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El combativo cantante de Rage Against the Machine fue contactado por el No en pleno proceso de grabación del nuevo disco de la banda (que saldrá en abril) y, sin problemas pese a su fama de poco amigo de los periodistas, reveló particularidades de su infancia y adolescencia. También tuvo tiempo (y ganas) para reconocer las contradicciones que lo envuelven en su doble rol de estrella de rock y abanderado de los humildes.

Nelson Cuevas Desde Los Angeles

Conseguir que Zack de La Rocha hable es tan complicado como hacer callar a Courtney Love. Es un individuo difícil con un pasado misterioso y que se niega a explicar sus letras. Hablará vagamente acerca de crecer como un chicano discriminado en un suburbio blanco y rico de Irvine, California, y dirá que está orgulloso de su banda. Sí le gusta discutir acerca de política.

-¿Por qué sos tan elusivo?

-¿Creés que lo soy? No pretendo serlo. Hoy estuve limpiando mi casa, que estaba en un estado lamentable. Estuve hace varios días en el estudio y todavía no logré acomodarme de nuevo.

-¿En qué estás trabajando, además del disco?

-Una combinación de cosas musicales y no musicales. Soy miembro de un grupo de músicos, artistas y estudiantes que están tratando de crear un espacio de acción directa entre la gente del este de Los Angeles. Estamos tratando de crear un centro de recursos populares y resistencia, tratando de mantener un diálogo comunitario acerca de políticas de Estado que los afecten. Ultimamente estamos tratando de conseguir un status gratuito para el centro. Es una pesadilla burocrática.

-¿Ayuda tu perfil público?

-Creo que sí, un poco. Aunque quiero restarle importancia porque quiero que esto crezca por sí mismo.

-¿Este centro es más importante para vos que RATM?

-Personalmente, no reconozco fronteras entre música y acción política. Pero como artista, puedo sentarme a hablar pavadas y recolectar cheques de royalties. No veo eso como mi rol, no me siento cómodo.

-¿Se mezclan el rock y la política? Las bandas que hacen pública su relación con la política y la caridad frecuentemente parecen pensar que mejora su imagen pública.

-¿No sería terrible que de pronto todas las bandas tuvieran algo para decir? (Risas). Creo que RATM, en un punto, se ha convertido en un medio alternativo para la gente joven o para las personas que los medios corporativos están interesadas en discriminar, o en asegurarse que no sean políticamente activas. Si Rage puede informar directamente a esta gente, no veo un problema con eso. En cuanto a acrecentar mi imagen pública, no estoy expuesto en términos de prensa. Mi rol en promocionar la banda es muy limitado. No me preocupo por eso. Quiero que mis preocupaciones entren en acción en la comunidad. No creo que la música que tocamos o nuestro mensaje tenga un efecto real en términos de educar a la comunidad ... a menos que integremos nuestras ideas con los trabajadores pobres de las comunidades de las que venimos.

-¿Entonces estás libre del ego de un estrella de rock?

-Bueno, trato de mantener los pies en la tierra. Tengo muchas dificultades con mi posición por la popularidad de la banda. Estoy en guerra constante con eso. Una persona a la que se le presta tanta atención está destinada a entrar en conflicto consigo misma y trato de aliviarlo todo lo que puedo, aunque estoy seguro de que me afectó de algún modo.

-Pero seguramente no podés salir al escenario sin ego ...

-Una de las cosas que empecé a entender es que no ha sido una elección para mí. Crear música y expresarme es una manera de sobrevivir. No tenía dirección. Estaba alienado por el sistema educativo. No tenía lugar ahí, por muchas razones. La primera, que mi padre era un artista y un activista de los ‘70 que había formado una comunidad artística. Fue el primer grupo de arte chicano que tuvo una exhibición en el museo de arte de Los Angeles. Y fue muy importante para refirmar la identidad chicana. Pero era un tipo con muchos problemas y abusó mentalmente de mí durante toda mi vida. Lo que hizo que me fuera imposible aclimatarme el rígido sistema educativo.

-¿Por qué tenías problemas en casa?

-Ese era un factor. Otro era que como chicano en un barrio blanco, de alguna manera me veía obligado a llevar martillos, a transformarme en obrero. Otra era tragarse la historia de blancos ricos en la escuela todo el tiempo, la historia contada por los ganadores. Me sentía perdido y temeroso en ese ambiente. Se me hacía muy complicado ser buen alumno en ese entorno académico.

-¿Te sentías libre de hablar en clase?

-Fui mudo hasta que empecé a escuchar a los Sex Pistols, Minor Theart y Bad Brains. Cuando cumplí 16 años.

-¿Cuando te politizaste, dejaste de ser un mudo virtual?

-No, tuvo más que ver con darme cuenta cómo era, quién era yo realmente y cómo debía situarme en el sistema económico norteamericano. Empecé a identificarme con los más pobres de mi comunidad.

-Aunque creciste en un barrio de clase media.

-Sí, pero no era rico. Vivía en una casa comunitaria de estudiantes con mi mamá. Era una casa fea, llena de cucarachas. Nunca tuve privilegios.

-Hasta que te convertiste en una estrella de rock.

-La primera vez que vi una gran cantidad de dinero fue el cheque de 5000 dólares de Epic (su sello discográfico), que usamos para comprar equipos.

-¿Te sentiste culpable por eso?

-No. Para nada.

-Mucha gente que no tuvo plata se siente culpable cuando empieza a ganar dinero.

-Es verdad que tengo un poco de culpa ahora, pero no en ese momento.

-¿Cómo hace una banda que se autodefine como marxista para manejarse con compañías discográficas masivas? ¿Estarías tan feliz con RATM si siguieran haciendo demos que venden en shows?

-Eso hacía antes de Rage. Mi primera banda, Inside Out, estaba en un pequeño sello indie y estábamos felices tocando en la costa este y la oeste. En ese momento, tenía 19 años, estaba influenciado por Bob Marley, The Clash y Public Enemy. Veía que ellos usaban la música para abrir cabezas. Me daba curiosidad lo que una compañía masiva multinacional como Sony hacía con ellos. Aunque mucha gente nos critica por dormir con nuestros enemigos, estoy en desacuerdo. Creo que es una situación de explotación. El tipo de información que la gente puede obtener como resultado de usar a Sony es mucho más importante que las desventajas.

-¿Te sentís escéptico en cuanto al futuro? ¿Te importa quién triunfe en las próximas elecciones?

-Veo poca diferencia entre los dos partidos. Sirven al mismo propósito ... no hay diferencias entre un capitalista liberal y uno conservador. No tengo fe, ni me alineo ni le reconozco legitimidad al sistema político actual. Lo que he visto, dada que estoy involucrado con las comunidades, es más rabia en los movimientos estudiantiles, que se involucran con las luchas de obreros y de comunidades indígenas de México. Eso me hace feliz. Particularmente respecto de los zapatistas, porque representan algo nuevo. Desde la caída de la URSS, han cuestionado al sistema económico globalizado. Estuve un tiempo con ellos y traté de aprender lo más posible del movimiento y me sentí apoyado. Aunque el futuro sea terrible, porque habrá mucha lucha y sangre derramada.

-Hay un juego en el site de Internet de RATM donde te metés en tu cabeza y tratás de comer un montón de imágenes hasta que se acaba el tiempo. Entre las fotos están las de Clinton, Hitler, el Che Guevara, el Duce ...

-No lo vi, porque todavía estoy aprendiendo a usar la computadora. Es excelente. ¿El Duce está ahí? Guau. ¡Voy a mirarlo! Al menos la gente está empezando a identificarlos. Pero la verdad es que siento que Internet evita que la gente salga a la calle y se involucre con cosas que pasan en el mundo real.