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Por Andrew Graham-Yooll La Encyclopedia of Contemporary Culture of Latin America, de próxima aparición, fue concebida hace tres años y medio. Abarca todo lo que es América latina y el Caribe, incluido el anglófono, el francófono y el de habla holandesa. O sea, es un intento de incluir toda la cultura contemporánea, tomando el año 1920 como punto de partida. El proyecto es masivo, con 4500 temas desarrollados en un millón de palabras divididas en tres volúmenes. Lo que importa es que la enciclopedia toma la cultura en su sentido más amplio. Creo que hay dos enciclopedias de la literatura latinoamericana, de la literatura de los grandes. Pero, de la cultura en general existe, que yo sepa, muy poco. --¿Qué clase de gente hace enciclopedias hoy en día? --La verdad es que hay una falta tremenda y notoria de, por ejemplo, perspectivas sobre la Argentina y el arte en América latina, la cultura popular, o el cine, para consulta a nivel mundial. Uno esperaría encontrar varios tomos sobre cada tema, pero no existen. Esta nueva enciclopedia intenta incluir toda la región y además cubrir una gama de temas desde lo que es obvio, como el cine, la arquitectura, el arte, la literatura y la música, pero también la cultura popular, desde la música popular hasta los movimientos sociales, políticos, religiosos, con elementos de cultura y educación, y tocando lo más difícil, como son los valores y comportamientos de las sociedades. Son cosas como el significado de la carne en la Argentina: hay una entrada sobre eso, hay ensayos sobre los movimientos de liberación, de resistencia, los movimientos gay y feministas. Hay artículos sobre lo que representa la cultura militar, la forma en que la gente se transporta, tratando de definir el significado y el sentido que tiene un taxi en la vida del individuo. Eso es cultura en su sentido más amplio. --¿Quién escribe? ¿La hacen en inglés o en castellano? --En inglés, en primer lugar. Estamos viendo la posibilidad de publicarla en portugués y en español. Cuando empezamos a recopilar material, decidimos encontrar gente de Latinoamérica, de habla hispana, portuguesa o francesa, para que la información realmente saliera del lugar de origen y no de un grupo reducido de académicos instalados en el norte de Europa. Calculo que alrededor del cuarenta por ciento de la enciclopedia debe haberse escrito en idioma original y yo lo he traducido todo. --¿Fue una decisión política? --Intentamos ver la información desde América, y no hacia América. Hay autores, un buen número, que son profesores y académicos, sobre todo de Estados Unidos, que también son colaboradores. Pero buscamos sobre todo a gente, académica o no, que fuera entusiasta, capaz, apasionada. Esperamos que eso se note. Tuvimos una profunda discusión acerca de quién nos guiaría por la cultura de Surinam. Encontramos una persona fabulosa, maravillosa, que realmente nos abrió a todo. Encontramos un par de personas que escribieron sobre Haití y sobre el resto del Caribe francófono, gente maravillosa cuyo estilo no sólo informa sino ilumina el tema. --¿Cuántos colaboradores hay en total? --Serán alrededor de cuatrocientas personas, más o menos, entre ellas gente que ha escrito sobre dos o tres temas, y otra gente que ha escrito cien. Encontramos un peruano en Finlandia que nos ha escrito unos artículos, cerca de cien, realmente bonitos. Conoce a fondo a su país y escribe bien. Alfonso Padilla, peruano, en Finlandia, profesor de música. Una profesora en San Pablo, María Marta Camisassa, nos escribió artículos fabulosos sobre la arquitectura y la historia brasileñas. Hay artículos sobre el tango que son una maravilla escritos por Luis Guzmán. Se fueron haciendo contactos a partir de conocidos y se formó una red. Es gente que conoce a gente, que te remite a gente que sabe, especialmente cuando se trata de temas conocidos, hasta trillados, que por sabidos nadie conoce los detalles. Para escribir sobre Jorge Luis Borges hay miles de personas. Se solicitó el artículo biográfico-literario a partir de las referencias de conocimientos específicos. Tenemos, por ejemplo, una sección que para mí es destacable de un joven profesor de Estados Unidos, Daren Davis, sobre Canadá y sobre cómo se conecta Canadá con América latina. La enciclopedia tiene muchas secciones sobre deportes y cocina, acerca del carnaval y de las costumbres históricas de los afroamericanos en Estados Unidos, pero en su sentido social. Por ejemplo, en el rubro cocina, Keith Jarim escribe sobre un plato que se llama "Pepper Pot". ¿Lo conoce? --No. --"Pepper Pot" es el plato nacional de Guayana. Resulta ser un plato que se cocina durante años. Parece que hay un plato de "Pepper Pot" que se renueva todo el tiempo, añadiéndole ingredientes y agua, que sigue hirviendo e hirviendo por años. Hay uno que ya lleva treinta años cocinándose. Ese artículo lo escribió Jarim, que es indio. Hay otro artículo sobre el "sancocho", del dominicano Fernando Valerio Olguin. El "sancocho" representa la mezcla sociocultural. No es que publiquemos un tratado de cocina: hay recetas, casi fórmulas, de cocina que representan más que comidas, ritos tan simbólicos como es el bife para ustedes. Hay que explicar que el bife a la parrilla no es una barbacoa, y que llega a simbolizar ilusiones, versiones, esperanzas. Y eso es lo importante de esta aventura: hay que ver la cultura como un complejo de prácticas, de herencias e ideas que se juntan y crean el ámbito en que vive la gente. --¿Qué es la cultura? --La cultura es mucho más que prácticas y actividades. Y eso se ve en los ritos de la comida, del carnaval y de la Iglesia Católica, para dar ejemplos dispares. Hay un artículo bellísimo sobre los retablos, los exvotos, su significado. También incluimos mucho deporte. El box, por caso, está mucho más allá del simple deporte. Es venganza, es escala social, es poder y dinero, y es "llegar, lo importante es llegar"... Como deporte no existe. --¿Quiénes empezaron este proyecto hace tres años y medio? --Están Daniel Bolderston, de la Universidad de Iowa (que escribió el ensayo sobre Borges), y Ana María López, de Tulane, Nueva Orleans. Ella es experta sobre todo en cine. Y yo, de la Universidad de Glasgow. --Hay un contenido crítico, hay una decisión de encarar la cultura en su sentido más amplio. Hay también una decisión política en la preparación. ¿Se le puede encontrar también una línea ideológica? --Ideológica, no. Filosófica, sí. Yo diría que en los últimos veinte años hubo en el mundo de las ideas, en el mundo universitario occidental, una tendencia hacia la fragmentación o por lo menos a la separación o atomización del conocimiento. Eso va con lo que se puede concebir como posmodernismo. Esta idea establece que cada práctica, cada aspecto de la vida, tiene su propia teoría, su propia situación, su propio lenguaje, o como se ha dado decir, su propio discurso. Es como si las distintas actividades, los distintos campos en la sociedad, tuvieran cada uno su propia historia, cada uno su propia inercia, cada uno su propia razón de ser. Eso representa un cambio de sentido importante de lo que fuera la idea de los años sesenta y setenta, que insistía en una "totalidad", es decir la interconexión de todas las actividades humanas. La interconexión establecía la forma en que cada actividad influía sobre otra. La vida económica influía en la vida cultural, la vida intelectual tenía su impacto en otros aspectos de la actividad. Es decir, todos los efectos colectivos influían sobre otras formas de la vida social. Ahora en las universidades británicas y en Estados Unidos se ha vuelto a insistir en la separación de cada campo intelectual, para redescubrir la riqueza de las diferentes zonas de actividad social, en la separación de cada campo intelectual de los demás. --¿Qué ocurrió con este cambio? --En los años sesenta y setenta uno se encontraba con talleres que se reunían para observar los efectos de las cuestiones económicas, políticas, históricas, culturales, de comportamiento social, religiosas. Era una simplificación. Lo tenían todo reunido en un solo concepto. Ese era el fundamento intelectual de los avances en las transformaciones de la vida intelectual de los años sesenta. Para mí, significó que el mundo se volvía cada vez más opaco, más incomprensible, porque no se podía entender la relación entre las distintas actividades humanas. En los años ochenta se volvió a insistir en el carácter separado, en la no-conexión, en la idea de que cada actividad tiene su propia inercia, su propio impulso y sus propias relaciones. La enciclopedia que nos propusimos es un intento de insistir en que por muy alejados que estén al parecer los distintos aspectos y temas culturales, de hecho están conectados. La literatura se puede concebir como una actividad especializada y elitista que se aparta de todas las demás actividades. Pero nuestra obra insiste en que por muy alejado que se considere a un escritor de las demás personas, y de las demás actividades, hay referencias mutuas aunque individuales. Por ejemplo, un artículo sobre Jorge Luis Borges va a incluir la palabra "Peronismo", hay un asterisco que dice: "Pasar al capítulo sobre Peronismo". O sea que el "ensayo sobre Borges" remite al lector a seis, ocho, diez o más elementos que también se encuentran en la enciclopedia. Entonces es posible entrar por donde se quiera. Si entrás porque te fascina Gardel o porque te fascina Copes, te lleva hasta la entrada general sobre el tango. Y en el tango está la historia de Buenos Aires, lo cual te lleva al capítulo sobre la Argentina. Lo de la Argentina te lleva a conocer un poco más la historia social y económica del país. Claro, lo más común del mundo es que me digan, "Ah, pero eso se hace más fácil con la computadora y la Internet". Es cierto, pero esto consiste de tres volúmenes, tres libros. Y mucha gente no tiene a Internet y tiene que ir a la biblioteca a consultar una enciclopedia, por eso hacemos esto. --Volvamos al principio. Usted dijo que había otras enciclopedias pero que ésta da una visión más amplia de la región y su cultura. --Y eso, con o sin Internet, no lo hubo hasta ahora... --¿No había porque la moda académica va cambiando y no se necesitaba en las facultades? ¿O porque ustedes descubrieron un bache editorial y encontraron la conveniencia comercial de llenarlo? --Vamos, hay que saber valorar el trabajo logrado. Fuimos un poco contra la corriente. Eso puede ser porque los tres editores tenemos en común la idea de que no se puede entender el total sin comprender sus diversas partes. En Brasil, la experiencia de Getulio Vargas no puede separarse de lo que después fue el milagro económico de los militares. No se puede entender la cultura del Brasil, sin tomar los componentes que hacen al contexto y su influencia. Creo que una enciclopedia es un proyecto súper ambicioso, loco quizás, por intentar abarcar todo, de Borges a la cocina, de Perón a la gobernadora de la isla Margarita, Irene Sáez, candidata a la presidencia de Venezuela que fue derrotada por Chávez. En el índice se podrá buscar todo esto y entender el contexto que puede unir, por ejemplo, las músicas de la Argentina y Colombia. Yo creo que las enciclopedias históricamente siempre reflejaron un intento de reunir todo el conocimiento en una forma un poco exagerada. Una enciclopedia es una visión total, grandiosa, una forma de ver el mundo en su totalidad. Si no hay concepto de totalidad a través de las partes, si no existe la idea de que todo, de alguna manera, está vinculado sin perder su individualidad, si no está la idea de los vínculos que pueden existir entre fenómenos diferentes, no puede existir una enciclopedia. Como alternativa uno se puede dedicar a escribir manuales de astronomía, o de mecánica, o de filosofía, pero la idea de una enciclopedia es una declaración de que en todo hay vínculos y enlaces. Lo que no hemos hecho es el índice. Me muero si tengo que hacer eso. La editorial se encarga de ese trabajo. Y ahí sí se suma lo invalorable de la computadora. --¿Esto quién lo paga? --Routledge, la editorial, es parte de una empresa mucho más grande. Es una editorial especializada. Acaba de sacar una enciclopedia de filosofía de veinte tomos, que cuesta mil trescientas libras esterlinas, o algo así, y tiene una enciclopedia del teatro mundial, muy buena. Nuestra idea se concibió aquí en Glasgow, en un día como éste, de lluvia. Me vino a visitar una editora que estaba haciendo una serie de enciclopedias sobre las culturas alemana y española, y alguien le había mencionado la posibilidad de hacer una sobre América latina. Me preguntó qué me parecía. Yo dije: "Una locura. Acepto". --En un proyecto así, ¿los editores están a sueldo? --Nos pagaron... Pero esto no se hizo por el dinero. Si lo calculamos con precio, me están pagando algo de tres centavos por hora. No rinde. A nosotros nos produce prestigio y causa impacto, y los tres editores tenemos trabajo docente de tiempo completo. Y los tres somos fanáticos, si no, nunca jamás lo hubiéramos hecho. Pero esto me gustó mucho.
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