Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


REPRIMENDADE RUCKAUF A RICO POR SU AMENAZA A TRES FOTOGRAFOS
“Esta es una última advertencia”

Enterado de que su ministro amenazó a los reporteros con “perseguirlos con la policía”, el gobernador le ordenó públicamente disculparse y lo mandó a “perseguir delincuentes, no periodistas”. El carapintada mandó una carta a los medios donde no se retractó.

na03fo02.jpg (14868 bytes)

Julio Macchi, vocero de Ruckauf, fue a disculparse con los reporteros gráficos amenazados.
Federico Guastavino y Gabriela Grosso lo saludan. Atrás, María Cerutti y Facundo Pechervsky.

na03fo01.jpg (16380 bytes)

El gobernador Carlos Ruckauf convocó a una conferencia de prensa donde vapuleó a su ministro.
“Lo que tiene que hacer es traer a los asesinos de la nena de Pilar, a los asesinos del taxista de Ranchos.”


Por Felipe Yapur

t.gif (862 bytes)  Fue el martes y en un escenario poco feliz para el periodismo: Pinamar. Con los brazos en jarras y su mirada de duro, el embetunado ministro de Seguridad bonaerense, Aldo Rico, gritó amenazante a tres reporteros gráficos que lo fotografiaban: “Les voy a mandar la policía para que los persiga”. Al día siguiente el que gritó fue el gobernador Carlos Ruckauf: advirtió duramente a su ministro y lo obligó a pedir disculpas. Pero la obediencia debida –en este caso– no fue una de las cualidades del ex militar. Pidió perdón tibiamente y a renglón seguido aseguró que todo era “un malentendido”. Después envió una carta a los directores de los medios donde trabajan los fotógrafos donde dice que la amenaza era “inexistente”, y haciendo gala de una llamativa subordinación a la Justicia instó a que “quien se haya sentido víctima de tal delito recurra a los tribunales a fin de su correspondiente esclarecimiento”.
El martes, en Pinamar, Rico había dicho a tres reporteros gráficos: “Para qué quieren más fotos. Ustedes se masturban con las fotos, ustedes son peores y les voy a mandar a la policía para que los persiga”. No bien se enteró, Ruckauf ordenó que pongan a su ministro al teléfono. Cuando sonó su celular, Rico sabía quién lo llamaba.
–¿¡Pero qué hizo, Rico!? –lo increpó molesto Ruckauf.
–Le aseguro, señor gobernador, que no pasó nada –se excusó el militar.
–Pero no puede ser. Usted tiene que parar esto. Por favor, inmediatamente pida disculpas y envíe una carta a los directores de esos fotógrafos. Le reitero, deténgame este escándalo –ordenó el mandatario.
–Le insisto, señor. No ocurrió como dicen los medios –se defendió una vez más Rico.
–No importa lo que haya dicho. Usted se tiene que cuidar más que nadie. Pida disculpas y terminemos con esto –ordenó, sin sonreír, Ruckauf.
Inmediatamente, el gobernador convocó a una conferencia de prensa donde no ahorró calificativos para con su subordinado: “Le hice una última advertencia: él está para perseguir a delincuentes, no a periodistas. Yo asumo la responsabilidad por ser gobernador, que no voy a permitir que esto vuelva a suceder. El funcionario de la provincia que esté bajo mi mando y al que le molesten las fotografías, que renuncie”, dijo antes de recordarle al Ministro que “lo que tiene que hacer es traer a los asesinos de la nena de Pilar, a los asesinos del taxista de Ranchos. Eso es lo que quiero de la estructura de seguridad, es lo que le reclamé al Ministro, la instrucción que le di por la mañana”.
Rico buscó cumplir con la orden, a su manera. Desde Bahía Blanca pidió las reclamadas “disculpas” a la prensa por el incidente que tuvo en Pinamar. Parco, a desgano, atribuyó todo a “un malentendido”. “No lo desmiento, ha sido un malentendido, pero pido disculpas”, repitió tres veces, emulando al discípulo Pedro cuando negó a Cristo. Algo que reiteró en la carta, donde también negó el incidente. En ella reconoció que “mi relación con los medios de prensa no es la más feliz, pero lejos está de mi ánimo amenazar a nadie, ya que ése no es mi estilo”. Una curiosa definición para un ministro de Seguridad, que considera a las amenazas parte de una forma de ser y no un delito.
Durante todo el día se especuló que el gobernador bonaerense había considerado la posibilidad de relevar a su ministro, mientras organizaciones como ARGRA, UTPBA y FATPREN exigían la dimisión del embetunado funcionario (ver aparte). Sin embargo, voceros de la Alianza local interpretaron que sólo se trató de “una puesta en escena” para bajar los decibeles. En respaldo de su tesis aseguraban que si bien el reto más importante provino del Ejecutivo bonaerense, curiosamente el único apoyo también provino del mismo lugar.
El vicegobernador Felipe Solá sorprendió a todos cuando consideró que lo que dijo Rico constituye una “torpeza”, algo “totalmente criticable”, pero “no grave”. “Es lamentable la torpeza de Rico, pero honestamente no creo que haya sido una amenaza real. Rico es así, no me parece gravísimo”. Durante la tarde, bajo expresas instrucciones del gobernador, el secretario de Medios provincial, Julio Macchi, se encontró con los reporteros gráficos María Eugenia Cerutti (Clarín), Facundo Pechervsky (La Nación) y Federico Guastavino (Noticias). Según los fotógrafos, Macchi dijo que “lo que hizo Rico es una barbaridad. Una frase así no puede ser malinterpretada”. El funcionario se reservó una sorpresa para el final al informarles que Rico les pedirá personalmente disculpas el próximo domingo en Pinamar.
El de ayer no fue el primer sofocón que Ruckauf sufre gracias a declaraciones de su hombre fuerte. La sola nominación del intendente de San Miguel como posible ministro generó un gran revuelo. Ruckauf argumentó su decisión basándose en el holgado triunfo que logró en su distrito –más del 70 por ciento de los votos– y un sondeo que mostraba un apoyo del orden del 49,8 por ciento a la designación del ex militar. Pero aun así, el disgusto que precedió a la amenaza a los fotógrafos llegó el 23 de diciembre pasado cuando trascendió que Rico impulsaba una polémica resolución donde se prohibía a los empleados de su ministerio y al personal civil de la policía bonaerense el uso de pelo largo, aritos y minifaldas. Ruckauf tuvo que salir a poner paños fríos. Pero también concretó la primera advertencia a su colaborador: “El día que haya una discusión, el ministro volverá a San Miguel”.

 


 

ALTIERI Y UN FOTOGRAFO, TESTIGOS
“Muy desafortunado”

Por Adrián H. Mouján

t.gif (862 bytes) “La amenaza de Rico de enviarles la policía a los fotógrafos, yo no la escuché, porque estaba lejos. Pero respecto a su actitud hay que preguntarle a Rico, no soy yo quien debe dar respuestas”, fue el argumento del intendente de Pinamar, Blas Altieri, cuando Página/12 lo consultó sobre la siniestra advertencia que el ministro de Seguridad bonaerense, Aldo Rico, les lanzó a tres fotógrafos que lo retrataban mientras el funcionario visitaba la ciudad balnearia. Federico Guastavino, fotógrafo de Noticias y uno de los tres reporteros amenazados, consideró que el episodio protagonizado por Rico, “fue muy desafortunado, por la clase de amenaza, porque estamos a pocos días de que se cumpla otro aniversario del asesinato de José Luis Cabezas y con el juicio desarrollándose a menos de 200 kilómetros de aquí”.
Altieri, que recibió la visita de Rico el martes y lo acompañó durante su recorrida por Pinamar y la zona de General Madariaga, conversó con este diario y relató el episodio. “Nosotros nos dirigimos hacia donde está el helipuerto y allí se suscitó el incidente, al que yo tomo con cierta informalidad teniendo en cuenta la personalidad de Rico.” La supuesta “personalidad” de Rico fue la que lo llevó a amenazar a Guastavino y a Facundo Pechervsky, fotógrafo de La Nación, y María Eugenia Cerutti, reportera gráfica de Clarín. “Ustedes son peores. Les voy a mandar a la policía para que los persiga”, fue la advertencia de Rico.
“En ese momento, Eugenia (por la fotógrafa de Clarín) le dijo que `cómo podía decir eso en Pinamar, donde mataron a José Luis (por Cabezas)’. Ahí se calló, se dio media vuelta y se subió al helicóptero”, relató Guastavino. Ante una consulta de este diario sobre la decisión de Rico de amenazar a los periodistas en la misma ciudad en la que el 25 de enero de 1997 asesinaron a José Luis Cabezas, Altieri sólo señaló que “no estoy para opinar sobre estos temas, y además no relaciono una cosa con la otra”.
–Pero los periodistas y la gente que estaba en el Polideportivo de Pinamar dijeron que Rico estaba muy molesto. ¿Usted no intentó calmarlo?
–El no estaba enojado, y además cómo voy a tratar de calmar a Rico –un rato antes, Rico ya había mostrado su mal carácter ante los periodistas, cuando se levantó intempestivamente de la mesa en la que comía para increparlos con un: “Siempre tan desesperados y confundidos”.

 

otras voces

Asociación Periodistas
Expresamos el más enérgico repudio a las amenazas y los insultos del ministro de Seguridad bonaerense, Aldo Rico, contra un grupo de reporteros gráficos. Esta no es la primera ocasión que Rico aprovecha para descalificar a la prensa. Basta recordar que hace apenas dos semanas calificó a los integrantes del diario Clarín de mentirosos y miserables, enojado por una nota del matutino.

Graciela F. Meijide*
Rico ni siquiera percibe la enorme responsabilidad que tiene ante los ojos de todo el país. En ninguna ocasión corresponde la amenaza, pero el lugar que eligió (Pinamar) hace la situación particularmente siniestra, por las connotaciones que tiene la muerte de José Luis Cabezas.
* Ministra de Desarrollo Social.

Nelson Castro*
Repudiable. Esa es la palabra que le cabe a la amenaza de Rico. Me parece una brutalidad, un hecho lamentable. No me sorprende de Rico, pero es imperdonable y su disculpa de ayer fue claramente a instancias de Ruckauf. Considero que el gobernador le debería haber pedido la renuncia.
* Periodista.

Leopoldo Moreau*
Tarde o temprano, más temprano que tarde, iba a quedar en evidencia el error que significó la designación de Rico como ministro de Seguridad de nuestra provincia. En primer lugar, porque se trata de alguien que cree que todo problema o conflicto sólo puede resolverse a través de la violencia física o verbal, y en segundo lugar porque su figura y sus métodos impiden un consenso que es condición básica para abordar el problema de la seguridad que, precisamente, debería ser tratado como una cuestión de Estado.
* Senador nacional por la provincia de Buenos Aires.

Utpba*
Repudiamos enérgicamente las amenazas efectuadas por el ministro de Seguridad bonaerense, Aldo Rico, contra tres reporteros gráficos y un periodista que se encontraban cubriendo su visita a la ciudad de Pinamar. El condenable episodio no hace más que remarcar la continuidad de una política de ataque al periodismo y al derecho a la información de una sociedad, que agrega a su preocupación el hecho del lugar de la amenaza (Pinamar) y los destinatarios (reporteros gráficos).
* Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires.


 

La tormentosa relación del Ñato con la prensa

Por Laura Vales

na02fo01.gif (23751 bytes) t.gif (862 bytes) Suponer que Aldo Rico tiene una particular mala relación con la prensa sería una injusticia para el resto de la humanidad. Lo saben los discapacitados de San Miguel que alguna vez osaron esperarlo en la puerta del municipio para plantearle algún reclamo, tildados por el ex teniente coronel de “vagos y haraganes”; los médicos del Hospital Larcade, a los que calificó de “horda de roja de desarrapados”; los políticos de la oposición, de los que le gusta pregonar que le “dan lástima”, y las mujeres de la Alianza a quienes dedicó el piropo de “guarangas y con cara de malqueridas”. Pero en los años que lleva de político profesional Rico ha dado muestras de que la prensa, además del inocultable desprecio que genera en él todo aquel que lo importune con discrepancias, le despierta otro tipo de ansiedades.
El ministro de Seguridad bonaerense tiene antecedentes por enfrentamientos con el periodismo anteriores a las amenazas contra los fotógrafos en Pinamar, a quienes el martes espetó si querían las fotos “para masturbarse” antes de advertirles que mandaría a la policía para que los persiguiera. Rico prefiere evitar el contacto directo con los medios y sus conferencias de prensa suelen ser largos monólogos de los que se retira sin dar tiempo a preguntas incómodas. El problema es cuando no lo logra.
–Ustedes son unos miserables –bravuconeó frente a Christian Johansen, periodista del semanario La Hoja a poco de asumir como intendente de San Miguel. La atropellada dejó a todos con la boca abierta y le evitó responder sobre el pase de una concejal del PJ a la Alianza.
Juró como ministro de Seguridad bonaerense casi sin hacer declaraciones. “Me está esperando la gente y no los periodistas”, fundamentó. Y pocos días más tarde, enojado porque una nota reveló que había pedido un jeep para pasar revista al personal de la escuela de policía Juan Vucetich, acusó al semanario Veintidós de dedicarse a “intoxicar las mentes y los espíritus difundiendo hechos tergiversados, deformados, exagerados o inexistentes”.
Durante la toma del hospital Larcade, cuando una patota riquista copó el Concejo Deliberante de San Miguel y agredió a los ediles de la oposición, Rico dio una improvisada conferencia de prensa en la que con estilo triunfal resumió el escándalo con una sola frase: “Vinieron a buscar pelea, la tuvieron y perdieron”, fue la explicación sobre la rodilla rota del concejal de la Alianza Julio César Franchino. Y enfrentó los cuestionamientos con quejas sobre la “corporación de prensa”. Sus seguidores convirtieron esa crítica en una amenaza de muerte. La sufrió la periodista María Luisa Conforte, de Radio Rivadavia, a quien se acercó uno de los patovicas de Rico para decirle “A vos...”, mientras se pasaba un dedo por la garganta, en señal de degüello. Casi al mismo tiempo, otro cronista escuchó a uno de los fornidos custodios que decía: “A esa (por Conforte) hay que bajarla porque pregunta mucho”.

 

OPINION
Rico, el florentino
Por Miguel Bonasso

La realidad no suele ser cartesiana (y menos en la Argentina), pero todo indicaría que empezó la cuenta regresiva de Aldo Rico al frente del estratégico Ministerio de Seguridad bonaerense. “El florentino”, como lo llama con fina ironía un experto en temas policiales, ha ido esta vez demasiado lejos con su exabrupto: amenazar con la policía, en Pinamar, a reporteros gráficos, cuando el juicio oral vuelve a poner en el centro de la escena el asesinato de José Luis Cabezas, es una grosería inadmisible aun para el que ha hecho de la bestialidad un modo de vida. Y así se lo hizo notar, con dureza y rápidos reflejos, el gobernador Carlos Ruckauf. Que ideológicamente puede ser tan autoritario como Rico, pero es un político pragmático e inteligente que no desconoce el poder de los medios en la era de la democracia globalizada. Aunque Ruckauf confirmó a Rico al frente del Ministerio, no se privó de anunciar que le había dado un ultimátum: debía perseguir a los delincuentes y no a periodistas o ciudadanos inocentes. Un segundo error de ese calibre no será perdonado. Respondiendo, en parte, a sus viejos hábitos cuarteleros, Rico acató la orden del Jefe y pidió perdón de mala gana y con gruñidos, pero también envió una carta a los medios agraviados donde niega que se haya producido el diálogo en cuestión y sostiene que todo se debió a un malentendido. “Insto a quien se haya sentido víctima de tal delito (amenazas) recurra a los tribunales a fin de su correspondiente esclarecimiento.” Una autocrítica que no lo es y que prenuncia futuras tempestades, similares a la ocupación del Hospital de San Miguel durante su cuestionada intendencia. Para muestra basta un botón del conflicto con los taxistas, a quienes no quiere recibir y agravia en la memoria de su joven compañero asesinado. Barricadas y humaredas en la sede de un poder provincial que le ganó las elecciones prometiendo orden y seguridad no son precisamente cartas que jueguen a favor del “Ñato”. Todo esto dará al traste con el “asturiano que nunca se rinde” (aunque es especialista en rendiciones), mucho antes de lo que se supone. Antes de que nada de esto ocurriera, una fuente de inteligencia de la Policía Bonaerense había confiado a este cronista que Rico “no pasa de marzo”. A pesar de sus alianzas con algunos sectores de la Maldita Policía, pesaba en su contra la vieja desconfianza entre “milicos” y “patas negras” que viene de la época de la última dictadura militar. Cuando perpetraron juntos muchas atrocidades sin por eso llegar a quererse nunca.
Entre sus duras declaraciones desautorizando a Rico, Ruckauf cometió un nuevo error al decir que, pese a todo, el ex militar estaba “trabajando bien”. No hay evidencias que confirmen este aserto. Salvo las manifestaciones del propio interesado. Que no es creíble. Las estadísticas de Rico en esta materia suelen ser tramposas: en su propio feudo de San Miguel dijo en 1998 que la delincuencia había descendido un 42 por ciento mientras la Suprema Corte de la provincia aseguraba que había aumentado en un 45 por ciento.


otras voces

Adepa*
Convivencia civilizada, tolerancia y disposición permanente para rendir cuentas de sus actos son requisitos indispensables para ejercer la función pública. Todo esto ha sido duramente avasallado por quien tiene que velar por la seguridad de los bonaerenses. Ante la magnitud del desatino, y frente a la seguridad de seguir construyendo diariamente la democracia anhelada, puntualizamos que no son tiempos de malentendidos ni disculpas.
* Asociación de Entidades Periodísticas de la Argentina.

Luis Patti*
Más allá de si existió la amenaza o no, Rico, como ministro, está representando al gobernador. En ese sentido, enojarse porque le sacan fotos no corresponde. Una de sus obligaciones es mantener una relación fluida y no enojarse con la prensa. Son las reglas del juego.
* Intendente de Escobar.

Luis Majul*
Me pareció tan desubicado y repudiable lo que hizo Rico como pertinente la reacción del gobernador Carlos Ruckauf. Los vaticinios de que Rico iba a estallar tarde o temprano fueron hechos por un montón de colegas. Fuimos muchos los que dijimos que una persona con un desequilibrio emocional tan importante no puede tener un cargo tan relevante.
* Periodista.

Argra*
Repudiamos las declaraciones del ministro de Seguridad Aldo Rico y pedimos su renuncia. La amenaza de mandarles la policía para que los persiga, en Pinamar, en pleno mes de enero, no sólo recuerda la sombra ominosa de Yabrán, sino que fue hecha en tierras del ex comisario Gómez, de Prellezo, de Camaratta y Luna.
* Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina.

 

PRINCIPAL