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Un diagnóstico sobre la calidad de la democracia

La Auditoría Ciudadana, cuya creación fue anunciada ayer, controlará la eficacia de las instituciones públicas, incluyendo el trato respetuoso al ciudadano.

Federico Storani, Guillermo O’Donell y Chacho Alvarez.
“Nuevas formas de oír a la gente y establecer líneas de trabajo.”

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Por Luis Bruschtein

t.gif (862 bytes)  La inestable y contradictoria relación entre las instituciones públicas y los ciudadanos tendrá a partir de ahora una auditoría que, al igual que un asesor matrimonial, tratará de mejorarla para civilizar la convivencia. El anuncio fue lanzado ayer en el Salón Azul del Senado por el vicepresidente Chacho Alvarez y el especialista Guillermo O’Donell ante una concurrencia de primer nivel de legisladores, políticos y académicos.
Alvarez explicó que la idea de este programa de “Auditoría Ciudadana de la Calidad Institucional” surgió porque entre la gente “existe una especie de insatisfacción por su relación con las instituciones, ya sean de carácter político, económico, judicial, administrativo o de seguridad” y que hay reclamos muy claros que deben ser atendidos por algún sector de la administración.
En la mesa que rodea la gran araña que cuelga de la cúpula del Congreso, lo escuchaba un público atento. Lo flanqueaban dos ministros nacionales, el de Justicia, Ricardo Gil Lavedra, en cuyo marco se desarrollará este programa a pesar de ser autónomo, y el de Interior, Federico Storani, cuya cartera también tendrá alguna relación con el nuevo instituto. En la gran mesa cuadrada estaban, además, el ministro de Trabajo, Alberto Flamarique; el vicegobernador bonaerense, Felipe Solá; los senadores Eduardo Menem, Antonio Cafiero y Pedro Del Piero; el ministro de la Corte Enrique Petracci; el vicepresidente de la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires, Aníbal Ibarra, y un buen número de diputados nacionales, entre ellos Gustavo Beliz; el auditor general de la Nación, Mario Fadel; el ombudsman de la Nación, Eduardo Mondino, y el secretario de Modernización del Estado, Marcos Makon.
Pero además de funcionarios y legisladores, la nueva propuesta impulsada por Alvarez, Gil Lavedra y O’Donell convocó la atención de pensadores y académicos como Juan Carlos Portantiero, José Nun, Oscar Landi, Fortunato Mallimaci, Luis Stullman, Marcelo Cavarozzi, Analía del Franco, Horacio Boneo y Georgio Alberti, además de los periodistas José María Pasquini Durán y Joaquín Morales Solá. Había también representantes de ONG como Poder Ciudadano, CELS, Conciencia y FIEL, así como Vilmar Faría, el principal asesor del presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, y delegados de las provincias de Córdoba, Santa Fe y Mendoza.
En algún lugar bautizaron con humor a la convocatoria como una especie de Acrópolis de Atenas, que por cierto difiere de la Acrópolis de Tecnócratas ajenos a la política a la que era tan afecta la administración menemista. De todos modos no deja de sorprender la atención que despertó el tema en el ámbito académico.
“La gente se queja de los políticos, no se siente representada, se queja de la inseguridad y a veces se siente maltratada y la idea es ponerse en el lugar del ciudadano y así tener datos más precisos de esta relación y elaborar estrategias para eliminar este malestar”, explicó Alvarez. Según se indicó, esta Auditoría Ciudadana será dirigida por Franco Castiglione y asesorada por O’Donell.
Gil Lavedra, por su parte, señaló que en esa relación hay una paradoja: “Si uno le pregunta a la gente por la democracia, critica el funcionamiento de los mecanismos de representación o de la administración pública en general, pero al mismo tiempo no quiere volver atrás”.
O’Donell, académico de la Universidad norteamericana de Notre Dame, y quien ha participado en experiencias similares en Brasil y Costa Rica, fue presentado por Alvarez, como el “politólogo argentino con más reconocimiento internacional”. Aclaró que se trata de poner en funcionamiento una “idea inicial” de la que debe salir un perfil más preciso, “se trata de una idea modesta a partir de proponerse nuevas formas de oír a la gente y establecer líneas de trabajo para resolver estas cuestiones”. Explicó que se conformará a partir de un equipo técnico “pequeño y muy capaz”, a cargo de Castiglione, que desarrollará los trabajos y también los contratará a través de ONG y universidades. A su vez se conformará un consejo directivo con representantes de todos los partidos políticos, de la Justicia, las universidades, las empresas, y del periodismo. “Será el garante de la credibilidad”, puntualizó O’Donell. Alvarez había insistido en que esta auditoría debía asumirse como una “política de Estado”, por encima de los partidos. Quizás por el complejo de Acrópolis, tanto O’Donell como el vicepresidente subrayaron que no será una “organización académica, ni una vía para inyectar teorías, sino una verdadera auditoría que medirá la eficacia de las instituciones, desde el cumplimiento de sus funciones hasta el respeto al público”.
“Partimos del respeto a las libertades democráticas básicas como la gran conquista posterior a las dictaduras –indicó O’Donell–, pero ésa será la base a partir de la cual queremos mejorar la calidad de nuestra democracia”.

 


 

Los sueldos de los legisladores
Interior va por la ley

t.gif (862 bytes) ”Necesitamos establecer un convenio entre la Nación y las provincias para ir unificando las normas de retribuciones salariales en la función pública.” Con esta frase, el ministro del Interior, Federico Storani, confirmó la intención del Gobierno de presentar un proyecto de ley para bajar las dietas de los legisladores provinciales. Pero, tal como adelantó ayer Página/12, el titular de la cartera política admitió que la medida debe ser redactada con sumo cuidado para no interferir con las autonomías provinciales, principalmente en aquellos distritos cuyas constituciones le confieren a los legisladores el derecho a fijarse el sueldo.
“Como el nuestro es un Estado federal que respeta las autonomías provinciales y las provincias, a su vez, se rigen por su propia Constitución, nosotros no estamos en condiciones de imponerle una baja salarial en esos niveles”, dijo Storani, justificando las precauciones que se han tomado y también haciendo un llamamiento a los gobernadores para hallar consenso. También su viceministro, Carlos Becerra, se mostró cauto en ese sentido al afirmar que el proyecto se redactará “sin afectar ni agredir a las autonomías provinciales y municipales consagradas en nuestra Constitución, es posible alcanzar un pacto en el buen sentido de la palabra, el consenso entre las provincias, los municipios y la Nación”.
Respecto de las desigualdades, Storani señaló que “curiosamente se da en las provincias que están en situación de mayor emergencia, tienen altísimos niveles salariales, a veces a nivel de concejales municipales, legisladores provinciales, que no es coherente con la situación de crisis que viven”.

 

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