Los
discos y los artistas que definieron la década
Qué
han hecho ellos para merecer
esto
El recuento y la selección dejan margen, por supuesto, para poner/sacar/poner
y volver a sacar. Es parte de la religión. Aquí van, entonces,
sesenta discos claves para entender estos diez años desde el mundo
pop-rock y varios de los personajes que hicieron algo por merecer un lugar
de privilegio. No es una versión definitiva de la historia, ni
mucho menos, simplemente un acercamiento a la música que hizo de
los noventa un tiempo más placentero y agradable de estar y vivir.
)))
Mercury Rev. Yerself is Steam (91). Uno de los debuts más impactantes
de la década, combinando el ruido de Jesus and Mary Chain con la
hipnosis de los Roxy Music experimentales y una dosis de demencia absolutamente
propia, con planos sonoros irreales, voces deformadas y lírica
alucinada. Chequear también Deserters Songs (98) donde se
reinventan virando a un clasicismo orquestado de alto vuelo.
)))
Massive Attack. Blue Lines (91). El disco que disparó esa fusión
comatosa de hip hop y soul que se denominó trip hop. Utilizando
samplers, bandejas, instrumentos convencionales y un tándem rotativo
de cantantes consiguen un sonido seductor y elegante, luego obligatorio
en los sectores más chic, con una descendencia (Olive, Morcheeba)
no siempre tan inspirada.
)))GunsnRoses.
Use Your Illusion (91).
Shockearon en el 87 con Appetite for Destruction, pero fueron ineludibles
durante los primeros 90, desatando algo parecido a una efímera
beatlemanía (en Bs. As. una chica llegó a suicidarse por
no poder ir a verlos). En este monumental segundo álbum (¡doble
cd!) amplían sorpresivamente los límites sonoros su clásico
hard rock, con Coma como estandarte.
El
ermitaño
En 1991, cuando aparecieron las dos versiones de Use your
illusion, todo parecía que ésta sería la década
de GunsnRoses: el grupo vendía millones de discos y
se embarcaba en gira mundiales extenuantes, que los trajeron dos veces
a Buenos Aires (con funciones a pleno en River). La primera fue pura controversia:
el nunca confirmado rumor de que Axl había quemado una bandera
argentina lanzado desde Ambito Financiero provocó amenazas
de bombas, les allanaron el hotel, la visita fue repudiada por Quarracino
(otra vez) y ¡Seineldín!, y Menem dijo que los muchachos
eran unos forajidos a quienes le hubiese gustado prohibir.
El tuvo que salir a mostrarse desde los balcones del Hyatt como un turista
orgulloso de pisar suelo argentino (ver foto). Sin embargo, los shows
fueron demoledores y el grupo volvió para cerrar el tour. Y luego,
el silencio. Axl echó a todos sus ex compinches, se quedó
con el nombre de la banda y se recluyó. Todos los años se
anunciaba un nuevo disco de los Guns, pero era falsa alarma. Ahora se
dice que vuelven en el 2000, hay una recopilación de tomas en vivo
y un disco de nuevas canciones ¿hecho? ¿Axl desempolvará
la vincha y las calzas?
)))
Public Enemy. Fear of a Black Planet (90). Quizá su trabajo
definitivo sea It takes a Nation... (88), pero Chuck D y los suyos han
obrado como referente fundamental para la explosión del rap afronorteamericano,
combativo, enojado y concientizado de la década. Todavía
explotan esquirlas por ahí.
)))
Metallica. Metallica (91). La banda insigne del thrash metal pisa
los frenos y profundiza el romance baladístico iniciado con One.
Coqueteando también con el hard rock oscuro (Enter Sadman
es, quizás, el Smoke on the Water de los 90)
se convirtieron en el prototipo de banda heavy de fin de siglo, una posición
que ni siquiera su reciente filtreo con el pop MTV pudo destruir.
)))
My Bloody Valentine. Loveless (91). Si Hendrix viviera seguramente
hubiera llegado a las mismas conclusiones. Malabaristas de la electricidad,
reinventaron la guitarra, redujendo su estilo a un magma de sonido viscoso,
tan celestial como sinuoso. Cuentan con amplia descendencia, llegando
hasta Ride, Soda Stereo (En Remolinos) o los Juana La Loca
iniciales.
)))
Beastie Boys. Check your head (92). Los Beastie vuelven a los instrumentos
eléctricos que alguna vez empuñaron en sus años punk,
consiguiendo este intrincado collage de hip hop progresivo que tritura
funk, psicodelia, hard rock, soul, punk y lounge. De aquí en más
estos neoyorquinos fueron sinónimo de mentes abiertas para el -.a
veces rutinario mundo del rap.
Los
modernos
Aquellos tres desvergonzados
muchachos judíos de Brooklyn que peleaban por su derecho a la fiesta
terminaron organizando conciertos benéficos para la causa del Tíbet.
Rapeaban canciones misóginas y terminaron pidiendo respeto para
las mujeres. Los Beastie Boys crecieron en más de un sentido. Hoy
cuentan con su propio sello discográfico, son vanguardia siempre
y se los respeta tanto por su activismo social como por sus conciertos
siempre excitantes (como pudo apreciarse en Buenos Aires en 1995) y sus
innovadores discos. La revista Spin escribió que se trataba de
quienes siempre, lleven lo que lleven puesto y digan lo digan, parecerán
cool.
)))
R.E.M. Out of Time (91). El álbum con el que estos clásicos
soldados del rock independiente norteamericano 80s conquistaron
a las masas. La culpable: Losing my religion, una melancólica
y adictiva tonada. El megaestrellato que desequilibrió a Kurt Cobain
sirvió a R.E.M. para ubicarse en una posición relajada,
sin preocuparse por correr tras el hit.
)))
Orb. Adventures beyond the ultraworld (91). Estos ingleses dotaron
de pulso dance a dos tendencias (el ambient y los viajes cósmicos
del kraut rock más electrónico) que yacían olvidadas.
Consiguieron ingresar a los rankings e influyeron a toda una generación
de músicos que delinearon la explosión tecno de los 90.
La Biblia para los amantes del microchip.
)))
Red Hot Chili Peppers. Blood Sugar Sex Magik (91). Su trabajo más
popular y acabado. Fundamental influencia para la actitud callejera
de fin de siglo, tanto estética (tatuajes, bermudas) como sonora
(mixtura de punk, hard y funk). Además, el bajista Flea (una suerte
de Jaco Pastorius con mal de Parkinson) es uno de los pocos virtuosos
del post punk.
)))
Nirvana. Nevermind (91). El poder de la canción, esté
recubierta por samplers, orquestas o guitarras furiosas. Bastaron sólo
cuatro acordes, la entrada de batería más espectacular de
la década y una melodía hechizante (Smells like Teen
Spirit) para descubrir un estilo (el indie rock) a las masas, fundar
un subgénero (el grunge) y deformar tan drásticamente lavida
de su autor hasta conducirlo a su destino de Mártir Eléctrico.
Cambió la historia.
El
ángel caido
La canción se llamaba Smells like teen
spirit y el disco que la contenía, Nevermind, explotó
casi un año después de su lanzamiento, pasandole el trapo
a los por entonces poderosos U2 y Michael Jackson. Entre otras cosas,
aquel impacto hizo que las multinacionales del disco metieran las patas
en el fango del rock under y que los oídos masivos estuvieran preparados
para guitarras afiladas y gritos desgarrados. Sin quererlo, Kurt Cobain
encarnó al desencanto de la llamada Generación X. Incluso
llegó para mostrarlo a la Argentina, en un recital desangelado
que igual es histórico. Pero, mientras que la mayoría de
los clones de Nirvana armaban sus canciones siguiendo el manual, el rubio
cantante las sacaba de su propia y conflictuada existencia. Abrumado por
sus propios fantasmas, Cobain se suicidó de un escopetazo. Y se
convirtió en el último mito rockero del siglo.
)))
Aphex Twin. Selected Ambient Works Vol 1 (92). El álbum que
ha influido a toda una generación de techno-heads. El personaje
más importante de la década en el ámbito electrónico,
no sólo por su apertura estilística (ha transitado por el
ambient, el trance, el jungle, el breakbeat, el intelligent techno) sino
por su capacidad de pervertir y dotar de trascendencia lo que en otros
suena a mero ejercicio de estilo.
)))
Primal Scream. Screamadélica (91). El
momento convencionalmente establecido en que el rock acepta a la cultura
dance, por más que los Clash tocaran funk y dub en el 82,
Blondie se dejara remixar y New Order sonara en todas las discotecas.
Se ha hablado tanto de este álbum y sus consecuencias que su inclusión
es obligatoria. A los mitos no se los debe cuestionar.
))) Cypress Hill. Black Sunday (93). Dotaron de oscuridad gótica
y psicodélica (responsabilidad de DJ Muggs) a una escena hip hop
demasiado tradicionalista en su concepción sonora. Sus alegatos
promarihuana provocaron polémicas y, de alguna manera, blanquearon
masivamente el perfil de una subcultura febrilmente activa, pero hipócritamente
negada.
)))
Rage Against the Machine. Rage Against the Machine (92). Con el punk
ideológicamente domesticado, fueron, junto a las tribus del hip
hop, los principales culpables en mantener el elemento subversivo en la
década. Además, abrieron una nueva puerta para el metal
con su combinación de hard rock, funk, rap, punk y el indie neoprogresivo
de Janes Addiction. El trabajo del guitarrista Tom Morello también
fue muy influyente.
)))
Mano Negra. King of Bongo (91). Otros ochenteros que recién
influyeron en los 90. Auténticos culpables de la alterlatinidad
(Fabulosos Cadillacs, Todos Tus Muertos, Café Tacuba, etc.) que
conquista otros mercados, su fórmula es, a su vez, una ampliación
del desprejuicio estilístico que The Clash mostró en Sandinista!
(80): punk, ritmos latinos por doquier, reggae, rap, dance, ska, sudor
y mucha, mucha conciencia social.
El
herrante
Hacía frío y Obras estaba semivacío.
Sin embargo, los pocos que vieron a Mano Negra (aunque ahora suman varios
miles) en su única visita a Buenos Aires difícilmente podrán
olvidar ese show de 1992. La banda francesa fue fundamental para dar forma
a lo que hoy se conoce como rock latino. Cuando la Mano volvió
a América, se subió a trenes destartalados y visitó
los lugares más recónditos. Aquello fue la inspiración
para el disco clave del período, Casa Babylon. Luego, las diferencias
hicieron que el grupo se separara. Manu Chao siguió viajando por
las zonas menos turísticas del continente, recogiendo experiencias
y grabando, casi sin notarlo, las canciones que conformaron Clandestino,
su gran disco solista debut. Y por ahí debe andar, con su guitarra
y su grabador.
)))
Jamiroquai. Emergency on Plant Earth (93).
El emergente masivo de la cultura acid jazz generada en Gran Bretaña
a principios de década, con bandas como Young Disciples, Brand
New Heavies o Incógnito. Blanco, bonito, con una imagen distintiva
y fácilmente imitable (el gorro de piel) y un discurso extramusical
políticamente correcto (ecologista) no halló obstáculos
para ubicar su soul suave y lujoso (heredero de Steve Wonder).
)))
Suede. Suede (93).
Uno de los grupos británicos más promocionados de la década
que ha logrado sobrevivir y forjarse una sólida carrera. Con su
álbum debut reformularon las premisas estéticas del glam
rock 70s, tanto sonoras como sexuales (reinstalaron la ambigüedad
como tema) e introdujeron a un guitarrista original como Bernard Butler
(actualmente solista), el más interesante desde Johnny Marr.
)))
Combustible Edison. I, Swinger (94). Catalizaron el revival de algo
tan, supuestamente, opuesto a la rebeldía-rock como la hedonista
y superficial cultura lounge (música funcional de salón,
favorita de los playboys en los sixties). Inyectándole un componente
bizarro y altamente cínico, lograron dotar de interés a
unos sonidos que, en manos de otros, resultan excesivamente efímeros.
)))
Green Day. Dookie (94).
Junto a Offspring, los máximos vendedores del punk de supermercado
de fin de siglo. Gracias a una imagen caricaturesca, melodías boy
scout, rebeldía de pupitre y videos inteligentemente divertidos
lograron fascinar a los preadolescentes y adolescentes, demasiado nerviosos
como para entretenerse con los clásicos repertorios infantiles.
)))
Hole. Life Throgh This (94).
Concebido antes de la muerte de Cobain y los flirteos de Courtney Love
con Hollywood, el álbum se sitúa en un punto equidistante
entre el desgarrante debut Prettty on the Inside y el pop satisfecho de
Celebrity Skin. Courtney Love se convirtió en modelo de Riot Grrrrl:
chicas enojadas, rebeldes, autodeterminadas y sexualmente agresivas. Punk
menstrual.
)))
Korn. Korn (94).
Otra metamorfosis para el viejo metal. Estados Unidos encuentra otra senda
para capitalizar la angustia adolescente de fin de siglo, superado el
grunge. Combinando rock industrial (cosecha Ministry) y hip hop, Korn
modeló una estética cargada de agresión, oscuridad,
angustia existencial, volumen a tope y una imagen deportiva fácilmente
imitable.
)))
Nine Inch Nails. The Downward Spiral (94).
Trent Reznor y su alter ego Nine Inch Nails fueron (junto a Ministry)
principales culpables de la fusión máquinas/guitarras metálica/enojo
perenne que domina el último lustro del siglo. Creador del concepto
Marilyn Manson (además de diseñarles el entorno sonoro,
los lanzó por su sello). Este álbum es como una catedral
de violencia, construida con la minuciosidad de un torturador.
El
príncipe oscuro
En 1992, el mismo año
en que fundó Nothing Records (el sello que editó el debut
de Marilyn Manson), Trent Reznor obtuvo su primer Grammy por el Ep Broken.
En el 88 se había formado Nine Inch Nails, el proyecto mediante
el cual sonorizaba sus obsesiones. Con The Downward Spiral (94) se consagró
héroe truculento e industrial, y la crítica lo señaló
como el hombre que salvaría al rock en los noventa. Golpe de efecto:
el disco fue grabado en la Casa de Cielo Drive 10050, la misma en que
la Familia de Charles Manson asesinó a Sharon Tate y sus amigos
en 1969. Pasaron cinco años hasta la edición de su nuevo
y esperado disco: el doble The Fragile. Pero en el medio produjo dos bandas
de sonido alucinantes: la de Asesinos por naturaleza, de Oliver Stone,
y Carretera perdida, de David Lynch. Courtney Love lo acusó de
someter a las groupies, y David Bowie lo invitó para Im
afraid of Americans. Es, efectivamente, un hombre clave de los noventa.
16)
Pantera. Vulgar display of Power (92). Un sacudón para el mundo
pesado. Raíces punk y un vocalista que desciende directamente de
Henry Rollins (Black Flag) revolucionan el thrash metal y se convierten
(junto a Metallica) en el ejemplo a seguir por cientos de bandas. Además,
Walk rankea alto, junto a Enter Sadman (Metallica)
en el rubro Tema metálico de la década.
Los
intocables I
En sus dos viajes a la Argentina, los Rolling Stones tocaron diez veces
en el estadio Monumental y convocaron a unas 700.000 personas, legitimando
la instauración definitiva de la patria stone argentina. En 1995,
cuando los trajo por primera vez el Voodoo Lounge Tour, comieron pizza
y tomaron champagne con Menem (el Presidente no había querido recibir
a los GunsnRoses, pero posó sonriente para la foto
junto a sus Majestades Satánicas con un caro traje amarillo, en
plena campaña por la reelección), McDonalds lanzó
el combo Satisfaction, hubo un modelo Gol-Rolling Stone y el mapa argentino
tuvo por una semana la forma de la lengua que pergeñó Andy
Warhol. En marzo del 98, volvieron con Bridges to Babylon, las mismas
morisquetas de siempre y repitieron la marca y la fiebre. Como si fuera
poco, compartieron dos noches y escenario con Bob Dylan, nada menos. Allí
hubo una gran versión de Like a rolling stone (el momento
del año 1998 para el No).
)))
Pavement. Slanted and enchanted (92). El grupo insigne del sonido
indie de los 90: actitud despreocupada, cínica, levemente intelectual,
lejos del prototipo ganador habitual en los medios y
las fórmulas radiales. El noise de sus guitarras, las armonías
disonantes y su deshilachada dinámica grupal fueron uno de los
iconos sonoros de estos años.
)))
P.J. Harvey. Dry (92). Prototipo de mujer inteligente y creativa,
demostró que no es necesario contar con una belleza deslumbrante
para derrochar sensualidad, femineidad y ubicarse como referente cultural.
Dueña de un repertorio carnal y jadeante, nunca ha ocultado sus
raíces blues, al que ha sometido a potentes tratamientos de electroshock.
Psicoterapia a 220 voltios.
)))
Blur. Modern Life is Rubbish (93). Aturdido por el aluvión
norteamericano del grunge y el rap, el rock británico se vuelve
orgullosamente autorreferencial, y con este álbum como punto de
partida. Con la valija llena de discos de Bowie, los Who, los Beatles,
Ultravox! y los Kinks, Blur se convierten en espontáneos instigadores
del brit pop.
)))
Tricky. Maxinquaye (94). Popular a raíz de sus colaboraciones
con Massive Attack, Tricky no tardó en convertir al trip hop en
un viaje fascinante y osado, descubriendo senderos vírgenes para
los cuarteles del groove. Esta álbum debut descubre una forma imaginativa
de manejar el sampler, inaugurando una discografía que se ubica
entre lo más intrépido de la década.
)))
Bjork. Debut (93). El astuto Nellee Hooper (ex Soul II Soul) consiguió,
por fin, ubicar a la personal y virtuosa garganta de Bjork en el entorno
sonoro que estaba necesitando desde los Sugarcubes. Así consiguieron
esta obra magna del pop inteligente: ritmos dance, ambientes cool, suntuosos
arreglos orquestales y una oportuna mirada sobre el jazz. Inclasificable.
)))
Beck. Mellow Gold (94). Uno de los personajes de la década.
Con su eterna cara de sorprendido y una declaración de principios
tan rotunda como Loser (Perdedor), resumió el sentir
de la generación de la Nación alternativa, con una escala
de valores opuesta a los del triunfalismo típicamente norteamericano.
Además, su mixtura de hip hop, folk, psicodelia y samplers, resultó
completamente novedosa.
El
cerebrito
Un cowboy que nunca empuñó un revólver.
Desde Los Angeles, le alcanzó para conquistar el mundo con un micrófono,
un par de bandejas, teclados analógicos, samplers, guitarras y
canciones. Grandes canciones. Beck es el músico más singular
del rock norteamericano de esta década. Sedujo al planeta proclamándose
perdedor (Mellow Gold, 1994, hecho con 300 dólares), lo maravilló
con Odelay (96), y se consagró bluesman universal con Mutations
(98). Fue premiado, venerado, renovó el folk y el hip hop, exploró
la bossa nova, grabó videos geniales y se incorporó al jet
set californiano. Con Midnite Vultures a punto de editarse, cierra la
década a la altura de su talento. La Argentina todavía espera
la visita de este mesías folk-cósmico.
)))
Chemical Brothers. Exit Planet Dust (95). Album debut. Disco fundacional.
Sonidos nuevos. Los emergentes más populares del subgénero
dance llamado break beat (o también Big beat): ritmos fastuosos,
arengadores, bajos distorsionados, sonido pesado, sirenas, máquinas
que suenan como humanos. El tecno en su estado más rockero, algo
así como los AC/DC de la electrónica.
)))
Oasis. (Whats the Story) Morning Glory (95). Un repertorio que
resume grandes momentos del pop británico (Beatles, Faces, Bowie,
Slade, T. Rex, Sex Pistols), un compositor exquisito, un cantante de registro
tan particular como adhesivo y un atractivo componente extramusical (las
constantes peleas entre los hermanos) sirvieron para hacer de Oasis la
definitiva banda pop-rock de la década. Altamente pop y altamente
rock.
Los
forajidos
En 1991 Liam Gallagher le ofrece a Noel hacerse manager
de Oasis, pero el hermano mayor reformula la oferta: quiere ser el guitarrista
y compositor. Como para que no queden dudas, les toca una de sus canciones:
Live forever. De acuerdo, se rinden los otros, y el norte
inglés escupe otra máquina de canciones cuasiperfectas.
El rock orgulloso, arrogante, patotero y demoledor de hoteles recupera
el protagonismo gracias a sus desventuras. En marzo del 98, más
de 15 mil argentinos asistieron a dos shows inolvidables y a todo volumen
en el Luna Park. De entonces a hoy, los hermanitos tuvieron hijos, vieron
cómo el resto de los integrantes abandonaba la banda, y prepararon
un álbum que se editará en febrero del 2000, Standing on
the Shoulder of Giants. Como escribió un periodista inglés:
Oasis está destinado a convertirse en la banda de sonido
de la película de tu vida.
)))
U2. Achtung Baby (91). Las tácticas del pop británico
underground de principios de década adoptadas (y adaptadas) por
estos megavendedores after punks. De esta forma, millones de hogares contaron
con una versión para estadios de Primal Scream, My Bloody Valentine,
Curve y Jesus Jones.
Para ellos, fue un quiebre artístico que les deparó supervivencia
digna.
Los
sobrevivientes
Tres discos editó en esta década, y
fueron bastante buenos (Achtung Baby y Zooropa muy buenos). Pero las noticias
en torno de Bono y compañía tuvieron más que ver
con el compromiso social: son acaso los máximos exponentes de la
corrección política rockera, sin perder la pátina
cool. Abonados a Greenpeace y Amnesty, ya en el 92 donaron las regalías
del encantador single One para la lucha contra el sida. Pero
la intervención solidaria más ambiciosa de Bono es Jubilee
2000, la campaña que encabeza para que las grandes potencias del
mundo perdonen la deuda a los países más pobres y sometidos.
En Argentina, llenaron 3 veces River (180 mil personas), montaron un show
ampuloso y de calidad, y al final invitaron a las Madres de Plaza de Mayo
a subir al escenario. Las hicieron todas. ¿Volverán?
)))
Smashing Pumpkins. Mellon Collie and the Infinite Sadness (95). Con
este ambicioso doble cd (!), Billy Corgan cerró la última
puerta en la habitación del grunge. Una obra grandilocuente, un
monumento al riff que demostró el agotamiento de una fórmula,
y el peligro de volver a la pretensión setentera. Por algo, el
siguiente álbum del grupo (Adore) evitó todo tipo de conexión
con el pasado. Igualmente, ineludible referencia.
)))
DJ Shadow. Endtroducing (96). Una de las novedades de la década
fue la ascensión de la figura del Disc Jockey al status de cuasi-músico
(artista), y este álbum es un fuerte argumento para aseverarlo.
Lejos del propósito hedonista de la discoteca, se trata de intrincados
y desafiantes collages sonoros. Una cumbre para el trabajo con samplers.
)))
Garbage. Garbage (95). Por primera vez en muchos años, las
novedades Pop llegaron de la mano de un grupo de adultos (y una chica
con mucho manejo mediático). Butch Vig (productor del Nevermind
de Nirvana, nada menos) capitalizó las enseñanzas tecno-rock
de Jesus Jones y Curve, las volcó sobre un repertorio atrayente
y las decoró con una producción ultrasensorial. Máquinas,
guitarras, canciones y sexo.
)))
Goldie. Timeless (95). He aquí una de las pocas estrellas del
drumnbass (subgénero dance británico), que jugó
con su imagen llamativa, sus contactos farandulescos (romance con Bjork,
amistad y colaboración musical con Noel Gallagher) y su olfato
para el hit, para terminar firmando el álbum más popular
el género, uno de los pocos ritmos propios de la década.
)))
Moby. Play (99) The Beta Band. The Beta Band (99). Es
muy temprano como para evaluar la trascendencia de estos trabajos, pero,
desde la perspectiva actual, en un año con pocas sorpresas estilísticas,
representan posibles nuevas direcciones. Moby aporta su lúcida
combinación de samplers bluseros dentro de un contexto de canción
groove, mientras que la Beta Band pervierte al pop británico, jugando
con lo insólito.
)))
Manic Street Preachers. Everything Must Go (96). Elegido Disco
del año en la mayoría de los medios europeos. Un punto
culminante para el pop orquestado que proliferó en los últimos
años. Con un repertorio altamente épico, cercano al himno,
actualizaron el muro de sonido de Phil Spector, las maneras compositivas
de Burt Bacharach y la crudeza del punk,coronados por una alta conciencia
proletaria. Demostrando que el barrio no está necesariamente reñido
con la sutileza.
)))
Sepultura. Roots (96). La primera banda sudamericana (brasileña)
en conquistar el Primer Mundo del rock. Además, supo incorporar
sonidos tribales y étnicos (principalmente percusivos) a su enloquecido
thrash metal, inyectando novedad al género. Así, es el punto
más alto de su discografía y un absoluto clásico
para el metal fin de siglo.
)))
Stereolab. Emperor Tomato Ketchup (96). En ellos conviven varios atributos
como para transformarlos en la banda más chic del planeta: cantante
francesa de estilo distante, fascinación por el recuperado Krautrock
(sobre todo Neu), temprano enrolamiento en el retrofuturismo, portadas
confeccionadas en base a las últimas tendencias del diseño
gráfico, look nerd. Artys que no llegan llegar al hermetismo.
)))
Spiritualized. Ladies and Gentlemen we are floating in Space (97). La
Psicodelia. Este momento tan fértil en la cultura Pop siempre es
un buen lugar para revisitar cuando se está en busca de emociones
fuertes. Luego de varios amagues, Spiritualized concretó este rascacielo
psicodélico, obra magna ultraorquestada, un viaje a Neptuno en
la nave-camarote más lujosa. La curiosidad: la tapa es igual a
la del debut de Cienfuegos.
)))
Underworld. Beaucoup Fish (99). Aunque no contenga Born Slippy,
el himno más excitante de la cultura rave (editado como single
y en la Banda de Sonido de Trainspotting, después versionado para
la publicidad de Quilmes), he aquí la muestra más acabada
de su talento para dotar al trance de un perfil cancionero, humano y desenfrenado.
Electrónica cálida, tan bailable como inteligente.
)))
Radiohead. OK. Computer (97). El Rock vuelve a buscar la elaboración,
con cambios de ritmo y estructuras que trascienden su habitual (e inicial)
cuadratura. Radiohead corre tras la trascendencia apostando a la seriedad,
el drama y la épica, con buenos resultados. Puede decirse que es
el álbum que U2 nunca pudo hacer y no se faltaría a la razón.
)))
Marilyn Manson. Antichrist Superstar (96). Definitivamente, una de
las personalidades de la década. Catalizador de todo lo políticamente
incorrecto que puede ser el rock en estos tiempos violentos, es más
importante por sus declaraciones, atuendos y videos que por su música.
Este disco representa, acaso, su personaje más acabado y revulsivo.
Suma y sigue.
El
quilombero I
Somos lo que se supone que el rock and roll es: la tradición
de Jerry Lee Lewis quemando su piano y cogiéndose a su prima de
trece años, dijo una vez, poco después de ser ordenado
Reverendo por el fundador de la Iglesia de Satán, Anton La Vey.
Habría que mencionar también a Alice Cooper y David Bowie,
entre otros, para rastrear el personaje que Brian Warner representó
en esta década y que alimentó el instinto cazador de padres
conservadores, religiosos, gobernantes y otras inquisiciones. Manson fue
anticristo (y le atribuyó al de Belén la invención
del LSD), estrella ciberespacial (Mechanichal Animals), inspirador de
Say No More (!) y supuesto protagonista del más inverosímil
anecdotario sexual. En la Argentina estuvo dos veces, cuando todavía
usaba ligas y los videos reflejaban sus obsesiones odontológicas.
Cuando estaba por venir la tercera vez, una caza de brujas se desató
en su contra por el asesinato en masa que perpetraron dos fans adolescentes
en una escuela secundaria de Colorado. La última: hizo de JFK para
el video de Coma white.
La
mamita
En diez años, Madonna pasó de ser el icono sexual que ofendía
al por entonces cardenal Quarracino a la mujer madura y madre de una niña
que todavía es capaz de enloquecer, sólo que ahora, a Austin
Powers. Cuando se cansen, dejarán de hablar de mí,
profetizaba la ex chica material a principios de la década. Pero
ella se encargó de que nadie pudiera olvidarla: su libro de fotos-en-bolas
Sex, sus videos y la película A la cama con Madonna la mostraron
provocadora, tuvo infinidad de romances, la Iglesia argentina se opuso
a su primera visita al país y una fracción ortodoxa del
peronismo chilló y amenazó cuando se supo que, en el mismísimo
balcón de la Rosada, sería por un rato Evita para el engendro
fílmico de Alan Parker. Menem la recibió y ella contó
cómo el Presidente le miraba el escote. No era para menos: a los
cuarenta, cada día está más sensual (los cuarenta
le sientan bien). Y Ray of light, su último disco, es lo mejor
que produjo en mucho años, de la mano del laboratorista electrónico
William Orbit.
)))
Andrés Calamaro. Honestidad Brutal (99). El álbum de
la turbulencia. Luego de la separación de Los Rodríguez
y su inesperado megaéxito como solista (Alta Suciedad), Calamaro
ingresa al Olimpo de los Grandes Solistas Argentinos. Este ambicioso álbum
doble es un tour de force, un strip tease emocional poco habitual en figuras
de alcance masivo. Orgía de palabras y la referencia omnipresente
de Dylan.
El
ascendido
En 1990, era un ex Abuelo de la Nada cuyos buenos
discos solistas estaban lejos de ser un éxito. Cansado de la indiferencia,
se fue a vivir a España y formó Los Rodríguez junto
a Ariel Rot. Y en Madrid comenzó a escribir un hit atrás
de otro: el grupo (él) se hizo grande en España y Argentina.
Después de desarmarlo, volvió al ruedo solista en gran forma,
con Alta suciedad, su pasaporte al estrellato. Justo en ese momento, fue
el centro de un debate sobre la famosa frase Qué linda noche
para fumarse un porrito, pronunciada en para nada amable concierto
gratuito en La Plata. También se separó de su mujer y de
una cuestión privada se hizo una bola pública. Entre otras
cosas, porque se midió en ofensas y amenazas (batazos incluidos)
con Charly García y vomitó un disco de explícito
título, Honestidad brutal, pasado de todo. También abrió
una serie de recitales para Bob Dylan, un sueño del pibe o algo
así. En breve, volverá a tocar en Buenos Aires y todos volverán
a hablar de él.
))) Soda Stereo. Canción Animal (90).
Cerati echó una mirada hacia atrás en su cultura musical
para recuperar los clásicos de su adolescencia (Pescado Rabioso,
Color Humano) y consiguió esta actualización del rock autóctono
cosecha 1972. La activa colaboración de Daniel Melero aporta una
visión futurista que evita toda nostalgia. Además, en De
Música Ligera el más grande hit de la banda
se adelantaron, de alguna manera, a la dinámica calma/ruido de
Nirvana. Una de las pocas bandas que pudieron combinar popularidad y búsqueda
artística.
Los
separados
Gracias... ¡totales!
La frase con la que Gustavo Cerati despidió a Soda Stereo en la
cancha de River, apenas empezada la primavera de 1997, ya quedó
en la historia del rock argentino como el ¡Rompan todo!
de Billy Bond o el ¿Estamo todo loco o
pasó una hormiga, Cacho?. Aquello era el final de una banda
que expandió su música y su imagen por todo el continente
(buena parte del actual boom del rock mexicano se debe a la sodamanía
de los ochenta en aquel país), se paseó por los géneros
con elegancia, hizo masivas las búsquedas del under e influyó
con notable fuerza en los grupos de pop rock de América latina.
Nadie ha podido cubrir el hueco que dejó y probablemente nadie
pueda hacerlo. Pero no hay que desesperar: no es verdad aquello de que
nada más queda. Ya lo dijo el mismo Cerati en su regreso
solista: Quedan las canciones. Nada menos.
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Fito Páez. El Amor después del Amor (92).
El disco de la redención. Luego de una etapa decididamente oscura,
Páez reorganizó su vida einauguró su etapa luminosa
con éste, el disco más vendido de artista argentino alguno
de todos los tiempos (700.000 copias). El repertorio sigue transitando
por las influencias habituales (García, Beatles, Costello, folklore),
con su talento para contar historias creíbles que logran conectar
con la gente.
EL
privilegiado
Recordará esta década como la de los
grandes cambios. Empezaron a cicatrizar las heridas de los asesinatos
de su abuela y su tía, llegaron Cecilia Roth, el éxito de
Tercer Mundo, el record de El amor después del amor, la fama, los
estadios llenos y los años en que el artista maldito que prefería
estar borracho en el subte se convirtió en una estrella latinoamericana
mimada por Catalina Dlugy y demás. Se mostró en tevé
como la figura del rock antimenemista, recuperó el peso, se cortó
el pelo, siguió escribiendo canciones y grabando discos. Editó
Enemigos íntimos con Joaquín Sabina, se peleó con
él, adoptó un hijo, volvió este año con Abre,
fundó el sello Circo Beat y se consagró songrwriter maduro.
Acaba de provocar cuatro sobrias apariciones de Charly García como
invitado a sus conciertos (en donde estuvieron, además, Cerati
y Mollo). Tuvo con qué entretenerse.
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Cerati/Melero. Colores Santos (92). Uno
de los álbumes nacionales más arriesgados de la década.
En perfecta sincronía con el entorno histórico internacional
(eran los años de Screamadélica) el dúo trabaja la
canción de manera poco ortodoxa para el ámbito local, incorporando
grooves dance, guitarras noise y mantras hipnóticos. El mundo del
Rock y la cultura Dance se encontraron en este disco que anticipó,
de alguna manera, el final de Soda Stereo.
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Divididos. La Era de la Boludez (93). El trío logró
combinar el legado de Sumo (el reggae, la inflexión vocal), el
amor hacia Jimi Hendrix (guitarra encendidamente virtuosa, la dinámica
grupal), rasgos folklóricos y una lírica suburbana de fácil
acceso, convirtiéndose en una de las bandas más populares
de la década. Además, con el hit ¿Qué
Ves? lograron saltar el cerco rockero.
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Babasónicos. Trance Zomba (94). La
cabeza más visible de lo que alguna vez (a principios de década)
se denominó Nuevo Rock Argentino. Organizados, trabajadores,
siempre audaces, este álbum resume muchas de las ideas que luego
desarrollarían en sus trabajos posteriores, más una inesperada
e inteligente mirada sobre el Folklore-Rock nacional del tipo Arco Iris.
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Los Visitantes. Espiritango (94). Tan amplio en su concepción
estilística hasta planear sobre el delirio, se trata de su álbum
definitivo (elegido Disco del Año en varias encuestas).
Las influencias del rock nacional de los 70 se combinan con new
wave, tecno, bolero, hardcore, ritmos latinos y tango, junto a la poesía
carnosa de Palo. Además, fueron alterlatinos antes de tiempo.
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Los Auténticos Decadentes. Mi Vida Loca (95). Los representantes
sonoros de la tradición porteña reflejada cientos de veces
en el cine de Olmedo y Porcel que casi todos los argentinos, alguna vez,
vieron: minas, joda, vagancia y sentimentalismo etílico. Además
contiene el hit La Guitarra (no quiero trabajar/no quiero
ir a estudiar/no me quiero casar), donde se ríen de sí
mismos y resumen su ideología.
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Los Piojos. Ay, Ay, Ay (95). Surgidos dentro de la tribu de las bandas
Stone, rápidamente fueron modelando su propio sonido y personalidad.
Incorporando lunfardo, ritmos murgueros, candombe y un talento espontáneo
para el hit, se convirtieron en el ejemplo más inteligente del
¿mal? llamado Rock Barrial. Este segundo álbum
es el punto de partida en su evolución estilística, preanuncio
del impacto masivo de Tercer Arco.
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A.N.I.M.A.L. El Nuevo Camino del Hombre (96).
Los representantes locales de las nuevas corrientes metálicas internacionales
(Pantera, Biohazard) devinieron en una de las bandas argentinas con más
presencia internacional de la década, con chances de seguir los
pasos de Sepultura. Este, su tercer álbum, es su primer síntoma
de madurez: sonido contundente y letras conscientes.
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Los Fabulosos Cadillacs. Fabulosos Calavera (97). Con nuevo guitarrista
(decisivo en el sonido), y gozando de amplio reconocimiento internacional,
el grupo se arriesga saludablemente, adentrándose en terrenos musicalmente
más complejos, aun descuidando un poco su facetahitera. Una versión
corregida, aumentada, virtuosa y excelentemente producida de la demencia
planteada por Espiritango (Visitantes).
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Spinetta. Spinetta y los Socios del Desierto (97). Después
de varios años de silencio discográfico y eternas negociaciones
con las compañías, se produjo el demorado regreso, esta
vez arropado por un nuevo trío. Con ellos, consigue inyectar nueva
energía a sus canciones (y hasta se permite algún inesperado
arrebato hard rockero). Obra generosa (doble cd) de uno de nuestros clásicos
absolutos. Su mejor álbum en mucho tiempo.
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Fun People. Kum Kum (97).
Las cabezas popularmente más visibles de lo que alguna vez fue
el movimiento Buenos Aires Hardcore. Fervorosamente independientes,
altamente ideológicos, logran conectar con los adolescentes más
combativos. Su hardcore mente abierta acepta influencias glam,
pop y alternativas, y se traduce en uno de los sonidos más personales
en el ambiente local. Lástima que canten en inglés.
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Charly García. Say No More (96).
El símbolo indiscutido del rock local produce su álbum más
experimental, que reproduce sonoramente las vivencias de sus turbulentos
días. Diálogos constantes (a veces casi subliminales), canciones
entrecortadas y efectos de sonido provocan una sensación de confusión
paranoica, de psicodelia lunática absolutamente única. Digno
de Syd Barrett o Brian Wilson.
EL
quilombero II
Estos fueron años de escándalos, constant
concept y say no more que música: la pobre vuelta de Seru Giran
en 1992, las internaciones, los conciertos suspendidos o caóticos,
los discos irregulares con excepciones, como el bastante prolijo
unplugged o Say No More, revalorizado desde cierto modernismo, su
pelea de polleras con Andrés Calamaro y hasta los vaivenes políticos
que lo llevaron de militar contra la campaña presidencial de un
tal Carlos Menem, a tocar para él en privada cena en la quinta
de Olivos. En estos diez años, Charly se dedicó más
a consolidar su personaje público que a componer continuamente
canciones de alto nivel, como en las décadas anteriores. Y le salió
bien: lo quieren hasta las abuelitas y lo conocen los taxistas. Porque
es reloco.
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Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Ultimo Bondi a Finisterre
(98). Un verdadero culto, iniciado en los 80 y desarrollado plenamente
durante estos diez años. Consiguieron rodearse de un entorno absolutamente
masivo, fanático, de clase media baja y perfiles futbolísticos,
lideradndo desde su sobriedad (paradójicamente) el denominado Rock
chabón. En este álbum deciden colocarse en cierta
sincronía con el contexto internacional, adoptando una electrónica
absolutamente tabú para la mayoría de sus seguidores. ¿Seguirán
así?
Los
intocables II
Los Redondos editaron cuatro discos en los noventa:
La Mosca y la sopa, Lobo suelto, Cordero atado, Luzbelito y Ultimo bondi
a Finisterre. Pero se convirtieron en la banda más popular y enigmática
de la historia del rock argentino gracias a los viajes en tren o a dedo,
los desmanes, la transformación de los pueblos donde iban, Crónica
TV y todo lo que rodeó a los recitales lejos de la Capital y el
conurbano bonaerense. La vida en la ruta del público ricotero es
una de las secuencias más apasionantes (en todo sentido) de la
cultura joven de estos años, con una carga de desamparo social
que podía sentirse en cualquiera de esos vagones llenos de pibes,
cánticos y cartones de vino. Y su (pésima) relación
con la policía, que en 1991 mató a golpes a Walter Bulacio
después de detenerlo antes de un show en Obras, terminó
de definir el lugar en el mundo de los desangelados, como
bautizó el Indio Solari a sus fieles.
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