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Por Gabriel Alejandro Uriarte Fue una derrota, pero sus repercusiones todavía no son claras. El mando ruso ordenó la suspensión ayer de los ataques aéreos y de artillería contra Grozny, la capital de la república separatista de Chechenia. Ese anuncio implica que también se detendrán los asaltos terrestres, que difícilmente procederían sin apoyo de bombardeos. El Kremlin también relevó a los comandantes de sus frentes oriental y occidental en Chechenia. Informalmente, fuentes militares aseveraron que la suspensión del asalto a Grozny es parte de un cambio de estrategia, por el cual el grueso de las fuerzas rusas evitará el combate urbano y pasará a la ofensiva contra el otro foco enemigo: los bastiones chechenos en las montañas del sur. Cambio o estancamiento, todo esto es muy peligroso para el presidente interino Vladimir Putin. Es que su condición de favorito para las elecciones presidenciales del 26 de marzo se debe íntegramente al curso favorable de la guerra que lanzó en Chechenia. Es un paso desfavorable desde el punto de vista militar. Eso fue lo más cercano a un revés que el mando ruso llegó ayer a admitir frente a Grozny. La decisión de suspender el asalto fue tomada en una reunión militar de alto nivel en Osetia del Norte, una república rusa del Cáucaso. La pausa se justificó citando los peligros para los civiles de los gases tóxicos supuestamente utilizados por los guerrilleros. Fue también en el encuentro en Osetia del Norte donde se tomó la decisión de relevar a los líderes de los frentes oeste y este, Vladimir Shamanov y Guennadi Troshev, respectivamente. El Ministerio de Defensa emitió un comunicado en el que aseguró que esos relevos no fueron consecuencia de errores profesionales, sino que se quería darles a otros generales rusos la oportunidad de foguearse en Chechenia. Según fuentes de ese ministerio, ahora los recursos militares (especialmente los aéreos) serán concentrados en el sur checheno, donde actualmente los avances parecen estancados. El desvío se debió en gran medida a que Grozny se había convertido en una región fuertemente fortificada, donde hay más de 2000 guerrilleros.No hay dudas de que esa ciudad es un problema. Cuando ordenó el asalto la Nochebuena pasada, el mando militar ruso aseguró que estaba procediendo metódicamente para evitar las enormes bajas rusas sufridas durante los combates urbanos en la anterior guerra en Chechenia (1994-96). Pero, en estas últimas dos semanas, la nueva táctica no rindió demasiados frutos. Los generales rusos nunca se atrevieron a adentrarse en el centro de Grozny, dominado por enormes edificios, y tuvieron que librar duros combates contra guerrilleros que se infiltraban en los barrios periféricos que habían ocupado. El hostigamiento era realizado por grupos móviles de hasta 15 hombres armados con rifles de francotirador, metralletas, lanzagranadas y morteros móviles. En efecto, aún ahora que suspendieron los ataques, los rusos probablemente deberán seguir desplegando un importante número de soldados para impedir ese tipo de infiltraciones. Pero la situación más preocupante para Moscú podría encontrarse en las llanuras de los dos tercios de Chechenia que ocupa. El problema es que, con combates en Grozny y en las montañas del sur, quedan pocos de los 100.000 soldados rusos en la república para patrullar las zonas liberadas. Ayer un oficial de las tropas del Ministerio del Interior describió el problema: Nos dejaron solos, a unos 50 hombres, en un poblado certificado (conquistado). Ahora los guerrilleros nos disparan todos los días. Están alrededor nuestro por todas partes. Agregó que si algún día nos atacaran masivamente, no quedaría nada de nosotros. La escasez de tropas fue evidente esta semana cuando un contraataque checheno recuperó rápidamente dos poblados y logró abrir un corredor a su sitiada capital. El analista militar Pavel Feugelhammer estimó ayer que Rusia requeriría alrededor de 400.000 tropas para asegurarse el control de sus conquistas.Con su retaguardia infestada de guerrilleros y un asedio a Grozny que requerirá una importante fuerza de bloqueo, el informe ayer de que el focode las operaciones rusas se adentraría a las montañas podría haber resultado curioso. En Grozny se estima que las tropas federales fueron detenidas por 2000 guerrilleros. En las montañas se enfrentarían a cerca de 8000. Además, estarán en un terreno montañoso donde su principal fuerte (mayor poder de fuego) estará disminuido. Pero también debe tomarse en cuenta el hecho de que Rusia aparentemente no utilizó el total de su poder de fuego en Grozny, temiendo las repercusiones en Occidente. Dada la escasa población en el sur, el Estado Mayor ruso probablemente planea utilizar armas mucho más destructivas allí que contra la capital chechena. Fuentes del Ministerio de Defensa aseguraron ayer que se esperará hasta que mejore el clima antes de comenzar con esta fase de la ofensiva. La espera no podrá durar demasiado. Después de todo, sólo le quedan tres meses al Kremlin para obtener la victoria antes de que se celebren los comicios presidenciales.
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