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EL ARTE ARGENTINO CONTEMPORANEO ES NOTICIA
El Lápiz que no se borra

Una de las mejores revistas de arte del mundo dedicó toda su última edición a laplástica argentina. Artistas y aristas.

Tapa de la última edición (doble) de “Lápiz”.
La Argentina entre los selectos números monográficos.

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Por Fabián Lebenglik

t.gif (862 bytes)  La revista española Lápiz, dedicada al arte internacional, dedicó su última edición, un número doble y bilingüe (158/159, diciembre de 1999 y enero del 2000) de 218 páginas, enteramente al arte argentino contemporáneo.Lápiz -.que se edita desde hace 18 años-. es una de las mejores publicaciones especializadas de arte contemporáneo del mundo y la primera revista de arte y estética española, con proyección y distribución internacional. La colección completa de la revista se ha transformado en una suerte de enciclopedia del arte contemporáneo y en una fuente de consulta permanente. A lo largo de sus casi dos décadas de publicación, Lápiz ha editado algunos números monográficos especiales, similares al dedicado al arte argentino, como por ejemplo los que se ocuparon del arte brasileño o del alemán, así como los varios números dobles o triples dedicados al arte español, norteamericano o portugués. A esto se agrega la cuidadosa y abundante guía bibliográfica, más el directorio de los museos y centros culturales, en este caso, de la ciudades de Buenos Aires, La Plata, Córdoba, Corrientes, Paraná, La Plata, Mendoza, Santa Fe, Rosario, Salta, San Juan y Tucumán.El número especial estuvo coordinado por la crítica de arte y curadora independiente española Rosa Olivares, ex directora de la revista (el editor y actual director, José Alberto López, pasó por Buenos Aires para la presentación de la edición monográfica), quien convocó para temas específicos a los siguientes críticos e investigadores argentinos: Beatriz Sarlo (Cultura y sociedad: las últimas décadas), Marcelo Pacheco (Movimientos artísticos desde las vanguardias históricas); Andrea Giunta (Vanguardia, internacionalismo y política en el arte de los 60), Fernando Farina (Arte concreto, neoconcreto y posconcreto), Jorge López Anaya (Conceptualismo), Laura Batkis (Lo grotesco, lo paródico y el kitsch), Eva Grinstein (Nuevas tendencias, nuevos artistas), Elena Oliveras (La escultura), Julio Sánchez (Fotografía), Carlos Basualdo (Arte argentino fuera de Argentina) y Ana María Telesca (Coleccionismo en Buenos Aires).A los aportes de los colaboradores se suma, a modo de colofón, el de la coordinadora, con una mirada extranjera -.desde afuera-. sobre la situación del arte argentino. En su artículo, Rosa Olivares escribe que “igual que sucede con otros muchos países -.entre ellos España-. los artistas argentinos están esperando ese milagro que no suele ocurrir: que alguien, seguramente llegado desde lejos, descubra el interés de su situación plástica, la riqueza de sus orígenes cosmopolitas y diversos, y los sitúe adecuadamente en la ola de la actualidad. Hasta ese momento la vida continúa atrapada entre lo que nunca fue, pero pudo haber sido, entre lo que pudo ser y no fue. Como en un tango”... “Sin embargo hay algo en lo que todos los implicados están de acuerdo, tanto los artistas como los coleccionistas, los críticos y los teóricos e incluso las aisladas galerías que sobreviven en Buenos Aires: hace falta una activación del sector. Con una infraestructura inexistente la situación artística del país difícilmente podrá remontar y tanto sus artistas como sus teóricos tendrán que continuar esta diáspora que ya se ha iniciado lentamente”... “La necesidad de una ampliación de esta infraestructura es un clamor al que une a todas las voces...”.Después de una breve enumeración de los principales centros de exposición de Buenos Aires, Olivares escribe: “No parece que las revistas que se publican, muy de vez en cuando, cuenten con el interés ni la consideración del supuesto público al que deberían ir destinadas, los críticos no tienen donde escribir y se refugian en la páginas de los diarios, sin duda las de mayor nivel de toda América latina”. Másadelante, luego de elogiar el nivel de los teóricos, críticos y profesores, afirma que los artistas, a su vez, se refugian en el creciente número de colecciones privadas y en la gran cantidad de premios que se ofrecen en cada temporada. Finalmente Rosa Olivares apunta: “La existencia de mitos vivientes, de pocas personas que detentan todo el poder y las decisiones artísticas, tanto para decidir quiénes exponen en los museos como para conceder becas, ayudas, cargos, estancias en el extranjero, participaciones en actividades internacionales, etc. Son las mismas personas que van acumulando todo el poder, tal vez sin la sensación ni la intención de estar haciéndolo, sin darse cuenta que con su afán por ayudar, por hacer las cosas como se deben hacer, se convierten en una especie de obstáculo al desarrollo general, que ocupan tanto espacio que no dejan sitio para nada ni para nadie más”. La curadora remata sus artículos con un elogio del nuevo coleccionismo argentino y un palo dedicado a ciertos “asesores”, “especuladores” e “intermediarios”.Así como se saluda el esfuerzo y la calidad del número especial de Lápiz, también se debe señalar una gran ausencia. A lo largo de la revista varios articulistas citan a Borges; una de esas citas remite a la lúcida observación borgeana sobre la ausencia de camellos en el Corán, aludiendo a la no inclusión de lo obvio en determinados corpus textuales. Paradójicamente, algo que debería resultar obvio en una entrega monográfica sobre arte argentino contemporáneo es la obra de Guillermo Kuitca, el gran ausente de esta edición, aunque sí está mencionado fugazmente por Marcelo Pacheco (donde Kuitca figura en su carácter de fenómeno) y más extensamente por Eva Grinstein, quien lo trata en su condición de docente, en relación con las distintas ediciones de la Beca Kuitca.Pero la obra de Kuitca, la que lo transformó en uno de los más importantes artistas argentinos contemporáneos está presente en imagen sólo por compromiso, ilustrando el artículo de Olivares, quien no se ocupa de tal o cual artista en especial. Increíblemente el pintor está excluido del artículo de Carlos Basualdo (curador argentino residente en Nueva York) que trata sobre “arte argentino fuera de Argentina”. Es decir que Kuitca es el camello de este corán. Tal vez esto se deba a que el artista argentino forma parte de una categoría de un solo integrante: él mismo. O a que hace más de una década que no exhibe en la Argentina (aunque ha realizado la totalidad de sus pinturas en Buenos Aires). En este sentido, el “exilio” argentino que sufrió su obra por distintos motivos se reproduce –como gesto típicamente argentino– en este trabajo monográfico. En la obra de Kuitca -.que ha generado descendencia en otros artistas argentinos y extranjeros y ha sido consagrada en los principales museos y galerías del mundo así como en todas las bienales internacionales-. se registran múltiples lecturas e interpretaciones. Su obra se relaciona con la historia del arte y la literatura, con la ópera, la política, la geopolítica, el teatro (o, mejor, la teatralidad), la historia argentina, la inmigración, las idas y vueltas entre vida y obra y vida y ficción, la relación entre la arquitectura y el espacio, etc. Como la del camello en el Corán, la de Kuitca se transforma en una ausencia elocuente en el contexto de este número de la revista. Pese a esta ausencia (entre otras menos notorias), la última edición de Lápiz es un intento válido, en donde se sistematiza el arte local de los últimos años, que vale la pena para todos los interesados en el arte argentino contemporáneo. (Lápiz está distribuida por Prometeo, de Corrientes 1916, y por Librería Técnica CP67, Florida 683).

 

Talleres, cursos y carrerasArte con los Amigos

La Asociación de Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes organiza desde hoy una serie de talleres y un curso teórico. Los talleres de dibujo y pintura están a cargo de Ariel Mlynarzewicz –”La mirada que pinta”–, todos los martes de 10 a 12 o de 19 a 21; Jorge González Perrin dará los talleres de “Collage”, los miércoles, de 10 a 12 y uno dedicado a los jóvenes, los mismos días, de 17,30 a 20. Norberto Onofrio estará al frente de un taller de dibujo, los miércoles, de 10 a 12. Ana Tarsia dará un taller de dibujo y color, los jueves de 19 a 21. El curso teórico –”Cómo mirar y ver la pintura”– estará a cargo de Adriana Laurenzi, los miércoles de 19 a 21 (hasta el 23 de febrero). Además, la Asociación dicta carreras cortas que otorgan puntaje para los agentes de la administración pública, docentes de todos los niveles y egresados de instituciones terciarias y universitarias. Informes e inscripción: en el hall de la Asociación, avenida Figueroa Alcorta 2280, frente a la Facultad de Derecho, teléfonos 4804-9290, e-mail: [email protected]

 

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