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OPINION
Extasis del éxito
Por Carlos Stroker

Se vive dentro de una sociedad exitista, donde es frecuente escuchar que el éxito está, casi exclusivamente, vinculado al triunfo, al dinero, al poder, a la fama, a la noche. No se admite, casi nunca, que la derrota forme parte de lo cotidiano. Si ganás, está bien, llegás a la cima. Si perdés, quedás en el camino, sos descartable. A otra cosa. Es, lamentablemente, así. Y el exitismo empieza a buscar culpables. O, lo que es igual, los voceros de esa premisa empiezan a arrojar nombres y apellidos. No importa la persona, importa el resultado. Si la derrota llama a tu puerta, quiere decir que alguien tiene la culpa. Y quizá la culpa exista y se encuentre en esa importante porción de la sociedad que no permite aceptar la caída. Con la muerte de Marilyn Monroe los norteamericanos se dedicaron a buscar a los responsables: Joe Di Maggio, Arthur Miller, JFK. No les resultaba admisible que el emblema femenino se hubiera quitado la vida. Puede que, sin embargo, la diva no haya soportado la presión de ser la versión femenina del éxito. También sucedió con Elvis Presley. El ídolo musical, un defensor del militarismo intervencionista, era considerado el referente perfecto. Los barbitúricos lo perdieron y la multitud lo lloró en Graceland. Pocos se preguntaron si Monroe y Presley no habían sido víctimas del virus del éxito. ¿Qué habría pasado si el martes se hubiera anunciado la muerte de Maradona? ¿Qué hubiera sucedido con la sociedad argentina? La hipocresía buscaría afuera culpables. Como es lógico, habría llantos infinitos, imágenes constantes de su envidiable talento futbolístico. Maradona es mortal, igual que todos, y ojalá pueda seguir soportando la presión que le colgaron los que quisieron congelarlo en el éxito o transformarlo en un referente. “No puedo ser ejemplo de nadie”, les respondió Maradona cantidad de veces. A ellos, a los amantes del éxito, no les importa qué pasa por dentro de Maradona. Para decir la verdad, tampoco les importa lo que circula por su sangre. Hoy, el ex jugador no tiene contratos de exclusividad, no tiene sponsors. Por eso, el equipo de los exitosos ya no lo quiere. Diego lo sabe y hoy lucha para ser Diego. Maradona, será siempre.

 

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