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Rico quiere ser la cara visible de la seguridad también en el fútbol

El ministro de Seguridad bonaerense pretende tomar en sus manos el tema de la violencia y está en condiciones de crear un organismo que se ocupe del tema. na18fo02.jpg (11709 bytes)
La figura de Aldo Rico se proyecta sobre lo que vaya a suceder en las tribunas de los estadios bonaerenses, como el de Independiente.
El ex coronel carapintada y ahora ministro de Seguridad de la provincia quiere encargarse de la violencia en las canchas.

Por Gustavo Veiga


t.gif (862 bytes)  Aldo Rico manejará la seguridad deportiva en la provincia de Buenos Aires con solo proponérselo. Tras el desmantelamiento del Instituto Bonaerense del Deporte que determinaba lo que se hacía en materia de control y penalización en los espectáculos futbolísticos, el ministro de Seguridad y ex coronel carapintada quedó en condiciones de crear un organismo que se ocupará del tema. Al militar le interesa tomar en sus manos un asunto conflictivo, como entenderse con los violentos que van a las canchas y provocan desórdenes amparados por los dirigentes y otros personajes influyentes. Así se lo confió Rico a Mario Gallina, el ex árbitro y ex director de seguridad deportiva bonaerense, a poco de asumir en la cartera donde lo colocó el gobernador Carlos Ruckauf.
Con la nueva Ley de Ministerios votada en ambas cámaras provinciales a mediados de diciembre, el área deportiva de la gobernación que había sido una de las columnas en las que se apoyó la gestión de Eduardo Duhalde fue sacada del Ministerio de Gobierno y, tras ello, desapareció el instituto que conducía Víctor Groupierre y la dirección de seguridad deportiva que condujo primero Gallina y luego un colaborador suyo, Rubén Noli.Hoy, cuando apenas falta un puñado de días para las Copas de Verano en Mar del Plata y un mes para los campeonatos oficiales del Ascenso, sólo se conoce la voluntad de Rico de ponerse al frente de la seguridad en el fútbol. Y el artículo 34 de la Ley del Ministerios le permite crear una secretaría o una dirección para tener esa cuestión bajo su tutela. La idea del ex coronel sería capacitar a una determinada cantidad de efectivos policiales en la prevención y represión de incidentes en los estadios, con el objetivo de que disminuya el número de personal que es asignado a esas tareas durante los fines de semana.Así se trataría de evitar episodios como el que ocurrió en mayo del ‘99, cuando jugaron Atlético Campana y Defensores Unidos de Zárate, por el torneo de Primera C. Durante el partido escaparon los presos de una comisaría de la zona porque eran escasos los policías que custodiaban la seccional, ya que casi todos los agentes estaban en la cancha.Los casi 60 empleados que poseía el Instituto Bonaerense del Deporte y que ahora han quedado a la deriva tras la reforma ministerial en la provincia esperan ser reinsertados en una futura Secretaría de Deportes que dependerá del gobernador Ruckauf. Pero, en algunos casos, podrían pasar a las órdenes de Rico si la seguridad en el deporte, con el fútbol como prioridad, llega a ser un tema de su área.Todo el personal policial que revista en el Ministerio –incluido el que cumplía funciones administrativas– ha vuelto a utilizar el uniforme azul de la Bonaerense, tal como está previsto en las leyes 9550 y 9580 de 1980 en que la provincia era gobernada durante la última dictadura por Ibérico Saint Jean. No hay más corbatas ni minifaldas y mucho menos aritos o pelo largo en las oficinas donde manda el ex intendente de San Miguel. A esa norma, entonces, deberán ajustarse aquellos que aspiren a conservar su trabajo y que en el pasado trabajaron con Groupierre.De lo que está persuadida la gente del desaparecido Instituto Bonaerense del Deporte es de que el futuro secretario del área (ver aparte) no tiene interés en manejar la seguridad, un asunto tan delicado y que le pesa a la mayoría de los funcionarios. De ahí que Rico cuente con chances de meter la nariz en un problema que le demanda a la AFA la inversión de alrededor de 4.000.000 de pesos anuales en policía adicional.Si esto se concreta, el ex coronel carapintada podrá clausurar estadios o mandar a jugar a más de 100 kilómetros de su cancha a los clubes cuyos barrabravas generen incidentes. Así se lo permiten la ley bonaerense 11.929 y sus decretos modificatorios 4463/97 y 707/99. Equipos como Tigre, Quilmes, Defensa y Justicia, Estudiantes de Caseros y Defensores de Cambaceres ya saben lo que es jugar como local en Arrecifes o Pergamino. Aunque si hoy retornara la violencia en el fútbol que cerró 1999 –entre el sábado 18 y el domingo 19 de diciembre hubo agresiones y heridos en varias canchas–, el actual gobierno bonaerense no tendría en quién delegar el control centralizado de la seguridad deportiva. Pero, claro está, Rico saldrá a la cancha cuando lo requieran y eso puede suceder muy pronto.

 

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Por G. V.
“Soy muy amigo del Abuelo, el jefe de la barra de Boca. Y no sólo de él, sino de muchos de sus integrantes. Es más, me vinieron a visitar varias veces a la cárcel cuando estuve preso”, dijo Aldo Rico, en declaraciones reproducidas por el desaparecido vespertino Extra el 24 de mayo de 1991. El actual ministro de Seguridad bonaerense sabe cómo tratar a los violentos, porque él ha ejercido la violencia contra el poder constitucional en dos levantamientos durante la década del 80. Sobre sus relaciones con el mundo del fútbol es muy poco lo que se conoce, aunque un hombre de las fuerzas armadas que solía acompañar a la “Doce” habría sido el nexo entre Rico y esos personajes cuando el militar carapintada estuvo detenido por las sublevaciones que encabezó durante la presidencia de Alfonsín. De ahí la amistad a la que hacía referencia el actual funcionario de Carlos Ruckauf, quien también, cuando fue embajador en Italia durante el Mundial del 90, supo tratar al Abuelo hoy caído en desgracia.

 

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