|
Por Alfredo Grieco y Bavio Dante puso en el infierno a Celestino V, el único papa que abdicó. El precedente es literario, pero sin duda pesa sobre Juan Pablo II. Es el primer papa polaco, pero no quiere ser el primero que abandone en vida el trono de San Pedro. Muchos sí quieren que también sea pionero en esto. Y, como con la Reforma protestante que dividió a la cristiandad occidental en el siglo XVI, las voces más audibles vienen de Alemania. Ayer se sumó a la polémica uno de los más reconocidos teólogos del siglo XX, el suizo alemán Hans Küng. Pero si se pronunció en contra de la renuncia papal, fue por motivos políticos. Teme que el pontífice saliente manipule e influya en la elección de su sucesor. Y en el caso de que Karol Wojtila dimita, podríamos tener otro Papa vinculado al Opus Dei, dijo Küng.Juan Pablo II pudo inaugurar el Jubileo y abrir el año santo 2000, esa celebración que llega sólo cada cuarto de siglo. A pesar de tantas décadas en el sacerdocio y el papado, era la primera vez que le tocaba presidir esa ceremonia. Sabía que en esta solemnidad, única en su vida, todas las miradas iban a estar dirigidas a su desempeño, disminuido por el mal de Parkinson y otras afecciones. Y casi inmediatamente después llegaron los pedidos que clamaron por su jubilación. Vinieron de Karl Lehman, obispo de Maguncia y presidente de la Conferencia Episcopal de su país. El alemán, que proviene de la nación que más aporta a las arcas de la Iglesia, se desdijo, maldijo a los malditos periodistas que siembran cizaña. Pero ya había tirado la piedra. Y no se desdijo tanto. Reconoció haber planteado, de manera voluntariamente hipotética, la cuestión de la dimisión papal. Ayer, Küng alabó a Lehmann. El teólogo opinó que el obispo tuvo el coraje de tratar un tema que hasta ahora era tabú.Lehman es considerado un liberal. Ya protagonizó una polémica con el Papa. El tema era el aborto. En Alemania, es legal la interrupción del embarazo hasta las doce primeras semanas. Pero para ello las mujeres deben concurrir antes a un centro de consulta. Muchos de éstos eran católicos, porque la Iglesia esperaba disuadir con un lavado de cerebro ad hoc a quienes querían abortar. La Santa Sede se opuso a que estas buscas obligatorias de consejo acabaran por convertirse en el trámite que en definitiva llevaba al aborto. Lehman tuvo que doblegarse al Vaticano. El suyo es un nombre sistemáticamente omitido cada vez que el Papa designa nuevos cardenales. Estos son los príncipes de la Iglesia Católica Apostólica Romana. Que, reunidos en cónclave secreto, eligen al nuevo sucesor de San Pedro a la muerte de cada papa, como hicieron por última vez en 1978 cuando murió, tan misteriosamente, Juan Pablo I. En esa elección son asistidos, según la teología católica, por el Espíritu Santo. El teólogo Hans Küng se mostró ayer más profano, y menos renuente a reconocer la intervención humana en la decisión divina. Según su opinión, Wojtila puede manipular la designación de su sucesor. Más aún, el teólogo se refirió a un antecedente eslavo reciente, la renuncia del presidente ruso Boris Yeltsin, quien eligió a un heredero a su conveniencia. Los alemanes, que piden la dimisión del papa por enfermedades que lo debilitarían, al mismo tiempo le reconocen una energía capaz de doblegarlos, o de torcer la voluntad del Espíritu Santo. En 1979, luego de una espectacular disputa, Juan Pablo II le retiró a Küng el permiso de enseñanza de la Iglesia. Desde entonces, Küng siguió manifestándose a favor de un levantamiento del celibato sacerdotal y la apertura del sacerdocio a las mujeres.Ya no es un secreto que la lucha por el poder y la sucesión papal comenzó hace tiempo. De manera cada vez menos cautelosa, obispos y cardenales presentan a sus favoritos. No es casual que Lehmann haya retomado recientemente la idea de convocar un concilio, que había sido propuesta por el influyente cardenal milanés Carlo Maria Martini, a quien se lo considera papable. Muchos mencionan que una opción muy favorecida sería la de un papa latinoamericano. Lo hacen en riguroso off, porqueconocen la regla de prudencia vaticana que dice que en el cónclave el que entra papa sale cardenal.
AVANCE EN LAS ENCUESTAS Y EN LA GUERRA Lo que cuenta es la intención de derrotar a los guerrilleros chechenos, parece pensar el electorado ruso, que a pesar de los continuos fracasos del ejército federal en la república separatista sigue respaldando las ambiciones presidenciales de Vladimir Putin. Según una encuesta del Centro de Estudios de Opinión Pública, el actual presidente y feroz impulsor de la ofensiva militar en Chechenia ya alcanzó el 56 por ciento de la intención de voto para las elecciones presidenciales del próximo 26 de marzo, donde podría confirmar en las urnas el poder que ya tiene en los hechos. Por lo pronto, Putin ya adelantó lo que pretende hacer durante los casi tres meses que faltan para ese día: Rectificar los errores y avanzar. Como si fuera necesario que no queden dudas sobre su decidida voluntad de imponerse a los combatientes chechenos, Putin se reunió ayer en una suerte de Consejo de Guerra con los principales responsables de la ofensiva en Chechenia. La intención: Analizar las medidas concretas que deben ser adoptadas para que la situación se estabilice, sobre todo en Argún y Shali, y para evitar que esos incidentes no se produzcan de nuevo en el futuro, explicó el ministro ruso de Defensa, Igor Sergueiev. Los errores que no deben repetirse, según advirtió el comandante en jefe de las fuerzas rusas en Chechenia, el general Viktor Kazantsev, son las bajas entre las filas las cifras reconocidas en los últimos tres días son de 26 soldados muertos y la pérdida de ciudades que habían sido tomadas por los efectivos rusos, como Argún y Shali y que ayer fueron abandonadas por los combatientes chechenos para no tener ningún frente de guerra e impedir que el enemigo despliegue sus fuerzas y concentre el fuego de artillería, según anunció el mando checheno. Es nuestro buen corazón lo que permitió a los independentistas contraatacar este fin de semana. Ahora tenemos que corregir estos errores, adelantó el general ruso Kazantsev. Y puso en claro cuáles serán los métodos para lograr imponerse. Desde ahora consideraremos refugiados solo a niños en la edad de hasta 10 años, ancianos por encima de los 60 y las mujeres. Conclusión: los varones entre 11 y 59 años serán enviados a campos de concentración. No habrá misericordia, reconoció.
|