Por Gustavo Veiga
Aldo
Rico manejará la seguridad deportiva en la provincia de Buenos Aires con solo
proponérselo. Tras el desmantelamiento del Instituto Bonaerense del Deporte que
determinaba lo que se hacía en materia de control y penalización en los espectáculos
futbolísticos, el ministro de Seguridad y ex coronel carapintada quedó en condiciones de
crear un organismo que se ocupará del tema. Al militar le interesa tomar en sus manos un
asunto conflictivo, como entenderse con los violentos que van a las canchas y provocan
desórdenes amparados por los dirigentes y otros personajes influyentes. Así se lo
confió Rico a Mario Gallina, el ex árbitro y ex director de seguridad deportiva
bonaerense, a poco de asumir en la cartera donde lo colocó el gobernador Carlos Ruckauf.
Con la nueva Ley de Ministerios votada en ambas cámaras provinciales a mediados de
diciembre, el área deportiva de la gobernación que había sido una de las columnas en
las que se apoyó la gestión de Eduardo Duhalde fue sacada del Ministerio de Gobierno y,
tras ello, desapareció el instituto que conducía Víctor Groupierre y la dirección de
seguridad deportiva que condujo primero Gallina y luego un colaborador suyo, Rubén
Noli.Hoy, cuando apenas falta un puñado de días para las Copas de Verano en Mar del
Plata y un mes para los campeonatos oficiales del Ascenso, sólo se conoce la voluntad de
Rico de ponerse al frente de la seguridad en el fútbol. Y el artículo 34 de la Ley del
Ministerios le permite crear una secretaría o una dirección para tener esa cuestión
bajo su tutela. La idea del ex coronel sería capacitar a una determinada cantidad de
efectivos policiales en la prevención y represión de incidentes en los estadios, con el
objetivo de que disminuya el número de personal que es asignado a esas tareas durante los
fines de semana.Así se trataría de evitar episodios como el que ocurrió en mayo del
99, cuando jugaron Atlético Campana y Defensores Unidos de Zárate, por el torneo
de Primera C. Durante el partido escaparon los presos de una comisaría de la zona porque
eran escasos los policías que custodiaban la seccional, ya que casi todos los agentes
estaban en la cancha.Los casi 60 empleados que poseía el Instituto Bonaerense del Deporte
y que ahora han quedado a la deriva tras la reforma ministerial en la provincia esperan
ser reinsertados en una futura Secretaría de Deportes que dependerá del gobernador
Ruckauf. Pero, en algunos casos, podrían pasar a las órdenes de Rico si la seguridad en
el deporte, con el fútbol como prioridad, llega a ser un tema de su área.Todo el
personal policial que revista en el Ministerio incluido el que cumplía funciones
administrativas ha vuelto a utilizar el uniforme azul de la Bonaerense, tal como
está previsto en las leyes 9550 y 9580 de 1980 en que la provincia era gobernada durante
la última dictadura por Ibérico Saint Jean. No hay más corbatas ni minifaldas y mucho
menos aritos o pelo largo en las oficinas donde manda el ex intendente de San Miguel. A
esa norma, entonces, deberán ajustarse aquellos que aspiren a conservar su trabajo y que
en el pasado trabajaron con Groupierre.De lo que está persuadida la gente del
desaparecido Instituto Bonaerense del Deporte es de que el futuro secretario del área
(ver aparte) no tiene interés en manejar la seguridad, un asunto tan delicado y que le
pesa a la mayoría de los funcionarios. De ahí que Rico cuente con chances de meter la
nariz en un problema que le demanda a la AFA la inversión de alrededor de 4.000.000 de
pesos anuales en policía adicional.Si esto se concreta, el ex coronel carapintada podrá
clausurar estadios o mandar a jugar a más de 100 kilómetros de su cancha a los clubes
cuyos barrabravas generen incidentes. Así se lo permiten la ley bonaerense 11.929 y sus
decretos modificatorios 4463/97 y 707/99. Equipos como Tigre, Quilmes, Defensa y Justicia,
Estudiantes de Caseros y Defensores de Cambaceres ya saben lo que es jugar como local en
Arrecifes o Pergamino. Aunque si hoy retornara la violencia en el fútbol que cerró 1999
entre el sábado 18 y el domingo 19 de diciembre hubo agresiones y heridos en varias
canchas, el actual gobierno bonaerense no tendría en quién delegar el control
centralizado de la seguridad deportiva. Pero, claro está, Rico saldrá a la cancha cuando
lo requieran y eso puede suceder muy pronto.
Fluidos contactos
Por G. V.
Soy muy amigo del Abuelo, el jefe de la barra de Boca. Y no sólo de él, sino de
muchos de sus integrantes. Es más, me vinieron a visitar varias veces a la cárcel cuando
estuve preso, dijo Aldo Rico, en declaraciones reproducidas por el desaparecido
vespertino Extra el 24 de mayo de 1991. El actual ministro de Seguridad bonaerense sabe
cómo tratar a los violentos, porque él ha ejercido la violencia contra el poder
constitucional en dos levantamientos durante la década del 80. Sobre sus relaciones con
el mundo del fútbol es muy poco lo que se conoce, aunque un hombre de las fuerzas armadas
que solía acompañar a la Doce habría sido el nexo entre Rico y esos
personajes cuando el militar carapintada estuvo detenido por las sublevaciones que
encabezó durante la presidencia de Alfonsín. De ahí la amistad a la que hacía
referencia el actual funcionario de Carlos Ruckauf, quien también, cuando fue embajador
en Italia durante el Mundial del 90, supo tratar al Abuelo hoy caído en desgracia. |
|