Por Fernando DAddario Como si quisiera
dejar constancia de su prescindencia de los vaivenes políticos y económicos que vive el
país, el Festival de Cosquín ha decidido seguir dando la nota en diversos frentes: en
primer lugar, fue reestatizado luego de una breve y poco feliz experiencia privatizadora.
La 40ª edición, que comenzará el próximo 22 de enero, será organizada por la
Comisión Municipal de Folklore, que responde al intendente justicialista Alberto Bustos.
Es, sin duda, otra anomalía del destino. Durante años, el gobierno menemista a nivel
nacional coincidió con una administración radical en Cosquín. Hoy sucede exactamente lo
contrario. Y, por último, Julio Mahárbiz, que parece ajeno e inmutable al devenir de los
vientos políticos, volverá a ocuparse de la locución del festival, aunque todos saben
que su poder excede con creces la altisonancia de su ya emblemático grito inaugural:
¡Aquí... Cosquín!.Esta tarde se anunciará en Córdoba la programación de
un evento que estuvo a punto de cancelarse. A poco menos de un mes de su realización, no
se sabía quién estaría a cargo de la organización, con lo cual tampoco estaba claro
cuál sería el perfil artístico del festival. Ahora se sabe que estarán casi todos los
históricos y los exponentes del llamado nuevo folklore: Los
Chalchaleros, Soledad, Los Nocheros, Horacio Guarany, Cuti y Roberto Carabajal y el Dúo
Coplanacu, entre otros, han confirmado su participación. Integrantes siguen negociando la
contratación de Mercedes Sosa, con quien existen diferencias económicas.El escándalo
que sacudió a Cosquín en las últimas semanas tuvo que ver con la rescisión del
contrato que comprometía a la empresa Lowe para la organización del festival. El
conflicto estuvo superficialmente guiado por una cuestión económica (la Intendencia de
Cosquín acusó a Lowe de no haber pagado el canon establecido de 260 mil dólares ni el
seguro de caución, y de no haber invertido el dinero convenido en obras de remodelamiento
en la plaza Próspero Molina, mientras que el empresario Alfredo Abraham dice que
cumplieron con todo lo pactado), pero esconde una razón de fondo: la nueva
administración de Cosquín no coincidía con el perfil que Lowe pretendía imponerle al
festival. En diálogo con Página/12, Juan Carlos Ortiz, uno de los integrantes de la
Comisión Organizadora, señaló que la intención es recuperar el viejo espíritu
de Cosquín. Ortiz, jefe de Prensa del festival, es además sacerdote de Caritas. En
ese viejo espíritu coscoíno parecen estar incluidas la contratación de
Mahárbiz (peleado con Lowe) y la consecuente elección de artistas
genuinamente folklóricos. En Lowe argumentaban que para garantizar la
rentabilidad del espectáculo (que se desarrolla durante nueve noches consecutivas) debía
abrirse el espectro (se había hablado, inclusive, de la posibilidad de contratar a
Ricardo Montaner). En la comisión opinan lo contrario: Este es un festival popular
señala Ortiz, y hace mucho tiempo que no da ganancia. Nosotros queremos que
la gente que no puede entrar, lo disfrute desde la calle, porque Cosquín es un fenómeno
cultural. Para esta ciudad, el festival es la vida. La actual comisión se formó
luego de las últimas elecciones municipales, a instancias de un foro
coscoíno constituido por representantes de las fuerzas vivas de la ciudad. De aquí
en más, el problema a resolver será el financiamiento del festival. La comisión no
tiene un centavo, y la ciudad de Cosquín arrastra un déficit importante, que incluye una
deuda con el Banco de Córdoba. La idea de los organizadores es que, con la programación
en la mano, se acerquen los sponsors. Si no aparecen solos, esperan que Mahárbiz haga
magia con los contactos que supo aceitar en las últimas cuatro décadas de dominio
absoluto del evento. Y si esto también falla, se encomendarán a Dios y a todos los
santos. No en vano tienen en la comisión a un sacerdote, la peña oficial de Cosquín
estará al lado de la Iglesia y lo obtenido de las ofrendas (es decir del vino, el locro y
las empanadas que se vendan en ella) del público folklorista será donado a Caritas.
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