Por
fin llegó el gran día. Panamá, soberana. Un solo territorio,
una sola bandera. Los titulares de los diarios panameños eran claros. A las once y
media de la mañana del 31 de diciembre de 1999, el embajador de Estados Unidos, Simón
Ferro, y la presidenta panameña Mireya Moscoso, firmaron las notas de canje del Canal
interoceánico de Panamá, donde la bandera de Estados Unidos ya no flameará más. El
edificio de la Administración del Canal, construido hace 85 años sobre una colina, fue
cubierto con enormes banderas panameñas. En el jardín se concentraron miles de personas
que cantaban colonia americana no, es nuestro el canal, no somos ni seremos de
ninguna otra nación. La presidenta Moscoso dijo un escueto el Canal es de los
panameños. El líder opositor Martín Torrijos, hijo de Omar, el presidente
panameño que firmó en 1977 con Jimmy Carter los Tratados que estipulan la entrega del
Canal, declaró emocionado que hoy termina la labor de mi padre.En el acto
final de la presencia norteamericana en el Canal, el arzobispo de Panamá, José Dimas,
ofreció una invocación religiosa mientras que los asistentes agitaban letreros con las
frases Viva Omar Torrijos, Se cumplieron los tratados y
Sólo los que construyen con ideas construyen para la eternidad. Un grupo de
estudiantes del Frente Estudiantil Revolucionario (FER29) directamente gritaron consignas
antinorteamericanas durante el inicio de los actos y arrastraron la figura de un soldado
norteamericano y de la bandera de Estados Unidos. El jueves, justamente previendo actos de
este tipo, el gobierno y el Ejército norteamericano, en una medida denostada por los
nacionalistas panameños, habían arriado su bandera en forma anticipada.Luego de la firma
de las notas de canje, la presidenta Moscoso izó la bandera de Panamá en el edificio de
la Administración del Canal. Después, llegaron las 21 salvas de cañones, el pitar de
los barcos que transitaban en ese momento por el Canal y los bocinazos de los automóviles
panameños en todo el país. Y, finalmente, se realizaron fiestas populares en las
localidades más importantes del país. El opositor Partido Revolucionario Democrático
(PRD), de Martín Torrijos, convocó diversos mitines junto con otras organizaciones
cívicas. A partir de ahora no habrá más soldados extranjeros. La integración
territorial es un hecho. La colonia ha sido superada, enfatizó Torrijos. Pero
buscó calmar la oleada nacionalista aclarando que Panamá no debe ser enemigo de Estados
Unidos, sino que tiene que comenzar una nueva relación entre ambas naciones.Más allá
del fervor panameño, esta nueva relación puede entrañar sus problemas. Primero, por el
Tratado de Neutralidad, vigente a perpetuidad y que permite, y aun obliga, a
Estados Unidos intervenir militarmente en caso de estimar amenazada la operación del
Canal. Y segundo, porque debido a la ausencia de Ejército en Panamá, existen rumores de
que se estaría negociando una prolongación de la presencia militar norteamericana para
garantizar la seguridad del país. Justamente, en el acto en el que habló Martín
Torrijos, jóvenes y sindicalistas protestaron contra estas supuestas negociaciones en las
sombras y llevaban consignas contra ese Tratado de Neutralidad. Panamá festeja su
independencia, pero no sabe todavía cuán lejos llevará al país.
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