Con la salida al aire de sus respectivos spots televisivos, el oficialista Ricardo Lagos y el derechista Joaquín Lavín entraron ayer en la recta final de la campaña presidencial. |
Ahora sí se largó con todo. La campaña electoral para el ballottage presidencial del 16 de enero se desató luego del comienzo de año: a los afiches y las recorridas de los candidatos, a partir de ayer se sumaron los spots televisivos, de dos minutos y medio, y que se repetirán dos veces por día en todos los canales de aire y cable chilenos hasta el 13 de enero, día en que comienza la veda electoral. Por el momento, tanto el candidato de la Concertación oficialista, Ricardo Lagos, como el de la derecha, Joaquín Lavín, no parecen dispuestos a variar sus discursos para la segunda vuelta. "Si no hay ética, si no hay valores, si no hay un sueño grande de Chile, aspirar a dirigir un país es la mayor de las corrupciones", dijo ayer Lagos en tono de estadista. "Voy a subir al doble las jubilaciones más bajas", lanzó Lavín en tono populista. El candidato opusdeísta tuvo un susto: su hijo de 20 años, ebrio como corresponde a esta época, chocó en la noche del sábado contra un poste. Sólo sufrió heridas leves. La primera vuelta terminó en un cuasi empate: Lagos obtuvo el 47,95 por ciento de los votos y Lavín el 47,5 por ciento. Esto significó un escuálido triunfo del candidato oficialista en los números, pero justamente por lo escuálido significó casi una derrota en los hechos. Algunas cabezas rodaron en el comando electoral de Lagos y el mismo aviso televisivo (denominado directamente "franja" en Chile) muestra algunos cambios. El candidato de la coalición gobernante ya no habla sino que aparecen personas de distintos sectores expresando su apoyo, con imágenes que buscan crear un clima de alegría y aun humor. Muchos analistas cercanos a la Concertación opinaban que una de las razones de la gran votación de Lavín fue el "habernos robado las banderas de la alegría". Esto, a pesar de que la campaña para el plebiscito de 1988 que interrumpió la continuidad de Augusto Pinochet en el poder llevaba como slogan "La alegría ya viene". Justamente, los spots de la derecha no muestran ningún cambio de estrategia: música tropical, jolgorio y acusaciones de que en diez años de gobierno "la Concertación no ha hecho nada". Además del bombardeo mediático y callejero, los candidatos ahora saldrán a hacer las últimas recorridas "puerta a puerta" del país. La pelea será voto a voto porque la primera vuelta electoral sonó a un ballottage: Lagos y Lavín sumaron casi el 96 por ciento de los votos válidos. El candidato socialista de la Concertación tiene una ventaja. Los 280 mil votos que sumaron la candidatura de la comunista Gladys Marín, la ecologista Sara Larraín y el humanista Tomás Hirsch se inclinarían en gran medida a Lagos, por más que no haya ninguna "orden" de los candidatos al respecto. Al menos eso parece reflejar la única encuesta realizada después de la primera vuelta. Circunscripto a la Región Metropolitana de Santiago, un estudio de la consultora Feedback le otorgó el jueves pasado a Lagos una ventaja de 2,6 por ciento sobre Lavín en las intenciones de voto para el 16 de enero. El otro candidato para la primera vuelta, Arturo Frei Bolívar, sí ordenó votar, en este caso a Lavín, pero su caudal es de apenas 26 mil votos. Ese puerta a puerta y ese voto a voto estarán dirigidos, entonces, a los 850 mil electores que no votaron el 12 de diciembre. Aunque sea por un rato, Joaquín Lavín fue sustraído de la campaña. El mayor de sus siete hijos, otro Joaquín Lavín, estrelló su automóvil contra un poste en la comuna santiaguina de Las Condes, el pago chico del candidato derechista. Aparentemente, Joaquín Lavín Jr. iba a una gran velocidad y, aunque no sufrió heridas graves, la joven que lo acompañaba tuvo una esguince cervical. A Lavín hijo se le practicó posteriormente un examen de alcoholemia, cuyos resultados se mantuvieron en reserva y fueron enviados al tribunal correspondiente, según dijo la policía.
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