Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


PINOCHET PODRIA VOLVER A CHILE POR “RAZONES HUMANITARIAS”
Con un pie fuera de la cárcel

Gran Bretaña determinó ayer que el ex dictador Augusto Pinochet no está en condiciones de salud para ser extraditado, lo que abre el camino para su regreso a Chile. Sin embargo, habrá siete días de apelaciones, cuya eficacia está debilitada porque no se conocen los resultados de los exámenes médicos.

El ex dictador conducido a uno de sus exámenes médicos.
Abajo, Jack Straw, quien tomó la polémica decisión de ayer.

na03fo01.jpg (14133 bytes)

Página/12 en Gran Bretaña
Por Marcelo Justo Desde Londres

t.gif (862 bytes) Entre gallos y medianoche, un comunicado del Ministerio del Interior británico puso al general Pinochet más lejos de la justicia y más cerca de una impune libertad. Según el comunicado, el panel de cuatro médicos que lo examinó el 5 de enero llegó de forma “inequívoca y unánime” a la conclusión de que el general Pinochet no está en condiciones de salud para “ser sometido a juicio”, razón por la cual “el ministro del Interior está inclinado a adoptar el punto de vista de que no serviría al propósito de nadie continuar con los actuales procedimientos de extradición a España”.
Como buen británico amante del concepto del fair play, pero dado a componendas salomónicas, el ministro Jack Straw dejó una puerta abierta para los que buscan la extradición al añadir que todas las partes interesadas en el caso tienen siete días para enviarle “representations” (argumentos legales) a favor o en contra de la extradición. El laberinto del general no termina aún si, como se calcula, el próximo martes Straw suspende la extradición del general a España por los delitos de tortura y conspiración para torturar. Según confirmó a Página/12 una portavoz del Ministerio del Interior, el caso del senador vitalicio pasará al director de la Fiscalía Pública, que deberá expedirse sobre si Gran Bretaña tiene que juzgarlo o no en sus propios tribunales.
Las “partes interesadas” son España, Chile, los diversos países europeos que presentaron un pedido de extradición de Pinochet, organizaciones humanitarias como Amnesty International, y, según la legislación británica, prácticamente cualquier persona que tenga algo que decir al respecto. La puerta abierta que deja Straw a la extradición tiene sin embargo una especie de cerrojo automático: el ministro no dio a conocer a las partes interesadas los detalles del veredicto médico que dieron los cuatro facultativos (tres clínicos y un neuropsiquiatra) como para determinar si efectivamente hay razones médicas “inequívocas” para suspender la vía judicial. “Por el momento la situación es confusa. Si el general Pinochet no está en condiciones de salud para ser extraditado, no se entiende por qué el ministro del Interior pide que le hagan llegar argumentos legales para definir su situación”, señaló a Página/12 el representante legal de Amnesty International Andy Mc Entee.
La paradójica razón “humanitaria” de las condiciones de salud del anciano violador de derechos humanos fue esgrimida con creciente determinación por el gobierno chileno y por la defensa tras las sucesivas derrotas legales que padeció el ex dictador desde su arresto el 16 de octubre de 1998 (dos veces a manos de la máxima instancia judicial británica, la Cámara de los Lores, que le negó la inmunidad en su condición de ex jefe de Estado y una vez ante el tribunal de primera instancia que dio luz verde a la extradición el pasado 8 de octubre).
El pasado miércoles, el senador vitalicio fue sometido a seis horas de exámenes médicos para determinar su estado de salud. Este fin de semana, el Sunday Times, de aceitados vínculos con el equipo de defensa del general, informó que el informe médico establecía que Pinochet había sufrido un “agudo deterioro de salud”, que no “sobreviviría a un juicio en España”, que padecía una infección viral, diabetes, problemas cardíacos (un by-pass, un marcapasos), una seria infección respiratoria y otras afecciones que lo mantenían postrado en una silla de ruedas. En octubre el juez que entendía en su causa lo excusó de comparecer ante el tribunal de primera instancia tras escuchar el informe del médico de cabecera del general.
El hecho de que el informe médico sea “unánime e inequívoco” respecto a las condiciones de salud del general parecería colocar a Straw contra la espada y la pared. No obstante, el comunicado del ministerio es escueto yel término que utiliza para justificar la suspensión del proceso de extradición (“unfit”) es demasiado amplio. “Buscaremos una clarificación porque los médicos pueden referirse a que él no está en condiciones de comparecer ante los tribunales, algo que no es necesario que haga. Una extradición sólo se suspende si la persona no está en condiciones de entender el proceso judicial porque ha perdido la memoria o el uso de sus facultades racionales”, puntualizó a Página/12 Andy Mc Entee.
A la batalla legal Straw deberá sumar la política. Tanto sus colegas laboristas como sus adversarios conservadores se quejaban anoche de que el ministro no hubiera hecho un anuncio formal ante la Cámara de los Comunes y que toda la información que tenían les llegara por los medios. Los analistas políticos predecían anoche una furiosa rebelión entre los laboristas, algunos de los cuales, a la izquierda del espectro partidario, encabezan la batalla por la extradición de Pinochet. “El derecho británico es bien claro al respecto. Vamos a luchar por que Pinochet sea sometido a la Justicia”, señaló anoche en pie de guerra el diputado laborista Jeremy Corbin.
No cabe duda de que la carrera política de Straw está en juego. Un Pinochet que regresase a Chile en una semanas y diese un discurso triunfal a la salida del avión cavaría definitivamente su fosa política. El famoso caso del empresario Ernest Saunders, que aduciendo razones médicas escapó a la Justicia hace una década, para reaparecer poco después mágicamente curado, pesará sobre su conciencia.

 


 

SOPHIE THONON, ABOGADA DE DERECHOS HUMANOS
“Aquí hubo un manejo político obvio”

Página/12 en Francia
Por Eduardo Febbro Desde París

t.gif (862 bytes) La decisión de facilitarle el billete de regreso a Chile al general Pinochet cayó como una bomba en los medios judiciales franceses que defienden a las familias del los chilenos desaparecidos durante la dictadura pinochetista. Francia es uno de los países de Europa que lanzó en dos ocasiones, 1998 y 1999, dos pedidos sucesivos de extradición contra el molesto general, sin que Londres respondiera oficialmente y sin siquiera comunicarle de manera formal a Pinochet los trámites en curso en París. Azorada, la abogada francesa Sophie Thonon consideró que, a su juicio, “Pinochet no estaba más enfermo hace tres meses que ahora, y no lo va a estar tampoco más dentro de dos meses”.
La abogada admite que no tiene los resultados médicos en la mano, pero piensa “que no hay ninguna situación real en su salud que merezca semejante retorno a Chile. Pinochet está en un estado de salud que me parece corresponder a una persona de más de 80 años”. En este contexto, los abogados ponen de relieve el caso del criminal de guerra francés Maurice Papon, juzgado y condenado en Francia por crímenes contra la humanidad en 1999, a sus 90 años. A este respecto, Thonon sostiene que “Francia condenó a Papon, que tiene 90 años. A pesar de sus problemas cardíacos, que pararon la audiencia en una semana, Papon está en este momento encarcelado. Para mí, ese asunto de la salud de Pinochet fue siempre una cosa que se puso muy adelante como la única manera para mandarlo de vuelta a Chile. Y si se dio prioridad a ese argumento fue porque, desde el punto de vista judicial, no había otra solución para hacerlo regresar a Chile”.
En el aspecto más técnico, Thonon arguye que “el tratado de extradición entre Inglaterra y España no da lugar a ninguna interpretación. Por eso el tema de la salud me parece una cosa totalmente exagerada. No nos tenemos que olvidar que Chile está en plena campaña electoral y esto me hace pensar que acá hay toda una especie de manejo político que se dio. El último resultado de la primera vuelta de las elecciones chilenas fue inesperado... Así que, sin dudas, ahí hay algo de manejo político evidente, incluso si siempre fue una de las posibilidades que se manejó. Pero claro, la diferencia está en que hasta ahora no hubo ninguna comisión seria capaz de decidir o decir algo con respecto a la salud de Pinochet”. La magistrada francesa evoca los recursos posibles de las partes civiles ya que, afirma, “hay que seguir un procedimiento. No se lo puede mandar así como así de vuelta Chile. Creo que los trámites demorarán algunos días. La única posibilidad de impedir que Pinochet escape a la extradición es utilizar la Convención Europea. La decisión de los ingleses no permite a las víctimas obtener justicia. En ese contexto, existe un artículo muy preciso de la Convención Europea que se refiere a la defensa de los derechos humanos. Dicho artículo les da a las víctimas la posibilidad de presentar un recurso de urgencia ante el Tribunal de Estrasburgo para decir que ahí hay un manejo político que impide que las víctimas obtengan justicia. Esto, por ahora, es la única vía jurídica. Yo recurrí dos veces ante el Tribunal de Estrasburgo cuando estábamos esperando la decisión de la Cámara de los Lores”. ¿Qué puede ocurrir si el Tribunal reconoce la validez de los reclamos de las víctimas? Según Thonon, “el recurso permitiría detener el regreso de Pinochet a Chile y daría así tiempo para presentar otro recurso sobre el fondo del tema”.

 

ARIEL DORFMAN, ESCRITOR CHILENO
“Nos metieron un gol, pero ganamos”

Por Florencia Grieco

t.gif (862 bytes) “Pocos días después de que lo detuvieran en Londres hace 15 meses, yo escribí que tendríamos que mirar las cosas desde un punto de vista más amplio. Nunca creí que Pinochet pudiese ser juzgado en España, pero lo fundamental es el antecedente internacional que creó este proceso. Lo fundamental es la humanidad. Este es un enorme triunfo de los desaparecidos”. Así, “naturalmente optimista” como él mismo se define, el escritor chileno Ariel Dorfman analizó con Página/12 el anuncio del Ministerio del Interior británico de que el ex dictador Augusto Pinochet no está en condiciones físicas y mentales para afrontar un juicio en España y que, después de una enmarañada seguidilla judicial de apelaciones y fallos, Pinochet podría volver a su país en breve.
–¿Cómo evalúa esta decisión?
–Yo escribí un mes atrás que sólo se justificaba su regreso a Chile si se estaba muriendo. Creo que no se está muriendo, que está en pleno uso de todas sus facultades para afrontar un juicio y comprender el grado de su culpa o de su inocencia, en caso de que lo fuera, aunque Pinochet nunca se ha valido de ninguna de las posibilidades que tuvo para demostrarlo. Pero hay que mirar el asunto desde una perspectiva más lejana. Hay que entender cuán grande ha sido la victoria para la humanidad en estos meses que pasó detenido. El caso Pinochet ha servido para cerrar el siglo XX con una afirmación definitiva de la jurisdicción universal de la ley para juzgar los crímenes contra la humanidad. Ha quedado claro que, cuando se comete un crimen de esta naturaleza, es la humanidad misma la que tiene derecho a juzgar al responsable en cualquier lugar del mundo en que se encuentre. Este principio refrendado por tribunales españoles e ingleses es un paso fundamental en la defensa de la lucha internacional contra la impunidad. En lugar de estar tristes y cabizbajos, hay que estar felices, hay que pensar hasta dónde hemos llegado. Si a los dictadores no los juzgan sus propios países, siempre habrá otros que lo hagan. Esta es la herencia de la humanidad para el nuevo milenio.
–¿No es una lectura demasiado optimista?
–No. Suponer que todos los partidos se deben ganar 10 a cero es una gran insensatez. Estábamos 10 a cero y nos metieron un gol. Pero ganamos. Fue un milagro de la historia tenerlo donde está. Y aunque logró escapar del juicio en los tribunales no ha logrado escapar del juicio de la humanidad. Pinochet es el escarnio de la humanidad. El y todos los responsables por estos crímenes ya no podrán salir de sus países. Quedaron encerrados en sus propias fronteras. Ya no pueden pasearse por donde quieran. Por eso me alegra enormemente que la Thatcher de ahora en más tenga que visitar a los dictadores en sus propias casas, en sus propios países, y no en Londres. Hay que agradecerle a Pinochet que nos haya dado la oportunidad de poner a prueba esta posibilidad. Es el único servicio que le hizo a la humanidad.
–¿Cree que es posible que, a su vuelta, Pinochet sea juzgado en Chile, como aseguró incansablemente el gobierno del presidente Eduardo Frei?
–Los políticos dicen ciertas cosas, y yo les pido que sean consecuentes con sus palabras. Si el gobierno chileno lo ha dicho, yo le tomo la palabra. Pero lo desafío a que, ahora que puede, lo haga. Puesto que estaría en territorio chileno, ya no hay nada que lo impida. Que Pinochet pueda o no enfrentarse a una corte por sus condiciones físicas y mentales es un tema secundario. Si él está en Chile, no hay texto ni excusa para que el gobierno no cumpla lo que tanto ha defendido en foros internacionales. Si no lo hacemos, apareceríamos como los más grandes hipócritas.
–¿Cómo influye su liberación sobre los chilenos ante las elecciones del domingo?
–Ricardo Lagos va a ganar por un margen considerablemente grande, porque esto es un triunfo del gobierno, que demostró que su tesis sirvióen Gran Bretaña. De todos modos, ocurre un poco tarde para modificar demasiado la opinión de los chilenos. Chile es mayoritariamente antipinochetista, la mayoría de la sociedad quiere sacárselo de encima. Pinochet tendrá un recibimiento de héroe, pero no será apoteótica como lo sería con un triunfo de Lavín. Creo que ésta es una ocasión para que Chile se enfrente a su espejo. Y su espejo está llegando. Ahora necesitamos enfrentar las complicidades de Pinochet, porque mientras existan él seguirá vivo. Es contra eso que los chilenos tenemos que luchar.


 

Bomba en mitad de la campaña

t.gif (862 bytes) “Estábamos reunidos cuando nos enteramos de la noticia. Hay un sentimiento de indignación, de mucha impotencia ante la posibilidad de que Pinochet regrese a Chile y no sea juzgado por esas ‘razones humanitarias’ que argumenta el gobierno.” En estas palabras de su dirigente Patricia Silva se concentra la indignación de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos de Chile. Con el ritmo de gozos y sombras que desde el 16 de octubre de 1998 caracterizaron a los meses de decisiones judiciales y políticas, en Chile los pinochetistas estaban eufóricos. “Su regreso, que tengamos otra vez a mi general con nosotros, tiene que ver con el bien del país”, subrayó el ex vicecomandante del ejército chileno, general (en retiro) Rafael Villarroel. En un comunicado oficial, leído por el canciller Juan Gabriel Valdés, el gobierno chileno elogió “la seriedad con que el gobierno británico ha procedido en este delicado tema”.
El interrogante más inmediato es cómo afectará la noticia a las intenciones de voto en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, que se celebra este domingo en Chile. Uno de los primeros en dar una respuesta categórica fue Gonzalo Townsend Pinochet, sobrino del general chileno y líder de la Agrupación Pinochetista Unitaria. Declaró que el candidato presidencial de la derecha, Joaquín Lavín, perderá el domingo porque traicionó a su tío. “La lectura normal es que Ricardo Lagos (candidato presidencial socialista) va a aumentar su votación, porque el Gobierno se la jugó. Tal como dijo el presidente (Eduardo) Frei, ellos no dejaron de trabajar para traer de vuelta al general Pinochet, y no como la derecha política de este país, que se olvidó de él por intereses electorales; en política es muy importante la lealtad con los principios que uno defiende”, concluyó.
“Dejemos que continúe la Justicia en Chile”, se pronunció el candidato presidencial socialista (y oficialista), Ricardo Lagos. “Lo que ha dicho (Jack) Straw simplemente es que un juicio fuera de su patria es algo muy duro y que no está en condiciones de soportar un juicio en España; un juicio en Chile es otra cosa”, comentó Lagos. “Este no era un problema político, era un problema judicial que ha devenido también en un problema humano”, señaló el candidato de la Concertación, la alianza que gobierna Chile desde el fin de la dictadura en 1990. El candidato de la derecha Lavín, que fue un estrecho colaborador personal del dictador, prefirió guardar silencio “para estudiar”. Según informaron fuentes de su equipo de campaña, Lavín está recopilando datos sobre la decisión adoptada por las autoridades británicas y de la posición que adoptará el Ejecutivo chileno. Con la crisis económica, si en algo coinciden la derecha y el oficialismo es en que no convirtieron al ex dictador en bandera para sus campañas.

 


 

EL PANORAMA DESDE ESPAÑA
Indignados o neutrales

t.gif (862 bytes) Indignación y nuevas estrategias de parte de los abogados querellantes. Ostentosa neutralidad del gobierno de José María Aznar. Esas fueron las actitudes que caracterizaron en España las reacciones ante el anuncio de que el Ministerio del Interior británico tenía la “intención” de liberar al ex dictador Augusto Pinochet.
El Ministerio de Relaciones Exteriores español emitió un escueto comunicado que daba constancia de su “absoluto respeto” hacia cualquier decisión del gobierno británico sobre el caso Pinochet. El comunicado destacaba que de la misma manera que Madrid respetó todas las decisiones judiciales a lo largo del proceso, “es su intención también respetar las decisiones del gobierno británico”. El abogado chileno Joan Garcés, quien representa en España a querellantes contra Pinochet, recordó que Garzón “ya dio en su momento instrucciones para que, de ser necesario, se agoten todos los recursos posibles para lograr que Pinochet sea extraditado a España”. Carlos Slepoy, un abogado argentino radicado en España que impulsa el proceso que encabeza Garzón, consideró que “si Pinochet es considerado incapacitado para enfrentar un juicio ahora, el proceso legal debería suspenderse temporalmente hasta que su estado físico mejore, mientras tanto debe mantenerse bajo arresto”. Pero una fuente del Alto Tribunal español se mostró más pesimista: “Si es un problema de salud, no hay argumentos legales que puedan presentarse”.

 

PRINCIPAL