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Radar tuvo acceso a la evaluación psicofísica a la que se sometió Tyson el 30 de septiembre de 1998 para que la Comisión Atlética de Nevada le permitiera volver a boxear, y reproduce los fragmentos más significativos del informe, hasta ahora inédito.



Circunstancias de la evaluación: Esta evaluación fue solicitada por la C.A.E.N. en orden de proveer evidencia médica de acuerdo con el pedido del Sr. Tyson de que le otorguen nuevamente su licencia de boxeador. El Sr. Tyson fue informado de que podía oponerse a alguna o todas las preguntas que se le hicieran y que los contenidos de la evaluación no serán protegidos por las habituales leyes de confidencialidad.

Datos relevantes: El Sr. Tyson es un hombre de raza negra, 32 años de edad, casado, con cuatro hijos. Pasó su infancia en Brooklyn, a raíz de problemas de conducta fue trasladado a un reformatorio en el estado de Nueva York a los doce años y, a causa de sus dotes como boxeador, sometido a la tutela de Cus D’Amato y Camille Ewald, en cuyo hogar vivía, entrenaba y asistía a la escuela de Catskill, que abandonó después del décimo grado (el Sr. D’Amato murió en 1985 y el Sr. Tyson describe su reacción ante esa muerte como la de un hijo que pierde a un padre). El Sr. Tyson muestra una historia clínica que incluye múltiples episodios de pérdida del conocimiento como resultado de haber sido golpeado con objetos durante peleas. Niega haber tenido pérdidas del conocimiento siendo adulto, y particularmente niega haberlas tenido boxeando. No tiene un historial de enfermedades graves, cirugías, o cicatrices. Niega abuso de sustancias prohibidas, incluyendo esteroides.

En 1992, la exitosa carrera de boxeador del Sr. Tyson fue interrumpida por una sentencia a seis años de cárcel, convicto de violación. El Sr. Tyson fue dejado en libertad a los tres años por buen comportamiento. Su carrera fue interrumpida una vez más el 28 de junio de 1997, cuando el Sr. Tyson fue descalificado del combate por el título contra Evander Holyfield por morderle la oreja en dos oportunidades. La Comisión de Atletismo del estado de Nevada revocó la licencia del Sr. Tyson de por vida, después de este incidente. Desde junio de 1997, el Sr. Tyson ha pedido disculpas al Sr. Holyfield, reconoció que el incidente y la pérdida de su licencia han arruinado su carrera y su vida. El Sr. Holyfield ha escrito a favor de la reincorporación del Sr. Tyson. Este ha cambiado su equipo de dirección desde junio de 1997, porque siente que fue traicionado por miembros de ese equipo y tiene una demanda pendiente contra ellos por daños económicos.

Resumen de la evaluación Como parte del proceso de evaluación, el Sr. Tyson fue consultado acerca de síntomas de depresión u otras enfermedades en el momento de la pelea con Holyfield. Contó que estaba padeciendo depresiones significativas, en el contexto de múltiples problemas personales y financieros. No mencionó ningún indicio o síntoma de otro tipo de desorden. El Sr. Tyson dice que algunos años atrás recibió un diagnóstico de maníaco-depresivo y fue medicado con carbonato de litio, un estabilizador emocional. En diciembre de 1997 comenzó un tratamiento con el médico psiquiatra Richard Goldberg, y cuando se trasladó a Denver para empezar a entrenar se contactó con Larry Curry, psicoterapeuta especializado en el manejo de la ira y acostumbrado a trabajar con atletas profesionales. El Sr. Tyson dice que obtuvo grandes beneficios del trabajo con el Dr. Goldberg y desea continuar con el tratamiento.

En las entrevistas de evaluación, el Sr. Tyson dijo: “No tengo autoestima, pero sí el ego más grande del mundo”. En exploraciones posteriores, se mostró consciente de que su ego hiperdesarrollado era una defensa psicológica a su pobre autoestima. Sostuvo que se siente incómodo con su status de celebridad, pero negó un deseo de lastimarse a sí mismo o a los demás. Dijo que se siente bien entrenando y que no encuentra estresante boxear, pero que se siente ansioso e hipervigilante hacia las personas que lo rodean, cosa que atribuye a los episodios en que su confianza fue traicionada. Aparte de estos altos niveles de alerta, no hay otros indicadores de desórdenes en los niveles de ansiedad. El Sr. Tyson fue abierto y directo durante toda la evaluación. Parte de su apertura y honestidad fue expresar claramente su sensación de humillación al pedírsele que se sometiera a una evaluación realizada por profesionales de salud mental.

Conclusiones La unánime opinión de este equipo evaluador es que el Sr. Tyson debe comprometerse a psicoterapia regular con el objeto de poder construir relaciones confiables, entendiendo y manejando sus respuestas emocionales ante situaciones específicas y controlar sus niveles de ira. El Sr. Tyson debería tener un terapeuta de cabecera con el cual tener contacto personal o telefónico al menos semanalmente. El boxeo provoca distintos tipos de stress, en muchas formas menos problemáticos para el Sr. Tyson que el proceso al que se sometió en nuestras oficinas. Su sensación de superioridad en el boxeo es mucho mayor que el nivel de confort que pudo llegar a sentir en un clínica mientras intentaba probar sus estados emocionales y sus funciones intelectuales. No notamos evidencia definitiva de que el Sr. Tyson no esté habilitado para manejar situaciones impredecibles en el ring. Su historial a lo largo de los 48 encuentros previos sugiere que es poco probable que cometa otra falta, especialmente después de las consecuencias surgidas a partir del incidente del 28 de junio de 1997. Mientras notamos la impulsividad, problemas emocionales y cognoscitivos descritos anteriormente, es nuestra opinión que ninguno de ellos, combinados o por separado, sugieren que el Sr. Tyson no esté mentalmente en forma para retornar al boxeo, cumpliendo con las reglas y regulaciones, y sin repetir los eventos del 28 de junio de 1997.

Traducción: Pablo Mendívil