Por Diego Schurman
 Rodolfo
Daer ingresa en su despacho como una tromba. En la calle el calor apremia. En el quinto
piso de la CGT el aire acondicionado le permite disfrutar de unos amargos bien calientes.
En pocos minutos su semblante se relajará. Y comenzará a mencionar palabras como
lealtad, amor y pasión. En todos los casos será para hablar de política. “Es que
el peronismo es un sentimiento”, dice tras la primera pitada de un cigarro
dinamarqués, una debilidad que no abandonará a lo largo del reportaje.
–¿Y la Alianza qué es?
–La Alianza no es una alternativa progresista y superadora al gobierno de Menem, sino
que nació como una Alianza contra Menem.
–Eso es lo que decía Menem.
–Y es verdad. En materia tributaria, en la respuesta a los pedidos del juez Garzón,
en el impuestazo... no veo medidas progresistas. Nada nuevo.
–Me parece que quiere correr por izquierda a la Alianza.
–...nnnno. Yo reclamo una agenda progresista.
–¿Por qué la CGT suele hacer diferencias entre radicales y frepasistas?
–Porque son diferentes. Recuerdo que “Chacho” Alvarez en vísperas del
golpe del ‘76 no militaba mientras otros seguíamos sosteniendo la posibilidad de la
democracia.
–¿El rechazo al Frepaso no será porque levanta la bandera contra la
corrupción?
–La corrupción no es nueva en el mundo. El que es corrupto que vaya preso. Pero
dejemos de hablar de corrupción porque es como anestesiar al pueblo argentino. No quiero
un país absolutamente prolijo con la gente muriéndose de hambre.
Talón de Aquiles
Daer vuelve a manotear la cajita de “Davidoff”. Es el tercer cigarrillo al
hilo. No escamotea histrionismo. Aunque de a ratos se sumerge en profundos silencios,
prolongándolos con una larga exhalación de humo.
–¿Tienen expectativas con lo que ofrece la Alianza?
–Uno quiere el éxito. Pero las primeras medidas muestran que ceden ante las
presiones del establishment financiero.
–¿El PJ no hubiera hecho lo mismo?
–No. El PJ es revolucionario. La Alianza sólo administra la crisis. Fíjese que la
Alianza pensaba cobrar un impuesto a las empresas monopólicas de servicios, siguiendo la
experiencia de Tony Blair, pero después archivaron la idea por presión del
establishment. De la Rúa tiene que darle contenido social. Pero vuelve a cargar con los
aspectos más regresivos de la política tributaria. –¿La reforma laboral
que propone la Alianza también es regresiva?
–Sí. Acá no hace falta ninguna reforma laboral nueva. La que promueven ahora sólo
amplía el período de prueba, tal como pidió Teresita Terminassian, del FMI. Los
problemas se resuelven negociando los convenios colectivos de trabajo. No hace falta más
que eso.
–Durante la gestión de Menem, la CGT apoyó una reforma laboral de Erman
González que aprobó la reducción de las indemnizaciones.
–Pero el proyecto lo criticó el Fondo Monetario.
–Porque no satisfacía todas sus demandas. Pero contemplaba algunas de ellas,
como la reducción de las indemnizaciones.
–Pero se resguardaron otros aspectos. Se le dio poder a las organizaciones sindicales
para hacer frente al poder financiero.
–El desempleo va a ser el talón de Aquiles del actual gobierno.
–Y sí. Así como trabaja el Gobierno, la desocupación no va a bajar.
Bosta de paloma
El mate queda decididamente abandonado. Y Daer dedica el cuarto cigarrillo a la interna
gremial. Sólo hace una pausa, breve, minúscula,para explicar cómo Migraciones se robó
la “h” de Daher, su verdadero apellido. “No sabían nada de turcos”,
se ríe.
–¿A usted le parece bien que los dos representantes de la CGT que trabajaron
con Víctor Alderete persistan en su cargo en el PAMI?
–Yo los conozco a Hermoso y Petrecca y los reivindico por su defensa a los jubilados.
La CGT va a participar en la normalización del PAMI.
–El Movimiento de Trabajadores Argentinos, que se había escindido de la CGT,
lo quería desbancar. Ahora se unió a la CGT, ¿cómo se entiende?
–Tuvo la sabiduría de dejar de lado cuestiones coyunturales para que prime el
interés colectivo. Y en mayo surgirán las nuevas autoridades.
–Se puede dar su reelección.
–Yo no quiero. Cumplí una etapa. Termino mi mandato de cuatro años.
–¿Qué opina de la aparición de la Central de Trabajadores Argentinos como
nuevo interlocutor gremial ante el Gobierno?
–Eso es malo. Yo le diría a Víctor De Gennaro y a Marta Maffei que se incorporen a
la CGT pluralista para luchar todos juntos.
–La CTA dice, entre otras cosas, que la CGT siempre discute como parte de la
interna justicialista. Y no la cree pluralista.
–No somos parte, tenemos el pensamiento peronista. Tenemos relaciones. Yo prefiero
dirigentes sindicales comprometidos que tengan sueños y utopías y no dirigentes
sindicales amarillos que son bosta de paloma, funcionales a los grupos económicos
nacionales e internacionales.
Vivir enamorado
Dice haber encontrado su amor en los 60. Pero no habla de su esposa Elsa ni de su
soñado Boca Juniors. Habla del peronismo, al que describe como una mujer. Por eso no
tiene empacho, en su enésima bocanada, en abordar la interna del PJ.
–¿La CGT se encolumnará en el proyecto de Menem o en el de Duhalde?
–...Menem deberá asumir la conducción y abrir un debate interno.
–¿Usted cree que la gente va a extrañar a Menem?
–Perón no decía que el peronismo era bueno sino que los que lo sucedían eran
peores. –Entonces entre Menem y Duhalde la CGT se queda con Menem.
–Contesto de esta manera: que no se cometa de nuevo el error de desconocer a las
organizaciones sindicales.
–Veo que Duhalde no los enamoró.
–Nosotros estamos enamorados de la gente.
–Pero la gente no está enamorada de ustedes.
–...bbbueno...
–El sindicalismo tiene una mala imagen entre la gente, según indican casi
todas las encuestas.
–Yo no percibo eso. Cuando aparecen esas encuestas sobre el supuesto desprestigio de
los dirigentes sindicales me llama la atención. En la historia política de nuestro
país, detrás de esa idea de crear una mala imagen de los dirigentes sindicales viene un
mazazo para los trabajadores. Eso pasó en vísperas del golpe del ‘76 y
desaparecieron 30 mil personas.
–¿No hace ninguna autocrítica del desempeño de los dirigentes gremiales?
–Tenemos aciertos y desaciertos. Pero no vivimos en una isla...
–Bueno... algunos tienen ingresos como para comprar una isla.
–Serán excepciones que confirman la regla.
|–¿Menem sí tuvo gestos hacia ustedes que los enamoró?
–Los grandes políticos de la Argentina de los últimos años son Alfonsín y Menem.
Es verdad que Menem nos coquetea.
–El decreto que firmó a días de abandonar el poder para devolverle el
manejo del dinero de las obras sociales es más que un coqueteo.
–Bueno, fue un buen gesto.
–¿Usted es un admirador del Che Guevara?
–En mi juventud veía al Che como ejemplo de hidalguía. Cuando yo viajo por el mundo
me preguntan por Maradona, el Che, Menem y Alfonsín.
–Que se hable no quiere decir que el Che y Menem sean parecidos.
–Para mí sí. Son referentes de los pueblos. Los argentinos debemos sentirnos
orgullosos del Che Guevara. Aunque haya estado confundido es un ejemplo de entrega por el
bienestar del pueblo.
–¿Menem es un ejemplo de entrega por el bienestar del pueblo?
–El Che y Menem encararon políticas revolucionarias en dos etapas totalmente
distintas de las humanidad. El Che era hijo de una familia acaudalada que en su juventud
abrazó ideales de solidaridad y justicia y los desarrolló. Era un soñador permanente.
Menem cuando encontró el país en ruinas no dudó en hacer las transformaciones.
–La CGT siempre rechazó a Domingo Cavallo. Ahora él puede ser candidato del
PJ en la Capital. ¿Qué le parece?
–Desde el PJ se pueden hacer alianzas pero no en forma individual...
–Es otro palo a Duhalde, quien promueve la alianza con Cavallo.
–Mire, el mentor de la política económica es Cavallo. Fue una política exitosa, de
crecimiento. Pero afectó el salario de los trabajadores, aumentó el trabajo en negro y
la desocupación.
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