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El día que Mastroianni y Gassman confesaron todo

La dolce vita

En julio de 1996, el fundador y director del diario La Repubblica, Eugenio Scalfari, mantuvo un extenso y memorable diálogo con dos leyendas del cine: Marcello Mastroianni y Vittorio Gassman. A continuación, los mejores fragmentos de la entrevista que sirvió como prólogo a Sí, ya me acuerdo, las memorias del actor preferido de Fellini.

POR EUGENIO SCALFARI

¿Cuándo decidieron ser viejos? Mastroianni �¿Decidido? Eso no se decide, te cae encima cuando menos lo esperas. En cierto momento empiezan a llamarte maestro. ¿Maestro de qué? Y me contestan: �Es por respeto�. Maestra será tu madre, me dan ganas de decirles. Pero desde entonces comprendes que algo ha cambiado. Será cuando una ruedecilla del engranaje ya no funciona como antes, será un pliegue en la boca, una arruga en medio de la frente. No sé: un modo distinto de mirar a las mujeres, más dulce, menos agresivo. Gassman �¿Te has fijado, Marcello, que después de haber sido años y años el más joven de la compañía, en cierto momento, te conviertes en el más viejo? Y comprendes que en adelante siempre será así: si los jóvenes que tratas son bien educados, querrán mandarte a la cama temprano por miedo a que te canses. O a lo mejor porque son ellos los que se cansaron de ti. Amigo mío, es por eso que empiezan a llamarte maestro. Mastroianni �Tienes razón, es eso. Las mujeres, además, se dan cuenta enseguida, se ponen maternales de repente. Gassman �A veces es una ventaja. Mastroianni �No digo que no, no digo que no. Cuando era joven jugaba a hacerme el niño, pero ahora son ellas las que te quieren acunar y tú al final te duermes tan feliz, quizá con cierta nostalgia. No sé si son felices también ellas... Gassman �A veces el respeto que siento en torno de mí me parece insultante. Ustedes hacen ahora a menudo papeles de viejos. La obra de teatro que usted, Mastroianni, interpreta por estos días gira alrededor de este tema: un padre orgulloso, caprichoso y también un poco maligno... Mastroianni �Un padre desesperado, dígalo ya. La primera vez que representé este papel me maquillé de viejo, me encanecí el pelo, ahondé las arrugas. La segunda vez me dije: ¿qué haces? Tienes 72 años, no tienes la menor necesidad de maquillarte para ser verosímil. Gassman �Eso significa que no te sentías viejo. Mastroianni �Justamente, Vittorio, no me sentía, pero lo era. ¿Y usted, Gassman? En La familia de Ettore Scola también interpreta el papel de un viejo. ¿Qué le producía meterse en aquel papel? Gassman �Ningún efecto especial. Para un actor, el papel forma parte del oficio: uno entra en él y luego sale con naturalidad. Mastroianni �¡Muy bien, Vittorio! Es exactamente eso. A mí me fastidia ese cuento de los actores que estudian el papel meses y meses para meterse en el personaje. De Niro, por ejemplo: esa historia de vivir el personaje a fondo se ha convertido en un chanchullo con el que ganan un montón de dinero. Yo no sé; a mí no me pasa. Me estudio el guión un par de días, recito mi parte y se acabó. Todavía me acuerdo, Vittorio, de cuando hacías de Hamlet: recitando �Ser o no ser� con esa voz tuya, grave, un poco soñadora; y después, cuando te metías entre bastidores, usabas la misma voz para gritarle al iluminador: �¡Eh, tú, esos focos! ¿No ves que son un asco?�. ¿Está usted de acuerdo, Gassman? Gassman �Le parecerá raro, pero es así, también para mí es así. El actor es como una caja vacía, y cuanto más vacía esté, mejor que mejor; interpreta un personaje y la caja se llena, después termina el trabajo y la caja se vacía. Me contaron que una vez Gary Cooper, de jovencito, miraba fijamente al vacío, en silencio. Su madre le preguntó: �¿En qué piensas?� Él contestó: �No pienso absolutamente en nada�. Y la madre dijo: �Pues entonces serás un buen actor�. El actor no debe ser especialmente culto y ni siquiera especialmente inteligente; incluso debe ser un poco idiota. Un poco, dije: si fuese completamente idiota, sería un gran actor. Vamos, no puedo creer que estén hablando en serio. ¿Me están tomando el pelo? Usted ha interpretado personajes de enorme envergadura. Esas cosas no se hacen si uno es una caja vacía: esas cosas dejan huella. Gassman �Pero no olvide que hay otra parte de mí que no se parece en nada a ese repertorio, y hasta es todo lo contrario: mis películas con Dino Risi, con Mario Monicelli, la comedia a la italiana. Muchos críticos han dicho que ésa ha sido la mejor parte de �mi arte�, si es que puedo usar esta palabra. En eso no hay nada de trágico: es la risa, la levedad, la ironía. La condición humana. Gassman �La condición humana es siempre trágica. ¿Eso quería decir? Sí, era eso. Gassman �Pero también es siempre lúdica. Mastroianni �Vittorio tiene razón. Lo nuestro, lo de los actores, es sobre todo un juego. Eso es el teatro y también el cine. También la vida es juego. Mastroianni �Estoy convencido. ¿La vida es teatro, entonces? Mastroianni �En muchos aspectos creo que sí. ¿Y todos llevamos una máscara? Mastroianni �La llevamos mientras jugamos, pero luego, cuando nos la quitamos... ¿Qué? Mastroianni �No hay nada. La identidad de un autor es muy frágil. Gassman �Tiene razón Marcello. Le contaré lo que Zacconi pensaba de Eleonora Duse. Los jóvenes le preguntamos una vez: �Maestro, ¿cómo era la Duse?�. Él alzó los brazos al cielo, arqueó las cejas con aquella voz suya ronca, profunda y empezó a decir: �¡La Duse! ¡La Duse! ¡La Duse!�, y cada vez profería aquellas dos sílabas lo hacía con un tono distinto: admirativo, exaltado, conmovido, devoto. Después hizo una pausa. Nos miró uno por uno. Y luego dijo: �Grandísima, la Duse, la más grande. No entendía nada, absolutamente nada�. Me permitirán decir, al menos, que ustedes son bastante más ricos que la mayoría: no entenderán nada, pero viven y han vivido muchas vidas, aunque sólo sean las de sus personajes; una posibilidad reservada a muy pocos. Mastroianni �Oiga, si ése es un privilegio, lo compartimos con muchísimos otros. Para empezar, con los periodistas. Con los novelistas. Con los autores de cine y de teatro. Y hasta diría que con todas las personas: todos estamos dotados de fantasía, nos imaginamos historias de las cuales somos protagonistas, pasiones que en realidad no tenemos, cultivamos ilusiones inexistentes. Si eso es vivir muchas vidas, le aseguro que no es nuestro privilegio. La verdad es que la vida, la de veras, es muy breve. ¿Eso cree también usted? Mastroianni �Sí, absolutamente. Uno recuerda las conversaciones de sus padres del feliz período de la infancia como si fuese ayer, y ahora descubre que el tiempo ha volado. La barba se ha vuelto cana, ¿verdad? Pero déjenme decidir a mí cuándo debo encanecer... Gassman �¡Cuánta razón tienes, Marcello! Yo siempre digo: lo único que le reprocho al Padre Eterno, sobre el cual tengo ideas confusas aunque tiendo a creer en su existencia, es habernos dado una vida demasiado corta. Eso es: yo habría pedido por lo menos dos vidas. Mastroianni �Dos, pero conservando el recuerdo de la anterior. Gassman �Claro, Marcello, si no, ¿qué ventaja tendría? Mastroianni �Sí. A veces me dicen: dentro de poco habrá descubrimientos de la ciencia que alargarán la vida. Y por otra parte ya se ha alargado bastante. Pero a mí esos razonamientos me consuelan muy poco. Vaya a saber cuándo llegarán. Y todo para ganar otros treinta o cincuenta años... Gassman �Sería exactamente igual que ahora, pasarían volando. Mastroianni �De todas formas me consolaría; me irrita mucho la idea de desaparecer, porque además no tengo una fe que me sostenga. Incluso así, medio hundido como estoy, preferiría quedarme aquí un rato. Un buen rato. El oficio de actor les permite cierta ubicuidad; hoy son esto, mañana lo otro. La ubicuidad es uno de los atributos de la divinidad. ¿No buscará el actor robarles de este modo uno de sus atributos a los dioses? Mastroianni �Lo que usted dice quizá sea cierto en el caso de un gran director de cine, que vive todos sus personajes al mismo tiempo. Me acuerdo de cómo trabajaba Fellini. Era fantástico: bailaba, lloraba, reía, prestaba su voz a la enamorada, al seductor, a la puta, se tiraba al suelo, mimaba todo y a todos. Mientras trabajabas, tenías la impresión de que era un dios. Visconti era lo mismo, aunque tenía métodos distintos. Gassman �¿Y qué me dices de Strehler, Marcello? Mastroianni �Lo traté poco, pero conocí muy bien a De Sica. Hice muchas películas con él, otro creador excepcional. No entiendo cómo no han hecho aún una película con un protagonista que sea una mezcla de Rossellini, De Sica y Fellini. A nadie se le ha ocurrido aún, ¿será posible? Gassman �¿Te acuerdas cómo trataba a los niños en sus películas? Siempre incluía niños, y todos lo adoraban. ¿Sabes por qué? Porque los trataba como a adultos, y eso les encantaba. En una ocasión, uno de ellos se equivocó y De Sica se puso furioso porque era la quinta o sexta vez que repetían la toma. Entonces lo llamó como hacía él, primero el apellido y después el nombre, tratándolo de usted: �Gerolimoni Giuseppe, ¡es usted el peor imbécil de todo el Napolitano!� A partir de entonces, el pequeño Gerolimoni se habría arrojado al fuego por él. ¿Y Sophia? Mastroianni �Una espléndida actriz. ¿Sólo eso? Se lo pregunto porque usted ha sido el seductor nacional. Mastroianni �¡Por favor! Si hay un papel que nunca tuve, es justamente ése. Oiga, no soy el único y no repito tampoco un lugar común. También yo fui amigo de Fellini, y Federico siempre dijo que usted era un seductor nato. Mastroianni �El verdadero seductor era él y adoraba vivir por interpósita persona: me atribuía aptitudes de las que yo carezco totalmente. Gassman �Marcello, no nos vengas ahora con humildades... Mastroianni �Tú no hables de seducción, que la llevas en el alma. ¿Puedo preguntarles a ambos qué definición darían del amor? Gassman �Siempre deseé tener una relación serena, cosa nada fácil porque exige que cada uno se ponga en el lugar del otro, lo acepte, lo comprenda. Desde hace treinta años tengo esa relación. Es una relación entre iguales; nos peleamos, pero eso no hace sino volverla más sólida. Mastroianni �Si usted quiere saber qué pienso del amor-pasión, se llevará una desilusión: no lo conozco bien. A veces creí sentirlo, pero quizás era sufrimiento, sentirme rechazado... ¿Me está diciendo que sólo ha sentido amor cuando ha terminado mal, cuando lo han dejado? Mastroianni �Sentí sufrimiento. ¿De qué otro modo se siente la pasión? Cuando se sufre por su culpa. Esa relación serena de la que hablaba Vittorio, yo la definiría más bien como cariño: sentimientos muy profundos que incluso pueden durar una vida, pero que yo no puedo llamar amor. ¿Y cuando se sentía rechazado? Mastroianni �Sufría, ya lo he dicho. Una vez, cuando me lo dijeron de improviso, al abrirme la puerta, caí redondo al suelo, desmayado. ¿Fue Faye Dunaway? Mastroianni �No importa, ¡ha pasado tanto tiempo! Pero luego pensé: menos mal. Se me había olvidado una pregunta, que incluso no es una pregunta, sino una constatación: ambos han tenido muchas mujeres en sus vidas... Gassman �Usted piensa: actores de éxito, todas las mujeres encima..., y en cambio, ¿sabe quiénes cogen mucho? ¡Los ayudantes de cámara! Mastroianni �Muy cierto. Y los fotógrafos. Los fotógrafos cogen sin parar porque la actriz sabe cuál es el poder de la imagen. Al haber tenido muchas mujeres, habrán tenido también muchas rupturas. ¿Son capaces de romper una relación con facilidad? Mastroianni �¡Por favor! Mi caso es incluso proverbial. Si por mí fuera, nunca rompería con nadie. Cargaría con todo el resto de mi vida. ¿Quiere decir �con todo� o �con todas�? Mastroianni �Sí, con todas. Eso significa también vivir en un mar de mentiras. Mastroianni �Un océano de mentiras. Dichas para bien, naturalmente. ¿Qué significa �para bien�? Mastroianni �Significa que pienso: �Sin mí, ella vivirá mal. Por lo tanto, es mi deber preservar esta relación a toda costa, por amor a ella�. Gassman �Marcello, ésa es otra mentira. Mastroianni �¿Me vas a decir que nunca te has visto en ésas? Gassman �Claro que sí. También para mí las rupturas han sido difíciles. Siempre intenté que fuera ella la que rompiese; cargas con menos responsabilidades, te da menos complejo de culpa. A todos nos devora la culpa. Si pudiéramos vivir con una completa inocencia... Mastroianni �Y mucho tiempo... Gassman �A lo mejor fundando un geriátrico, una residencia de reposo para viejos actores y directores, para charlar un poco entre nosotros... ¿Y a quién invitarían a esa casa de reposo? ¿Quiénes son sus amigos, sus modelos, vivos y muertos? Gassman �Yo empezaría por De Sica, ¿quién mejor que él? Un maestro en eso de no romper nunca con nadie. Mastroianni �Y Federico. Otro maestro en querer tenerlo todo. Gassman �John Barrymore, actor soberbio. Y Charles Laughton. Y Olivier. Mastroianni �Y una chispa de Cary Grant, Gary Cooper, Clark Gable... Gassman �Y Jean Gabin. Mastroianni �Y Montgomery Clift. ¿Querrían a Brando? Gassman�Mejor no, es una casa de reposo. ¿Y a Sordi? Gassman �Sí, a Sordi sí, desde luego, aunque no creo que él quisiera. ¿Sabe que ya hacemos algo parecido? Nos reunimos a almorzar una vez a la semana en un restaurante romano, una decena de amigos, para pasarlo bien. La semana pasada se abrió la puerta y asomó la cabeza Mario Monicelli. Nos miró uno por uno, dijo �todos viejos�, cerró y se marchó.