OPINION
Carta abiertaa Beliz
Por Alberto Fernández |
Somos parte de
una generación preocupada por encontrar formas distintas de acción política. Críticos
de un peronismo que en la ciudad de Buenos Aires se desenvuelve sin transparencia y al
margen de la sociedad, hemos buscado recrear una dirigencia que sea capaz de deponer sus
mezquindades y que haga posible la materialización de proyectos comunes que mejoren las
condiciones de vida de la gente.En eso pensamos el día que junto con Domingo Cavallo y
otros dirigentes inauguramos un nuevo espacio político en nuestra ciudad. Nos interesa ya
saber cuánto compartís ese proyecto, aunque conocés la honestidad intelectual con que
los promovemos. Lo que sí me preocupa es el injusto agravio al que nos sometes sólo por
no seguir tus pasos.No es justo ni inocente identificar al peronismo que se alía con
Cavallo con Manzano o Granillo Ocampo. Precisamente, somos quienes, sin irnos del
peronismo, sistemáticamente hemos enfrentado a esos dirigentes.¿Cómo se explica que nos
confundas con el menemismo porteño cuando hace 60 días nos ofreciste sumarnos a tu Nueva
Dirigencia? Es inadmisible la descalificación que has promovido sobre Eduardo Duhalde y
Cavallo. No puedo creer que la misma persona con quien compartiste hace más de dos años
un proyecto político común e impulsabas a la presidencia de la Nación, hoy se haya
convertido en hambre o en ganas de comer.Más allá de la
inexplicable incoherencia, y por encima de las rencillas personales que aparentemente te
alejan de él, debieras admitir que en la conciencia general de los porteños Domingo
Cavallo no sólo es un economista exitoso, sino que además es un hombre con aptitudes
políticas y técnicas que lo convierten en alguien con enorme capacidad para administrar
la cosa pública. A los peronistas, además, nos ha ayudado a revalidar nuestro mandato
gubernamental en la provincia de Buenos Aires, en la misma elección en la que vos nos
abandonaste.Tampoco puede aceptarse aquella descalificación sobre Eduardo Duhalde. Más
allá de toda retórica, ha sido él quien enfrentó y puso fin a la hegemonía menemista.
Tal vez no lo recuerdes, pues en esa tremenda lucha librada en el peronismo en los
últimos dos años vos no estuviste.Aunque ya no sé qué margen queda, sigo albergando la
esperanza de volver a reencontrarnos en la marcha. Sólo quisiera que, si ello ocurre,
sigamos sintiéndonos parte de una generación que busca nuevas formas de hacer política,
con menos discursos y más acciones, con más proyectos comunes que mezquindades
personales. Y sin agravios. |
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