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Un diálogo entre Martin Scorsese y Spike Lee

Buenos muchachos

Convocados por la revista Première, Spike Lee dialogó con uno de sus mentores, Martin Scorsese (quien le produjo Clockers) acerca de los diferentes criterios para juzgar violencia y sexo en el cine actual, y cuáles son los temas �moralmente aprobados por la sociedad� y cuáles los que suscitan controversia.

Scorsese: –¿Cuánto costó SOS Verano infernal?
Lee: –Veintitrés millones. Sin estrellas. Y cuidando el dinero. Parece una enormidad, ¿no?
Y no es tanto, para los parámetros de Hollywood, teniendo en cuenta que el costo promedio de una película hecha por los grandes estudios es de cincuenta millones. Pero es difícil hacer películas hoy con los grandes estudios si uno no cuenta con una superestrella en el reparto.
Scorsese: –Totalmente. Si tu presupuesto supera cierta cifra, la única manera de filmar es conseguir una superestrella. La única manera de hacer mi próxima película, Gangs of New York, era conseguir a Leonardo DiCaprio. Por suerte aceptó, porque yo quería hacer una película grande, dentro de la tradición del viejo Hollywood. Necesitaba un nombre taquillero.
Lee: –Yo no he sabido salirme de la posición de cineasta independiente, para bien o para mal. Es cierto que soy de los pocos que tienen derecho al final cut (el montaje definitivo que tiene una película), pero el trato siempre fue el mismo: “Spike, no estamos en condiciones de darte más dinero, de manera que arréglate con lo que hay”. Por ejemplo, Tom Pollack, de Universal Pictures, me habilitó seis millones para Haz lo correcto: “No hay un centavo más. Pero puedes hacer la película que quieras”, dijo.
Scorsese: –Es un buen trato. Yo conseguí un arreglo similar para La última tentación de Cristo. Y no pedí más: con eso podía hacer lo que pretendía.
Lee: –De todas maneras, reconozco que soy afortunado: la única película que quise hacer y todavía no pude es Jackie Robinson (el gran beisbolista negro). Y, toco madera, parece que vamos a conseguir el dinero. Porque la única manera de hacerla es a escala épica, un poco como Gangs of New York.
Scorsese: –Será que son películas sobre un mundo que ya no existe. Hace tiempo descubrí que cada película que he hecho es así: desde Kundun a Casino pasando por La edad de la inocencia. Es cierto que Bringing out the dead (la última película estrenada de Scorsese, con Nicolas Cage y Patricia Arquette) es actual, pero porque fue un guión que me pasó Scott Rudin. Y, sin duda, el mundo de Gangs of New York ya no existe.
Lee: –Siempre quise preguntarte esto: ¿lees las críticas a tus películas, al menos las de aquellos a quienes respetas?
Scorsese: –Leo la mayoría, incluso las que me despedazan. Y las guardo, especialmente estas últimas, que son las más difíciles de olvidar. Quedan resonando en mi cabeza durante años. Pero a veces es mejor cortar por lo sano y decir: “Perdónenme, pero es lo que mejor que pude hacer”.
Lee: –Pero la verdad, cuando estás viendo tele de noche y pasan Gente como uno (la primera película dirigida por Robert Redford, que le arrebató el Oscar a El toro salvaje de Scorsese), ¿no te dan ganas de levantar el televisor y...?
Scorsese: –No. te aseguro que no, créeme.
Lee: –Te envidio. Porque, cuando en 1989 (el año en que se estrenó Haz lo correcto) le dieron el Oscar a Conduciendo a Miss Daisy, mi primera reacción fue: “Me rindo”. No tengo nada contra el director (Bruce Beresford), ni contra Redford, porque él no tuvo nada que ver, pero...
Scorsese: –Para nada. El tipo hizo una buena película, eso es todo. De hecho, he trabajado con Redford varias veces (Scorsese tiene un pequeño papel en Quiz Show), pero esto es América: están los hijos de la luz y los hijos de la oscuridad. ¿Me explico? Los hijos de la luz siempre recibirán otro trato.
Lee: –Convengamos en que la industria hoy está en manos de tipos de doce años de edad mental. La gente suele pensar que yo busco la controversia, pero yo no le pedí al New York Times que hiciera nota de tapa con David Berkowitz (el Hijo de Sam, hoy preso a cadena perpetua) diciendo: “Rezo por la pobre esposa de Spike Lee”. ¡Realmente! Como si fuese la primera película basada en hechos reales y en víctimas reales... Yo sólo hago películas sobre lo que me interesa. No me digo: “A ver, ¿qué tema controversial puedo atacar ahora?”.
Scorsese: –Verano infernal es provocativa, sí, pero porque te hace pensar. A mí me pasa lo mismo, básicamente: no me pregunto con qué puedo crear problemas. No quiero problemas. Sólo quiero que la gente disfrute mis películas, que los hagan pensar y, en lo posible, que den suficiente dinero como para que pueda hacer otra. Como cineasta, uno trata de llevar los límites más allá, y de pronto descubre que ha logrado expandir el terreno y puede tratar nuevos temas o darles nuevos enfoques. Por ejemplo, Calles peligrosas tuvo el dudoso mérito de ser la primera película en donde se usaba repetidamente la palabra fuck. Y cuando se estrenó en el Festival de Nueva York, mi madre pidió hablar en la conferencia de prensa y dijo: “Sólo quiero que sepan que nunca usamos esa palabra en casa”. Tenía razón: si llegábamos a decirla en frente de ella, mi padre nos hubiera dado una paliza. Lo cierto es que la estilización de la violencia resulta atractiva, pero insensibiliza. Creo que, si uno muestra violencia, debe hacerlo en forma desagradable. Y en Verano infernal, como en Taxi Driver para el caso, la violencia es extremadamente perturbadora.
Lee: –Eso es muy cierto. Los directores tenemos que tomar conciencia de que una película tiene un impacto muy poderoso y no se puede joder con eso. Pero la violencia actual no es culpa del cine, ni de la TV, ni de la música rap... Los chicos no consiguen las armas en las salas de cine.
Scorsese: –Hay algo que está en el corazón de esta sociedad materialista: cuanto más se tiene, más difícil es mantener el contacto con uno mismo. En 1955 traté de entrar a ver El hombre del brazo de oro (la película de Otto Preminger sobre un adicto a la heroína interpretado por Frank Sinatra) y el boletero me echó: “Sos muy joven para ver esto”. Pero en los cineplex de hoy, los boleteros tienen la misma edad que los chicos que tratan de entrar. Mis dos hijas tuvieron que cumplir 18 años antes de que yo las dejara ver Taxi Driver.
Lee: –Es cierto. Hay películas para adultos, que los menores no deberían ver. Pero la calificación de las películas me vuelve loco, porque los tipos tienen tanto miedo de que los acusen de censura que terminan siendo totalmente arbitrarios. Uno termina preguntándose cuáles son realmente los límites. Y otra cosa: no tienen el mismo criterio para el sexo que para la violencia.
Scorsese: –¿Cuál te ha traído más problemas?
Lee: –Las escenas de sexo, al menos las de mis películas, los vuelven locos. Te dan mucho más espacio con la violencia. Hay una escena en Verano infernal donde John Leguizamo se sube sobre Mira Sorvino, se baja la ropa interior y se le ve el culo. Para conseguir un “prohibido para 13” tuvimos que hacer un truco óptico para borrar el culo de la toma. Y en Después de hora me dieron un “prohibido para menores de 13”. Cuando pregunté por qué, respondieron que era a causa de la “sensualidad general” de la película. No la sexualidad, sino la sensualidad. No sé qué querían, realmente.
Lee: –¿Y Rescatando al soldado Ryan? Es una buena película, pero ¿cómo puede ser que haya zafado con un “prohibido para menores de 13”?
Scorsese: –Bueno, porque habla sobre temas serios: la patria... Ya sabes.
Lee: –¡Pero es una película prohibida para menores de 18, Marty!
Scorsese: –Todo tiene que ver con los temas aprobados moralmente por la sociedad. Y no nos engañemos, Spike: los temas con los que nosotros trabajamos son considerados inmorales. Somos los hijos de las sombras, nos guste o no, ¿no crees?