Por Patricia Chaina Hacer radio
por televisión es un recurso de la pobreza, sostiene Horacio Embón sin desestimar
el método. El periodista se ampara en el valor de los contenidos sobre la forma, y desde
allí analiza El colador, ciclo que conduce junto a Alejandro Horowicz en
Radio El mundo, de 9 a 12, y cuya primera hora es televisada por Aleph Network, que lo
emite a las 20. El colador esgrime una particular puesta en escena en su
primera hora con La tertulia, una sección que aborda temas generales a partir
de una mesa redonda, donde una vez por semana se analizan hechos históricos de la
Argentina, que van desde los fusilamientos de Trelew a la epopeya de San Martín. En la
entrevista con Página/12, el dúo cuenta cómo delineó el ciclo que arrancó hace
un año, casi por casualidad, según indican, y que hoy tiene propuestas para ir a
la TV de aire. En la radio, El colador dura tres horas. Eso significa
actualidad, un programa con locutora, columnistas, móviles y una producción en la que
estamos involucrados, dice Embón. Arrancamos desde el diario para avanzar en
la búsqueda de información. Hacemos una quinta edición. Es inevitable, porque empezamos
con eso a las diez de la mañana, cuando ya todos leyeron los diarios. El modo en
que se complementan los disímiles perfiles de los conductores -Horowicz es un profesor
universitario, autor de varios libros de ensayos-forma parte de la audacia de la
propuesta. ¿Por qué trabajan juntos? Embón: Es una casualidad del destino. Yo
arranco en la radio de 5 a 7 y conduzco con producción de Eliseo Alvarez. Y Alejandro
llegó para acompañar a Quique Pessoa en las mañanas. Horowicz: Había que sostener
La tertulia intelectualmente, y coordinar el debate más allá de conducir el
programa. Aparecí yo y coincidentemente Quique se desvinculó de la emisora. Yo nunca
había hecho radio. Soy profesor universitario, tengo hábitos de exponer en público,
pero otra cosa es hablarle al fierrito e imaginar al oyente. Pero como no encontré
mayores razones para salir corriendo me quedé. Entonces llegó la propuesta de la
gerencia para que formáramos con Horacio esta extraña pareja. ¿A qué apunta esta
pareja que a primera vista funciona como una dupla de opuestos complementarios? H. E.:
Coconducir significa complementarse. Y tiene que haber un dominio razonable sobre el
propio narcisismo. Porque este negocio es de una egomanía total. Pero el espejo es
grande, no es un espejo de baño con aro de plástico, ni una cabina de fotos del
subterráneo. A. H.: Encontramos el complemento en las formas de cada uno. Cuando Embón
teatraliza noticias, lee una tragedia con tonos dramáticos y actúa una información, se
hace más atractivo el discurso. Lo mío viene por el lado de aportar datos que
contextualicen ese discurso. H. E.: En los debates, el ritmo es diferente. Ahí yo
pregunto y cuando lo hago miro y tiro. Como esto es radio y tengo pocas balas, la que tiro
es para matar. Embón, ¿cómo resuelve la situación del oyente
imaginario? H. E.: Yo imagino a un oyente, no a una multitud. Porque en la cancha de
River entran cuarenta o cincuenta mil personas, y un punto de rating son cien mil
personas. Si le hablo a la cámara y sé que tengo un punto de rating, empiezo una arenga
grandilocuente imaginando que le hablo al estadio lleno. Pero si no tomo esa dimensión
sino la de estar con un tipo en un café, personalizo el discurso. Y me sale diferente si
pienso en una mujer o un hombre, obviamente.
La edición yel discurso El futuro televisivo de El colador es ambiguo, ya que acaba de
recibir una propuesta para ir a la TV de aire. Embón y Horowicz reconocen las cualidades
del ciclo y también sus limitaciones. Y hacen de la falta una virtud, al afirmar que no
quisieran editar la grabación de los debates para adaptarlos a la televisión. Acá
no se edita, porque editar muchas veces uniforma el discurso, comenta Horowicz. Y
Embón agrega: Dijimos el contenido lo tenemos, hay que traer luces, dos
cámaras, una va al hombro y da la vuelta a la mesa mostrando la cara del que habla y del
que escucha. Horowicz completa: Cada tema tiene su hoja de ruta con una
investigación previa, porque si no uno hace tres preguntas y no sabe qué hacer con el
resto del tiempo. Nos importa saber de qué estamos hablando. |
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