer otra cosa.
P: Lo que hay que buscar es la esencia, y nuestra esencia rioplatense es bastante evidente. En un punto, yo también limito mi geografía musical a un país. Aunque no lo acepte como sistema, lo vivo así, porque es una cuestión cultural, no tanto política.
En algunas entrevistas hechas el año pasado, Palo se ha declarado públicamente socialista. ¿Es necesario aclarar que el socialismo y las fronteras son incompatibles?
P: Sí, claro. Es un sistema internacional. Pasa que el socialismo fue mal aplicado por Stalin.
¡Ups! Palo Pandolfo parece que es trotskista.
P: No, no... Pero de última, me quedo con Trotsky.
K: ¡Trotskismo psicodélico! ¡Qué bueno..!
P: Acá hay una generación masacrada. Muchos eran peronistas. Y los mataron los mismos peronistas, los de la Triple A. Eran pibes que pensaban en el socialismo desde la Argentina, y fueron barridos por el fascismo aliado con la oligarquía ilustrada, la Triple A, los servicios de Inteligencia y las Fuerzas Armadas. Claro, también tiraban bombas. Eso es, evidentemente, una actitud reaccionaria... Igual, yo no soy un gran lectordel marxismo ni del trotskismo. Pero me gusta la idea política del socialismo, y creo que una aplicación del socialismo hoy sería otorgar créditos para cooperativas de trabajo, para fundar nuevos lugares agrícolo-ganaderos en el interior del país. Para descentralizar la Capital y eliminar los bolsones de miseria, que son púas con las cuales ningún poder puede ser poderoso. Yo no digo salir a conquistar Latinoamérica, pero sí ser un poco más justos, fundar una nueva ciudad. Acá nomás, a 500 kilómetros al noroeste, en el sur de Córdoba, el norte de Buenos Aires... Ahí hay toda una franja de tierra súper fértil que hay que aprovechar. Sólo hacen falta un par de ingenieros de distintas áreas, hacer contratos de trabajo e involucrar gente, crear cooperativas. Que la gente se comprometa y exista disciplina, con la idea de ir a trabajar de verdad. Si acá está todo por hacerse. Acá todo el mundo está acostumbrado a pedir: pedís y te dan. En Buenos Aires, pedís en la pizzería y te dan un poquito; pedís en la calle y te dan otro poquito. Yo voy, canto dos canciones y me dan otro poquito, vos me hacés un reportaje y te dan un poquito... Todo el mundo consigue algo, pero hay que laburar. La conciencia del trabajo debe ser revigorizada con créditos del Estado.
Créditos para pequeñas empresas, trabajo cooperativo... ¿Cómo harán Los Visitantes para trasladar estas ideas a las canciones?
P: No, las ideas en las canciones no aparecen. Las canciones son momentos de libertad. Una letra es libre, no tiene asidero. Yo te hablo de política porque prefiero eso antes que hablar de las canciones, porque de las canciones, ¿qué te puedo decir? Las canciones son entidades, cosas que ocurren, me pasan. Nunca pienso una canción, siempre ocurre. Después de que está lista, te puedo hacer 800 mil discursos. Lo que más me gusta hacer en la vida es inventar varias lecturas de las cosas, y de las canciones también.
Cuando aparecieron Los Visitantes con Karina Cohen como integrante del grupo, a algunos se les cruzaron los cables. Aunque no se trate del primer caso de matrimonio sobre el escenario.
K: Es loco, porque después de que pasó todo eso, hay mucha gente que no sabe que somos pareja y viene y me pregunta: ¿Che, vos tenés onda con Palo? (risas). En realidad, creo que a los que más les molestó fue a los periodistas. La gente nunca me gritó ¡Andá a lavar los platos!
P: ¿Qué decís? La gente te ama. Ella baila, se pone loca, canta, toca y es parte del show. Es parte de la onda. A mí me chupa un huevo si es mi mujer o no. Ella está en la historia y punto. Se van a cagar. Ella está y listo. Si te gusta bien, y si no, andá a la concha de tu madre. Está porque se ganó el lugar en mi corazón. Y claro que está bien. A ver si vas a cuestionar si el bajista está ahí porque es amigo mío... Ella siempre escribió e hizo canciones. Yo la conocí antes de que Don Cornelio grabara, y todo lo que fue Don Cornelio fue inspirado en ella: ella me ayudó a llegar a un disco, y me dio la energía necesaria para que yo me sienta seguro como persona. Es la que me apoyó todo el tiempo.
K: Al principio me rayaba. Leía cada cosa...
P: Y ahora también: como ella es una chica, es fácil ensañarse con ella.
K: Es que a veces había mala leche. Así que todo es una maravilla y yo soy la boluda... Parece que se tornó insoportable que yo fuera su mujer y cantara en la banda. Pero ya fue, se van a cagar.
P: Igual, no me interesa hablar de otra gente. El tema es cómo te sentís vos, cómo me siento yo, nosotros.
K: Arriba del escenario desaparece todo. Cambia, y no sé si sigo siendo la mujer de Palo. Es otro planeta.
P: En un escenario te sentís sola. Es otro lugar, sos del grupo, de la canción, de la energía. Igual, es muy agradable cuando hay un solo de guitarra, o cuando yo no toco la guitarra y bailamos. Esos gestos delibertad, de cagarnos en todo, de darnos un beso tipo ¡Vení para acá, Negra!, me parece que son gestos formidables que el arte necesita.
Verlos hablar e interrumpirse mutuamente permite imaginar cómo es la vida cotidiana de la pareja. Pregunta: ¿cómo harán para que los asuntos del trabajo no se mezclen con las cosas de todos los días, tipo ¡No dejes las medias sucias tiradas por ahí!?
P: Todavía no podemos encontrar la paz, porque no desconectarnos nunca de Los Visitantes. Y encima tenemos dos grupos: Los Verbonautas y Los Visitantes. Los Verbonautas somos ella y yo, pero en realidad es una idea de ella, ¡porque ella es brillante! ¡Ella es la que tiene las mejores ideas, loco! ¡¿Si no por qué creés que la quiero?! Ella es la que sabe, la brillante... Ponelo, si no es injusto... Ahora tenemos dos grupos, y cuando paramos con uno arranca el otro y se hace medio un matete. Y como yo soy gritón y me siento el jefe de todos, empiezo a gritar. Y como ella es la brillante, la sensible, quiere que le hable y bueno, yo grito y de repente nos cagamos a puteadas. Es lo más difícil: la convivencia antes de cenar, cuando yo sigo hablando por teléfono... Es difícil, yo hago música porque soy vago, me gusta la vagancia y al final laburo el triple de lo que labura la gente común; no tengo horarios, laburo todo el día.
K: Es que no nos levantamos para ir a la oficina, pero tampoco salimos nunca de la oficina.
P: Somos una empresa independiente. Tenemos un amigo que es asistente, pero no hay manager. Está todo producido por nosotros, y así es como podemos tocar a dos pesos, a beneficio de un comedor... Hacemos lo que se nos canta las pelotas, tocamos donde queremos. Y todo pasa por mí y por Federico, el bajista. Somos una cooperativa de partes iguales y los shows los repartimos entre los seis músicos más el asistente, que es nuestro plomo universal y guía espiritual. Pasa que nadie puede manejarte mejor que vos mismo.
Un tema de los 90. Palo, que viene dándole a la guitarrita desde la década del 80, sabe que antes la independencia no era un valor en sí mismo. Ahora, en cambio, es casi fundamental.
P:
Es que al rock se le piden cosas que al país no se le piden. En realidad, el que se preocupa por lo independiente se preocupa por la parte estética de lo independiente. El que habla de lo indie, en realidad se preocupa por la estética, algo que te puede dar Nirvana, que es un grupo de una multinacional. La estética indie te la vendo: me corto el pelo, me pongo un agujero en el pantalón, hago ¡grrrrr! todo el día y soy indie. La vida es muy psicodélica como para andar diciendo cómo tiene que ser: indie, no indie. Si estoy casado o no... Paren un poco, relájense...
Privilegio
Al menos públicamente y hasta el momento (se dice que hay una larga lista "en espera"), Los Visitantes tienen el dudoso privilegio de ser la primera víctima argentina de la fusión Universal Music-Polygram, que ya ha dejado varias bandas por el camino en el primer mundo (con compañías enteras como Decca, por ejemplo). Después de haber editado los dos últimos discos de la banda (Maderita y Desequilibrio), la compañía resolvió cancelar el contrato que preveía la publicación de un tercer disco y la opción a un cuarto. Desde la banda, la versión oficial es sin comentarios, o algo así. Palo prefirió no hablar del tema, aunque afirmó al No que el disco todavía estaba vivo y que la situación no los afecta en lo más mínimo. Por lo pronto, se sabe que Desequilibrio lleva vendidas entre 12 y 15 mil copias, cifra nada despreciable para el alicaído mercado rockero local. ¿Que será de Los Visitantes? Ya recibieron oferta de otro sello, pero todavía no decidieron qué hacer.