Por Irina Hauser Desde hoy a las
19 José Gallina, un comisario mayor de la Policía de la Provincia de Buenos Aires que
está en actividad, será el responsable de investigar a otros policías de la fuerza.
Estará a cargo de la Auditoría de Asuntos Internos, que depende del Ministerio de
Justicia y Seguridad bonaerense. Esa área fue creada a partir de la reforma impulsada por
León Arslanian con la intención de que la policía no se controlara a sí misma.
Funcionaría como una rama de fiscalización externa, a cargo en teoría de un
civil. Ahora, sin embargo, estará bajo la órbita de un hombre que lleva 25 años de
carrera policial y que fue director de la Asesoría Letrada cuando Pedro Klodczyk
comandaba la Maldita Policía. La novedad ya desató quejas de legisladores,
especialistas en políticas de seguridad y dentro de la propia área de control de
corrupción.
En los últimos años José Gallina fue asesor en temas de seguridad del Instituto
Bonaerense del Deporte que comandó su hermano, el ex referí Mario Gallina. Antes,
durante las gestiones de Norberto Andrés, Klodczyk y Adolfo Vitelli al frente de la
Policía Bonaerense, había dirigido la Asesoría Letrada. Se trata de un lugar
estratégico que presta consejo al personal policial ante problemas en sus actos de
servicio y por el cual pasan todos los expedientes contra policías. Con la intervención
Luis Lugones apareció en la lista de 309 policías exonerados, pero cuando apeló lo
reincorporaron.
Además de policía, Gallina es abogado, uno de los requisitos que exige la ley para
ocupar el cargo de auditor interno. Según comentaron a Página/12 dos allegados suyos,
tiene un estudio de abogados en La Plata y otro en Capital Federal, que comparte con otro
comisario, Emilio Sava. Atienden casos que implican a policías, informaron en
el medio policial. A propuesta de Gallina, Vitelli cambió el sistema de calificaciones,
alterando el orden de mérito para la lista de ascensos y abriendo el camino para la
discrecionalidad y el favoritismo, como publicó este diario en marzo de 1997. Esa
situación generó en aquel entonces una catarata de reclamos.
Una de las cuestiones que irritó a algunos miembros de la propia Auditoría que son
asiduos defensores de la reforma de Arslanian es que este comisario general no será
designado por decreto, con la firma del gobernador Carlos Ruckauf como reza la
Constitución provincial y el visto bueno del ministro de Justicia y Seguridad, Aldo
Rico. En cambio, puntualizaron, asumirá por asignación de funciones, como si
fuera un traslado de comisaría a comisaría. Toman esto como si fuera un
organismo policial, es decir, se destruye la esencia de la auditoría creada con la
reforma, que debía estar a cargo de civiles. ¿Cómo es posible que pongan a una persona
a investigar a los que fueron sus compañeros durante añares?, protestó un alto
funcionario.
En su nuevo puesto, Gallina tendrá la función de identificar e investigar todas
las denuncias de faltas éticas graves o abusos funcionales graves, cometidos por un
miembro de las policías en el desempeño de su función y formular la acusación ante el
Tribunal de Etica. Por sus manos pasarán todas las causas más graves que afecten a
policías y que vayan a juicio oral. La ley 12.155 establece que todo el personal
policial se encuentra sometido al control de la Auditoría de Asuntos Internos y tiene la
obligación de evacuar sus informes y brindarles la máxima colaboración. A su vez,
el auditor depende de Rico, con quien ya estuvo reunido ayer a la tarde.
La designación de un policía en estas condiciones es coherente con la política de
reconstruir la vieja bonaerense, dijo, preocupado, el especialista en temas de
seguridad Alberto Binder. Es impensable que quienes estuvieron en altos puestos en
la policía en los últimos años no tengan compromiso con la estructura ineficiente y
corrupta de antes. Si hay algo que caracterizó al sistema anterior fue una degradación
delcontrol interno, que estaba más utilizado para la extorsión de las propias
fuerzas, agregó.
El presidente de la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, el frepasista
Alejandro Mosquera, sostuvo: No es nada bueno que se nombre a un tipo en actividad
de la propia fuerza. Y, en el caso de Gallina, el hecho de que haya acompañado la
gestión de Klodczyc demuestra que el proyecto del actual ministerio es recrear el pacto
de impunidad de la Bonaerense, donde nunca hubo una idea de mejorar. Gallina
prefirió no hablar ayer con Página/12, informaron en el ministerio. Pero aseguraron que
ante quienes lo asocian con la Maldita Policía él contesta. Yo primero soy
policía y estoy orgulloso.
CENA DE RADICALES Y FREPASISTAS
La campaña de Aníbal
Por Santiago Rodríguez
Hasta
hace un tiempo no todos en la Alianza estaban convencidos con la candidatura de Aníbal
Ibarra en la Ciudad de Buenos Aires, pero la necesidad de ganar las elecciones y
asegurarle así un buen pasar a la gestión de Fernando de la Rúa en la Nación llevó a
que todos cerraran filas detrás del frepasista. Tanto es así, que el actual titular del
Gobierno porteño, Enrique Olivera, los jefes de cada una de las líneas internas del
radicalismo del distrito y los principales dirigentes del Frepaso se juntaron a cenar y no
sólo ratificaron su apoyo a Ibarra, sino también analizaron la forma de apuntalarlo en
su carrera.
La cumbre se desarrolló antenoche en Estilo Campo. Uno de los reservados de ese
restaurante de Puerto Madero brindó la tranquilidad y la discreción necesarias para una
reunión de esas características. Además de Ibarra y Olivera, se sentaron a la mesa las
figuras más importantes de la Alianza porteña. Del Frepaso estuvieron Darío Alessandro,
Abel Fatala, Raúl Fernández, Marcelo Vensentini y los socialistas Norberto Laporta,
Raúl Puy y Daniel Martini; del radicalismo, Enrique Nosiglia, Jesús Rodríguez, la
alfonsinista Graciela González Gass, el terragnista Cristian Caram y los delarruistas
José María García Arecha, Pedro Calvo y Fernando Caeiro, además de varios funcionarios
del Gobierno porteño.
El único peso pesado que faltó fue el también delarruista Rafael Pascual. Está
enojado con Olivera, explicaron varios comensales a Página/12. En el entorno del
jefe de Gobierno aseguran que no existe pelea alguna, aunque Calvo allegado a
Pascual se despachó ante el resto de la mesa con que espero que en el
próximo gobierno el partido tenga participación.
Ese fue el único momento ríspido de una noche en la que abundaron el asado bien surtido
hubo, incluso, lechón y chivito y el buen vino. Olivera empezó con un
balance de su primer mes gestión. Lo siguió Ibarra, quien opinó que con un
esfuerzo más es posible ganar en primera vuelta. Después habló cada uno de los
presentes y el saldo de la cena fue que:
Se debe
sancionar la ley electoral y de lo contrario debe quedar claro que la trabó la
oposición. Hubo coincidencia incluso de Nosiglia, cuyos diputados tienen otra
posición en que por más que dificulte el reparto interno, no eliminar las listas
sábanas sería perjudicial para la Alianza.
Es necesario
arrancar con la campaña ya y mantener el contacto personalizado con los porteños que
aconseja De la Rúa. Cayó bien que Ibarra decidiera hacer proselitismo en la costa el
próximo fin de semana.
Los ejes
básicos de campaña deben ser la seguridad, la continuidad de la obra pública y la
recuperación de los espacios verdes y se debe explotar la comparación entre el
equilibrio presupuestario de la Ciudad y el descalabro que dejó el menemismo en la
Nación.
OPINION
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