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LLEGO EL PEDIDO DE CAPTURA DE 48 REPRESORES Y EL GOBIERNO LO GIRO AL JUEZ DE TURNO
La Justicia deberá responder a Interpol

El Gobierno tomó distancia de la actitud del ex presidente Carlos Menem y envió el pedido de captura al juez de turno, además de asegurar que respetará los tratados internacionales. El juez Gustavo Literas deberá dar una primera respuesta. “Garzón tendrá que justificar muy bien los motivos de su pedido”, expresó el ministro Ricardo Gil Lavedra.

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Ministro de Justicia, Ricardo Gil Lavedra, quien integró la Cámara Federal que condenó a los ex comandantes.
“No vamos a desconocer la competencia de la Justicia cualquiera sea el mérito o la seriedad del planteo.”

Juez Baltasar Garzón.


Por Irina Hauser

t.gif (862 bytes)  La Justicia federal recibió ayer el pedido de captura de 48 represores argentinos emitida por el juez Baltasar Garzón, que debe concretarse en cualquier lugar del planeta donde se encuentren. La orden del magistrado español fue recibida por el ministro del Interior, Federico Storani, quien inmediatamente la giró al juez de turno, Gustavo Literas. Este paso toma distancia de lo actuado por el gobierno de Carlos Menem y “agota” el decreto que ordenó no colaborar con el proceso de Madrid, según dijo a Página/12 el ministro de Justicia, Ricardo Gil Lavedra. La orden de captura es la primera partida que se desprende del auto de procesamiento contra un centenar de militares y policías argentinos acusados de los delitos de genocidio, terrorismo y tortura firmado por Garzón el último 2 de noviembre.Es la primera vez que el juez español incluye al territorio argentino al dictar una resolución. Entre los militares que Interpol debería arrestar si el juez que instruye el expediente le da vía libre figuran Jorge Rafael Videla, Leopoldo Galtieri, Jorge Anaya, Armando Lambruschini, Guillermo Suárez Mason, Emilio Massera, Alfredo Astiz y Antonio Domingo Bussi. “El juez tiene que resolver si el tema es de su competencia o si lo es de la Cámara Federal que juzgó a los ex comandantes”, explicó a este diario un alto funcionario judicial. “Tiene que analizar si se trata o no de un asunto de feria, si están justificadas las razones de arresto, si están cumplidos los recaudos formales. El juez también podría rechazar la medida por cuestiones formales o pedir que España amplíe los fundamentos, son muchas las posibilidades”, añadió el mismo vocero. Gil Lavedra dejó su impresión en claro a Página/12: “Garzón va a tener que justificar muy bien las razones para pedir el arresto de 50 personas y tendrá que fundamentar por qué el derecho extranjero debe prevalecer sobre el argentino. La aplicación del derecho extranjero es casi imposible; de todas maneras nos sujetaremos a lo que digan los tratados”. Otros comentarios que circulaban ayer en el Ministerio de Justicia sugerían que tal vez los tres folios que componen la orden de captura no basten para justificar la medida ordenada por Garzón. En una reunión que mantuvieron a la tarde el presidente Fernando de la Rúa y Storani celebraron que, a diferencia del gobierno anterior, ahora se dé “cumplimiento a la Ley de Cooperación Internacional” que obliga a trasladar el tema desde el Ministerio del Interior a la Justicia federal. Gil Lavedra, en diálogo con este diario, añadió: “Este Gobierno se va a ajustar a la ley. No vamos a desconocer la competencia de la Justicia cualquiera sea el mérito o la seriedad del planteo”. –¿Derogarán el decreto con que Menem negó colaboración a Garzón? –preguntó Página/12. –El decreto ya está agotado, no se deroga. Storani reiteró su postura de “respetar el principio de cosa juzgada”. “Fue el gobierno de Raúl Alfonsín el que ordenó el juicio a las juntas, hubo juicio y condenas ejemplares para los principales responsables del terrorismo de Estado que tras siete años de cárcel fueron indultados por Menem”, manifestó el ministro a este diario. También buscó diferenciar el juzgamiento a militares argentinos de la causa que Garzón lleva contra el dictador chileno Augusto Pinochet, detenido en Londres hace más de un año. “Pinochet no había sido juzgado nunca ni estaba en proceso judicial –agregó–. Acá sí hubo juzgamiento, leyes del Parlamento y aún hoy hay procesos para muchos de los requeridos por Garzón.” Guillermo Valera, uno de los abogados de la acusación popular en España, manifestó su rechazo a los dichos de Storani y a cualquier duda esbozada sobre la posibilidad de extraditar a los 48 acusados. “Extraditarlos es una obligación ineludible –señaló–. De lo contrario se incurre en responsabilidad internacional. Si Argentina no extradita, tendría la obligación de juzgar en territorio local. El problema es, si bien aquí está tipificado el delito de genocidio (por el cual Garzón pide lacaptura), no se le ha fijado una pena y eso impediría cumplir con la obligación de juzgar.” El letrado aclaró, además, que “en estos casos tampoco puede decirse que hay cosa juzgada”. “A las Juntas se las juzgó por asesinatos y torturas, pero nunca por genocido ni por torturas como plan sistemático. Es cierto que quienes están procesados o en proceso judicial, por ejemplo, por apropiación de menores, deben terminar de ser juzgados. Pero luego deben ser sí o sí extraditados.” El planteo del letrado sintoniza con el que Garzón formuló a principios de noviembre, cuando dictó procesamientos contra 98 militares, policías y un civil argentinos. “Las órdenes de detención –dice el texto de Garzón– han de ser expedidas sin restricción espacial o temporal alguna (...), una vez averiguado el paradero de cualquiera de los procesados, debe ser ejecutada por la autoridad policial y judicial que corresponda, incluso el país de la nacionalidad de los procesados, dado el carácter extraterritorial de los presuntos delitos que se imputan y los convenios multilaterales y bilaterales en vigor, por encima de otros criterios ajenos al estrictamente jurídico que aquí se mantiene.” En cuanto a Literas, se trata de un hombre que llegó a la Justicia en virtud de sus lazos con el peronismo histórico y luego se fue acercando al menemismo. Fue designado juez hace seis años y mantuvo siempre un bajo perfil. Es quien instruye una causa en que los abogados querellantes Alberto Pedroncini y David Baigún piden la inconstitucionalidad de los indultos y en la que no hubo grandes novedades. Poco antes del cambio de gobierno estudiaba seriamente la posibilidad de dejar los tribunales para trabajar en el estudio del ex ministro de la Corte, Mariano Cavagna Martínez. Pero todo indica que postergó la retirada porque tiene en sus manos el expediente por el accidente del avión de Lapa. Pese al pedido formulado por Garzón y al hecho de que el gobierno haya asegurado que respetará los compromisos internacionales, en Argentina no está todo dicho. El juez tiene varias opciones y la definición sobre las capturas podría demorarse. Pase lo que pase, seguramente habrá apelaciones de una u otra parte que podrán llevar la causa a la Corte Suprema.

 

CARTA OFENDIDA DEL UNICO CIVIL BUSCADO POR INTERPOL
Un amigo del Tigre en la ESMA


t.gif (862 bytes) Los 48 argentinos sobre los que pesan los pedidos de captura internacional librados por el juez Baltasar Garzón reclamaron al gobierno español que “castigue” a ese magistrado y que deje sin efecto las órdenes que impartió a Interpol. La solicitud la formuló el abogado Gonzalo Torres de Tolosa, el único civil buscado por Garzón en el marco de la causa por genocidio y terrorismo de Estado contra los militares de la última dictadura. Torres de Tolosa no sólo acusó a Garzón de pretender erigirse en “juez del mundo” y le atribuyó un afán “colonizador”, sino que además señaló que debería pedir “asilo político” en Cuba y hasta sugirió que España tendría sus propios sus propios “vuelos de la muerte”. “Los africanos ilegales –explicó– son deportados y se cuenta que los aviones no llegan a destino porque arrojan su carga (humana) al mar.”Torres de Tolosa remitió su pedido al ministro de Relaciones Exteriores de España, Abel Matutes, a quien conminó a “cumplir con la actividad que le compete como funcionario público” y le exigió que inicie “las acciones penales correspondientes” contra Garzón y los querellantes en el juicio contra los militares. También le solicitó que “despliegue con la celeridad necesaria” las medidas necesarias para que Garzón “sea castigado y se dejen sin efecto la disparatadas órdenes de captura” porque el juicio que viene tramitando “resulta absolutamente ilegítimo”.Durante la dictadura Torres de Tolosa era un habitué en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). En su carta al gobierno español, admitió tener “una sólida amistad personal” con Jorge Acosta, alias El Tigre, el otrora jefe del centro clandestino de detención que funcionó en ese lugar y actualmente preso por el robo de bebés durante la dictadura, así como sus “frecuentes visitas a la Unidad de Tareas Operativas de la ESMA, generalmente a comer”. También explicó que lo hacía para “brindar apoyo moral a los oficiales y suboficiales de las Fuerzas Armadas y de Seguridad de mi país que combatían al terrorismo” y confesó que “desempeñé diferentes tareas, que no pueden ser consideradas delictivas, por requerimiento de las autoridades de la Armada Argentina”.La versión de Adolfo Scilingo es otra: el ex marino lo denunció ante Garzón de actuar bajo el alias de Teniente Vaca y haberlo acompañado en un vuelo en el que arrojaron a más de una docena de prisioneros vivos desde un avión de la Armada. “Es un alcohólico habitual y, por lo tanto, incapaz e inimputable”, advirtió Torres de Tolosa acerca de Scilingo. Además, le endilgó su condición de “partícipe necesario” de los cargos que le imputó a Garzón por solicitar su detención y la de 47 militares argentinos: “Prevaricato, denegación de justicia, fraude procesal, falso testimonio, falsedad ideológica, circunvención de incapaz y asociación ilícita”.Torres de Tolosa tampoco ahorró calificativos para Garzón: sostuvo que “su actividad está únicamente destinada a ser un show montado para adquirir notoriedad”, alertó que pretende convertirse en “juez del mundo” y calificó su decisión de enjuiciar a los responsables de las violaciones a los derechos humanos en la Argentina como un “disparatado intento colonizador”. Además, ironizó con la posibilidad de que Garzón, “abrumado por los hechos y su errático comportamiento, abandone silenciosamente España y pida asilo político en algún país socialista, por ejemplo Cuba”.El abogado arriesgó que España tendría sus propios “vuelos de la muerte”: sugirió que los africanos ilegales deportados de ese país no siempre llegan a destino, y también afirmó que los pesqueros españoles y de la Comunidad Europea “arrojan los polizontes (sic) al mar, incluidas aguas territoriales de España, para evitar el gasto de declarar esos pasajeros ilegales”. En su opinión, Garzón debe investigar esos presuntos crímenes, además del martirio del santificado sacerdote argentino Héctor Valdivieso Sáez y otros 33 religiosos, fusilados en el levantamiento minero de Asturias, en 1934, y las matanzas en el “Archipiélago Gulag” de Rusia.


“Mi posición es la misma que la del Gobierno”

La búsqueda de la verdad y los temas de indígenas, discapacidad y acceso a la Justicia serán los ejes de Diana Conti en la Subsecretaría de Derechos Humanos.

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Por Victoria Ginzberg

t.gif (862 bytes) “Tardamos un poco” dijo el ministro de Justicia Ricardo Gil Lavedra antes de poner en funciones a la subsecretaria de Derechos Humanos, Diana Conti, quien llenó la última vacante dentro de la cartera. La ex diputada por el Frepaso habló con Página/12 minutos después de asumir, en un despacho ajeno –aún no conocía el suyo– y todavía nerviosa después de un acto sencillo y cálido en el que estuvieron presentes funcionarios, diputados, miembros de organismos de derechos humanos y empleados de la Subsecretaría. La abogada especialista en Derechos Humanos hizo hincapié en la necesidad y posibilidad de “dar un salto cualitativo” en la averiguación de la Verdad sobre los crímenes de la última dictadura militar. “Mi posición es la del gobierno”, dijo respecto al pedido de captura internacional librada contra 48 represores argentinos por juez Garzón. –¿Cuáles son sus proyectos para la Subsecretaría de Derechos Humanos? –El proyecto es trabajar fuertemente el tema de la verdad, pero también será impulsar la promoción de los derechos humanos en todo el país, para que ésta sea una subsecretaría federal que preste colaboración a las provincias y que realice políticas activas en temas que se han elegido en función de las posibilidades presupuestarias y recursos humanos que hay en la actualidad. Vamos a trabajar especialmente en los temas de discapacidad, indígenas, acceso a la Justicia, capacitación y educación en derechos humanos. –Hizo referencia a “la verdad” sobre los crímenes de la última dictadura. ¿Considera que la instancia de la Justicia está superada? –No. Me referí a “la verdad” porque la subsecretaría ha trabajado mucho el tema del pasado –y por supuesto no se va a desatender ni el cumplimiento de las leyes reparatorias ni la comisión de identidad u otras que ya existen en la subsecretaría–, pero creo que el tema de “la verdad” hace falta y es el momento para dar un salto cualitativo donde se sistematice lo que hay “de verdad” y se genere algún mecanismo que posibilite mayor esclarecimiento. Esto no tiene relación con los juicios que están en manos de las cámaras federales. Lo digo porque creo que llegó el momento de que desde la subsecretaría y desde este ministerio se dé un salto cualitativo y se sistematice y amplíe lo que hay. –Para ampliarlo se necesitaría que empiecen a hablar los represores. –Y para que empiecen a hablar quienes en aquel momento fueron funcionarios hay que solucionar un conflicto entre dos intereses. Creemos que nadie va a decir la verdad si puede ser pasible de represión o de castigo, porque esto hace a la condición humana. El derecho a la verdad es una obligación que tiene que garantizar el Estado y por lo tanto creo que el conflicto hay que resolverlo en función de obtener la verdad. –¿La propuesta es parar los juicios? –Yo dije que hay un conflicto de intereses. Y hay un compromiso para que se resuelva con un fuerte consenso entre todos los sectores interesados. Yo puedo tener algunas ideas, pero primero quiero hablar con todos, con los organismos de derechos humanos, con los políticos, porque tal vez hagan falta leyes; la ley de “la verdad” nunca se sancionó. –¿Cuál es su posición sobre lo que debería hacer el Gobierno con el pedido de captura de 48 represores que llegó a Argentina? –Mi posición desde la Subsecretaría de Derechos Humanos va a ser la posición del Gobierno. En todo caso la discusión se va a dar internamente. Pero yo soy una subsecretaria del Estado argentino y voy a representar la política del Gobierno en materia de derechos humanos. –Pero su posición personal puede ser diferente. –Hasta ahora, y por eso estoy en este cargo, tengo la misma posición que tiene el Gobierno. –¿Cuál es su balance sobre las gestiones anteriores?–De la gestión de Alicia Pierini resalto su fuerte voluntad de llevar adelante una subsecretaría desde el inicio, cuando no existía, de habertrabajado las leyes reparatorias y con la comisión nacional de identidad. Más allá de su pertenencia política, se manejó con una amplitud y un criterio acertado y productivo. La gestión de Inés Pérez Suárez no se vio. Como observadora no vi gestión alguna. –Los derechos humanos no fueron un tema de campaña... –Creo que el desempleo y la inseguridad son tan fuertes que son los temas de los argentinos de hoy. Este gobierno está dispuesto a garantizar el derecho a la verdad pero hay que atender prioritariamente el hoy y el futuro de los argentinos. Los derechos humanos van a estar relegados o no en función de si el pueblo argentino los relega o no, porque un gobierno se maneja en función de las demandas de la gente y este gobierno es un gobierno para la gente. –Hubo algunas idas y vueltas antes de confirmarla en el cargo. ¿Tuvo algún condicionamiento cuando le ofrecieron el cargo? –Ninguno. –¿Todavía piensa que hay que anular las leyes de Obediencia Debida y Punto Final? –Con el proyecto de Alfredo Bravo y Juan Pablo Cafiero que yo acompañé se reabrió un debate que estaba adormecido, creo que el debate se dio, no se tapó. Hubo una resolución en el Congreso y eso mostró el consenso de hoy en la Argentina. Ese consenso pasó por una derogación de las leyes, no por su anulación en el Parlamento, por lo tanto quiero respetar ese consenso.

 

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