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HABLA UN LIDER DE LA HUELGA ESTUDIANTIL MEXICANA
“No vivíamos algo así desde las movilizaciones de 1968”

Por nueve meses, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM, la más grande del subcontinente) ha estado en huelga, a veces con violencia. En esta nota, uno de sus cuadros explica el fenómeno.

Vista general de una de las movilizaciones que estremecieron al DF, con la huelga de estudiantes.

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t.gif (862 bytes)  En la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) hace nueve meses que flamea la bandera rojinegra que usaron los anarco-sindicalistas desde principios de siglo pasado. Simboliza la huelga estudiantil más importante de los últimos tiempos en América latina, que llegó al nuevo milenio con sus barricadas en pie. Las estadísticas oficiales indican que México tiene 30 millones de jóvenes, pero sólo un millón accede a la educación superior. La reforma que intenta reducir aún más el ingreso a la universidad generó un movimiento que se expandió hacia otros sectores de la sociedad, como los obreros o los indígenas. Erik Hurtado estudia derecho en la UNAM, tiene 23 años y pertenece a la agrupación marxista ContraCorriente. Pasó por Buenos Aires para participar del Acto Internacionalista organizado en diciembre por el Partido de Trabajadores por el Socialismo. Antes de regresar al Distrito Federal dialogó con Página/12 sobre el fenómeno del extenso paro estudiantil mexicano, sostenido por asambleas que duran una jornada y socavado por una fuerte represión.

"La UNAM es la universidad más grande del subcontinente, somos 270 mil alumnos. Siempre se cobraba una cuota simbólica de 25 centavos mexicanos, algo así como un centavo argentino. Hubo varios intentos de implementar cuotas más altas a partir de iniciativas de distintos rectores. El año pasado el rector Francisco Barnés de Castro las instituyó sin consenso de la comunidad universitaria. Pero las cuotas son parte de un programa más amplio que apunta a elitizar la educación superior en México. En un país con 70 millones de pobres, la mayoría no puede acceder a la educación", explicó Hurtado.

--¿No puede acceder ahora a partir de esta reforma?

--No, desde antes ya no podía. Pero ahora se agrava mucho más la situación. Las cuotas iban a ser de 120 dólares, pero las rebajaron a 65 por la presión de la movilización de los estudiantes. De todos modos, es una cantidad impagable para la mayoría. Pero eso es una parte del plan. Por ejemplo, cortaron el pase automático de las preparatorias a la universidad. De ese modo, la UNAM se llena de alumnos de los colegios privados.

--¿Es cierto que hay una institución privada que supervisa los exámenes de egreso?

--Sí, y también supervisa el ingreso al bachillerato. Es una empresa que se llama Ceneval y tiene como objetivo lucrar con la educación. Hace los exámenes de egreso a la licenciatura y planeaba implementar otro examen cada cinco años para revalidar el título universitario.

--¿Qué participación tienen los docentes en la huelga?

--A ellos les bajaron los salarios cuando el gobierno de (Ernesto) Zedillo redujo el presupuesto universitario. Con la falta de fondos argumentaron que eran necesarias las cuotas. Un sector importante de los académicos nos ha apoyado, aunque otra parte muy grande está en contra, como los investigadores y los eméritos.

--¿Hay estudiantes en contra del paro?

--En realidad, quienes estamos activamente sosteniendo la huelga somos una minoría, pero con apoyo de la mayoría. De hecho, los cuarenta planteles (facultades) de la UNAM están en huelga. Hubo intentos de organizar a los estudiantes "antiparistas". Incluso en la Facultad de Derecho se llegó a intentar una "retoma" violenta de las instalaciones. No lo lograron porque nosotros somos minoría, pero estamos organizados.

--¿Cómo y cuándo empezó la huelga?

--A principios del año pasado empezaron las movilizaciones para contrarrestar el ataque del rector Barnés. En febrero, se organizó el Consejo General de Representantes conformado por cinco delegados --revocables y rotativos-- de cada colegio, facultad, escuela y preparatoria. En abril estalló la huelga y ese organismo se transformó en el CGH, Consejo General de Huelga.

--¿En qué consiste el petitorio?

--Primero había demandas generales como el incremento del presupuesto educativo sobre la base del no pago de la deuda externa y otras relacionadas con los trabajadores, como pedir becas para sus hijos. Pero los seis puntos que quedaron son más específicos: la derogación del reglamento de pagos, porque si sigue existiendo es un pie para que siempre intenten elevar las cuotas. Luego pedimos que se recupere el semestre perdido por la huelga, que no haya ninguna sanción para los que participaron en ella, porque sigue funcionando un tribunal de disciplina; que se acabe con la reforma de 1997 que permitió la actual; que se rompan lazos con el Ceneval y que haya un espacio de diálogo democrático y discusión adentro de la universidad.

--¿No tienen organizaciones estudiantiles como los centros de estudiantes o las federaciones que funcionan en Argentina?

--No. Hay representación de los estudiantes en el Consejo Universitario, pero es mínima.

--¿Cómo está organizada la huelga?

--Cada colegio, facultad, escuela o preparatoria tiene su consejo de huelga que se reúne en asamblea para elegir a sus cinco delegados. Establecemos los grupos que se ocupan de la comida, de la limpieza, de las guardias de seguridad, de las brigadas que salen a informar y a juntar dinero para el fondo de huelga. Dormimos en los edificios que están ocupados y también construimos y mantenemos las barricadas.

--¿En dónde hay barricadas? ¿Cómo son?

--Están en los principales accesos a la universidad. Dejamos sólo una entrada para automóviles. Son de tierra, alambre y piedra, y sirven para defendernos de los ataques de los "porros" (grupos de choque). La UNAM tiene un campus principal, la Ciudad Universitaria, que es un espacio muy grande donde hay una reserva ecológica, viveros, centros culturales, teatros, y funcionan las facultades y los centros de investigación.

--¿Cómo reaccionó la sociedad mexicana ante la huelga?

--El pueblo está resentido por la situación económica porque los planes del FMI y del Banco Mundial no sólo atacaron a la educación sino también a la salud y a otros sectores como el de la energía eléctrica, a partir de la privatización de las empresas públicas. Por eso la defensa de la educación pública es una bandera que tienen muchas organizaciones sindicales. La gente más golpeada por la crisis es la que nos apoya poniendo una moneda para el fondo de huelga o saliendo a la calle cuando hay manifestaciones. A veces tomamos medidas como cortar el metro (subterráneo) durante una hora para permitir que todos viajen gratis, es lo que se llama el "metro popular". O marchamos por las arterias principales, lo cual desquicia el tránsito del sobrepoblado DF. Pero tenemos en contra toda la campaña de mentiras de los medios de comunicación que están al servicio del PRI (Partido Revolucionario Institucional).

--¿Piensan que son un dolor de cabeza para las autoridades en este año electoral?

--La huelga es el punto más alto de resistencia a los planes que mencioné. Los campesinos están derrotados porque el país está militarizado. Hay 120 mil efectivos en el estado de Chiapas donde está el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). La clase obrera está totalmente atada por el aparato corporativo de control de los sindicatos y por la burocracia. Entonces, el movimiento estudiantil de alguna manera representa todo este descontento y esto se ve en el apoyo solidario que nos han dado los sectores populares y la clase media baja. Es la huelga más grande de América latina de los últimos tiempos. En México no se veía algo así desde 1968.

--¿Cómo resisten el desgaste natural?

--Con organización democrática. Eso fue lo que impidió que los sectores prorrégimen vendieran la huelga como ocurrió en 1987.

--Entiendo que ahora reanudaron las negociaciones que estaban interrumpidas. ¿Hasta cuándo seguirá la huelga?

--Resistimos todo este tiempo por el apoyo externo que seguimos recibiendo. Mientras eso se mantenga y no haya solución, continuaremos. El movimiento logró cambiar al rector anterior por uno más negociador. Pero la asamblea del CGH había decidido cortar el diálogo hasta que no fueran liberados los compañeros. A mediados de diciembre salieron los últimos compañeros que permanecían detenidos. Habían fijado una fianza de 4000 dólares, pero ellos pagaron sólo el 10 por ciento de esa cifra. Sin embargo, las autoridades mantuvieron la imputación del delito de amotinamiento, que está en desuso en nuestra legislación desde hace una década. Ahora estamos discutiendo bajo qué condiciones volveremos al diálogo, pero paralelamente se ha incrementado la represión. Un integrante de nuestra agrupación fue detenido y está acusado de amotinamiento, tenencia de drogas y daño a monumentos públicos. Violaron a otra compañera de Ciencias...

--¿Temen que la huelga termine en forma violenta?

--No. El PRI tiene antecedentes muy graves en su política represiva como la masacre de Tlatelolco o los sucesos de Chiapas. Pero hoy está desprestigiado y no tiene la fuerza suficiente, por eso no nos desalojó en forma violenta desde el principio. Además, no le conviene porque está demasiado cuestionado y quiere lograr elecciones democráticas en julio. Pensamos que podemos lograr una negociación abierta sin abandonar nuestros principios. Y podemos ganar esta huelga.

 

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