Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


LA GUERRA DE OFERTAS GRATUITAS PARA CONQUISTAR VERANEANTES
A la caza del cliente playero

Desde enviar un e-mail, obtener un libro en préstamo, usar un discman por un rato o hacerse una limpieza de cutis: todo se consigue gratis este verano en las playas. Los sponsors afinan sus estrategias para seducir clientes y lograr que vuelvan.

En una playa se pueden conseguir prestados discman durante una hora y media.
También allí es posible mandar e-mails o ver videos: todo para conquistar clientes.

na17fo01.jpg (10583 bytes)

Por Alejandra Dandan
Desde Pinamar y Villa Gesell

t.gif (862 bytes) “Hola mi amor, cómo te va/ Me alegro que la estés pasando tan bien en Pico.” Joaquín apreta send desde la avenida del Mar, dentro de un parador blanco piedra. El amor suyo obtendrá en breve una carta que Philips vuelve electrónica. Pero Joaquín duda: sabe que Terra, dos balnearios más allá, le ofrece un set de cabinas vidriadas, monas y recatadas. Se pone nervioso, quiere contarle a su amor: le han dicho que si se queda con Philips, apenas pise la arena caliente será cuidadosamente protegido por un bronceadorcito y toallón. Obsequio de los dueños de la parada club. El chico se debate como cada visitante de estos parajes. Cada balneario busca anclar en terreno propio a esos turistas aún poco soleados que han comenzado a poblar estos lugares. Esa búsqueda se vuelve guerra abierta cuando las promotoras echan a andar vestidas de sponsors, sobre la arena. En Gesell, Cariló y Pinamar, con sólo sentarse en su reposera amiga se puede conseguir una cara nueva envuelta en limpieza facial gratuita, sea cara de hombre o mujer. También un libro prestado, o un discman durante una hora y media. Eso sí, se devuelve. Después de todo, se trata de estar a tono mientras la función se monte.
Verónica está al habla las 24 horas. Sin tiempo, en todo momento dispuesta. Así lo exige esa nueva performance impuesta por las necesidades de un marketing desenfrenado. Atiende en Cariló las playas auspiciadas por Mastercard con ayudita de Musimundo. Desde los patios internos, un sujeto alto sale de su carpa. Frente a un mostrador indica su ubicación. El hombre pide el último título de Pablo Coelho, lo espera y se marcha. Podrá retener su libro durante la tarde, igual que aquella mujer curiosa que llega por primera vez a estas playas. Ella no tiene carpa paga en Master Cariló, por eso debe pasar al salón lectura para escoger una obra entre las veinte en stock y probar de qué se trata eso de leer los obras best seller de las que tanto hablan los amigos. Sobre algunos puffs, la estantería repite entre diez y quince veces el lomo de Junior, la vida de Fernando de la Rúa o la esencial obra completa de Coelho.
Lejos de ahí, uno de los hombres de relaciones públicas pone cara de preocupado. Hace un año su marca pagó 13 mil pesos por sponsorear un balneario más allá de la Frontera. “Hoy por ese lugar los que están ahora pagaron 150 mil”, dice mientras jura que no entiende y jura además que nadie recuperará esos números.
El sponsor es el doble apellido con el que funcionan los balnearios. Desde allí se fijan identidades a lo largo de los sesenta balnearios de por aquí. Nadie prohíbe el paso ni el acceso a los paradores. La entrega de los productos funciona por selección natural.
“Antes de entregarle el disc man, te fijás un poco”, dice Mariana Rosales, asesora de imagen pública de Philips en ese parador desde donde Joaquín le sigue escribiendo a su chica pampeana. “En Philips no les llamamos discman –diferencia ella– sino reproductor de cd o de casette.” Esos reproductores se prestan –previo depósito del documento del interesado– y circulan en manos del beneficiario durante hora y media. Después se devuelven aunque la función podrá continuar dentro de un parador empeñado en fabricar estadías prolongadas o consumo de tecnología fuera de temporada. Por eso Joaquín podrá decir a su novia que ha mirado “El guardaespaldas” en la flat tv del parador. O mejor, si la chica no entiende traducir a: la miré en pantalla gigante, echado en un silloncito del comedor. Allí las 42 pulgadas están secundadas por un equipo de reproductor.
Los juegos de seducción no concluyen. El tono siempre será el mismo: nada de dinero en el cambio, esos cálidos lugares de doble apellido te lo regalan. Acodado detrás de un puestos de venta, el hombre de las doble tracción de Suzuki pasa en limpio tanto camino de dádiva: “A nosotros loque nos interesa es mostrarnos”. Y por eso Martín instaló su puesto de salida en la entrada de Pinamar y desde allí ofrece gratis un safari a los médanos ubicados al otro extremo de la linda ciudad. Las cuatro ruedas son montadas por hora y media por personas que nunca subieron a uno de estos lindos coches, se pierden, se ríen y desde la calle la ciudad se maravilla ante el paso de la fortaleza motorizada. Y todo puede llegar a brillar mucho más: cuando las camionetas negras de Mitsubishi motors salen en peregrinación, a la misma hora, sobre los mismos médanos. Todos cargados de paseadores de temporada.
Pero la caza de potenciales clientes del verano tiene sus limitaciones.
–Me parece que cuando dijimos que eramos docentes no nos quisieron más. Piensa Silvia, docente de San Cristóbal. Se persiguió, explica, después que ganó una cena en la Parada 1 y la promesa de recorrer la Disco Appart Ocean. Acababa de probar el placer de andar en Mercedes por la promoción de Test Driver. Pero el entusiasmo se fue cuando quiso recorrer el Appart y todos los promotores estaban ocupados. Pero en fin, todavía queda la cena y estas lindas reposeras gratis de Pizza Banana. Y después la heladerita, porque dice que no tiene nada que ver con este “show off de temporada”. Integrante del turismo gasolero, la playa le regaló ayer champagne y ese necesario chequeo diario de mails para Juan, su chico. Ese chequeo se hace donde doña Nora hace cola. Frente a una fila de cabinas vidriadas, está tranquila. No por las máquinas ahora fuera de sistema sino porque cuando funcionan no tiene que acompañar a su marido, 73 años él, al ciber café “lleno de chicos ruidosos”.
Y así todo sigue en regla, dentro del show o fuera.

 

Cultura en remera y ojotas

El pintor Pérez Celis presenta su obra en el Refugio del Vino de la Altera Galería de Arte, de Shaw y Martín Pescador, en Pinamar. La exhibición está organizada en el marco del ciclo organizado por las bodegas Etchart, que preparó además para cada viernes de la temporada un especial de música. Este viernes a las 21 se presenta Adriana Nano y su espectáculo “Tango, para partir siempre”. Y el sábado, en el ciclo de autores, presentan a Eduardo Maicas con “Lo pasado dibujado”, una muestra en tono humorístico sobre el pasado.
A lo largo de la temporada, en Villa Gesell se volverán a repetir los Encuentros Corales de Verano, en el Anfiteatro Pinar de la avenida 10 y 102. Este sábado desde las 19 se presentará el Coral de 9 de Julio, dirigido por Lilian Kuffer de Imhof; el Polifónico de Montevideo de Educación Secundaria, dirigido por Nora Rossel; y estará además la Universidad Católica de Santa Fe.
Pinamar se prepara para repetir el ciclo de historias de escritores organizados por editorial Planeta cada viernes en el Hotel del Bosque. La cita aparece impresa entre unas grillas que entrega la sede de la Secretaría de Turismo. El ciclo presentará mañana a Olga Wornat, a las 20, en el Hotel. Una semana más tarde estará Félix Luna, y pasarán por allí también Miguel Bonasso y Carlos Gorostiza.


Mar del Plata con paraguas

Mar del Plata ya tiene unos 200 mil visitantes, que están lejos de llenarla: según los operadores turísticos de la ciudad, el grueso de los veraneantes llegará recién el próximo viernes. La información del área sostiene que en los hoteles de cinco estrellas el índice de ocupación ronda el 60 por ciento, mientras que en los de cuatro está entre el 40 y el 55 por ciento de su capacidad.
Ayer, toda esa gente corrió: debió escapar de la playa cuando el cielo descargó un aguacero, que entró en los registros como la primera lluvia del 2000 en el balneario. Hasta entonces el tiempo había sido perfecto para quienes veranean allí: cielo límpido y calor. Tanto, que antes de la lluvia ayer se registró la máxima del verano: 34,1 a las 14. Una hora después el cielo se puso negro y la gente tuvo que recoger sombrillas y reposeras y huir a refugiarse bajo los escasos y muy requeridos techos cercanos.
En tanto, la ciudad preparaba algunos megaeventos para, se espera, atraer nuevos turistas: el 10 de enero se concretará la quinta edición del desfile “Mar del Plata moda show”, en las escalinatas de Playa Grande. Allí se presentarán las colecciones de Paco Rabanne, Ives Saint-Laurent, Di Doménico, Trosman/Churba, Silvia Pesci, Giovanna Di Firenze, Jorge Ibáñez y Adriana Costantini, entre otros. También, entre el 8 y el 30 de enero se realizará en el puerto local la XVIII Fiesta Nacional de los Pescadores.

 

PRINCIPAL