Vidas
/// paralelas
El
origen
La Renga empezó a tocar en las fiestas barriales de Mataderos a
fines de los ochenta. En 1991 editaron el casete independiente Esquivando
charcos, con un Chizzo con la garganta mucho menos cavernosa que la de
hoy. Mientras llenaban Stadium cada vez que tocaban, Polygram vislumbró
el negocio y se hizo cargo de la fabricación y distribución
de A donde me lleva la vida, su primer CD (cuya tapa, un parto en primer
plano, fue censurada por una cadena de supermercados). La banda impuso
algunas condiciones: la difusión y el manejo de la imagen correrían
por cuenta propia. En diálogo con este suplemento, Tanque, el baterista,
explicó así aquella decisión: Y... nos pintó
la onda del sello y firmamos. Para el tema de la guita pusimos un boga,
¿viste? Porque nosotros somos medio piedra para esas cosas de los
números.
En
las bonitas calles de Ciudad Jardín, en el oeste del Gran Buenos
Aires, un grupo de amigos (casi todos de la misma escuela) fundaron una
banda para tocar covers de los Rolling Stones. Eso fue, también,
al final de la década pasada, y la llamaron Los Piojos. En 1993
accedieron a un contrato discográfico y editaron Chac tu Chac,
que incluía una versión rocker de Yira yira.
Fue una de las primeras manifestaciones tangueras del rock de los noventa,
y un homenaje a uno de los referentes líricos de Andrés
Ciro Martínez, cantante y escriba: Enrique Santos Discépolo.
Los
laburantes
lHasta Despedazado por mil partes (producido por Ricardo Mollo) y la consagración
de La Renga como la banda más popular del rock barrial surgido
en esta década, Chizzo era plomero, Teté (el bajista) operario
en una fábrica de cables de bujía y Tanque manejaba un taxi.
Ninguno de los tres tiene el secundario completo.
Un vendedor
de seguros, un cajero de Segba, un plomo y dos fumigadores le dieron vida
a Los Piojos. Andrés Ciro además estudió teatro durante
la adolescencia (protagonizó a fines de los 80 Romeo y Julieta
expulsados del paraíso y todavía se prende, cuando tiene
tiempo, en alguna puesta). Micki fue cadete, quiosquero, fumigador y remisero.
Justo cuando terminaban de grabar Ay ay ay que contenía Pistolas
recibió un balazo en un intento de asalto. Daniel Buira, el baterista,
fue plomo de Fabiana Cantilo.
El
sonido
El ideario musical de La Renga, que fue mutando tenuemente a través
de los discos, puede rastrearse en la tradición del blues y el
rock & roll, con Creedence y Pappo como referentes inmediatos. Pero
más allá de las influencias genéricas y específicas
(el saxo de los de Mataderos se parece bastante al de los Redondos, por
cierto), lo importante son las canciones: muchas sobre todo las
de Despedazado por mil partes son hits indiscutiblemente certeros.
La fórmula
puede repetirla cualquier lector de prensa rockera: rock stone, rythm
& blues y ritmos rioplatenses (candombe y tango, esencialmente). El
primer álbum de Los Piojos es el más rockero y urbano, en
Ay ay ay sacan a la vereda de El Palomar los discos de Jaime Roos, y en
Tercer Arco resumen su historia y sus gustos con precisión de pop
barrial. Azul probablemente sea recordado como un disco de transición.
Las
lenguas
Pueden encontrarse algunos puntos de contacto en los discursos de las
dos bandas, confirmados en los hechos con su participación de diferentes
recitales y festivales con algún motivo "social". Basta
con revisar algunas notas publicadas en el No durante estos años
En 1993, Chizzo dijo: La cuestión es no quedarse en el barrio,
¿no? No quedarse siempre en la misma. En el 96, Andrés
Ciro dijo: Si te quedás en la esquina, no crecés nunca.
El
rock sirve de descarga contra las injusticias cotidianas, dijo Andrés
Ciro. Lo que define a la banda son las letras, porque creo que reflejan
lo que les pasa a los pibes, a la gente, y todo lo que puede llegar a
pasar acá, en este país, dijo el Chizzo. Más
que una simple coincidencia.
Recuerdos
Piojos
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Recuerdos
Rengos
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El
trato y la relación es de igual a igual todo el tiempo,
no está la diferencia del laburante al músico. Todos
vamos al mismo hotel, todos comemos en el mismo lugar, la misma
comida, viajamos en el mismo medio. Si hay cinco camas y somos
diez, nos turnamos y dormimos cinco y cinco. No hay prioridades
para nadie. Si hay cinco pesos para comer, compramos comida con
eso y todos comemos de ahí. Esas diferencias, que con muchas
de las bandas que trabajé sí se notan, con Los Piojos
no existen
Oscar Sofio, sonidista de la banda desde
1992, testigo
directo de las mentadas trasnoches de Arpegios, casi el hogar
de la banda por varios años.
Creo que jugar al fútbol es lo que más les
gusta hacer, aparte de tocar. Las salidas son parecidas a las
de antes. Por ahí ya es más complicado ir a un lugar
como el Condon Clú, que antes íbamos siempre, pero
ahora no pueden estar muy tranquilos. Pero todos seguimos siendo
los mismos. Desde que los conozco eran un grupo de amigos, y ahora
seguimos siéndolo, cada vez más.
Esteban Mazzoni, antes amigo todoterreno
para lo que sea, actual stage manager, habitante de la casa que
cobija la sala de ensayo de la banda.
Ahora alquilamos los micros con camas para ir al interior,
pero me acuerdo una vez que fuimos con micro de línea a
Córdoba, y se inundó todo el micro: flotaban los
bolsos, las guitarras. Si no, viajábamos en tren y llevábamos
los equipos ahí. Era viajar a pulmón. Con Tercer
Arco cambió mucho el laburo. Pasamos de vender mil entradas
a vender 25 mil
Maru, asistente de producción,
maestra jardinera y suerte
de enciclopedia sobre la vida y obra de Los Piojos.
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Estuve en el primer recital de La Renga, que fue en un club
ubicado en Alberdi y Larrazábal, un lugar muy chiquito
que queda al lado de una estación de servicio. Después
iba a los ensayos y me ponía a tocar, hasta que un día
se armó el Blues de Bolivia. Me acuerdo que
se cagaban de risa con ese tema: el Tanque decía este
tema de mierda, esa cumbia roñosa vamos a tocar...
Claro, si el Tanque es re-heavy (tocaba en Nepal): en el barrio
siempre lo veía con tachas, aros y una cara a la mañana
que ni te cuento.
Claudio Calderón, amigo del barrio.
Músico.
Grabó percusión en el Blues de Bolivia.
Chizzo es un tipo distinto, con una estrella muy especial
y una gran capacidad para expresar la música. También
tiene facilidad para decir cosas que le lleguen a la gente común,
a la gente como ellos. Y todo esto sin descartar a la poesía.
Mario Breuer,ingeniero y productor. Masterizó
el primer disco de La Renga Esquivando charcos.
Grabó y produjo Bailando en una
pata.
A principios de la década manejábamos el Galpón
del Sur con Lito Cruz. Un día me llamó un amigo
preguntando si tenía espacio para hacer una fiesta con
La Renga, porque se les había pinchado un lugar y yo accedí.
Así los conocí. Se armó una buena onda con
ellos y así empezamos con los muñecos en el escenario,
hasta lograr una escenografía particular que formó
parte del arte de La Renga. Mi tarea es juntarme con Chizzo y
Tete para armar una historia, desarrollarla y convocar a los actores
que hagan falta para hacer los videos. La idea es que estemos
todos juntos para estar de acuerdo.
Víctor Poleri, actor de La Renga.
Dirige y actúa en sus videos.
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Fútbol,
asado y vino
La
palabra rivalidad aparece en la tapa de este suplemento y
está claro que es lo que no existe entra ambas bandas. De haberla,
sería perfecto para el contrapunto mediático (nobleza obliga...).
Pero no. Se conocieron un tiempo antes del festival en homenaje a los
veinte años de lucha de las Madres de Plaza de Mayo y desde ahí,
la onda creció hasta convertirse en intercambio de participaciones
especiales (muy festejadas por cierto, por ambas hinchadas), comidas conjuntas
y los inevitables desafíos futbolísticos. De La Renga partió
la invitación para un primer asado en su sala de ensayo de la calle
H. Yrigoyen, que derivó en las apariciones recíprocas en
Atlanta, All Boys y Huracán, en los grandes shows de las dos bandas.
En la cuestión futbolística, la devolución de atenciones
parece inclusive concordante con la paridad de fuerzas. Los Piojos, que
se jactan de su buen nivel para los desafíos (aún con la
baja de su talentoso volante izquierdo Miki Rodríguez, bajista),
se vieron sorprendidos por la destreza de sus colegas: Tete llevó
adelante un equipo en donde también se destacó su hermano
Tanque aún con su voluminosa anatomía a cuestas
y los de Mataderos se llevaron el primer chico: 3 a 0. La revancha estaba
cantada y los de El Palomar salvaron el honor. También vencieron
3 a 0. Hasta en eso están iguales. El bueno, para el siglo que
viene.
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