Mevlut Mert, un policía turco de 22 años, asesinó al embajador ruso Andrey Karlov el 19 de diciembre durante una exposición en una galería de Arte en Ankara. Disparó nueve veces, hasta que la víctima ya estaba en el suelo. Con el cuerpo muerto en un segundo plano, el atacante levantó la mano con el arma humeante y gritó "¡Allah Akbar!" (Alá es grande).

Esa imagen impactante recorrió el mundo en un segundo. El autor fue Burhan Ozbilici, que hace ya 28 años trabaja para la agencia Associated Press (AP), y captó la escena sin llamar la atención del asesino, evitando darle la espalda por protección y con la cámara pegada al cuerpo. El instinto y el heroísmo le valieron el World Press Photo, el premio más importante de fotoperiodismo internacional.

El World Press Photo recibió más de 80.400 imágenes y el jurado aseguró en un comunicado que seleccionar la imagen de un atentado como fotografía del año fue "una decisión muy difícil", pero que la obra refleja "el odio de nuestros tiempos", además del "coraje y heroísmo" de su autor.

Ozbilici, al enterarse de la distinción, dijo que aquel día sintió "la responsabilidad de representar al periodismo", por lo que decidió continuar disparando con su cámara a pesar de que el asesino llegó a apuntar con su arma hacia el público. "Tenía dos posibilidades: quedarme y hacer mi trabajo de periodista o salir corriendo", recordó.

El fotógrafo, de 59 años, estaba en la galería de arte por casualidad. Ya había terminado su jornada laboral y sólo fue a encontrarse con un colega. Llegó al evento quince minutos tarde y cuando se enteró que el embajador ruso en Turquía iba a hablar para la audiencia, pensó en aprovechar la ocasión para fotografiarlo. Por eso se acercó a la primera fila para hacerle dos instantáneas y, aseguró, "sin prestarle atención al hombre que estaba detrás".

Ese hombre era Mevlut Mert, que segundos después cometió el atentado. Cuando el policía antidisturbios sacó su arma, Ozbilici ya se estaba entremezclando con el público, pero aún tenía su cámara prendida. "Fue un gran estruendo. Yo no lo vi porque tenía más personas delante de mí", recordó y contó que luego la mayoría de la gente "salió corriendo a los lados, mientras otros se tiraron al suelo".

De repente, el atacante estaba frente al fotógrafo, sin nadie en medio. Primero, Ozbilici quedó "en shock", como si tuviera "una olla de agua hirviendo en mi cabeza", dijo en una entrevista con la agencia española Efe. En ese momento, Mert, con la pistola aún en la mano y un muerto a sus espaldas, dirigía su dedo índice al cielo y gritaba "¡Alá es grande! ¡Alá es grande! ¡Nosotros morimos en Alepo, ustedes mueren aquí!", en referencia a la intervención rusa en la guerra de Siria.

Ozbilici hizo su trabajo y para cuando el atacante murió enfrentado a las fuerzas de seguridad, el fotógrafo enviaba las fotos a Londres, sin editar. La imagen que se viralizó inmediatamente y ahora ganó el premio más importante del fotoperiodismo mundial, estaba entre ellas.