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“EL SABE QUE YA NO AMA DEMASIADO,
PERO SUS TRABAJOS DE AMOR SE INTENSIFICAN”
Trabajamos y penamos por tu filo, Sofía

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El autor presenta a Eros desde la perspectiva de los trabajos que conlleva, “no en honor a la persona amada sino al dios Amor”, y expone el sorprendente caso de “los hombres de Sofía”.

Por Ricardo Estacolchic *

Es atributo de los dioses el imponer trabajos, y Eros los impone. Quiero decir: “trabajos” en el sentido antiguo, como quien dice sacrificios, penurias, renunciamientos. La experiencia analítica enseña que muchas veces esos trabajos se llevan a cabo no tanto en honor de la persona amada, sino que ella sirve de instrumento o de lugarteniente de la representación del dios Amor. El sujeto conoce perfectamente que en verdad no ama demasiado, o que ya no ama tanto a esa persona: no obstante, los trabajos continúan y aun se intensifican. Son trabajos reactivos. No es raro que uno escuche oraciones armadas de esta manera: “Que sea como sea, hubiera sido hermoso haberla amado de verdad”.
Cada cual tiene su costado heroico, si convenimos en pensar que el héroe o la heroína es aquel que “se sacrifica por sus ideas, desprecia las satisfacciones mundanas en pos de las ideas”. ¿Nos atreveremos a decir que el amor es amor al trabajo?
En la normalidad neurótica común, el sentimiento de estar enamorado suele aumentar en proporción a los sacrificios, hasta el extremo de que un amor que no impone algún sacrificio puede ser percibido casi como una degeneración de la idea misma del amor; una inmoralidad que se atreve a no deber nada al masoquismo moral. No obstante, Freud pensaba que el masoquismo moral no era más que una regresión de la moral al Edipo. Sea como sea, la expresión “amores fáciles” indica lo que está en juego: son fáciles porque, al no imponer demasiadas ofrendas, resultan moralmente devaluados; en caso de poder elegir uno debe inclinarse por los otros, por los amores difíciles. Quizás el amor es amor a la dificultad en sí.
Uno conoce situaciones donde, después de una larga lucha por superar toda clase de obstáculos, pongamos por caso dificultades sociales o familiares, luego de vencer las barreras los enamorados hallan que el encanto de las antiguas promesas y juramentos se ha evaporado. O hay que inventar nuevas dificultades, invención que a veces tiene un aspecto demasiado forzado, un rebuscamiento, un barroco sin inspiración.
Cierta vez, un hombre me pidió una entrevista para contar cierta desdicha amorosa que le había sobrevenido, a pesar de sus trabajos. Se trataba de un tipo exitoso con la profesión, el dinero y las mujeres. Sobre todo le iba muy bien con las damas, las cuales, por diversas razones, casi le sobraban. No obstante, desde hace un año oscilaba entre la angustia y la depresión. Sin ir más lejos, el otro día se hallaba en una reunión social, rodeado de un montón de señoras y señoritas agasajándolo con esmero, y él súbitamente se retiró. Un momento después estaba solo en su departamento, bebiendo para olvidarla a “ella”.
Ella, a quien llamaré Sofía, es una joven con la cual vivió un romance muy apasionado, desde su lado, aunque no así del lado de ella. De modo que es un caso de filo-Sofía. El estaba muy enamorado y trabajó en ello todo lo que es de suponer, pero al fin tuvo que decidirse a interrumpir el asunto, con gran dolor. Aunque él tomó la iniciativa en la separación, se siente cruelmente abandonado, pero este sentimiento de abandono prevalecía casi siempre que se encontraba con Sofía. Ella parecía ausente, le prestaba el cuerpo como dejándolo hacer, sin fastidiarse pero dejando constancia de que la cosa no era como para entusiasmarla.
Según dice él, ella acababa de salir de una relación “muy intensa”, cosa que le impedía amarlo a él auténticamente y con entrega total; sólo le resultaba posible un contacto muy superficial. El está convencido de que el desencuentro se debió a ese desfase temporal: ella estaba, como se dice, de duelo. No se trata de un error humano, nada de eso, pura fatalidad, en caso de haberla conocido uno o dos años más tarde todo hubiera ido bien.
Lo invito a regresar otro día. Mientras él se retira, ya sube las escaleras otro hombre que hace cuatro meses inició un análisis. Tieneveinte años menos que el anterior, otra ocupación, otros intereses, sólo se parecen en que ambos pertenecen al género humano. El se pone a recordar a una chica de la cual estuvo muy enamorado años antes. Ella había hecho un viaje de trabajo, tiempo que él empleó en interrogarse acerca de cómo lo vería ella al regresar, ya había muchas dudas porque la relación era complicada, a pesar de los muchos trabajos de ambos. Ella volvió con la decisión irrevocable de interrumpir la relación que habían iniciado, acompañada de un argumento plausible: ella acababa de salir de una relación muy intensa, cosa que le impedía amarlo a él con entrega total; él se sintió cruelmente abandonado, aunque sospechaba un desenlace así. El vivía persuadido de que se les había impuesto la fatalidad, bajo la forma del tiempo necesario para elaborar un duelo: si la hubiera conocido uno o dos años después, todo hubiera ido bien entre ellos dos.
Ella había sido muy franca con él, dijo. Yo desconozco si fue franca pero ciertamente fue piadosa, en la medida en que no dijo jamás que los trabajos o la abnegación habían sido insuficientes, como suele ocurrir.
A esta altura, rasgos narrativos tan similares me hicieron sospechar que podía tratarse de la misma persona, cosa que después se vio confirmada por completo. Me parecía estar ante una especie de obra maestra, quizás un poco cómica, pero de un rigor casi equiparable al ideal científico de reiteración de la experiencia. Dos hombres separados por veinte años en su edad, diversos en sus intereses, inclinaciones, expectativas, se habían cruzado con ella, y, a pesar de sus trabajos, la cosa había fallado aun antes de empezar. De inmediato imaginé un posible tercer hombre, un cuarto, todo un club de admiradores.
Después me pregunté cuál hubiera sido la reacción de “los hombres de Sofía” en el caso de conocer la versión del otro hombre, que es por supuesto la misma. Sería justo que cada uno de ellos considerara al otro un colega, habida cuenta de que “colega” es aquel que comparte una profesión o ejercicio.
Nunca lo sabré, pero supongo que no les gustaría demasiado. Podrían llegar a captarse como humildes peones dentro de una partida donde las figuras importantes, y sobre todo las reinas, elevan su alta estrategia muy por encima de las mezquindades y pequeñeces de cada cual, y donde, a fin de lograr importantes objetivos estratégicos, a veces es menester el olvido o sacrificio táctico de alguna pieza de poco valor. Sería un golpe al amor propio del cual les costaría reponerse; ni hablar de tomarlo con buen humor.
A veces es necesario un largo trabajo de análisis para que el sujeto investigue en la estructura del amor, algunos de cuyos trazos principales quedan expuestos en la secuencia de los hombres de Sofía.
Cada tanto pienso que los análisis llevan al sujeto a replantearse la sabiduría condensada en los viejos proverbios populares, por ejemplo: “peor es nada”. Antes se decía: ése, o ésa, es mi peor es nada. Leámoslo aceptando, junto a Lacan, que los dioses vienen de lo real. Eros llega desde lo real. Un real que para la estructura subjetiva podría llamarse “la nada” o “el nada”. Allí se comprende que “peor es nada” puede tornarse la cosa más seria y significativa del mundo, ya que Eros o su representante ocasional tienen la difícil misión de velar “la nada”, la cual, ciertamente, es “peor”.

* Psicoanalista. El texto fue extractado de un trabajo presentado en la Reunión Lacanoamericana de Psicoanálisis que se efectuó el fin de semana pasado en Rosario.

 


 

PROYECTO DEL FORO DE
INSTITUCIONES DE PROFESIONALES EN SALUD MENTAL
“Más allá de los límites del manicomio”

La crítica al “modelo de aislamiento hospicial”; la promoción de redes de asistencia para la desinstitucionalización en salud mental; la defensa de la singularidad de cada persona y la prioridad de la palabra en el tratamiento de los trastornos psíquicos: son algunos de los principios sostenidos por el proyecto de ley de salud mental que el lunes pasado presentó, ante la Legislatura porteña, el Foro de Instituciones de Profesionales en Salud Mental de la Ciudad de Buenos Aires. La Subcomisión de Salud Mental de la Legislatura continúa recibiendo aportes de organizaciones intermedias para el debate que tendrá lugar en las próximas semanas.
“Las prácticas en salud mental, en tanto se dirigen a un sujeto singular, requieren de una disposición humana, teórica y técnica que respete lo distintivo en cada persona y evite caer en categorizaciones que homogenizan diluyendo la subjetividad y dando lugar a alienaciones o modalidades adaptacionistas sumamente perjudiciales”, expresa el Foro.
“En tanto sujetos, nos humanizamos en un mundo parlante. Nuestra capacidad de simbolización configura el modo de organización y el acceso fundamental a la subjetividad, en los diferentes niveles de profundidad posibles”, dicen las entidades, para las cuales “el Estado tiene una función irremplazable por cuanto es quien tiene la posibilidad y por tanto la responsabilidad de trabajar con las diversas temáticas del macrocontexto cuya referencia pone en juego la salud mental de los sujetos”.
El proyecto cita el concepto de “ciudad saludable” y enfatiza “la íntima vinculación entre la cotidianidad y el macrocontexto, como se advierte en cuestiones como la planificación urbana, la vivienda, la convivencia, el tránsito, la ecología. La salud mental en este nivel es un valor social y un bien público, producto de una construcción sociohistórica y cultural, que requiere la participación responsable de todos”.
Para los profesionales del Foro, “al ser la salud mental un valor social, ni la salud ni la asistencia deben ser sometidas a las reglas del mercado y tratadas como meras mercancías”. Y “creemos en la necesidad de la producción de redes sociales”, ya que “la aplicación del concepto de red, tanto en sentido vertical como horizontal en el sistema de salud mental y en sus vínculos con la comunidad, vigoriza la promoción, prevención y asistencia, y establece un contexto propicio para la reinserción y rehabilitación en el proceso de desinstitucionalización”.
“Se trata también de una propuesta básica frente a un problema central de nuestra sociedad: la fragmentación”, observa el Foro, y apunta que “son los fenómenos actuales de producción de subjetividad, generadores de nuevas problemáticas y nuevas formas de segregación, disciplinamiento y exclusión los que nos preocupan. El modelo de aislamiento hospicial se inscribe en un marco social distinto al de otras épocas y es preciso estar atentos a las actuales modalidades del enfermar, de la exclusión y a las características del malestar cultural, para redefinir las teorizaciones, los dispositivos técnicos y las prioridades políticas, en todos los órdenes y niveles de la salud mental más allá incluso de los límites del manicomio”.
El Foro está integrado por 30 instituciones, entre ellas la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires (APdeBA), la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires, la Asociación de Psicopedagogos de Capital Federal, el Consejo Profesional de Graduados en Servicio Social o Trabajo Social, la Asociación de Psicología y Psicoterapia de Grupo, la Asociación de Psiquiatría y Psicología de la Infancia y la Adolescencia, la Asociación de Psicoterapia Sistémica de Buenos Aires, la Asociación de Terapia Ocupacional de la Argentina, la Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados, la Asociación Gestáltica de Buenos Aires, la Asociación de Musicoterapeutas de la Argentina, laEscuela Freudiana de Buenos Aires, la Sociedad Argentina de Terapia Familiar, la Asociación de Terapia Cognitiva.

 

POSDATA

Sciarretta. Para contribuciones destinadas al filósofo Raúl Sciarretta, internado en el Hospital Ramos Mejía, se abrieron dos cajas de ahorro a su nombre en la Banca Nazionale del Lavoro: en pesos, 40-003-111322/0; en dólares, 44-003-113658/1.
Estados. El sábado a las 11 René Major presenta los Estados Generales del Psicoanálisis. Córdoba 964. Gratuito.
Infertilidad. Curso de psicología en la infertilidad. Cegyr, del 5 al 8. 4371-7275.
Fratría. “La fratría. El devenir de una investigación”, hoy de 12 a 14 en Cefyp. Gratuito. Salguero 2567, 1º A.
Padre. “Figuras del padre en el psicoanálisis y en la cultura”, por Luis Miguelez y Carlos Guzzetti en Biblioteca del Congreso, desde el 11 a las 20. Alsina 1835. Gratuito.
Lacan. Presentación de “Referencias en la obra de Lacan” por Diana Etinger y J.C. Indart. Comentario de Gerardo Arenas. El 10 a las 21 en la EOL, Callao 1033.

Mujeres. “Las mujeres y el erotismo en el siglo”, por Ana Hilzerman; “Neurosis obsesiva y femineidad”, por Bibiana Dafaur; “Las urgencias del tercer milenio” por Alberto Dobisky y Ana Martini. Círculo Psicoanalítico Freudiano, 4771-3234.
Juego. “El juego es sin por qué”, desde hoy a las 20 en Centro Psicoanalítico Argentino. 4822-4690. J.E. Uriburu 1345, piso 1º. Gratuito.
Laberintos. “Laberintos del amor: entre la sexualidad y la agresión”, por Enrique Carpintero y Mario Buchbinder. Hoy a las 20.30 en Uriarte 2322. Gratuito.
Infantil. “Psicopatología infantil, de la teoría a la clínica”, desde el 12 de 13 a 14.30 en Apdeba, Maure 1850, por Mirta Oelsner y Graciela Kohen de Abdala. Gratuito.
Borges. “Volver a Borges”, con Héctor Yankelevich en Sociedad Porteña de Psicoanálisis, el 10 a las 21. 4961-0996.
Estructura. “La noción de estructura (histérica, obsesiva y fóbica)” por Jean Szpirko, director de Les Carnets de la Psychanalyse, el 7 a las 11 en Lazos, Calle 10 Nº 685, La Plata. Gratuito.
Institución. “Institución y acto analítico”, por Carlos García Bo en Agrupo, el 11 a las 21. 4951-6796. Gratuito.
Sistémico. “Introducción al pensamiento construccionista”, por Irene Loyácono en la Sociedad de Terapia Familiar, desde el 18 de 13 a 14.30. 4962-4306.

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