OPINION
El ídolo caído
Por Alfredo Grieco y Bavio |
Con
la excepción del almirante Horthy, regente de Hungría y calvinista, los dictadores
derechistas de Europa occidental y central fueron de educación católica. El 10 de
diciembre, la muerte de Franjo Tudjman, padre de la Patria croata, ampliamente
apoyado por la Iglesia, hizo posible que en las elecciones legislativas del lunes
donde su partido fue derrotado llegara a su fin uno de los más gobiernos más
violentamente nacionalistas de la ex Yugoslavia. Como con Franco, como antes con Stalin,
sus súbditos no se atrevían a declararlo muerto. Y tampoco a declararlo incapacitado
para el gobierno. Sólo a admitir que desde la terapia intensiva,
temporariamente, no podía ejercer la presidencia. El adelanto de las
elecciones legislativas fue una maniobra preparada con ese cuidado próximo a las intrigas
cortesanas más que a los procedimientos de una democracia. El partido de Tudjman, vencido
en las elecciones de ayer, había gobernado desde 1990. Cuando al año siguiente, en el
descalabro de Yugoslavia, el país alcanzó sus aspiraciones históricas y la categoría
de Estado, adoptó la bandera de la fugaz independencia anterior que los nazis le
concedieron en la Segunda Guerra Mundial. Para los vecinos serbios, que recordaban el
medio millón de muertos en el campo de exterminio de Jasenovac, fue como si volvieran a
izar la esvástica. Y una vez más fueron las armas alemanas, esta vez contrabandeadas,
las que mantuvieron la lucha contra los serbios y bosnios (Tudjman odiaba visceralmente al
islamismo), y Alemania fue uno de los primeros países en impulsar el reconocimiento de la
Croacia independiente.El nuevo gobierno promete colaborar con el Tribunal Penal
Internacional que juzga los crímenes en la ex Yugoslavia. El régimen de Tudjman se
había mostrado renuente a colaborar, dada su incentivación y defensa de los
paramilitares croatas contra serbios étnicos y bosnios musulmanes. Muy pronto se verá si
el nuevo gobierno está dispuesto a entregar a los incriminados. También en Bosnia se
sintieron mejor, porque el partido de Tudjman reclamaba una Bosnia croata. El nuevo
gobierno contribuirá, inevitablemente, a salir del aislamiento internacional al que
arrojaron al país las formas locales del populismo y nazionalismo, las dos ideologías
más favorecidas en el Este después de la caída del Muro. Pero al electorado le
importaba más salir de la miseria, de las ollas populares, del 20 por ciento de
desempleo, del pago de sueldos siempre atrasados para los que tienen la suerte de tener un
empleo. |
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