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MARCELO GARRAFFO, NUEVO SECRETARIO DE DEPORTES
"Todavía falta una política deportiva del Estado"

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Acomodándose en su puesto, el funcionario comienza a desandar un camino que lo tendrá permanentemente en la mira. Habla de una secretaría que impulse la práctica del deporte a nivel social para atraer a sus emergentes hacia la alta competencia, y asegura que la Argentina no está en condiciones de postularse para organizar unos Juegos Olímpicos.

 

Marcelo Gárraffo fue el jugador de hóckey de césped más trascendente de la historia. Varias veces campeón con Ciudad de Buenos Aires, emigró en 1988 al Deportivo Terrasa. Debutó con la Selección Argentina en 1975, participó de tres Juegos Olímpicos, tres Mundiales y cinco Panamericanos y se retiró en mayo de 1993


Por Adrián De Benedictis
t.gif (862 bytes)  Sin duda, el 2000 será un año clave para el deporte argentino. Los Juegos Olímpicos de Sydney, en setiembre, volverán a ser el centro del debate respecto de los avances o retrocesos en ese ámbito. Con el nuevo gobierno aliancista, también llegó una persona que se encargará de dirigir los destinos de la entidad donde se depositan las mayores esperanzas de los atletas, la Secretaría de Deportes y Recreación, tal el nuevo nombre. El ex jugador de hóckey sobre césped Marcelo Garraffo, a los 42 años, acaba de iniciar el difícil camino de la conducción. Dependiendo ahora del Ministerio de Desarrollo Social, el nuevo secretario intentará continuar con el proceso iniciado por Hugo Porta, y prefiere no renegar por el bajo presupuesto asignado para su sector.

--El hecho de que usted llegue de un deporte que no es popular ¿puede llegar a provocar más dudas en la gente?

--Yo creo que la gente tiene derecho a dudar de todo el mundo, y me parece que está dentro de lo normal. A mí no me preocupa que la gente dude, es más, me parece que está bien. Lo único que quita las dudas son los hechos, las acciones y los resultados. Y esto es lo que hace que la gente que dirige, de alguna manera, esté siempre en el escenario rindiendo examen. Si bien es cierto que mucha gente no me tiene identificado, no creo ser el único funcionario del que la gente duda. Supongo que muchos tendrán dudas sobre el presidente (Fernando) De la Rúa, como de la misma manera que tenían dudas del presidente anterior. Creo que al mismo tiempo que genera un signo de interrogación, también es un crédito.

--Más allá de la incertidumbre, ¿siente algún tipo de temor por este desafío?

--No, no tengo miedo. Los temores se van con la confianza. Los miedos son como puertas; cuando vos las abrís con confianza, el miedo se diluye. Potenciar la gestión atrás de las virtudes significa un paso inteligente. Eso es lo que me pasa a mí en este momento, siento confianza. Reconozco cuáles son mis virtudes y también mis defectos.

--¿Cómo le explicaría a un ciudadano para qué sirve la secretaría?

--La secretaría sirve básicamente para llevar el deporte a la sociedad argentina, y llevarlo hasta lo que es el alto rendimiento, que de alguna forma es el gran espejo deportivo del país en las competencias internacionales. No hay que olvidarse de la importancia que tiene el deporte para todos los países, porque el impacto que tiene el deporte en la sociedad es muy grande. La secretaría está concentrada en esos dos grandes objetivos.

--Y en estos pocos días, ¿qué cosas nuevas descubrió del cargo?

--La acción que uno puede llegar a realizar en el día a día, y te diría que me concentré fundamentalmente en tratar de asimilar este aluvión de información que hay en todas las organizaciones en el inicio. Sobre todo, me preocupé en solucionar los problemas más urgentes para resolver. En esta etapa de relevamiento, hay que estar atento para detectar los temas de mayor requerimiento, y paralelamente a esto, comenzar a atacar la organización interna como para poder funcionar.

--Cuando usted era deportista, ¿qué idea tenía de los dirigentes?

--Siempre fui muy respetuoso de los dirigentes deportivos, lo que no quiere decir que no hubierabu06fo02.jpg (9789 bytes) cosas que no me gustasen. Independientemente de su capacidad, fueron personas de muy buena voluntad, y que dedicaban mucho tiempo para resolver problemas de toda una federación. Y ad honorem. Eso sólo me condicionaba para ser respetuoso. No les podía exigir mucho rendimiento, porque resolver los problemas de una organización deportiva en apenas una hora, cansados, es muy difícil; para lograrlo tiene que ser sumamente capaz e inteligente.

--¿Está convencido de que la dirigencia tiene que ser rentada?

--Si queremos eficiencia, sí. No me imagino 40 personas rentadas en una federación, porque no hay federación que aguante. Es prematuro hablar de un estilo de organizaciones, pero imagino que tiene que haber un gerente deportivo, un gerente de marketing y un gerente administrativo. Un consejo será amateur, pero ese consejo se reunirá una vez por semana o una vez cada 15 días. Y el día a día lo tiene que llevar adelante gente profesional, desde las ocho de la mañana hasta la hora que sea necesario.

--Y ahora que está del otro lado, ¿sigue siendo de la misma idea de los directivos?

--Sí, sí. Porque la estructura es la misma. Ahora estoy interactuando con las federaciones y lo que tengo que tratar de hacer es respetar el rol que a ellos les toca jugar, y a través de ellos, llevarles a nuestros deportistas todas las facilidades y las posibilidades, dentro de lo que nosotros podemos como país, para tener la mayor cantidad de oportunidades en el deporte de alto rendimiento. Y a nivel social o federado, que se puedan mejorar las competencias internas, o que los clubes puedan salir de la crisis en la cual se encuentran inmersos.

--¿Usted pretende cambiar algo de la política actual o cree que hay que seguir igual?

--Lo que desearía es que cuando termine mi gestión, la persona que venga continúe con las cosas buenas y las mejore. Pero que fundamentalmente, que tenga una dirección en los temas centrales del deporte. Aquí hemos encontrado en el deporte de alto rendimiento una dirección, un deporte ordenado en ese sentido, y de alguna manera reflejado en las medallas de Winnipeg. Pero por sobre todas las cosas un trabajo serio, planificado, y profesional. Y esto lo vamos a continuar porque creemos que fue algo muy bueno que hizo Hugo (Porta, ex secretario). Con esa misma experiencia se va a mejorar, o deberíamos intentar mejorarlo. Esto me parece que es una cuestión de sentido común y yo voy a apoyar esa política.

--¿Qué cree que necesita el deporte?

--Pensamos que todavía falta una atención especial a una política deportiva de Estado, a través del eje central que es educación, salud y deporte. Eso todavía no está instalado en nuestra sociedad, porque todos hemos sufrido, alguna vez, una clase de educación física que seguramente dependió del talento del profesor circunstancial, pero nunca a través de una dirección y una planificación seria que tiene que darse en los colegios y en las escuelas. Hay que cumplir objetivos de acuerdo a las edades, y que sea el inicio en dirección al alto rendimiento, pasando por todos los niveles educacionales. Este es uno de los grandes desafíos que tenemos y ojalá lo podamos impulsar nosotros, porque es algo que no se agota en cuatro años. Es decir, iniciar el camino deportivo desde nuestra escolaridad.

--¿Ya pensó qué hará para poder generar recursos?

--Bueno... la idea no es quedarnos solamente con los subsidios. Queremos intentar incorporar el aporte de capitales privados, no como colaboración, sino ofreciendo un producto que sea interesante y que represente una inversión para estas empresas. Justamente, esta semana espero poder determinar la comisión que se va a encargar de este tema. Intentaremos ofrecer un producto interesante junto con entidades privadas.

--La razón por la cual usted decidió replantear el crédito de hasta 20 millones para construir pistas de atletismo en cada provincia, ¿es que le resulta contradictorio respecto del presupuesto que maneja?

--Consideramos que destinar esa suma de dinero para una provincia donde puede haber un solo atleta no sería muy lógico. Quizás esa provincia necesita un polideportivo o un gimnasio cubierto. Pensamos que esa asignación de recursos debería responder a una planificación para que se optimice esa asignación. Pero debíamos soportar ese crédito con el escaso presupuesto de la secretaría.

--El ex presidente Menem era un gran adepto al deporte, ¿en este caso tiene conocimiento que De la Rúa se interiorice por temas deportivos o que él mismo incursione en el deporte?

--De afuera no se lo ve como una persona muy deportiva. De todos modos, no lo imagino jugando un partido de básquet, o tenis, o haciendo un show de ese tipo. Está claro que es un perfil mucho más formal. Pero seguramente él estará atento a todo lo que suceda acá.

--Queda claro que intentarán desarrollar el deporte social, ¿pero cómo manejarán el deporte de alto rendimiento?

--Yo soy una persona de alto rendimiento. Y, si yo ahora estuviera gordo, pelado y con anteojos, la gente de alto rendimiento estaría asustada. El alto rendimiento lo llevo incorporado adentro. Esa es la punta de la pirámide, y por suerte, detectamos que el alto rendimiento es el área más ordenada. Los deportistas reciben muchas cosas que cuando yo era deportista no las recibía. Tienen tranquilidad y estabilidad en su entrenamiento, y eso se vio reflejado en Winnipeg. Por eso seguirán teniendo el apoyo total de la secretaría. De aquí a Sydney no modificaremos nada, pero seguramente habrá cosas que podrán mejorarse. Y una será potenciar las escuelas de alto rendimiento.

--¿Dónde hay que apuntar para la erradicación del doping?

--Creo que primero hay que hacer un plan de educación, y luego una prevención y un control. Me parece apresurado hacer los controles en el deporte federado, porque en los deportes de clubes no están preparados para este tipo de controles, y no están educados. Hay que hacer un fuerte control en el alto rendimiento donde se supone que ya están educados.

--Pensando en Sydney, ¿le interesa solamente que se obtengan medallas?

--Seguramente les interesa a todos. Yo participé en seis Juegos Panamericanos y en tres bu06fo03.jpg (7322 bytes)Olímpicos, y conozco perfectamente lo que son estas competencias. También conozco lo que se ha hecho desde el lado del exitismo atrás de una y otra competencia, y por supuesto trataré de no cometer el mismo error. Me refiero que siempre después de los Panamericanos, un torneo de tercer nivel mundial, ante un éxito en la obtención de medallas, íbamos con una ilusión falsa a revalidar eso en los Juegos Olímpicos. Y nos chocábamos con la realidad y sufríamos el papelón del fracaso. También veíamos la tristeza de los deportistas que ni siquiera competían con las primeras potencias. Por eso nosotros no vamos a medir los Juegos Olímpicos en términos de medallas, sino en término de diplomas (hasta el octavo lugar). Y el objetivo será que lo de Winnipeg se consolide con un mejoramiento en los logros. Las medallas serán situaciones excepcionales, que de ninguna manera van a responder a lo que es el desarrollo del deporte en nuestro país. Por eso, la política será para que en el 2008 o 2016, vayamos a unos Juegos con verdadero sentido competitivo.

--Y en este caso, ¿Argentina llega bien preparada?

--En realidad, eso lo voy a saber en estos nueve meses, o me voy a preocupar de que así sea. El responsable de la planificación, junto con las federaciones y los entrenadores, es el director de Deportes, Carlos Siffredi. Han conformado un equipo precisamente apuntando a esto. Trataré de controlar esa gestión para que sea la mejor posible, pero en nueve meses no vamos a lograr que Alejandra (García, saltadora con garrocha) salte diez centímetros más.

--¿Intentará que Buenos Aires sea sede olímpica?

--Para una ciudad es importantísimo, porque es la competencia más importante que hay en el mundo. Y más que el Mundial de Fútbol, porque involucra a muchos más países, y hay una comunidad mucho más importante. Pero el problema es que Buenos Aires no reúne dos condiciones para ser sede: no tiene la infraestructura requerida por el Comité Olímpico Internacional, y la Argentina no es un país que, desde los resultados, esté dentro de los países posibles para realizar los Juegos. Me conformaría con iniciar el camino.

--Marcelo, ¿éste es partido más difícil de su vida?

--Sí. Siempre el más difícil es el último, y éste es el último y el más importante por la gran responsabilidad que significa. Además, aquí mis aciertos y mis errores tendrán una mayor repercusión, y eso significa volcar todo el esfuerzo.

"Así, es imposible desarrollar un plan social"

--¿Apuntará a desarrollar el deporte social?

--Sí. El hecho de que seamos una secretaría dependiente del Ministerio de Desarrollo Social nos motiva a pensar que vamos a poder implementar planes sociales a través del deporte, interactuando con otras secretarías. Evidentemente, con el presupuesto que tiene la secretaría hoy, 21.800.000 millones de pesos descontando lo que va para organización y para alto rendimiento, es imposible desarrollar un plan social; por eso no se ha hecho antes. Buscaron desarrollar un montón de cosas, pero ninguno tuvo un impacto social verdadero.

--Pero ¿qué se puede entender por deporte social?

--Deporte social es una terminología que internacionalmente no se utiliza, pero entiendo que es una acción social desde el deporte. Es llevar a todos los chicos del país un plan social para hacer deporte. Es decir, que pueda reconocer las virtudes del deporte. Claro que esto no lo imagino para un chico que va a un colegio privado que cuenta con todas las condiciones para que se desarrollen, pero sí en el interior. De alguna manera, con un plan que también incluya la captación de talentos, como último escalón de ese plan. Esta es la acción que tiene el deporte en cualquier sociedad, sobre todo en sociedades donde la veta de carenciados es importante. El deporte debe actuar como un contenedor social, y como un complemento en la formación de nuestra sociedad carenciada. Seguramente habrá planes que apuntarán a la franja de gente entre 50 y 60 años, pero cuando hablo de esto fijo la atención en la franja de 9 a 12 años, y de 12 a 18.

--¿Esto podría desembocar en algo similar a los Juegos Bonaerenses?

--Claro. Una de nuestras ideas fuertes es implementar unos Juegos Deportivos Nacionales, tomando la idea, pero con una filosofía diferente. Los Bonaerenses han sido importantes para el país, y tenemos que tomar lo positivo. Cambiaríamos un poco el enfoque.

--¿Se sentiría reconfortado si la gente se vuelca en gran número a practicar deportes?

--Seguramente. Eso sería fantástico. Uno lo disfrutaría mucho, pero esto es muy difícil de asegurarlo. En este tipo de gestiones, uno realiza procesos de transición, con lo cual muchas de las acciones que iniciamos nosotros no van a tener un resultado inmediato. Si yo identifico que, en cuatro años, se ha colaborado para que dentro de ocho o diez años se lograran objetivos medibles en resultados, me voy a sentir parte de ese resultado. Por eso las gestiones, más que medirlas por resultados concretos, hay que medirlas por esfuerzos. Después habrá que ser prudente en medir los resultados, no siempre el que juega bien gana. Pretendemos ser ambiciosos en objetivos a largo plazo.


"La AFA es muy poderosa"

--La semana pasado estuvo reunido con el presidente de la AFA (Julio Grondona). Ahora desde su nueva función, ¿incursionará en el fútbol como para aportar alguna solución sobre algún tema en particular?

--La reunión con Grondona fue protocolar, de presentación, y de una vocación para interactuar en lo que se pueda. Es claro que la AFA es una asociación muy poderosa en relación a nosotros. Por ejemplo, en el caso de la violencia, que es un problema social, ellos lo sufren mucho más en el fútbol, por la masa que atrae ese deporte.

--¿Y qué le parece que la AFA esté sujeta a Torneos y Competencias hasta el 2014?

--Es una negociación entre ellos. Seguramente beneficiará a las dos partes. No influye en nada lo que yo opine al respecto.

 

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