Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
NO

todo x 1,99

Clara de noche

Convivir con virus

Fue

Será

Ediciones anteriores

 

Jueves 19 de Agosto de 1999

tapa tapa del no

EXCLUSIVO: EL PELADO CORDERA ANALIZA EL WATCHA TOUR

“Tocamos en
la boca del lobo”

El domingo en Los Angeles terminó la gira de rock latino más grande y ambiciosa que se haya realizado en Estados Unidos hasta ahora, con resultados artísticos óptimos y mucho por mejorar en lo organizativo. Aquí, imágenes de los shows del domingo en el Greek Theatre y el lúcido testimonio del cantante de la Bersuit, ansioso por volver antes del domingo para ver Lanús-Boca.

La gira
“Fue un cambio brutal salir de España y llegar a acá. Hicimos 6100 kilómetros de Miami a Los Angeles, recorriendo lo que sería toda la zona fronteriza con México. Entonces vimos mucho el colapso que hay entre el latino, fundamentalmente el mexicano, y el gringo propiamente dicho. El mexicano para defenderse del fascismo y del nacionalismo que hay acá, de alguna manera reacciona con más nacionalismo. Así que presentarnos en el marco de lo que era una gira con bandas del tamaño de Café Tacuba, Control Machete y Molotov, que están muy bien con su gente, fue como jugar de visitante. Y si a eso le sumás ese nacionalismo exacerbado de la gente que se fue de su país y vive aquí, todo resultó muy enriquecedor para nosotros: tocar sin un público que te mime, que sea complaciente con lo que hacés, fue difícil. O seducías con tu onda o te equivocabas mal, siempre en una línea muy delgada entre una cosa y otra. Hubo recitales en donde pudimos levantar a la gente y hubo recitales que nos tiraron monedas”.

 

Estados Unidos
“Este es un país en el que no quisiera vivir, verdaderamente creo que no se puede hacer nada. En el micro que subimos había una multa de 500 dólares por cagar en el baño y 1000 dólares por vomitar, dos cosas que nosotros hacemos habitualmente en las giras... Así que esa libertad que proclama el modelo de estadounidense y a la cual muchos políticos argentinos quieren asumir como propia, es siniestra. Yo traté de venir sin ningún prejuicio, y eso fue difícil porque tengo una idea política contracultural muy clara –en el fondo de mi alma tengo un profundo desprecio por el modelo norteamericano–, pero traté de venir “limpio” para percibir realmente qué pasa acá. Pero la verdad que no pude. Es muy fuerte, la rigidez moral, la cosa fría, el consumo exarcebado, la cultura de lo banal... Sentí que éste es el país más represor que haya pisado: creo que no se puede hacer. No sé qué es lo que se puede hacer. Es muy difícil para cualquier argentino pensar un modelo de país como éste, sería imposible que la Argentina viva alguna situación de las que se están viviendo acá”.

Las bandas
“Tuvimos buena onda con las bandas mexicanas. Ellos son más cautos para entregarse en las relaciones, es como más desconfiado, así que fue muy importante para nosotros establecer una buena relación con los chicos de Tacuba, Molotov, Control Machete. Se jugaron muchos partidos de fútbol, con los Kuryaki, los Muertos... Lo que sentí con esta gira es que se puede armar una movida para que todos se beneficien. Aunque cueste creerlo, porque en Argentina es como que las bandas se cortan solas y buscan un lugar privilegiado para ellas, yo creo que cuando se hacen movidas de esta clase, todos se benefician. Te cuento una: en San José, a los pibes de los Kuryaki les tocó subir al escenario después de Café Tacuba, lo que es una aberración porque los Tacuba son lo más fuerte. Así que imaginate que después de ellos, con todos los mexicanos borrachos, aparecieron los IKV y se las vieron muy mal. Entonces, los chicos pidieron ayuda por el micrófono y fuimos todas las bandas arriba del escenario, a hacerles el aguante, a cantar con ellos. Me gustaría que alguna vez pase eso en Argentina”.

El boom latino
“Hasta ahora ha habido una penetración fulminante de lo que sería la cultura americana, con sus supermercados, con sus hamburgueserías, con sus cocacolas, con sus ejércitos, con su música. Y creo que están muy aburridos ahora, necesitando consumir otras culturas. Encontrar cosas en otras culturas que les sirvan como respuesta a lo que les pasa, a su total aburrimiento. Este sistema está llegando a un colapso muy fuerte, tengo lasensación de que aquí no hay nada por hacer... Entonces, lo que puede llegar a pasar con Bersuit y con otras bandas latinas es que se abra una puerta muy importante para que la cultura latinoamericana ingrese. Nosotros fuimos esponjas de ellos y ahora creo que es el tiempo de que Estados Unidos sea la esponja. Es el momento. Nosotros, por otro lado, estamos viviendo una experiencia de vida y ha sido muy importante tener huevos para tocar en la boca del lobo, éste es un país bastante hostil para nuestra idiosincrasia”.

 


Inteligente y reaccionario

“¿Pagarían buena plata para ver un festival donde banditas como Smash Mouth, Semisonic y Jimmie’s Chicken Shack tocan tantos minutos como U2, los Rolling Stones y Radiohead? Este plan democrático de que todos los sets duraran 30 minutos ocasionó que los mejores shows quedaran cortos, y que la parada del Watcha Tour en el Greek Theatre el domingo se convirtiera en el principal motivo de que el festival del rock en español terminara siendo un Trámite. Doce bandas tocaron en 6 horas, con grupos importantes como Café Tacuba y Molotov y otros desconocidos como Viva Malpache y Puya....
... Exceptuando el emocionante show de los argentinos Bersuit Vergarabat, los otros shows sólo generaron escaso interés. En su extraña e intensa media hora, el grupo de nueve integrantes mostró una identidad musical palpable, con canciones densas y complicadas, con ritmos carnavalescos como la murga, y una mixtura de inteligente –aunque reaccionario– discurso político.
Vestido con un pijama, pelado y con una barbita puntiaguda, el cantante Gustavo Cordera parecía un trovador medieval sacado de un film de Ingmar Bergman. Antes de irse del escenario, se bajó los pantalones para mostrarle su trasero al público, y se quejó de la represión cuando la audiencia, predeciblemente, lo abucheó.
Pero la canción “Señor Cobranza”, un ataque sin precedentes a la corrupción de los gobiernos latinoamericanos, fue uno de los mejores momentos del festival. Tocada con un tempo un poco más lento que su versión de estudio, fue enriquecida por un asombroso solo de piano eléctrico que le agregó sutileza musical a su incendiario mensaje”.

(Párrafos extractados de la reseña firmada
por Ernesto Lechner, publicada en el diario
Los Angeles Times el lunes pasado.)