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Chrissie
Hynde entrevista a Mc Cartney después de la muerte de Linda
Paul
Mc Cartney tiene 56 años y está solo por primera vez: Linda,
su compañera de tres décadas, murió en abril de 1998
de un cáncer de pecho. Luego de la tragedia, se encerró
con su familia en su casa de Sussex, y sólo rompió el
silencio para hablar con Chrissie Hynde, líder de The Pretenders
y amiga de la familia. En ese diálogo reproducido en estas páginas
por Radar, Paul cuenta por primera vez cómo fue dormir con la misma
mujer durante treinta años, cómo
criaron a sus hijos, la agonía de Linda que duró dos años
y cómo ve su futuro sin ella.
Por Chrissie
Hynde
Traducción
y adaptación: Laura Isola
Estamos en las
oficinas de Paul Mc Cartney en Londres. Luego de un encierro de meses
con sus hijos en la casa familiar de Sussex, Paul ha aceptado hablar de
Linda y de sí mismo, con un grado de honestidad conmovedor. A lo
largo de la charla, parece que su legado no fuese tanto la maravillosa
música que ha compuesto e interpretado a lo largo de cuarenta años,
sino las tres décadas de su relación con Linda Eastman,
el modo en que educaron a sus hijos y la compañía reconfortante
que se brindaron unos a otros a lo largo de la enfermedad de Linda y en
los terribles momentos posteriores a su muerte.
Linda me contó que en los treinta años juntos nunca durmieron
separados, excepto en el incidente por la marihuana de la gira japonesa.
Muchas parejas, cualquiera sea la elección de vida que hagan, necesitan
un espacio propio para cada uno de ellos.
¿Qué
tipo de pacto hicieron ustedes?
No hubo pacto, sólo ocurrió de esa manera. Yo siempre
pensé que Linda era mi novia. Así empezamos en los 60.
Cuando estaba trabajando hasta tarde en algún lugar se planteaba
la disyuntiva: o quedarme a pasar la noche en un hotel o volver a casa
con Linda. La elección siempre fue: me voy a casa con Linda.
Con el dinero y el prestigio que conseguiste, podrías haber
mandado a tus hijos a cualquier escuela del mundo. Sin embargo, los llevaban
y traían cada día a la escuela local, pública, donde
ellos se codeaban con los hijos de los comerciantes, granjeros y demás
vecinos del pueblo. ¿Por qué?
He visto a mucha gente que manda a sus hijos a escuelas caras, seguramente
porque quieren lo mejor para ellos. Pero también es muy doloroso
que tu hijo deba dejar a su madre, a su padre, a sus hermanos, cuando
tiene sólo ocho años. En ese momento, Linda y yo nos miramos
e inmediatamente nos dimos cuenta de que no queríamos eso para
nuestros hijos. Otra posibilidad son las niñeras, pero los niños
criados así empiezan a decirle mami a la niñera porque pierden
a tal punto el contacto materno que ya no saben quién es su verdadera
madre. Linda venía de una familia de dinero, como bien sabes, y
entendía ese ambiente de sobra: muchas veces me habló de
lo que era la soledad en esas casas tan grandes, con esas familias tan
desunidas, sin ninguna base de afecto ni confianza.
¿Qué pasaba cuando salían de gira?
Decidimos que nuestros hijos vendrían con nosotros. La gente
pensaba que estábamos desquiciados al arrastrarlos con nosotros
alrededor del mundo, pero la verdad es simple: los queríamos a
nuestro lado y ellos querían estar a nuestro lado. Si alguno se
agarraba gripe, ahí estaba Linda con el remedio o yo para cuidarlo
en la cama durante una noche difícil. Ninguno de nosotros tuvo
una educación realmente sólida: yo me metí muy pronto
en la música y Linda en la fotografía. No hubo carreras
universitarias tampoco, y quizá por eso nunca consideramos realmente
decisivo el tema académico en sí. Siempre dijimos que, mientras
nuestros hijos tuvieran buen corazón, íbamos bien. Siempre
quisimos ser como la gente común: darles a los chicos la educación
más cercana a lo normal que pudiéramos. Cuando nos preguntaban
si no íbamos a mandar a nuestros hijos a Eton, nosotros decíamos:
¿Para qué? ¿Para que terminen no teniendo nada
que ver con nosotros?.
¿Te acuerdas cómo nos conocimos? Linda me mandó
un regalo cuando nació mi primera hija con una tarjeta que decía:
Paul, Linda y los chicos. Poco después te vi en un
estudio de grabación y te agradecí por el regalo y te pusiste
muy incómodo, porque no tenías ni idea: Es mi mujer
que siempre está haciendo esas cosas.
Ella se ocupaba de todo, a diferencia de mucha gente en nuestra
misma posición, que tiene niñeras, cocineras, mayordomos,
secretarios y todo eso. A Linda no le gustaba limpiar, así que
teníamos una persona para esa tarea, pero el resto lo hacía
ella: cocinar, cambiar a los niños, preocuparse de su ropa ...
Y, cuando me pedía ayuda, yo también lo hacía.
¿Se tomaron vacaciones alguna vez los dos solos?
No.
De hecho nos fuimos con Heather (la hija del primer matrimonio de Linda)
de luna de miel. Esto causó mucha sorpresa. Nos hemos encontrado
muchas veces con gente que nos dice que le gustan los niños pero
a partir de los tres años y hasta que entran en la adolescencia.
No fue ése nuestro caso. Nuestros hijos nos gustaron cuando eran
bebés y cuando eran adolescentes. Y siempre apelamos a nuestro
instinto para saber qué era lo más conveniente en el trato
con ellos; nunca nos guiamos por el deber ser de la educación.
Si tienes a tu hijo en brazos y cuando él empieza a decir ajó,
ajó, tú comienzas a imitarlo, seguramente él te mirará
satisfecho, como diciendo: Así que sabés de esto.
Si estás dispuesto a abrirte, hay mucho que aprender de los niños.
Ser padre es la experiencia de karaoke más increíble en
la que te puedas involucrar: es como si fueras tratando de seguir un tema
que no conoces a medida que va saliendo a tu encuentro, y de pronto descubres
que la melodía sale sola. Sin tener idea de cuál es la partitura.
Quizá no sea una imagen muy pertinente, pero me parece muy representativa
de cómo fue la cosa en nuestro caso. Eso es lo más tremendo
de su muerte: que no esté para hablar de esas cosas, porque yo
nunca hablé con nadie como hablaba con ella.
Linda era una fotógrafa respetada y exitosa al conocerte, aunque
hay que aclarar, para los malpensados, que no tenía nada que ver
con el poderoso linaje Eastman-Kodak, tal como se rumoreaba erróneamente.
Neil Young, en el servicio fúnebre en Nueva York, elogió
su trabajo sin la menor demagogia, por ejemplo. ¿Cómo afectó
el matrimonio a su carrera?
Yo solía bromear con que había arruinado su carrera
cuando nos casamos porque ella se transformó en la señora
Mc Cartney. Creo que ahí empezó el rumor sobre la
heredera de la familia Eastman-Kodak: como si debiera ser algo así
para poder casarse con un Beatle. Aquella broma nos costó un poco
cara, porque si ella hacía un libro de fotografía, la gente
no veía el trabajo en sí, el esfuerzo y el talento. El comentario
era: Probablemente Paul arregló todo para que ella hiciera
un libro.
Yo nunca la vi sin una cámara de fotos ...
Yo sí: en la cama. Una de las cosas que más me gustaban
de ella era la manera en que sostenía la cámara. Te dabas
cuenta de que era buena.
Tenía dedos largos y hermosos. Fue lo primero en que me fijé
cuando la conocí. Además, sabía esperar misteriosamente
el momento para hacer click: justo cuando terminabas de decir una broma
y bajabas la guardia para reírte, por ejemplo. Ella sabía
estar ahí, siempre atrapaba esos momentos, que sólo eran
percibidos por ella. Otros fotógrafos podían pensar: el
tipo está horrible o le cae el pelo sobre la frente. Había
otra cosa que me impresionaba de ella: a diferencia de casi todos los
fotógrafos, tiraba pocas fotos; uno le preguntaba ¿No
vas a sacar más?, y ella decía No hace falta;
ya está. Creo que, con el tiempo, ella será justamente
considerada como una gran fotógrafa y no como un apéndice
mío.
¿De quién fue la idea de que Linda cantara y tocara los
teclados en Wings?
De los dos. Solíamos hacer planes en la cama, o cuando mirábamos
televisión o comíamos. En esa época, ya había
roto con The Beatles y tenía que tomar una decisión: o bien
olvidarme de la música y pensar que ya había hecho todo
con los Beatles, o creer que podía llegar más lejos. Pero
parecía muy pero muy difícil llegar a lo más alto
y seguir actuando como Beatle. Las circunstancias de mi vida habían
cambiado tanto que estaba solo, excepto por Linda y los chicos. Entonces
una noche, en la cama, empecé a decirle, o más bien a pensar
en voz alta: Te imaginas atrás de un telón y ese telón
se abre y hay un público y estás tocando en una banda ...
¿Crees que podrías manejarlo? Porque yo quiero que estés
en el escenario conmigo, por la misma razón que quiero dormir contigo
todas las noches. Y ella me dijo: Sí, creo que puedo
hacerlo. Así de sencillo fue. La gente solía burlarse,
decir que ella era una suerte de ejecutante de un solo dedo.
Eso es pura ignorancia, porque Linda tocaba un sintetizador Moog, que
es monofónico y no se puede tocar más de una nota y una
tecla por vez. Por otra parte, nadie le reconoció que ella era
laque tocaba los teclados en Live and Let Die, una canción
muy difícil. Linda aprendió todo, en la música como
en nuestra vida, y en uno y otro terreno se tomó el trabajo muy
en serio. Mucha gente fue muy cruel con ella, pero debo decir que a Linda
le hacía mucho menos mella que a mí.
¿Qué hay de su vegetarianismo y su defensa de los animales?
Desde muy joven, Linda fue una verdadera defensora de los animales.
Me acuerdo cuando todavía no éramos vegetarianos, un día
que estábamos en nuestra granja mirando a unos corderos recién
nacidos que corrían por el prado mientras comíamos patas
de cordero asadas, como todos los domingos. En ese momento, ella me dijo:
Me parece que podemos dejar de comer carne y sentirnos mejor.
Esto fue hace veinticinco años, y al principio fue muy difícil,
porque siempre hay como un agujero en el plato donde debería estar
la carne. Me acuerdo cuando tocábamos con los Beatles en The Cavern
que mi padre aparecía de tanto en tanto con una bolsa llena de
salchichas y yo me iba a casa y las cocinaba con lo que tuviera. Porque
así nos educaron: primero viene la carne y sólo después
se piensa en el acompañamiento. Linda se reía de eso. Decía:
Ah, los ingleses del norte .... Creo que terminó escribiendo
aquel libro de cocina porque había logrado demostrarle a un carnívoro
como yo que la comida vegetariana puede ser poderosa, además de
deliciosa.
Ahora que eres Sir Paul, ¿técnicamente debería
llamarte de esa manera?
La verdad es que era un tema que me proponía mencionar varias
veces a lo largo de esta charla. ¿A qué se debe esa confianza,
mi estimada Chrissie? Por favor empieza a respetar mi título nobiliario.
¿Cómo se sentía Linda con ese título?
Cuando le decían Lady se reía con dulzura
y lo disfrutaba como un chiste privado, pero una vez le preguntaron si
quería que la gente se dirigiera así a ella, contestó:
Prefiero que me digan la-mujer-que-nunca tuvo-esa-clase-de-actitud.
En cuanto a mí, he conocido reyes y reinas, presidentes y primeros
ministros, lores y ladies, pero siempre dejé en claro que vengo
de la clase trabajadora de Liverpool y que la gente común me sigue
pareciendo más inteligente y mucho más divertida que todos
los aristócratas.
Tengo que preguntarte algo que no sé si querrás contestar
...
Pruébame, vamos, no hay problema.
Tu madre murió de cáncer de pecho. ¿Qué
sentiste cuando a Linda le diagnosticaron lo mismo?
(Largo silencio) Cuando Linda tuvo los resultados de los análisis,
me llamó y me dijo: Creo que sería bueno que vinieras
a casa. Tengo cáncer. A partir de ese momento nuestras vidas
se dieron vuelta por completo. Los médicos irrumpieron en nuestras
vidas. Lo más duro fue el tema de las curas milagrosas. Ya sabes,
siempre aparece alguien que tiene una cura milagrosa. Lo más admirable
fue que ella nunca se dio por vencida. A pesar del dolor, a pesar de los
tratamientos. Por ejemplo, le importaba muchísimo poder seguir
andando a caballo. Siguió haciéndolo hasta antes de morir.
Los dos últimos días los pasó en cama. El día
de su muerte, llamé a la enfermera a las tres de la mañana.
A las cinco murió. Fue tan ... pacífico. Estábamos
en Arizona, su lugar preferido desde la adolescencia, cuando la mandaron
a estudiar allá, y pese a lo terrible que fue ... creo que no podría
haber pasado de mejor manera ni en mejor lugar.
¿Por qué Yoko Ono no fue invitada al velorio? Lo menciono
porque la prensa empezó a interpretar todo tipo de cosas cuando
se supo que no estuvo allí.
La decisión fue otra: sólo la gente más allegada
a Linda. Y como Yoko no lo era, no la invitamos. Como muchas otras personas
conspicuas.
¿Es cierto que Linda apeló a la marihuana para aliviar
el dolor?
En los 60 fumamos mucha marihuana y algunos médicos aconsejan
hacerlo para mitigar los efectos de la quimioterapia. Ella lo hizo durante
un tiempo, cerca del final, pero después lo abandonó porque
no le hacía efecto.
¿Cómo haces hoy para dormir cada noche?
Antes de la muerte de Linda no podía dormir. Pero desde entonces
tengo la sensación de que ella se encargó de que pudiera
hacerlo. Ésa es mi teoría; no sé cuán correcta
puede ser pero estoy sorprendido, porque duermo sin necesidad de tomar
nada. Así como no necesitamos ir a terapia: los amigos ayudaron
mucho. Y el resto lo hemos enfrentado juntos, mis hijos y yo. Los días
pueden ser terribles a veces, pero por las noches podemos dormir, es todo
lo que sé.
Ahora que ella no va a estar a tu lado cuando tengas 64 años,
¿cómo ves tu futuro?
Sin ella no será ... nada divertido ... como podría
haber sido ... Eso te lo aseguro. Fuera de eso, no puedo decir nada más.
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