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A falta de sol, los turistas de Mar del Plata miraron modelos

Una multitud de público y curiosos se apretujó en la playa para ver el Mar del Plata Moda Show, donde modelos top desfilaron colecciones de alta costura. Pero al empezar la segunda semana de enero, la temporada aún parece no terminar de arrancar.

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La chica está a punto de salir a escena, donde la multitud espera con paciencia.
“Yo no sé si alguien usa esa ropa –comentan–; algunos modelos son imponibles.”
Por Alejandra Dandan
Desde Mar del Plata


t.gif (862 bytes)  Mirta Ribrochi está apretada contra un vallado. “Claro –se reconoce– nosotros somos de ese tipo que no olemos perfumes. ¡Pero mirá qué perfume, nena!” Por ahí están bajando ahora fragancias vips vestidas de brillos. Faltan cinco minutos para las 9 pm. La mujer que a los 49 descansa por estas zonas espera que la puerta se cierre para convertir el vallado en espléndido balcón terraza de cara al mar, y esta vez, de cara a ese Mar del Plata Moda Show que ha trasformado la avenida de la costa en galería de cinco mil miradas. Allí Daniel Banzo espera a la Cardone y una mujer repite que “capaz pasa Mirta –por la Chiqui–, que para mí era la que iba en medio del montón”. Todo está listo para ese show del Costa Galana: incluso las mujeres de Piñeiro con cincuenta custodios protegiéndolas de voyeurs que insisten en alcanzar a las divas. El moda show se abre a las 9. Marcela Tinayre y Guillermo Andino intentan desde un micrófono protocolos informales que buscan relanzar una temporada de la que los marplatenses aún hoy siguen dudando si realmente se ha iniciado. El desfile se vive entre murmullos en los balcones altos de la costa. Ahí donde se refugió Gabriel García, rosarino él y chico fan de la Cardone. Está justo en el centro, a una cuadra desde donde Irene Moritán habla con sus amigas, de Cardone y de este tiempo marplatense tan malo que le impidió sacar su boleto de entrada: “Acá nunca sabés si va a haber buen tiempo o llueve a cántaros”. Pero ayer las nubes se fueron mientras el desfile empezaba a prepararse.“Te acordás que Paco Rabanne dijo lo del meteorito y que hacía su última producción de alta costura, bueno ahora la tenemos acá.” Para Lorena Garciarena, la manager de Vidal Rivas, eso de traer moda Rabanne a estas playas es un honor. Lo decía temprano, así hundida en un sillón del lobby del Costa Galana, mientras administraba media hora de un acelerado backstage para ochenta modelos. Afuera, cruzando la calle costanera, veinticinco hombres aguantaban el sol para producir este desfile, edición número cinco. La Mar del Plata afuera del show intentaba ayer comprender los nuevos síntomas de una temporada que aún se vuelve incierta. Mientras cerco y pasarelas se iban montando sobre la arena, Mauricio bajaba y levantaba la bandera a 1,20 de su autotaxi. Acostumbrado a pasear a esta hora donde la gente, en día nublado, no deja de dar vueltas sin salir del centro. “Ahora hay todavía menos turistas que la semana pasada”, murmura el taxista que ya tiene claro el nuevo signo temporada: “Las que están vacías son estas playas del centro, las del sur, ésas sí son otra cosa. Siempre están que revientan”. El hombre acelera en Yrigoyen, a una cuadra de donde María Andrea Gallaretta y Marina Naveiro toman esa coca, merienda de las 16.45. Ellas también hablan de un síntoma, pero se refieren al show moda. Uno de esos clásicos repletos de gente que nada tienen que ver con los conciertos de Serrat o ballet tan extrañados. Por eso no van. Ni saben que a esta hora Lorena y sus modelos están alistándose para empezar el desfile de 280 trajes, catorce marcas. Allí están las modelos llamadas top entre los organizadores y “potra vení acá” entre la hinchada joven: Ana Dutil, Daniela Cardone, Moira Go y Carmen Yassalde.–¿Carmen Yassalde va a desfilar? –se sorprende alguien.–Es que Carmen –dice Lorena– para la alta costura tiene un andar...La gente ha llenado sólo una parte de las banquetas de plástico. Diana de Orleans y el desfile brilloso está asegurado por las modelos que no dejan de avanzar ahora vestidas de Yves Saint Laurent, ahora de Di Domenico o de Trossman y Churba. Ellas llevan ropas de alta costura, que en el Galanas prefieren nombrar como Haute Couture. Y todos después de los doscientos parecen iguales hasta que asalta el modelo Rabanne: con mujeresvestidas de acero. “Pintados o naturales. Yo no sé –dice Lorena relajada- si alguien más va a usar ese material; algunos son imponibles.”

 

 

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