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Por Roque Casciero
Sin embargo, Cosby, Stills, Nash y Young insisten en mirar hacia delante. De hecho, ése es el título de su nuevo álbum: Looking forward, aparecido a fines del año pasado. Y planean presentarlo a gran escala, con una gira --ampulosamente titulada CSNY2K-- por treinta y cuatro ciudades norteamericanas, para la que están preparándose: comenzará con el show del 24 de este mes en el Palace de Detroit. Serán cuarenta y un shows, con dos en el Madison Square Garden de Nueva York para los que ya no quedan entradas. En realidad, el tour iba a empezar antes, pero debió postergarse porque Nash se quebró ambas piernas en un accidente cuando navegaba en su barco. Mientras se recuperaba, Crosby trabajó en un disco del grupo CPR (en el que toca junto a su hijo James), Stills jugó al golf y Young organizó una nueva edición de los conciertos benéficos para la escuela The Bridge (creada por él para que asistieran sus hijos discapacitados). CSNY, por tratarse de un supergrupo formado por solistas, siempre adolesció de cohesión como banda. Eso volvió a manifestarse en Looking forward, que resulta un disco agradable... y muy desparejo. Como era de esperar, lo mejor hay que buscarlo por el lado de Young. El canadiense, que fue recuperado por la Generación X (hizo una gira con Sonic Youth y grabó un disco con Pearl Jam), entrega cuatro composiciones con su nivel habitual. La que le da nombre al álbum es especialmente buena y ni siquiera puede considerarse una patinada el hecho de que "Slowpoke" parezca una nueva versión de "Heart of gold" (de Harvest, 1971). Además, Young toca su guitarra en once de los doce temas del álbum y eligió los músicos que participan en sus canciones, relegando a sus compañeros a las melodías vocales. No es demasiado sorpresivo que lo más distintivo del trabajo sea precisamente la conjunción de las gargantas privilegiadas de estos cincuentones: siempre ha sido la marca registrada de CSNY. Por sugerencia de Young, todas las voces fueron grabadas con los cuatro frente a un micrófono, armonizando en vivo. "Quería que mis hijos tuvieran la oportunidad de verme tocando con estos tipos", explicó Young cuando se le preguntó por qué aceptó volver con sus viejos compañeros de ruta. A principios de 1999, CSN habían emprendido una gira –-aunque sin material nuevo para presentar-- y el canadiense se sumó espontáneamente en un show para hacer "Ohio" y "Carry On", dos clásicos del cuarteto. Los músicos siguieron en contacto. Crosby, Stills y Nash empezaron a trabajar en un disco autofinanciado, pero no estaban conformes con el material. "Las canciones que estábamos haciendo eran demasiado suaves –-recuerda Stills--. Pensé que necesitábamos un poco más de energía, así que le pregunté a Neil si quería venir a tocar en algunos tracks". Crosby: "Escuché que Neil iba a venir a trabajar en una canción de Stephen y pensé: 'Bárbaro. Será bueno verlo de nuevo'. Pero al mismo tiempo sabía que no debés contener la respiración esperando a Neil Young. El realmente marca su propio camino". Pero Young no sólo apareció, sino que se mostró tan entusiasmado con las canciones que, sin que nadie lo hubiera propuesto, empezó a nacer un nuevo disco de CSNY. "Ellos no tenían compañía discográfica, realmente estaban en el estudio por las suyas –-recuerda el canadiense--. Me di cuenta de que estos tipos estaban comprometidos para hacer su álbum. Y sonaba bárbaro: tenían un montón de buenas canciones y todo el mundo estaba pasándola bien". Cuando Young aportó sus propios temas, estuvo claro que el supergrupo había vuelto a la vida. Entre enero y julio del año pasado, el cuarteto mezcló las canciones grabadas en varios estudios de Los Angeles. Cuando todo parecía estar listo, los portadores de la "C", la "S" y la "N" recibieron un mensaje del "Señor Y": "Lo que grabamos es un buen comienzo, pero podemos hacerlo mejor". Así que Crosby, Stills y Nash viajaron hasta el rancho de su compañero y registraron composiciones recientes, como "Queen of them all" y "Someday soon". Entonces el disco empezó a tomar su forma definitiva. Según David Crosby, el cuarteto continúa hablándole a aquellos muchachos de los 60, que hoy tienen tantas canas como los propios músicos: "Escribimos sobre temas que realmente importan. Tratamos de no componer material liviano, de cabezas huecas, sino de escribir desde la experiencia real y la vida. Y eso nos pone en un lugar donde le escribimos a gente que está pasando por lo mismo que nosotros. Como la canción 'Dream for him': no podés haber amado a un niño o haber tenido hijos y no haberte hecho esas preguntas ('Cómo le explicás este mundo que vemos/ a todos los inocentes que trajimos a este lugar'). Mucha de la música de hoy sólo se trata de furia, depresión, frustración y violencia, pero creo que hay un montón de gente ahí afuera a la que le gustaría tener esperanzas y sentir amor y tener relaciones y crecer y cambiar y algo". "Hay un par de temas sociales –-dice Stills-- sobre por qué debemos intentar comunicarnos con los jóvenes y tratar de ponernos en sus zapatos. De eso trata 'No tears left': de parar antes de empezar a putear a los chicos, de adoptar su punto de vista y escuchar toda la mierda que tienen que tolerar de parte de nuestra generación. Yo me encuentro totalmente de su lado... todavía soy algo rebelde, algo hereje." Graham Nash, en tanto, se siente orgulloso de que el cuarteto haya "hecho sentir menos sola y menos loca a la gente". "En esos momentos antes de irte a la cama, cuando analizás qué carajo está pasando con tu vida, pienso que le hemos dado a muchas personas algún punto de vista diferente sobre las mismas cosas de siempre. Y definitivamente creo que hemos sido una influencia positiva en la vida de la gente."
LA LARGA HISTORIA DE UN CUARTETO LEGENDARIO
La aparición del grupo en el primer Woodstock (el verdadero, ¿hace falta aclararlo?) fue una marca generacional. En 1970, el tema compuesto por Joni Mitchell como conmemoración del festival integró el primer álbum de CSNY, Dèja Vú. Este, a pesar de no ser una obra maestra, le transmitió un mensaje de esperanza, dice la leyenda, a toda una generación de mentes contraculturales y, de paso, permitió algunos avances notables para la música folk. Casi todos los temas son clásicos: "Helpless", "Carry on", "Country girl", "Woodstock", "Everybody I love you"... Con las grabaciones de los recitales hechos para presentar Dèja Vú, en 1971 se publicó 4-Way Street, un álbum doble en vivo (reeditado en CD con varios bonus tracks). Enseguida Young se fue para seguir con su carrera solista, pero volvió en 1974 para una gira por grandes estadios. En el '76, durante un breve período existió la Stills-Young Band, que terminó cuando el canadiense le envió a su compañero una nota en la que decía: "Querido Stephen, es divertido cómo algunas cosas que empiezan espontáneamente terminan de la misma manera. Comete un durazno, Neil". Además de proveerse de fruta, Stills volvió a juntarse con Crosby y Nash, y juntos lograron un considerable suceso. El cuarteto se unió por tercera vez en 1988. Young había prometido que volvería a grabar con sus compadres si Crosby dejaba las drogas, que lo habían tenido al borde de la muerte en más de una ocasión. El ex Byrds lo hizo y CSNY volvió a los estudios, pero el resultado no fue el esperado: American dream es un disco realmente desalentador, con una producción muy ochentosa y canciones nada memorables. A partir de ese momento, Young comenzó una etapa de excelencia, con discos insoslayables como Ragged glory, Weld, Harvest moon y Sleep with angels. Mientras, para CSN empezó la decadencia, que llegó a su punto más bajo con Live it up. Pero con la nueva versión de Crosby, Stills, Nash & Young a punto de salir a las rutas nuevamente, estos hombres canosos han cobrado nuevos bríos. Si hasta prometieron tocar canciones que nunca han grabado, para felicidad de los fabricantes de discos piratas...
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La matemática se va al
demonio con Crosby, Stills, Nash & Young, un grupo de ¿rock? que parece negarse a
aceptar el paso del tiempo. Es que esta banda de la generación Woodstock está saliendo
otra vez al ruedo al comenzar el siglo XXI, y propone una serie de conciertos que le
mostrarán al público canciones que no envejecen, cómo era la cosa cuando casi todo era
principio para la música que Elvis Presley comenzó a parir y Los Beatles patentaron. A
contramano de lo que dicen los más elementales manuales, en el caso de este grupo el
resultado total no es igual a la suma de las partes, sino bastante superior. Por separado,
sólo Neil Young ha mantenido una carrera exitosa (eso sí, bastante errática durante los
años 80), aunque nunca de la proporción que implica formar parte del "cuarteto del
millón de dólares", como lo llama la prensa especializada de Estados Unidos. David
Crosby, Stephen Stills y Graham Nash, en cambio, han ido descendiendo progresivamente en
la consideración pública, incluidas sus esporádicas reuniones como trío. Pero cuando a
la sigla CSN --tan devaluada en los últimos tiempos que el grupo fue echado por el sello
Atlantic-- se le suma la "Y", inmediatamente parecen reverdecer viejos laureles.
Y aparece el recuerdo de la banda de la era de las manifestaciones anti-Vietnam, del
flower power, del hippismo soñándose eterno.