La
muerte dudosa de Maximiliano Noguera tuvo un testigo, pero tiene demasiado
miedo para hablar. Noguera fue estrangulado la semana pasada en la cárcel de Caseros,
donde se hallaba detenido por delitos que incluían la muerte de un policía; además,
habría sido testigo de una transa por la cual el propio Servicio
Penitenciario Federal está procesado, bajo acusación de permitir a un preso salir a
robar a cambio de compartir el botín. Ayer, la secretaria de Política Criminal y Asuntos
Penitenciarios, Patricia Bullrich, visitó la cárcel de Caseros para obtener información
sobre el caso. En una rueda de prensa al salir, prometió modificar las condiciones de los
establecimientos penales, para cortar una cadena donde en la cárcel nada se dice y,
así, pasa de todo. En la madrugada del martes de la semana pasada, en el piso 17 de
la cárcel de Caseros, se escucharon gritos: ¡Se ahoga!. El asfixiado era
Maximiliano Gastón Noguera, de 24 años. El celador del piso llamó al enfermero,
intentaron practicarle respiración artificial pero, según el Servicio Penitenciario
Federal, ya era tarde. El forense encontró marcas en el cuello de la víctima que
tenía un hijo de cuatro años y una hija de seis meses, y la causa en el
Juzgado de Instrucción Nº 1 en lo Criminal, a cargo de María Angélica Crotto se
caratula Muerte dudosa. Según pudo establecer Página/12, la muerte tuvo por
lo menos un testigo, el detenido que compartía la celda. Fue llamado a declarar por la
jueza interviniente, pero manifestó no haber visto nada. En el pabellón donde estaba
Noguera había 16 detenidos más y las celdas que son muy pequeñas en Caseros
no estaban cerradas con llave. Los investigadores suponen que uno de los presos del
pabellón fue el que estranguló a Noguera. Noguera había estado preso varias veces. En
junio de 1998, se había escapado de Devoto y el 18 de julio de ese año, con otros dos
hombres, asaltó el restaurante Dolly, en el barrio de Palermo, donde mataron a un
policía. Una filmación en video permitió identificar a Noguera y esto desató el
escándalo a Alejandro Héber Núñez. Lo notable es que Núñez debía estar preso
en Caseros, por otro delito, la noche del robo.Según el Servicio Penitenciario Federal,
Núñez había estado en la cárcel. Según el video, y también según testigos, había
estado en el asalto. El juez Alberto Baños decidió abrir una causa contra el Servicio
Penitenciario. Se difundió una versión según la cual Núñez había hecho un arreglo
con penitenciarios para salir de la cárcel de Caseros a robar, en un camión de basura, a
cambio de darles un porcentaje del botín.Testigo de este arreglo habría sido otro
detenido, Miguel Angel Arribas, que el 20 abril de 1999 fue baleado por la espalda por un
guardia penitenciario, en un sorprendente intento de fuga cuando lo llevaban a
Tribunales. Entre tanto, dos meses después del asalto al restaurante, Nogueras había
vuelto a caer preso; ahora está muerto, de manera dudosa.Gustavo Semorile,
abogado de Noguera y de Núñez, señaló el hecho de que dos de las tres personas
que sabían que Núñez salía de la cárcel a robar murieron en circunstancias muy
raras. Otra versión sobre la causa de la muerte de Noguera es que como él ya
tenía una causa muy pesada, otros presos le habían pedido que se hiciera cargo de otras,
para que ellos pudieran salir en libertad, pero él no accedió.La posibilidad de
que el homicida haya sido otro preso del pabellón es compatible con la hipótesis de la
conexión policial: en noviembre del año pasado, Página/12 hizo conocer
denuncias sobre ajustes de cuentas entre bandas de presos, provocados por los
penitenciarios, donde acuchillan a tipos conflictivos.Ayer, al salir de su visita a
la cárcel de Caseros, la secretaria de Política Criminal y Asuntos Penitenciarios,
Patricia Bullrich, admitió haber obtenido datos sobre la muerte de Noguera que
trasmitiré a la jueza interviniente. En diálogo con este diario, sostuvo: Lo
que más me preocupa es conseguir darle protección a la gente para que, en un caso como
éste, pueda decir lo que vio. Es necesario que los testigos puedanhablar con libertad
porque, si no, se genera una cadena donde en la cárcel nada se dice y, así, todo puede
pasar.
El fin de dos cárceles
En las próximas semanas se cortará el ingreso de nuevos detenidos a Caseros y Devoto.
Como anticipó este diario en diciembre, la secretaria de Política Criminal, Patricia
Bullrich, se proponía hacerlo desde el 1º de enero, pero las dos empresas que
tienen que terminar las nuevas cárceles de Ezeiza y Marcos Paz vienen con problemas y
tuvimos que exigirles que las entreguen en perfectas condiciones, dijo a este diario
la funcionaria. Se mantiene el término de un año y medio para cerrar la cárcel de
Devoto y las dos de Caseros. Pero queremos planificar muy bien este operativo, para
que no sea un mero traslado; para que no se vuelva a generar el sistema de
bandas, para desarmar los nudos que existen en las viejas cárceles.En
noviembre pasado, además, Página/12 dio a conocer pactos entre presos y guardias del
Servicio Penitenciario bonaerense, que incluían una lista de precios donde,
por ejemplo, conseguir un cambio de pabellón se pagaría entre 100 y 150 pesos,
cotización similar a la de pasar algo por la requisa. |
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