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JUICIO ORAL Y PUBLICO A ASTIZ POR APOLOGIA DEL DELITO
“¿Sabés por qué mata un milico?”

El ex integrante del Grupo de Tareas que funcionó en la ESMA durante la dictadura será juzgado por las declaraciones donde dijo que era el “hombre mejor preparado para matar a un político o a un periodista”. El delito por el que se lo acusa es excarcelable.

Alfredo Astiz, alias “El Angel Rubio”, alias “El Cuervo”.
Secuestrador de la fundadora de Madres de Plaza de Mayo.

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Por Victoria Ginzberg

t.gif (862 bytes)  El 25 de febrero comenzará el juicio oral y público contra el ex marino Alfredo Astiz. “Soy el hombre mejor preparado para matar a un político o a un periodista”, dijo en enero de 1998 en un reportaje publicado por la revista 3 puntos. “El Angel Rubio” o “El Cuervo” fue acusado por sus palabras, ya que las leyes de Obediencia Debida y Punto Final impiden que sea condenado por los crímenes que cometió. El delito de apología, por el que será juzgado, merece de un mes a un año de prisión y es excarcelable. El juez Claudio Bonadío, el mismo que llevó la causa en su etapa de instrucción, será el magistrado que juzgará a Astiz. El proceso se inició a raíz de la unificación de la decena de denuncias que se presentaron después de la entrevista publicada por 3 puntos La defensa del ex marino –quien perdió su condición de militar cuando se conocieron estas declaraciones– estará a cargo de la defensora oficial Perla Martínez de Buck. Gerardo Di Masi será el fiscal que llevará adelante la acusación. En mayo de 1998 Bonadío procesó a Astiz y dictó un embargo de dos mil pesos sobre sus bienes. Después de que lo notificaran de esa medida, el Cuervo concurrió personalmente a los tribunales de Comodoro Py para apelarla, pero la Sala I de la Cámara Federal la confirmó. “¿Sabés por qué mata un milico? Por un montón de cosas: por amor a la patria, por orgullo, por machismo, por obediencia”, le dijo a la periodista Gabriela Cerruti el ex marino que se infiltró durante la dictadura en el grupo de familiares de desaparecidos que se reunía en la iglesia de la Santa Cruz. En esa entrevista también manifestó que “todos los días vienen camaradas a pedirme que encabece una sublevación”. La estrategia de la defensa fue argumentar que Astiz no sabía que el reportaje iba a ser publicado, ya que para que se verifique el delito de apología, las declaraciones del acusado deben ser públicas. En abril de este año, los fiscales federales Carlos Cearras y Pablo Rechini respaldaron esta posición y concluyeron en que el ex marino había, simplemente, incurrido en una “actuación imprudente” y que no correspondía elevar la causa a juicio oral. Pero los camaristas Luisa Riva Aramayo y Horacio Vigliani coincidieron con Bonadío en que el proceso debía seguir adelante. Según estos jueces el imputado sabía que la conversación con la periodista se trataba de una entrevista. El juicio oral que comenzará el 25 de febrero durará entre dos y tres días y contará con una quincena de testigos. Quienes declararon en la etapa de instrucción, Cerruti, otros empleados de la revista 3 puntos y el contraalmirante retirado Aurelio “Za Za” Martínez (quien actuó de nexo entre Astiz y la periodista) serán citados nuevamente. Además, la defensa propuso testigos “de concepto”, es decir que hablarán sobre Astiz y no sobre el hecho puntual que se investiga. En las audiencias públicas en las que El Angel Rubio esté en el banquillo de los acusados, volverá a ventilarse una pericia psiquiátrica que se le efectuó al ex marino. Esos estudios, de los que participó el Cuerpo Médico Forense del Poder Judicial junto a dos “peritos de parte” propuestos por Astiz determinaron que el ex marino “se encuadra en los parámetros de normalidad jurídica”.Antes de ser beneficiado por la ley de Obediencia Debida, Astiz estaba procesado por 18 delitos cometidos como oficial del Grupo de Tareas que actuaba en la Escuela de Mecánica de la Armada y había eludido por prescripción la condena por el secuestro de la joven sueca Dagmar Hagelin.

 

Refugiado político

En su primer dictamen oficial, la subsecretaria de Derechos Humanos, Diana Conti, se pronunció a favor de que se le reconociera el status de refugiado al ciudadano peruano Julio César Mera Collazos y que, en caso de que se lo deniegue, sea asilado en un tercer país que garantice su no devolución a Perú. Mera Collazos y su mujer, Silvia Díaz, fueron detenidos el 14 de agosto de 1998, el mismo día que Carlos Menem y Alberto Fujimori se entrevistaron en la Casa Rosada y el gobierno peruano pidió la extradición de la pareja, acusados de pertenecer a Sendero Luminoso. Collazos vivía en Argentina hacía ocho años. Debido a la falta de garantías y por considerar que la pareja era objeto de una persecución política, sus abogados defensores solicitaron que ambos fueran considerados refugiados políticos. El Comité de Elegibilidad para los Refugiados (Cepare) había aceptado la demanda de Díaz, pero rechazado la de Collazos. El dictamen de la subsecretaría, elaborado por César San Juan –encargado de la oficina de Informes Técnicos– explicita que “no existen fundamentos para considerar que (Collazos) ha cometido los actos que se le imputan” y que hay un temor fundado por informes de organismos internacionales acerca de que el acusado sea torturado en caso de ser extraditado. Conti cuestionó, además.


 

ABOGADA DE DESAPARECIDOS FRANCESES EN BUENOS AIRES
En París quieren al marino

Por V.G.

t.gif (862 bytes) “Las familias francesas nunca se quedaron contentas con la única decisión sobre Astiz”, afirmó la abogada francesa Sophie Thonon, representante de los familiares de ciudadanos franceses desaparecidos en la Argentina durante la dictadura militar. Thonon reclamó que Alfredo Astiz sea extraditado a Francia, donde en 1990 fue condenado en ausencia por el secuestro y las torturas de las monjas francesas Alice Domon y Leonie Duquet. Ayer se reunió con el ministro de Justicia, Ricardo Gil Lavedra, para pedir colaboración con los juicios contra militares argentinos abierto en Francia en 1998 ya que el juez francés Roger Le Loire desea venir al país a tomar declaraciones a testigos y posibles imputados. –¿Cómo fue la entrevista con el ministro? –Hablamos de los dos temas que nos preocupan: Astiz y los exhortos del juez Le Loire que van a llegar a la Argentina dentro de poco. Le recordé que Astiz fue condenado el 16 de marzo de 1990 por la Corte Penal Suprema de París a cadena perpetua y que después hubo una orden de captura de Interpol válida para todo el mundo, incluida la Argentina, que nunca fue ejecutada. No sabemos cómo se tramitó. Interpol dijo que nunca hubo respuesta de parte de la Argentina. El ministro se preocupó por esa situación, dijo que la orden debe estar en algún lado y que iba a investigar. Respecto de los exhortos, el juez francés Roger Le Loire, que está haciendo la instrucción de los casos de 14 ciudadanos franceses desaparecidos en la Argentina, quiere venir a la Argentina para interrogar y juntar información sobre el tema. El pedido aún no llegó. –Si se concretan las extradiciones, ¿Francia tendría prioridad sobre España respecto de Astiz?–La diferencia con España no es sólo respecto del tiempo sino de la naturaleza del pedido mismo. Garzón actúa en una instrucción mientras que Francia actúa sobre la base de una condena. La fuerza jurídica es distinta. Desde hace 10 años pedimos que Astiz sea extraditado y lo reiteramos cada vez que va a Francia una autoridad argentina.–¿Como evalúa los cambios en la Argentina y Francia entre 1990, cuando Astiz fue condenado, y la actualidad? –En la Argentina ustedes los conocerán mejor: hay un cambio evidente. Hay juicios que se abren y los máximos responsables de las Juntas están encarcelados. En Francia el arresto de Pinochet puso de vuelta sobre la escena el tema de estas violaciones a los derechos humanos. Las familias francesas nunca se quedaron contentas con esa única decisión contra Astiz. Ahora Francia aceptó la desaparición forzada como un delito continuo. Un crimen común prescribe en diez años porque se estima que después de ese tiempo hay pocas pruebas y que se instaló una cierta paz civil que quedaría afectada si se busca al criminal. El crimen de lesa humanidad funciona exactamente al revés; más pasa el tiempo, más elementos hay y es más difícil para la comunidad nacional e internacional olvidarse. –¿Qué opina acerca de que Astiz sea juzgado aquí por lo que dijo y no se lo haya podido condenar por lo que hizo?–Pienso que las leyes de Obediencia Debida y Punto Final y el Indulto son una infamia para una democracia. Es un precio regalado a la impunidad. Que se haga un juicio a Astiz por las declaraciones espantosas que hizo es lo menos que podía hacer la Justicia argentina.

 

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