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Nuevo gobierno en Tierra del Fuego
Una deuda bien fogosa

El justicialista Carlos Manfredotti, quien asumió ayer como gobernador, estuvo a punto de bajar su candidatura cuando se enteró de que la provincia tiene una deuda de 425 millones y un déficit anual de 95 millones.

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Carlos Manfredotti, segundo gobernador de la provincia de Tierra del Fuego.
“Tierra del Fuego está en el camino de Corrientes”, anticipó Fernando de la Rúa a su regreso de Ushuaia.

Por Fernando Almirón

t.gif (862 bytes) El justicialista Carlos Manfredotti asumió ayer como nuevo gobernador de Tierra del Fuego. El ex senador, que entrará en la historia como el segundo mandatario de la isla desde que se provincializó, en 1992, deberá afrontar una deuda de más de 420 millones de dólares. Sin embargo, hoy por la mañana, apenas pida el saldo de las cuentas, se encontrará con que su antecesor, José Estabillo, dejó las cajas provinciales vacías. Al punto que no hay dinero para pagar el sueldo de enero de los 8 mil empleados estatales, que amenazan con un estallido social si no cobran sus salarios a tiempo y no quieren saber nada con despidos masivos.
Manfredotti ya estaba al tanto. Incluso estuvo a punto de bajarse de su candidatura antes de enfrentarse en una segunda vuelta con el aliancista Jorge Colazzo, cuando tuvo en sus manos el panorama económico de la provincia. Fue cuando supo que la diferencia entre los ingresos de la provincia y sus gastos origina un déficit anual de unos 95 millones. Hoy la deuda es de 425 millones y tiene la mayor parte de sus recursos embargados (ver cuadro aparte).
Tierra del Fuego aprovechó la buena relación de sus gobernantes con la administración menemista para dilapidar sus recursos. José Estabillo, del provincial Movimiento Popular Fueguino, fue su primer gobernador y logró su reelección, con lo que logró mantenerse durante ocho años mientras pasaba largos fines de semana pescando truchas junto a Carlos Menem en paraísos escondidos en el fin del mundo. cuadro11.jpg (17183 bytes)
Sin embargo, la reelección de Estabillo le costó muy caro al Estado provincial. La planta de empleados públicos llegó a sumar 8 mil agentes sobre una población de 100 mil personas. Si se toma en cuenta la familia de cada empleado público, se puede afirmar que al menos el 30 por ciento de la población fueguina vive del Estado, que sólo tiene colonizado el 20 por ciento de su territorio.
“Con que 500 de estas personas salgan a la calle a protestar, ya nos incendian la provincia”, confesó a Página/12 el nuevo vicegobernador, Daniel Gallo (ver recuadro). El ministro de Economía entrante, Alberto Reva, aseguró que si bien en el gobierno nacional, al que acudieron reiteradamente la semana pasada, les prometieron respaldo para refinanciar sus deudas, “lo que necesitamos es dinero fresco para evitar conflictos sociales debido al atraso en el pago de los salarios públicos”.
“Tierra del Fuego está en el camino de Corrientes”, había anticipado el presidente Fernando de la Rúa a su regreso de Ushuaia, donde participó de los festejos del comienzo del milenio. De la Rúa sabe, igual que Manfredotti, que deberá aplicar en la provincia un severo plan de ajuste. “Es muy difícil hablar ahora de despidos”, se excusa Reva, quien desde hoy estará sentado sobre un polvorín que puede explotar con la emisión de los primeros telegramas que les anuncien a los estatales que ya no tienen trabajo. De hecho, el nuevo Gobierno impulsó en los últimos días del año en la Legislatura provincial una Ley de Presupuesto que lo habilita a modificar la planta de empleados públicos, la que hasta ese momento era legalmente inamovible. “Lo que nosotros planteamos es una rebaja del 30% en los salarios para evitar los despidos”, argumenta el ministro. “Con esto nos ahorraremos unos 40 millones, que tampoco es suficiente para equilibrar las cuentas en rojo que nos dejó la anterior administración”.
–¿Cómo puede ser que a una población de apenas 100 mil personas no le alcancen más de 400 millones para financiar su Estado? –preguntó Página/12.
–Es mucha plata –respondió Reva–, pero lo que pasa es que hasta ahora se gastó mal, o se la gastaron los que no se la tenían que gastar. Nosotros vamos a intentar lograr el equilibrio presupuestario sin que el fuego llegue a Tierra del Fuego.

 

EPOCAS DE BONANZA “FICTICIA”
Salarios en la mira

El flamante vicegobernador de Tierra del Fuego, Daniel Gallo, no quiere hacer promesas. Según dice, el camino de la reactivación que emprenderá el nuevo gobierno pasará por la reestructuración del Estado provincial que incluirá una baja en los sueldos. Pide colaboración a los dirigentes gremiales para pasar el mal trago y asegura que la imagen de bonanza económica que durante mucho tiempo acompañó a la provincia “es ficticia”.
El riesgo no es sólo en el corto plazo: si no se reactivan las industrias de la zona, los 35 mil alumnos de Tierra del Fuego tendrán serias dificultades para conseguir empleo.
–¿Temen estallidos sociales en la provincia?
–Sabemos que hay una situación conflictiva y hemos tenido que tomar medidas en el borde de la gobernabilidad. Pero ésta es la nueva realidad de Tierra del Fuego, y hemos decidido transparentarla porque esta ficción de bonanza que se mostraba hacia fuera ya no resiste más. Desde su provincialización, tuvimos épocas de bonanzas económicas ficticias, porque todo creció sobre la base del endeudamiento.
–¿Cómo piensan enfrentarlo?
–El primer objetivo será alcanzar el equilibrio presupuestario, como muestra de eficacia ante los sindicatos y la gente. Habrá una baja de sueldos, un achique del Gabinete y de la estructura política de la provincia, ya le pedimos bajas en los sueldos a la Legislatura.
–¿Cómo piensa que va a reaccionar la gente ante estas medidas?
–Sabemos que es una situación difícil, pero les pedimos colaboración a los dirigentes gremiales. Nadie desconoce los derechos del sector obrero. Pero ante una realidad difícil, los derechos deben adaptarse.
–Más allá de esta situación, la provincia tiene recursos propios para desarrollar.
–Es cierto. El panorama que nos planteamos es de transformación económica, pero va a llevar tiempo. No es un cambio de corto plazo. Se trata de desarrollar la explotación de recursos naturales y del perfil turístico que tiene sobre todo Ushuaia. En el norte, en la zona de Río Grande, existen explotaciones de petróleo, gas y pesca deportiva, pero no son industrias que demanden una explosión de mano de obra en el tiempo. Y nosotros no podemos olvidar que casi el 40 por ciento de la población de la provincia está todavía en las aulas. Hoy hay 35.000 chicos y jóvenes que en pocos años necesitarán puestos de trabajo.

 

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