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En un audaz operativo, militantes de la organización ecologista Greenpeace, desde un bote inflable, levantaron una "pared de agua" para frenar la acción de una nave japonesa que caza ballenas en la zona de la Antártida. Mediante un extractor de agua montado sobre la pequeña embarcación, los activistas alzaron una cortina de ocho metros de agua directamente frente al arpón del Toshi Maru N 25. Con eso, lograron bloquear la línea de visión de los cazadores y evitaron, al menos por un momento, la matanza ilegal de ballenas. Por su parte, el gobierno argentino urgió a su par japonés a "no cazar ballenas", actividad que ocasiona la muerte de 400 animales por año en aguas del denominado Santuario Austral. "Si bien la caza científica es un derecho soberano de los estados miembros de la Comisión Ballenera Internacional, la Argentina ha expresado su preocupación por el elevadísimo número de ejemplares (capturados por Japón) para actividades que no son consideradas de necesidad crítica", expresó la Cancillería, a través de un comunicado.
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