Que los crímenes
políticos, sociales y económicos cometidos por la dictadura militar contra el pueblo
argentino existieron y subsisten ya nadie puede negarlo.
Que su impunidad en la Argentina y que la libertad de los genocidas y sus cómplices se
sustenta en una juridicidad amañada en dudosos juicios históricos, indultos y leyes
exculpatorias notoriamente inconstitucionales y que fueron descalificadas por la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Comisión de Seguimiento del Pacto de
Derechos Civiles y Políticos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) por ser
contrarios a los convenios internacionales sobre derechos humanos, es también obvio.
Sin embargo, la construcción de un relato oficial de la historia que pretende negar tales
certezas persiste.
Y quienes pretenden ocultar, justificar, exculpar, negociar, continuar, repetir e
introducir en la norma social y política tales actos insisten en el olvido, en el desvío
de la memoria y en el discurso vil.
Los rangos y características de los mensajes son múltiples y configuran un bombardeo a
la opinión pública, al sentido común y a la buena fe de muchos.
Ejemplos de lo expuesto hay muchos y cotidianos. Vale tener presente algunos de ellos para
que su democrática proliferación y su formato republicano no nos hagan perder los
reflejos y como se busca aparezcan como algo, por reiterado, aceptable.
Una muestra reciente son las simplificaciones académicas del ministerio de ilusionismo
jurídico, el Dr. Gil Lavedra; y las pontificaciones de quien nos regaló los pactos de
Semana Santa y Olivos, el presidente de la UCR, Dr. Alfonsín, acerca de la relación
entre las actuaciones del juez español Baltasar Garzón y la Justicia que ellos no
supieron conseguir. Se está pidiendo la aplicación de la jurisdicción española a
hechos ocurridos en la Argentina, que han sido juzgados o están siendo juzgados por la
ley argentina, Es un dislate, Nuestra primera misión es defender
la Constitución argentina y las leyes argentinas, Las leyes argentinas están
por encima de la aplicación de una legislación extranjera, arguyeron en un nuevo
rapto de connivencia con el chauvinismo tardío del Dr. Menem.
Las posibilidades del pedido de Garzón son nulas, repite Gil Lavedra
adelantándose (¿presionando?) al juez natural para el tema. Son tan nulas como las leyes
que consagran la impunidad y establecen la ausencia de justicia en la Argentina, que es el
verdadero origen de la necesidad de recurrir al derecho internacional para un pueblo
sometido al continuismo de las dictaduras: la impunidad para reprimir y asesinar a quien
resista, para quitar conquistas sociales y laborales, para entregar patrimonio nacional,
para excluir, para endeudar, para traficar y lavar, para legislar y gobernar para los
poderosos...
Pero muy a su pesar, existe el relato popular de la historia basado en el ejercicio de la
memoria y en la actualidad de su experiencia de lucha, sustento de la resistencia viva y
activa a la impunidad de una dictadura que todavía no termina.* Asociación de ex
Detenidos Desaparecidos |