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LOS LEGISLADORES PORTEÑOS NO TOMAN VACACIONES
Negociarán en la pelopincho


Por Santiago Rodríguez

t.gif (862 bytes)  La Legislatura porteña –o, al menos, buena parte de sus miembros– no se tomará vacaciones. Es que los diputados comenzaron a debatir ayer la ley electoral y como no llegaron a un acuerdo para aprobarla –se necesitan dos tercios–, quedaron en seguir trabajando a lo largo de este mes en busca de un consenso que permita sancionarla en los primeros días de febrero. Pero, además, durante enero el edificio de Perú y Diagonal Sur será escenario de muchas de las conversaciones que los partidos políticos del distrito –y, en particular, la Alianza y Nueva Dirigencia– mantienen con los ojos puestos en las próximas elecciones para jefe de Gobierno de la Ciudad.
La sanción de la ley electoral forma parte, en cierta medida, de las negociaciones abiertas entre los aliancistas y los hombres de Gustavo Beliz. En la Alianza consideran que un apoyo de Nueva Dirigencia resultaría importante y constituiría toda una señal para el objetivo final que persiguen: que el partido del ex ministro del Interior apoye al candidato de la coalición a la jefatura de gobierno, Aníbal Ibarra, en un eventual ballottage contra Domingo Cavallo.
“Comenzamos la sesión con la firme intención de lograr los votos necesarios para sancionar la ley. Lamentablemente los partidos de la oposición prefirieron no facilitarnos todavía el acuerdo necesario para su aprobación”, rezongó la presidenta del bloque de la Alianza, Gabriela González Gass.
Pero más allá de las quejas en público, los aliancistas están convencidos de que finalmente conseguirán los dos tercios que se requieren para aprobar la ley electoral y que serán los diputados de Beliz quienes se sentarán en sus bancas para llegar a ese número. Las conversaciones ya están en marcha y el frepasista Eduardo Jozami aclaró, en el mismo recinto, que “nuestro proyecto es modificable en aras del consenso”.
Las elecciones porteñas serán el primer test electoral que deba enfrentar la Alianza y para los frepasistas representan la oportunidad para reponerse de la derrota de Graciela Fernández Meijide en la provincia de Buenos Aires. Ibarra aparece hasta ahora primero en las encuestas aunque no supera el 50 por ciento de los votos, lo cual lo obligaría a disputar una segunda vuelta con Cavallo, quien lo secunda en los sondeos.
Los dirigentes que manejan la campaña del candidato aliancista priorizan un acuerdo con Beliz en torno de la ley electoral con la mira puesta en el eventual ballottage, pero también porque consideran prácticamente imposible llegar a un consenso con el PJ. “Esta ley no puede responder a la demanda política de una sola elección como pareciera pretender la Alianza”, advirtió la peronista Kelly Olmos, mientras que su compañero César Torres acusó a la Alianza de “no construir consenso con las minorías”.
Abel Fleitas Ortiz de Rosas –el legislador de Nueva Dirigencia que se quedará por estos días trabajando con Olmos, Jozami y el radical Facundo Suárez Lastra– no descartó un acuerdo en torno de la ley electoral. “Empezamos a debatir y hay coincidencia en la necesidad de sancionarla”, explicó a Página/12.
La alternativa de respaldar a Ibarra en una hipotética segunda vuelta es otro cantar. “No hay ninguna posibilidad de un acuerdo con la Alianza”, afirmó el diputado belizista Miguel Doy.
Los operadores que manejan la relación entre Nueva Dirigencia y la Alianza no se niegan, de todos modos, a evaluar ninguna hipótesis. En un escenario en el cual una polarización Ibarra-Cavallo podría licuar el caudal electoral de Beliz, cuanto más tiempo pase menor será el poder de negociación del ex ministro del Interior.

 


 

LA IGLESIA CORDOBESA CRITICA
Luz roja para privatizar

t.gif (862 bytes) ”Hay que evitar secuelas perniciosas en las personas y en las familias, obviando lo que puedan ser inadmisibles consecuencias de una globalización deshumanizante”, advirtió la Pastoral Social de Córdoba al gobernador José Manuel De la Sota en referencia a la privatización de empresas públicas que proyecta la administración justicialista. La respuesta del ministro de Gobierno provincial, Oscar González, fue inmediata. “La simple preocupación sin solución o alternativa no tiene sentido”, afirmó al intentar clausurar el ping-pong de anuncios y réplicas.
José Manuel de la Sota había anunciado la incorporación de capital privado a empresas que permanecen bajo la órbita estatal. La Empresa Provincial de Energía de Córdoba (EPEC), el Banco de la Provincia de Córdoba y Lotería de Córdoba serían las afectadas por la avanzada privatizadora local. La publicidad de la medida generó un comunicado por parte del Equipo Arquidiocesano de Pastoral Social de Córdoba reclamando por el resguardo de los trabajadores y su seguridad social. La Iglesia subrayó que “cualquier sistema de privatización que se utilice debe contener las normas precisas de protección de la continuidad laboral”.
A su vez, la contestación del oficialismo no se hizo esperar. “Celebramos que la Iglesia tenga preocupaciones por las cuestiones sociales pero nosotros también las tenemos y, por eso, estamos tratando de evitar el colapso de las empresas públicas, que en la situación en que se encuentran actualmente podrían dejar a miles de trabajadores sin su fuente laboral”, argumentó González apropiándose –al menos, discursivamente– de la preocupación por el desempleo. Además, el ministro cordobés puso en juego la palabra de su jefe recordando que De la Sota “garantizó que nadie perderá su fuente de trabajo”.
El titular de la Pastoral Social, Horacio Saravia, reforzó el comunicado con declaraciones a la prensa y explicó que “la Iglesia acompaña a los trabajadores en una seria preocupación porque cuando se toca el trabajo se toca toda la médula social y nadie puede dudar de que la privatización tiene relación con el trabajo”.

 

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