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PARALIZAN OBRAS EN AGRONOMIA POR ORDEN DE UN JUEZ
Los vecinos ganan la pulseada

La Justicia ordenó paralizar una construcción de la UBA en Agronomía por falta de estudio de impacto ambiental. Es elprimer fallo que aplica la ley de medio ambiente en la ciudad. na13fo01.jpg (11551 bytes)
La construcción de 5300 metros cuadrados de aulas quedó paralizada por orden del juez.
Los vecinos sostienen que la obra implica la tala de árboles y la desaparición de aves.
Por Eduardo Videla

t.gif (862 bytes)  La Justicia porteña ordenó paralizar una construcción de 5300 metros cuadrados que la Universidad de Buenos Aires lleva a cabo en el predio de la Facultad de Agronomía, hasta tanto se realicen los estudios de impacto ambiental, y condenó al gobierno de la ciudad a “cumplir y hacer cumplir” la ley de protección del medio ambiente. Al aceptar un recurso de amparo presentado por los vecinos, el juez en lo contravencional Marcelo Vásquez concluyó que las autoridades comunales “omitieron en forma flagrante” su deber de controlar esa obra y que su “inacción se extendió a la falta de control de los comercios que, sin habilitación alguna, funcionan dentro del predio de la UBA”.El conflicto por la construcción en Agronomía se inició a mediados de setiembre, cuando los vecinos descubrieron que la UBA levantaba un nuevo edificio en ese espacio verde, el cuarto en importancia en la ciudad. A mediados de 1998, la Universidad había inaugurado un edificio destinado a aulas, de 5800 metros cuadrados, y el nuevo emprendimiento, denominado Módulo Docente II, era parte del proyecto global Centro Universitario Paternal, que incluye además un tercer edificio.Si bien el predio pertenece a la UBA, el 39 por ciento de su superficie estaba abierto al uso público. Los vecinos sostienen que con las obras, ese espacio se reducirá al 12,1 por ciento. Como impacto negativo en el medio ambiente, señalaron la tala de árboles y la desaparición de especies de aves como pájaros carpinteros, calandrias y zorzales, por el aumento del ruido y la circulación de vehículos. Con esos argumentos, presentaron un recurso de amparo con el objeto de paralizar la obra, al considerar que estaban en riesgo sus derechos a la salud, la seguridad y el medio ambiente. La presentación la encabezó María del Carmen Martínez, en su doble condición de abogada y vecina del barrio.El amparo se inició contra el Gobierno de la Ciudad, por supuesta inacción en el cumplimiento de las normas: al Ejecutivo porteño le compete la aprobación de todas las obras en la ciudad. El procurador general de la ciudad, Ernesto Mercer, contestó la demanda con argumentos que, a criterio del juez, resultaron “carentes de sustento legal” y “contradictorios”. El procurador negó que los demandantes tuvieran derecho a hacer el reclamo “por no acreditar un perjuicio que los afecte de un modo directo, personal e inmediato”, sostuvo que la obra fue iniciada antes de la sanción de la ley de medio ambiente y afirmó que la UBA se había comprometido a realizar los estudios de impacto ambiental. En un dictamen de 79 páginas –el primero en el que la Justicia aplica la ley 123, de medio ambiente–, el juez Vásquez rechazó los argumentos del procurador. Consideró “grave” la omisión que Mercier hizo de la regulación que existe en la Constitución de la Ciudad sobre la protección ambiental; sostuvo que “cualquier habitante” de la ciudad tiene derecho a un reclamo de este tipo; y rechazó la pretensión de exigirles a los propios afectados un informe de impacto ambiental: “Pretender que los individuos asuman esos compromisos básicos cuando el Estado se retrotrae injustificadamente en su ejercicio es un flagrante incumplimiento a las obligaciones derivadas de la Constitución”, argumentó.El juez comprobó además que “no es cierto que la construcción se haya iniciado antes de la sanción de la ley”. Y consideró que aun cuando se esté a la espera de un “presunto estudio de impacto ambiental que estaría realizando la UBA”, el gobierno debió “verificar in situ las posibles consecuencias perjudiciales, sin perjuicio de impedir el avance de las obras”. “Resulta absurdo esperar indefinidamente el cumplimiento (del estudio) para adoptar las decisiones conducentes ¿El gobierno le ordenaría a la UBA demoler las obras de comprobarse que alteran el equilibrio del ambiente?”, se preguntó el juez. Tras mencionar que, efectivamente, la Dirección de Obras dispuso el 18 de noviembre paralizar la construcción yque esa medida nunca se cumplió, calificó la conducta del gobierno como una “omisión arbitraria e ilegal”.Según la abogada Martínez, efectivos de la comisaría 47 notificaron el jueves 30 a los responsables de la obra que debían paralizar la construcción”. “Sin embargo, hoy (por ayer) seguían trabajando”. El jueves a última hora, cuando ya se iniciaba la feria judicial, el gobierno porteño apeló la sentencia.

 

 

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