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Por Eduardo Videla El Ministerio de Salud reforzará a partir de marzo la vacunación contra la gripe en todo el país, dado que es posible que se produzca en el hemisferio sur una epidemia similar a la que se registra en Europa y los Estados Unidos, según dijo a Página/12 el titular de esa cartera, Héctor Lombardo. Debido a la virulencia con que la enfermedad atacó a algunos países, como Gran Bretaña e Italia donde se registra un mayor índice de mortalidad, los especialistas recomiendan vacunarse antes de viajar a las zonas afectadas. Pero en la Argentina, en la actualidad, no hay vacunas que prevengan el contagio de la cepa que hace estragos en Europa. La campaña de vacunación que se lanzará en el país comprenderá a los mayores de 60 años y a los niños en situación de riesgo, como los que padecen enfermedades cardiorrespiratorias crónicas, HIV o han sido transplantados. La campaña se viene realizando desde hace cinco años, y ya fueron vacunadas en el país unas 5 millones de personas, informó a este diario Roberto Debbag, jefe de Infectología del Hospital Garrahan y miembro de la Fundación Centro de Estudios Infectológicos (Funcei). Pero nunca hubo información suficiente a las familias para que se vacune la población de riesgo, agregó.Por eso, este año la campaña será más intensiva, aclara Lombardo. Hasta ahora, la vacunación gratuita de los mayores estuvo a cargo del PAMI, mientras que los menores fueron inmunizados en algunos hospitales. La vacunación se extenderá a todo el país y a la gente sin cobertura, agregó el ministro.La gripe es una enfermedad viral cuyas cepas mutan año tras año, y se trasladan de un hemisferio a otro. En virtud de esas modificaciones, los expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan, cada seis meses, cuál debe ser la composición de la vacuna que se aplique con vistas al invierno boreal y al austral. En setiembre último, la OMS sugirió a los laboratorios que la vacuna para el invierno del 2000 en el hemisferio sur debía contener tres componentes: las cepas A/Moscú/99, A/Nueva Caledonia/99 y B/Beijing/93. (Los códigos corresponden al tipo de virus, y el lugar y el año en el que fue aislado.)La recomendación se hace con tiempo suficiente para permitir a los laboratorios elaborar la vacuna antes de que comience la temporada crítica en el otro hemisferio. Sin embargo, en setiembre aún no se tenían los datos de los efectos de la influenza en los países del norte. Recién en las dos últimas semanas del 99 se supo en los Estados Unidos que había un aumento de incidencia y de complicaciones por efecto de la gripe, con preeminencia de la cepa Sydney, explicó el doctor Debagg. Esa cepa (la A/Sydney/97) había estado en las previsiones que la OMS formuló en febrero pasado para el invierno boreal, junto a la A/Beijing/95 y la B/Beijing/93.Según lo demuestran las estadísticas, la calidad del brote en un hemisferio repercute en el otro en la estación siguiente. El contagio se da especialmente por la migración de personas que portan el virus de un continente a otro. De esa manera, se prevé que el Sydney puede llegar este invierno al hemisferio sur. La decisión de incluir esa cepa en la vacuna que debe llegar en febrero o marzo a la Argentina está en manos de los laboratorios.Pese a la decisión de reforzar la campaña, las autoridades sanitarias están preocupadas por las características del brote europeo. Si hay una mutación del virus, se corre el riesgo de que la vacuna no sea tan efectiva como se espera, admitió Lombardo. Por lo pronto, el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos recomienda a los viajeros vacunarse contra la gripe, y a las personas en situación de riesgo (cardíacos o inmunodeprimidos) tomar preventivamente drogas antivirales. La recomendación no podrá ser cumplida por ahora por los argentinos. No se dispone en este momento de vacuna contra la cepa del hemisferio norte ni tampoco de drogas antivirales, afirmó Debbag. La gripe ataca con mayor virulencia con cierta periodicidad. Según las predicciones de la OMS, esa mayor incidencia estaba prevista para 1999, pero llegó un año más tarde. En la Argentina, las estadísticas indican que en los últimos años se produjo un incremento de casos: de una tasa de 167,1 casos cada 100 mil habitantes en 1996, se pasó a 217,7 en 1997 (un aumento del 30 por ciento en un año) y a 211,2 en 1998, según consta en el Boletín Epidemiológico Nacional.En el Ministerio de Salud, sin embargo, no hay estadísticas de muertes por gripe. Las defunciones no se producen por la gripe sino por complicaciones respiratorias, como la neumonía. Y todas las muertes por neumonía no se pueden atribuir a la gripe, explicaron fuentes de la cartera sanitaria.
EN GRAN BRETAÑA TEMEN HASTA 20.000 MUERTES El Paísde Madrid Los asesores médicos del gobierno británico temen que hasta 20.000 personas mueran a consecuencia de la gripe que arrasa el país estos días. La falta de camas y enfermeras en los hospitales públicos, así como el hecho de que muchas personas no se hayan dado aún la vacuna, ha llenado los hospitales estatales de pacientes que esperan hasta 50 horas en urgencias para ser acomodados. La última epidemia de gripe en el Reino Unido, hace una década, se cobró 26.000 vidas. El ministro de Salud Alan Milburn negó que se esté dramatizando la situación: Tenemos una manifestación de gripe muy, muy seria, dijo. A pesar de que los centros médicos públicos británicos llevaban ya varias semanas tratando de contener la avalancha de afectados por la gripe, en especial personas mayores con problemas respiratorios asociados, la muerte de uno de ellos, Harold Smith, ha extremado las cosas. Mecánico retirado de 74 años y recién operado del corazón, la falta de espacio en las unidades de cuidados intensivos nacionales y un posible error humano viajó 300 kilómetros en ambulancia nada más salir del quirófano tuvo consecuencias fatales para él. Según los especialistas que lo atendieron, pudo haberse evitado si los hospitales estatales británicos se prepararan con antelación para afrontar las crisis invernales provocadas por enfermedades recurrentes como la gripe. Ajenos de momento a la polémica, los estudiosos del virus apuntan que la cifra de casi 200 ciudadanos infectados por cada 100.000, dada como oficial, es en realidad muy superior. El recuento se hace evaluando las visitas efectuadas por los médicos de cabecera, pero muchos enfermos han hecho caso de las peticiones oficiales de no molestarlos mientras no sea estrictamente necesario. Para evitar el colapso de los ambulatorios, el gobierno británico ha pedido durante semanas a los ciudadanos que se metan en la cama y tomen líquidos y compuestos antitérmicos si sufren un proceso gripal. La solicitud ha surtido efecto, porque muchos han recurrido al servicio telefónico de información gestionado por la propia sanidad pública. Con 209.000 llamadas recibidas por su personal, sobre todo enfermeras, en las últimas dos semanas, el gobierno admite ya que el país sufre los rigores de una epidemia de gripe. Otros pacientes, en especial jubilados o con dolencias del aparato respiratorio, se han quedado en casa pensando que tenían un fuerte catarro, cuando en realidad la gripe que los aquejaba se había convertido ya en una neumonía. Para los que ni siquiera se han vacunado este año, la situación puede ser irreversible. El gobierno laborista, que ha admitido la magnitud del problema, ha preferido calmar sobre todo los ánimos de médicos y pacientes. La afluencia de enfermos es notoria, pero los hospitales lo llevan este año mejor que nunca, dijo Milburn, titular de Sanidad, que ha sido duramente criticado por la oposición conservadora.
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