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Uniseries
resucita a Jason King
El
último dandy
Departamento S y Jason King son dos series cruciales de la televisión
británica que emite el canal Uniseries todos los lunes y los jueves
respectivamente, a las 24. Las dos están ligadas y narran las aventuras
del dandy definitivo de la ficción televisiva: una sofisticada
mezcla de Austin Powers con Los expedientes X, con estilo del swinging
London y merecido status de culto.
POR
HERNAN FERREIROS
Un
vuelo ya dado por perdido llega al aeropuerto de Londres con seis días
de retraso. El piloto, sin embargo, cree que sólo se atrasaron
media hora. Los motivos: no se usó más combustible del habitual
y nadie a bordo parece ser consciente de la anomalía. Pero pronto
se descubre que todos los pasajeros y casi todos los tripulantes llevan
una extraña marca en el brazo derecho. ¿Qué sucedió?
¿Quién puede resolver semejante misterio? Si algo así
sucediera en la televisión de hoy, los encargados de investigar
serían, sin dudas, Mulder y Scully, esos insulsos agentes del FBI
de escaso ingenio y muy dudoso gusto en el vestir. Treinta años
antes, un equipo muy diferente habría sido asignado al caso. De
hecho, éste fue el primer misterio resuelto por la rama más
secreta de Interpol: un grupo de investigadores al que se recurre cuando
toda explicación racional falla, el Departamento S.
Aunque lo paranormal y esotérico queda apropiadamente excluido
de las resoluciones de Departamento S, la idea central de la serie (formar
un equipo con dos agentes especiales: un hombre de ideas extravagantes
y una mujer hiperracional) para investigar los casos más extraordinarios
fue, claramente, el fermento gracias al que varias décadas después
nacieron Los expedientes X. Pero Departamento S es mucho más que
un lejano precursor de una serie exitosa y pretendidamente original. La
tira entró sin problemas al panteón de la televisión
de culto no por sus tramas extrañas, casi surrealistas, sino por
su personaje central: el cardenal primado de la extravagancia, el mesías
del chic, el gurú del glamour, el sumo pontífice del estilo.
Sí, niños y niñas: ¡Jason King! Pero, ¿quién
es Jason King?
Con su pelo enrulado, sus largas patillas, su bigote de ángulo
recto y sus corbatas op-art, Jason King es el dandy definitivo de la ficciónbritánica.
¡Atrás Dorian Gray, a un lado Bond, a correr Austin Powers:
el sultán de los swingers está de vuelta! Interpretado con
insuperable entrega por Peter Wyngarde, el personaje fue presentado en
Departamento S como un espía diletante, un novelista que investiga
los casos más sorprendentes para obtener material de primera mano
para sus libros. Vano, impertinente, mujeriego, cínico y egomaníaco,
su inagotable encanto puede convertir en virtudes todos estos rasgos acaso
cuestionables. Para resolver los misterios que se le imponen, King se
comporta tal como lo haría el héroe de sus ficciones (de
nombre Mark Caine), cosa que lo impregna de un doble artificio. El hombre
sigue al pie de la letra el decálogo de su santidad Oscar Wilde,
cuyo mandamiento principal dice: La única obligación
en la vida es asumir una pose. Aun en las situaciones más
comprometidas, King nunca olvida su máscara de dandy. En medio
de una violentísima pelea, por ejemplo la del episodio El
hombre del cuarto elegante, es capaz de acuñar una frase
clásica tras otra: Existe la posibilidad de que usted acabe
de fracturar mi brazo, o Disculpe, nunca fui un buen aide
du camp, etc.
Sus compañeros no pueden estar a su altura porque constituyen el
fondo sobre el que Jason King se recorta. Son buenos partenaires: complementan
y ayudan, pero carecen de interés como para que algo importante
suceda en torno de ellos. Por un lado, está su contracara: Stewart
Sullivan (Joel Fabiani), un agente norteamericano que corporiza la opinión
inglesa sobre Estados Unidos, es decir, es dinámico, ágil,
lleno de recursos y totalmente vacío de encanto. Annabelle Hurst
(Rosemary Nicols) es una científica experta en computadoras que
aporta una cuota de racionalidad a las disparatadas teorías de
King. Finalmente, Sir Curtis Seretse (Dennis Alaba Peters) es el jefe
del departamento y quien encarga cada nueva misión.
Vista hoy en día, la serie puede resultar involuntariamente cómica.
Los efectos especiales son casi siempre irrisorios, las escenografías
(todo reproducido en estudios) son poco convincentes y la narrativa es
inevitablemente torpe. Luego de treinta años de una rigurosa dieta
forzada de cine y televisión norteamericanos de alto presupuesto,
nuestros estándares subieron considerablemente. Departamento S
parece una serie barata y contada de manera algo confusa (seguramente
el doblaje no ayuda). Sin embargo, conserva un disparatado aire camp que,
contrariamente a todos sus otros atributos, crece y mejora con el tiempo.
Está claro que la serie pertenece al mismo universo que Los vengadores,
aunque el grado de disparate es un poco menor debido, sobre todo, a que
el horizonte de Departamento S es la explicación racional del misterio
bizarro planteado en cada episodio.
Como corresponde a todo producto revalorizado por el status de culto,
la primera aparición de Departamento S en el mercado fue más
o menos fallida. La
serie comenzó en 1969 y duró apenas dos temporadas. Sin
embargo, y previsiblemente, Jason King causó una impresión
más perdurable en la gente, cosa que disparó su propia serie.
Jason King (así se llamó el envío) comenzó
a principios de los 70 y también tuvo una vida corta. La principal
diferencia con su predecesora es que ya no se plantean casos que desafían
la racionalidad, sino que la serie se concentra en las aventuras de bon
vivant de su protagonista. Expulsado de Inglaterra por problemas impositivos,
Jason King ya no pertenece al Departamento S, aunque las fuerzas de Su
Majestad reclaman su pericia de tanto en tanto. Filmada muchas veces en
escenarios naturales, Jason King es aún más extravagante
y cómica que su predecesora. Pero ya no hay misterio: estamos en
el terreno de la aventura. En cada capítulo, el protagonista se
dedica sólo a ser indulgente con sus debilidades, recorrer el mundo
y consolidar su carrera de escritor. Desde luego, surgen contratiempos,
crímenes e intrigas que el dandy resuelve oportunamente al final
de cada episodio. Aunque elglamourómetro alcanza escalas más
elevadas que nunca en esta tira, no está la originalidad y el delirio
argumental de la anterior.
Cuando la serie fue cancelada en 1973, era lógico pensar que Jason
King no volvería a resucitar. Sin embargo en 1996 el escritor escocés
Grant Morrison lo convirtió en un personaje de su comic Los invisibles.
En esa tira que todavía está saliendo por la editorial DC
(la misma de Superman, Batman y Sandman), Jason King recibe el nombre
clave de Mr. Six. Continúa siendo un agente secreto, sólo
que involucrado en una conspiración milenarista en la que poderes
ancestrales tomados directamente de H.P. Lovecraft pretenden reestructurar
la realidad a través del lenguaje para que sirva a sus fines de
control y dominación. O algo así. Mr. Six (es decir, Jason
King) es parte de la única fuerza que puede deternerlos. Tal homenaje
deja en claro que, en el fin del milenio, son pocos los personajes que
pueden rivalizar con su encanto. La creación más inspirada
de los últimos años, Austin Powers, lo tiene como una referencia
inevitable. Veinticinco años después de su retiro, la influencia
de Jason King continúa. Al menos en los fans con el estilo y el
encanto necesarios para comprenderlo y recordarlo.
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