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Por David Cufré El punto más conflictivo de la negociación del nuevo acuerdo con el FMI, que arranca hoy en sus aspectos definitivos, será cómo forzar a las provincias a reducir su déficit fiscal. José Luis Machinea adelantó ayercuál será la estrategia del Gobierno. Dijo que la Nación actuará de intermediario ante la banca privada para que los distritos del interior accedan a créditos blandos para cubrir sus vencimientos de deuda. Pero esa ayuda tendrá una contrapartida. Los gobernadores deberán acordar con el gobierno central un estricto programa de reducción del gasto público y de ordenamiento de sus finanzas. Los créditos que gestionará la Nación serán por un monto de entre 1000 y 1200 millones de pesos.Hasta el momento, el secretario de Programación Macroeconómica y Regional, Miguel Bein, selló pactos de esas características con Río Negro, Catamarca, Tucumán y Formosa, y la semana que viene hará lo propio con Jujuy. Otra provincia que seguramente se sumará a ese listado es Tierra del Fuego. Todas ellas afrontan situaciones de extrema urgencia financiera. Y ven cada vez más complicada su chance de acceder a fondos frescos del sistema bancario. El gobierno central ayudará a las provincias a que las entidades que operan en el país abran el grifo para concederles nuevos préstamos.Pero esa gestión tendrá un condicionamiento. Las provincias deberán tomar medidas fiscales contundentes para reordenar sus cuentas públicas, comentó Bein a Página/12. Conceptualmente, la estrategia es la misma que utiliza el FMI en su negociación con el Gobierno. El organismo avala el programa económico y está dispuesto a otorgar un crédito contingente por 5 mil millones de dólares. Pero al mismo tiempo establece estrictas metas fiscales y de carácter cualitativo como las reformas laboral y previsional, y la conversión del Banco Nación en sociedad anónima que el Gobierno debe cumplir para hacerse merecedor de esos fondos.Otro punto incorporado a la negociación es, justamente, el déficit de las provincias. El FMI entiende que el esfuerzo que haga la Nación para equilibrar sus cuentas es insuficiente, si a la vez no es acompañado por igual comportamiento por parte de los distritos del interior. Es un tema preocupante, dijo ayer Machinea, porque afecta a las provincias para obtener financiamiento. Nuestras estimaciones son que en 1999 el déficit provincial alcanzó a 3700 millones de pesos, de los cuales 1700 millones corresponden a Buenos Aires, advirtió.El FMI quiere que en el nuevo acuerdo se incluya una meta de déficit fiscal consolidado entre la Nación y las provincias, de modo tal de transferir al gobierno central la responsabilidad de controlar la actuación de los gobernadores. Bein anticipó a este diario que cumplir ese pedido es imposible, porque desde el punto de vista institucional, en un régimen federal, las provincias tienen autonomía para decidir su Presupuesto y sus cuentas.Por lo tanto, la manera que pensó Machinea para forzar a las provincias a realizar el ajuste es mediante la colaboración de la Nación a pagar sus deudas. En rigor, será el Fondo Fiduciario de Desarrollo Provincial el que intermediará ante la banca privada. Ese organismo es presidido por Bein. El funcionario explicó a este diario que el Fondo utilizará sus activos, unos 1400 millones de pesos, para ofrecerlos como garantía a los bancos de los préstamos que concedan a las provincias. Estos créditos serán utilizados para que Río Negro, Catamarca, Tucumán y Formosa y más adelante muy posiblemente Jujuy y Tierra del Fuego salden sus vencimientos de capital de deudas contraídas con la propia banca local y con tenedores de títulos públicos. Los 1200 millones también alcanzarán para cubrir una mínima parte de los intereses de esas deudas. Los préstamos serán a 10 años y los fondos serán girados a las provincias trimestralmente.
Frenan por 180 días los juicios contra el Estado Primero fue el ajuste del gasto público. Después el aumento de impuestos. Y ahora le llegó el turno a la revisión de las deudas. El Gobierno anticipó que enviará al Congreso un proyecto de ley para suspender durante 180 días los juicios de deudas contraídas por el Estado. En la misma iniciativa, considerada un capítulo esencial del paquete de leyes de la Emergencia Fiscal, se establece que los juicios con sentencia firme que obligan al Estado a saldar diferentes pasivos sean pagados con títulos públicos. El caso paradigmático es la reactualización de haberes de militares retirados. La Corte Suprema de Justicia dictaminó que tienen derecho a cobrar la deuda por la mala liquidación de sus retiros, que asciende a unos 3 mil millones de pesos. El Gobierno pretende pagarla, al igual que otras con fallos definitivos de la Justicia, con una nueva emisión de Bocon, a 16 años de plazo.Es una típica situación de emergencia, de transición. No se trata de poner toda la deuda del Estado en un contexto de negociación sino poner aquellas que no están documentadas o de las cuales se desconoce el origen y que han sido heredadas del gobierno anterior, explicó el secretario de Hacienda, Mario Vicens. La ley fija un plazo de tres meses para que el Gobierno analice las características de esos pasivos, que en la actualidad son motivo de disputas judiciales entre los acreedores y el Estado. Entre ellas, Vicens mencionó los 1400 millones que reclaman proveedores y prestatarios del PAMI.La intención de la ley es establecer un marco de negociación con los litigantes contra el Estado, buscando llegar a acuerdos extrajudiciales que reduzcan el monto de los pasivos. Y, a la vez, poner bajo observación otras deudas que el Gobierno sospecha que son ilegítimas. Lo que trata la iniciativa es instalar un espacio legal que permita analizar, distinguir y negociar un conjunto de deudas que quedaron del gobierno anterior. Si no fijamos ese marco legal, probablemente se terminaría en una negociación perniciosa para las finanzas del Estado, puntualizó Vicens.El otro eje de la iniciativa es cancelar las deudas con sentencia firme mediante títulos públicos a 16 años de plazo. Esto le permitiría al Gobierno lograr un desahogo financiero en medio de la emergencia fiscal. Justamente ése es el argumento que se utilizará para conseguir la aprobación del Congreso, en una repetición de una medida similar impulsada por Domingo Cavallo en 1991.Vicens señaló que todavía no tenemos una estimación cierta de cuál es el monto de la deuda en firme, pero anticipó que los pasivos con los militares retirados serán incluidos en la liquidación con bonos. En cambio, diferenció la situación de los jubilados que ganaron juicios al Estado por el mal cálculo de sus haberes. En este caso, sostuvo, se seguirán liquidando las sentencias en efectivo.
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